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AUDIENCIA PÚBLICA TEMÁTICA SOBRE LEGISLACIÓN
ANTITERRORISTA Y VIOLACIÓN AL DEBIDO PROCESO

Jueves 04 de julio de 2002
   

ponencia de Carmen Wurst

Agradezco en nombre del Centro de Atención Psicosocial de la CNDDHH, la invitación al Panel sobre Presos Inocentes, en el marco de la Audiencia Temática organizada por la CVR, en esta ocasión especial en que la alta comisionada para los ddhh Sra. Mary Robinson, esta en esta mesa, es muy difícil expresar, lo que representa para muchos de nosotros que soñamos con un país justo y pacífico, este momento histórico que estamos viviendo, donde vislumbramos que nuestro sueños cada vez resultan más cercanos. Mi presentación no es a título personal, represento al equipo de psicoterapeutas quienes hace 9 años venimos atendiendo a miles de personas que han sufrido a causa de graves violaciones a los derechos humanos,

A proposito de la justicia infinita...

El tema de mi presentación plantea la problemática de mujeres detenidas acusadas de terrorismo, en esta ocasión traigo la palabra de dos de mis colegas las doctoras Jeny Fernández y Pilar Raffo con quienes hemos compartido espacios de reflexión acerca de la atención psicoterapéutica a las internas de pabellón A del Penal de Mujeres de Máxima Seguridad Santa Mónica.
La posibilidad de Iniciar un trabajo en el penal fue gracias a una serie de factores entre ellos el político, que facilitaron nuestra entrada, tomó varios meses conseguir los permisos, habiéndose ya creado una expectativa ante nuestra llegada a este recinto, inicialmente la propuesta fue trabajar con las presas inocentes acusadas de terrorismo lo cual las hace personas totalmente desacreditadas frente a la comunidad.
Estas presas inocentes estaban esperando el Indulto. Se encontraban deprimidas y sin esperanza porque la justicia no las escuchaba y se sentían impotentes de no alcanzar la libertad . A esto se sumaba el trato deshumanizante que se les había dado, incluyendo la tortura.
Ir a ese encuentro nos planteó una difícil propuesta de trabajo terapéutico, puesto que en estos ocho años nuestro quehacer había estado dirigido principalmente a:

  • Inocentes acusadas de terrorismo.
  • Aquellos que habían perdido sus familiares en enfrentamientos;
  • Familiares de desaparecidos,
  • Los que habían abandonado forzosamente su tierras, (desplazados)
  • Los que habían padecido tortura, maltrato o secuestro,
  • Aquellos que habían vivido el encarcelamiento por varios años siendo inocentes .

