Discursos en Audiencias Públicas
Clausura de la audiencia
pública de Huancayo
Jueves 23 de mayo de 2002
Palabras del presidente de la CVR
Señoras y señores:
En las dos jornadas y cuatro sesiones que hoy llegan a su
fin, el país ha podido conocer, por medio del testimonio
de las víctimas, historias de violencia y crueldad tan
intensa e irracional que nos cuesta reconocernos en ellas.
Tanta brutalidad, tanta intolerancia, tanta arbitrariedad resultan,
en efecto, irreconciliables con la imagen que los peruanos
tenemos de nosotros mismos e incompatibles con nuestras aspiraciones.
Queremos, en efecto, ser una nación democrática,
pacífica, justa. Y, sin embargo, para llegar a ese punto,
tenemos que empezar por reconocer la historia de las dos décadas
pasadas, un pasado que nos pertenece y nos involucra a todos.
Estas jornadas han constituido, pues, parte de ese examen de
conciencia colectivo que, desde sus primeras semanas de existencia,
la Comisión de la Verdad y Reconciliación señaló al
país como una de sus tareas históricas ineludibles.
Debo
decir, sin embargo, que este encuentro, duro y amargo como
ha sido, resulta al mismo tiempo una experiencia prometedora.
Sabemos demasiado bien que el pasado no se puede cambiar; pero
sí podemos cambiar nuestra actitud hacia él.
Frente a un pasado de injusticia, la indiferencia es una forma
de prolongar la iniquidad, de hacerse cómplices del
abuso, el atropello, el crimen. Nuestro país ya ha soportado
por demasiado tiempo esa actitud de indiferencia. Ahora es
el momento de empezar a cambiar, y estas audiencias constituyen
importantes pasos hacia ese cambio. Al dar la palabra a las
víctimas, al propiciar que todo el país preste
oído por primera vez a esa palabra, estamos modificando
nuestra actitud ante un pasado vergonzoso e indignante, y al
así hacerlo, reparamos en cierto modo un grave daño:
el de la negación de la dignidad de ciudadanos y, más
aún, de seres humanos a miles de compatriotas nuestros.
Esta tarea de examen colectivo, de reconocimiento mutuo, no
sería posible sin lavalentía de las víctimas,
y por eso nuestro agradecimiento va dirigido a ellas en primer
lugar. Pero también merecen nuestra gratitud todos aquellos
que con su trabajo, su colaboración desinteresada, su
labor de comunicación, han contribuido al éxito
de esta actividad.
Con la seguridad de que, mediante estas
audiencias, hemos avanzado un paso importante hacia ese futuro
de paz y justicia
que el Perú anhela, declaro clausurada la audiencia
pública celebrada por la Comisión de la Verdad
y Reconciliación en Huancayo los días 22 y 23
de mayo de 2002.
Salomón Lerner Febres
Presidente
Comisión de la Verdad y Reconciliación
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