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AUDIENCIA PúBLICA TEMáTICA
Violencia Política y Comités de Autodefensa

Viernes 16 de mayo de 2003
Sede Institucional de la CVR - Magdalena
   

Clausura de Audiencia Pública de Balance “Violencia Política y Comités
de Autodefensa”. Comisionado Carlos Iván Degregori:

Señores dirigentes de los Comités de Autodefensa aquí presentes, señores y señoras:
A lo largo de esta mañana hemos escuchado testimonios sinceros, a veces terribles, que nos han mostrado la complejidad del conflicto armado interno que vivió el Perú, y dentro de esa complejidad, los comités de autodefensa ocupan un lugar especialmente liminar.

Como lo ha expresado la comisionada Sofía Macher, en ningún otro actor de la guerra la línea divisoria entre perpetrador y víctima, entre héroe y villano, es tan delgada y tan porosa como en los comités de autodefensa.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación agradece sinceramente a los dirigentes ronderos que han compartido con nosotros sus puntos de vista, que han reconocido errores, que han revivido momentos dolorosos pero también heroicos y que han dejado sentados sus reclamos.

Considero que a partir de esta reunión la Comisión de la Verdad y Reconciliación puede sacar algunas conclusiones:

La primera es que la Comisión de la Verdad y Reconciliación se reafirma en que el fin no justifica los medios. Aun cuando el fin haya sido la autodefensa y la pacificación, los peruanos y peruanas, civiles y militares, debemos aprender que no es posible condonar los denominados “excesos”. Sabemos que es sumamente difícil, que en una situación de guerra “no se puede esperar al enemigo con ramos de flores”, como dijo el señor Germán Anaya. Sin embargo, el desafío de todos los peruanos es justamente aprender de los errores del pasado y poder enfrentar cualquier desafío que se presente en el futuro, respetando las leyes de la guerra, los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

Pero si bien la Comisión de la Verdad y Reconciliación no sustentará un pedido de amnistía generalizado, reconoce lo siguiente:

Primero: Que el conflicto armado interno en el Perú fue iniciado por el Partido Comunista Peruano Sendero Luminoso, no en medio una dictadura donde no era posible la expresión política de ciudadanos y ciudadanas, sino en un país en el que a pesar de sus graves problemas estructurales se acababa de dar una Constitución, la de 1979, avanzada e incluyente, que otorgaba por primera vez el voto a los mayores de 18 años y a los pueblos indígenas, excluidos hasta entonces mayoritariamente por no dominar la lectura y la escritura del castellano; en un país que iba a las urnas por primera vez en 17 años.

Segundo: Que como dijo el señor alcalde y dirigente rondero Elmer Orihuela: “esta tarea, la de la autodefensa, era tarea del Estado, y ante la ausencia del Estado, nosotros hemos tomado decisiones”.
É se es el contexto en que surgen y en que hay que evaluar a los comités de Autodefensa. El contexto de incapacidad del Estado para proteger la vida y los derechos más elementales de sus ciudadanos, especialmente los más pobres. El contexto, además, de desconfianza, en sus propios connacionales que llevó a la muerte a miles de inocentes o a episodios bárbaros como aquel en que los ronderos debieron llevar las cabezas de senderistas para ganarse la confianza del ejército. Contexto además de indiferencia de amplios sectores urbanos del país frente a la suerte de sus connacionales rurales.

En este contexto los ronderos cumplieron tareas de autodefensa; lograron en muchas casos el arrepentimiento de miembros de base de SL que se incorporaron a las rondas; y contribuyeron en general y de modo significativo a la derrota estratégica de la subversión.

Tercero: Por ello, la Comisión de la Verdad y Reconciliación recoge la demanda reiterada por varios de los testimoniantes de que el Perú tiene una deuda con los Comités de Autodefensa y presentará propuestas a partir de lo aquí conversado, que esperamos sean atendidas.

Cuarto: Esperamos que sean atendidas porque la Comisión de la Verdad y Reconciliación considera que sólo habrá reconciliación si es que se conoce la verdad y se hace justicia y se reparan los daños sufridos, especialmente por los peruanos más pobres. Sólo así podremos construir un Perú democrático, equitativo, tolerante, con una cultura de paz, donde todos y todas nos reconozcamos libres e iguales ante la ley y al mismo tiempo con derecho a que se respeten nuestras diferencias políticas, sociales y culturales.

Señores y señoras, reiterándoles nuestro agradecimiento por su presencia, declaro clausurada la décimo quinta Audiencia de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, celebrada en Lima el 16 de mayo de 2003.