Hoy nos enfrentamos a nuevos retos a raíz de los años de violencia política y violación a los Derechos Humanos, los temas que están surgiendo son: el aumento de la violencia social, el incremento del alcoholismo, la drogadicción y la violencia familiar. En muchos de estos casos hemos podido constatar que son el producto de estas experiencias traumáticas no resueltas.
Al poco tiempo de iniciar o nuestro trabajo en el penal, se nos solicitó la ayuda para personas que habían tenido alguna participación en movimientos terroristas y esto trajo algunas dificultades al interior del equipo.
La pregunta que surgía era si nos verían defensoras de terroristas. Y esta cuestión quedó de alguna manera resuelta ante la siguiente reflexión:
“Si todos somos parte de una sociedad, y queremos sensibilizar a la población de que la existencia del fenómeno terrorista de Sendero Luminoso o el del MRTA, surge en nuestra propia sociedad, debemos de adentrarnos en el problema para comprender que no es un hecho aislado, sino que todos somos de alguna manera responsables de lo que sucede en nuestro país. Esto nos llevaría a entender el fenómeno en su totalidad ya que si nos quedamos con la escucha del inocente, nos perdemos la otra parte de la historia que también nos pertenece “.
Decidimos entonces aceptar el reto. Lo que observábamos era que algunas de las personas atendidas no se habían preocupado hasta ese momento por sus expedientes, habían asumido su situación de presas sin luchar hasta ese momento por su libertad, pero luego de algunas sesiones intentaron reabrir el juicio. Parecía que empezaban a salir del estado de paralización en que se encontraban. Y participar del trámite del expediente de una manera más activa y personal, diferenciándose del contexto y recuperando su propia identidad: sus deseos, sus necesidades.
Estas pacientes, que están en el pabellón “A”, parecen extranjeras en su propia celda, porque no fueron totalmente capturadas por el discurso ideológico y tampoco están de acuerdo con la realidad en que han vivido, sienten que no pertenecen ni al discurso autoritario del líder político ni al discurso oficial, pero encontrar su propia individualidad produce un sentimiento de soledad y de separación.
En algunas pacientes hemos observado que han necesitado pertenecer a un grupo que ofrecía victoria, cuidados y por sobre todo recuperar a la persona de la opresión de la pobreza.
Muchas mujeres se unieron para sentirse que pertenecían a un grupo, y sentían la necesidad de adherirse, aunque tenían que obedecer órdenes.
Sendero Luminoso dentro de sus estrategias de reclutamiento atrapaba a mujeres muy jóvenes, inteligentes, con muchas carencias, pero no tenían donde canalizar la rabia de la frustración y la violencia que ello genera. La promesa de una sociedad mejor es la ilusión que las seduce. Esta adhesión incondicional que se juega en la parte afectiva, ante la "injuria narcisista" de su historia personal, activa un elemento narcisista a través del cual quedan deslumbradas.
La participación periférica de estas mujeres con S.L. y o el Mrta, en algunos casos ha sido de muy poca data, y fueron acusadas por Senderistas o militantes que se acogieron a la ley de Arrepentimiento.
Ley que daba beneficios si colaboraban con la justicia dando nombres de otros participantes .
Es así como fueron señaladas y capturadas haciéndoles un juicio con una condena de 20 a 30 años . Han pasado ya 10 años y estas mujeres que fueron encarceladas a los 19 o 20 años hoy tienen alrededor de 30. A algunas les falta 20 años más, no son simpatizantes de Sendero ni están en la actualidad vinculadas a ninguna ideología terrorista.
En estos diez años de poder pensar, se dan cuenta que fueron simpatizantes de un movimiento que mataba, provocaba muertes, caos.
Pero esto lo aprendieron mucho después, pues cuando fueron “captadas” se les ofrece la justicia social. Salir de la pobreza. Luchar a favor de la mujer. En suma un discurso reivindicatorio.
Observamos que son personas empáticas, inteligentes, preocupadas por la familia y por los otros, más que por ellas mismas., A tal punto que pueden sentir dolor y compasión por las víctimas de atentados terroristas, como lo ocurrido en septiembre último y paradójicamente estar ellas allí por haber participado en grupos, donde el terror era lo familiar.
