Clausura de
Audiencia Pública de Balance “Violencia Política
y Comités
de Autodefensa”. Comisionado Carlos
Iván Degregori:
Señores dirigentes de los Comités de Autodefensa
aquí presentes, señores y señoras:
A lo largo de esta mañana hemos escuchado testimonios
sinceros, a veces terribles, que nos han mostrado la complejidad
del conflicto armado interno que vivió el Perú,
y dentro de esa complejidad, los comités de autodefensa
ocupan un lugar especialmente liminar.
Como lo ha expresado
la comisionada Sofía Macher, en
ningún otro actor de la guerra la línea divisoria
entre perpetrador y víctima, entre héroe y
villano, es tan delgada y tan porosa como en los comités
de autodefensa.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación agradece
sinceramente a los dirigentes ronderos que han compartido
con nosotros sus puntos de vista, que han reconocido errores,
que
han revivido momentos dolorosos pero también heroicos
y que han dejado sentados sus reclamos.
Considero que a
partir de esta reunión la Comisión
de la Verdad y Reconciliación puede sacar algunas
conclusiones:
La primera es que la Comisión de la
Verdad y Reconciliación
se reafirma en que el fin no justifica los medios. Aun
cuando el fin haya sido la autodefensa y la pacificación,
los peruanos y peruanas, civiles y militares, debemos aprender
que no es posible condonar los denominados “excesos”.
Sabemos que es sumamente difícil, que en una situación
de guerra “no se puede esperar al enemigo con ramos
de flores”, como dijo el señor Germán
Anaya. Sin embargo, el desafío de todos los peruanos
es justamente aprender de los errores del pasado y poder
enfrentar cualquier
desafío que se presente en el futuro, respetando
las leyes de la guerra, los derechos humanos y el derecho
internacional
humanitario.
Pero si bien la Comisión de la Verdad
y Reconciliación
no sustentará un pedido de amnistía generalizado,
reconoce lo siguiente:
Primero: Que el conflicto armado
interno en el Perú fue
iniciado por el Partido Comunista Peruano Sendero Luminoso,
no en medio una dictadura donde no era posible la expresión
política de ciudadanos y ciudadanas, sino en un
país
en el que a pesar de sus graves problemas estructurales
se acababa de dar una Constitución, la de 1979,
avanzada e incluyente, que otorgaba por primera vez el
voto a los mayores
de 18 años y a los pueblos indígenas, excluidos
hasta entonces mayoritariamente por no dominar la lectura
y la escritura del castellano; en un país que iba
a las urnas por primera vez en 17 años.
Segundo: Que
como dijo el señor alcalde y dirigente
rondero Elmer Orihuela: “esta tarea, la de la autodefensa,
era tarea del Estado, y ante la ausencia del Estado, nosotros
hemos tomado decisiones”.
É
se es el contexto en que surgen y en que hay que evaluar
a los comités de Autodefensa. El contexto de incapacidad
del Estado para proteger la vida y los derechos más
elementales de sus ciudadanos, especialmente los más
pobres. El contexto, además, de desconfianza, en
sus propios connacionales que llevó a la muerte
a miles de inocentes o a episodios bárbaros como
aquel en que los ronderos debieron llevar las cabezas de
senderistas para
ganarse la confianza del ejército. Contexto además
de indiferencia de amplios sectores urbanos del país
frente a la suerte de sus connacionales rurales.
En este
contexto los ronderos cumplieron tareas de autodefensa;
lograron en muchas casos el arrepentimiento de miembros
de base de SL que se incorporaron a las rondas; y contribuyeron
en general y de modo significativo a la derrota estratégica
de la subversión.
Tercero: Por ello, la Comisión
de la Verdad y Reconciliación
recoge la demanda reiterada por varios de los testimoniantes
de que el Perú tiene una deuda con los Comités
de Autodefensa y presentará propuestas a partir
de lo aquí conversado, que esperamos sean atendidas.
Cuarto: Esperamos que sean atendidas porque la Comisión
de la Verdad y Reconciliación considera que sólo
habrá reconciliación si es que se conoce
la verdad y se hace justicia y se reparan los daños
sufridos, especialmente por los peruanos más pobres.
Sólo
así podremos construir un Perú democrático,
equitativo, tolerante, con una cultura de paz, donde todos
y todas nos reconozcamos libres e iguales ante la ley y
al mismo tiempo con derecho a que se respeten nuestras
diferencias
políticas, sociales y culturales.
Señores
y señoras, reiterándoles nuestro
agradecimiento por su presencia, declaro clausurada la
décimo
quinta Audiencia de la Comisión de la Verdad y Reconciliación,
celebrada en Lima el 16 de mayo de 2003.
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