Nuestra gran preocupación en torno a este tipo de casos que estamos viendo, tiene que ver con el título de nuestro trabajo: ¿es justo aplicar una sentencia de 30 años a errores que se cometieron en la adolescencia y con una participación periférica?. ¿No teniendo ni ideología ni militancia , ni estando vinculada a estos grupos en la actualidad.?
¿Cuál sería el rol de la sentencia?,¿ y en relación a qué se aplica un castigo?
La justicia penal no debe vengarse sino castigar para corregir y transformar.
Debe ajustarse a la transformación útil del recluso en el curso de su pena. Bonneville nos dice que “así como el médico prudente interrumpe su medicación o la continua según que el enfermo haya o no llegado a una perfecta curación, así también la expiación debería cesar en presencia de la enmienda completa del condenado. Ya que en este caso toda detención se ha vuelto inútil. Y por consiguiente tan inhumana para con el enmendado. Como vanamente onerosa para el Estado”
Una de las funciones mayores del castigo ha sido desde hace siglos la de prevenir. El daño que hace un delito, es el desorden que introduce en la sociedad. El peligro a que se repita si no se castiga. Dice Foucault: “La proporción entre la pena y la calidad del delito está determinada por la influencia que tiene sobre el orden social el pacto que se viola”. Creemos que esta fue una de las razones por las que a la paciente que presentaremos más adelante, se le propinaron palizas antes de salir a las cámaras de televisión. Exigiéndole que gritara proclamas de, ”Viva el presidente Gonzalo”. Además, que una mayor exhibición de detenidos significaba un mayor éxito del gobierno fujimorista, aunque sea con engaños y manipulaciones. También era una manera de prevenir, que delitos de esta naturaleza fuesen repetidos . Parecen decir “mira lo que te pasará si te metes en eso”.
De la Jara en su libro “Memoria y Batallas en nombre de los inocentes dice: “la captura de senderistas llegó a ser un valium colectivo ya que podíamos ver a los senderistas malvados caer en manos de la justicia. Esto nos aliviaba porque Sendero había conseguido aterrorizarnos y casi la mayoría del país estaba dispuesto a aceptar cualquier cosa a fin de detenerlos. Entonces no nos importó que no se mantuvieran valores y principios jurídicos elementales, o pensar que se pudieran estar cometiendo errores.
O que muchos de los presentados a rayas habían sido víctimas de las circunstancias. Todos estábamos dispuestos a pasar el umbral de lo permitido con tal de tener tranquilidad. Se decía que era “ el costo de la guerra”.
Jorge Santistevan nos ha hablado de aplicar no una justicia de castigo, sino una justicia de transición donde se asuman la verdad y las culpas pasadas, mirar el presente para poder construir algo nuevo.
Nancy es una chica de 29 años que al terminar la secundaria su familia estaba en malas condiciones económicas. Entonces ella se dedicó a vender comida en la puerta de una universidad, es allí donde se le acerca una persona que le comienza a hablar de la justicia social y del abuso que existía en nuestra sociedad hacia las mujeres, y la invita a participar en un movimiento “feminista” . Nancy acompaña a esta mujer a los discursos que ella hacia en los barrios marginales, al cabo de un tiempo y recién cuando por primera vez escucha a un señor hablar sobre la lucha armada, es cuando se asusta y se retira del movimiento. Tiempo después, esta misma mujer que le habló para convencerla de pertenecer al movimiento feminista, da su nombre para obtener los beneficios de la ley de Arrepentimiento, y poder salir en libertad.
Nancy es detenida luego del fujishock. La esposaron en su casa bajo la mirada atónita de sus hermanos que lloraban diciendo: ¿ quien nos va a cuidar y a cocinar?. Puesto que Nancy se había encargado de ellos desde los 6 años mientras su mamá se iba a trabajar todo el día. Les dijeron que la volverían a traer, pero una vez en la camioneta le taparon los ojos. La llevaron a la DINCOTE, donde le tomaron sus datos y le hacen firmar un documento. Ella solo puede ver por la parte baja de la venda. Le dijeron que no se preocupara que ella saldría. Mientras se encontraba detenida, escuchaba la tortura y los gritos de otras personas. Al segundo día de estar allí la sacan de su celda en la madrugada, por lo que le contaron, ya sabía a qué la llevaban, no contaremos detalles de la tortura por no ser el objetivo de nuestro trabajo ni herir la sensibilidad del público, lo que sí podemos contarles es que cuando despertó de su inconsciencia a la orilla del mar, estaba amarrada de sus cuatro miembros a estacas. Nancy estuvo 21 días en la Dincote y lo que más recuerda son los gritos del hombre que torturaban a su costado.
Ahora cuando mira su expediente duda de su propia cordura. Se pregunta: ¿Habré hecho esto o yo estoy loca y no me acuerdo?” “¿cómo voy hacer yo esas declaraciones si con las justas podía articular palabra? Ellos han juntado un poco de declaraciones de otras personas, han inventado otras y han hecho un legajo que parezca coherente. Yo no he matado a nadie ni le he hecho daño a nadie, no he estado en ningún atentado ni soy mando senderista de nadie “ ¿Porqué me han escogido a mi como mando militar, porqué no escogieron a uno de los hombres? Es que dicen que las mujeres pegan el tiro de gracia.”. se responde.
Hoy Nancy se encuentra en una depresión muy profunda por el error que cometió en su adolescencia, el cual pagó muy caro. Siente pesar por las oportunidades perdidas ó por las potencialidades desperdiciadas, el haber dejado de seguir un proyecto de vida que podría haber sentado la base para su autoestima y dignidad.
Así como la historia de Nancy, hay muchas historias parecidas, de chicas que ante una situación familiar muy difícil y con tanta pobreza y desamparo, buscan el cobijo de un movimiento que les “ofrece bienestar y pertenencia”. Ayudadas por el proceso adolescente estas chicas buscan cambiar el mundo tan injusto que les ha tocado vivir.
Cuando Nancy es capturada por la policía, tenía 19 años, ahora tiene 29, en estos diez años Nancy ha aprendido a coser, a cocinar, a estudiar, ha tenido tiempo para leer y para pensar, para educarse, le han dado 30 años de cárcel.
Ernesto de la Jara nos dice “En materia de detención y juzgamiento de terrorismo y traición a la patria el Perú arrastra una ilegitimidad en todos los casos, ilegitimidad generada a partir de la aplicación de la legislación antiterrorista aprobada después del golpe del 5 de abril de 1992, porque en todos los casos se han violentado garantías y principios fundamentales y elementales”.
Lo que observamos es que en situaciones de extrema precariedad en las que no hay reconocimiento del sujeto y donde los lazos sociales se quiebran, el discurso del poder puede capturar y fascinar al mismo tiempo aunque este sea aterrador. Si hay un desamparo social donde la pobreza y la ignorancia o el abandono familiar dejan una huella difícil de llevar y son tratados como deshechos humanos, pocas son las posibilidades que tienen de buscar modelos identificatorios que los lleve a la búsqueda de la vida y no a lo tanático, a lo mortífero. ¿¡Qué clase de justicia pueden haber internalizado estas mujeres si sabemos que han sido marginadas de derechos fundamentales como la educación y la dignidad? Sabemos que el sentimiento de justicia se desarrolla en las personas a partir del reconocimiento de que somos nosotros y aquellos a quienes estimamos los beneficiarios de una institución justa. Desarrollamos un deseo de aplicar y de actuar según los principios de la justicia sólo una vez que comprobamos, que los ordenamientos sociales que responden a ellos, han favorecido nuestro bien y el de aquellos con quienes estamos afiliados.
Concluimos este trabajo haciendo nuestra la postura de Ernesto de la Jara cuando dice que: “Es un error creer que el caso de los “sobrepenalizados-desvinculados” no es relevante porque no se trata de inocentes. Si se llega a la conclusión de que con los años que están en la cárcel ya han pagado con creces el delito cometido, estaríamos también llegando a la conclusión de que esa persona no debería estar en la cárcel. Y si no debería estarlo, pero sigue estándolo, de alguna manera pasa a ser otro tipo de “inocente”; inocente en el sentido de que ya pagaron por el delito cometido, por lo que la libertad se convierte en un derecho.”
Hasta el cambio de gobierno estas personas estaban muy esperanzadas en volver a reunirse con sus familias gracias a la comisión ad-hoc, sin embargo a partir de esa fecha, de 12 abogados que habían en esta comisión ahora sólo hay dos, lo que ha llevado a una lentificación y paralización de todos los procesos que se estuvieron viendo. No debemos permitir, en palabras de Eduardo Stein, que estas personas pasen de un estado de esperanza de lo posible, a una fatalidad de lo inalcanzable.

Gracias.