Discursos
en firmas de convenios
Suscripción de convenio con el Ministerio Público
Palabras del presidente de la CVR
Señora Fiscal de la Nación,
señoras y señores:
Por la naturaleza de su mandato, vinculado íntimamente
con el resguardo de los derechos humanos en nuestro país,
la Comisión de la Verdad y Reconciliación ha
percibido siempre en el Ministerio Público un interlocutor
natural. La afinidad de nuestras misiones se ha expresado ya
en diversas actividades orientadas a recuperar la verdad sobre
hechos de violencia que se pretendió enterrar para siempre,
de manera tal que la suscripción de este convenio resulta
ser, en rigor, la formalización de un vínculo
activo que ya ha rendido frutos apreciables y que, estamos
seguros, los seguirá ofreciendo en los próximos
meses.
En un país en que se reconoce la precariedad institucional
como una de las razones más profundas de nuestros grandes
problemas sociales y políticos, la tarea que hoy estamos
realizando y que realizaremos en el futuro adquiere una relevancia
singular: está en nuestras manos, en gran medida, la
posibilidad de mostrar a los peruanos que nuestro país
sí puede cambiar, que en el Perú sí hay
capacidad de subsanar omisiones pasadas, que los organismos
en que se expresan la sociedad y el Estado peruanos sí están,
ahora, dispuestos a cumplir a cabalidad las funciones para
las que fueron creadas, y que no pueden ser otras que la defensa
de los ciudadanos y del Estado de Derecho.
La cooperación entre nuestras dos instituciones se
realizará a través de un nexo sumamente oportuno,
como es la Fiscalía Especializada para desapariciones
forzadas, ejecuciones extrajudiciales y exhumaciones de fosas
clandestinas. Estamos seguros de que por este cauce nuestra
tarea común se desarrollará de la manera más
eficiente y, por tanto, beneficiosa para una ciudadanía
que espera reconocimiento y justicia desde hace demasiado tiempo.
A tenor del convenio que hoy suscribimos, la cooperación
interinstitucional entre el Ministerio Público y la
Comisión de la Verdad y Reconciliación abarcará el
intercambio de información, el apoyo recíproco
para el desarrollo de investigaciones, la coordinación
para las delicadas tareas de exhumación de restos humanos
en fosas comunes, y la protección de testigos directos
e indirectos.
Es, pues, una amplia gama de actividades la que
queda cubierta por este acuerdo interinstitucional imprescindible
para el
mejor logro de nuestros cometidos, actividades relacionadas,
en última instancia, con esos pasos indispensables para
la consolidación de nuestra democracia: exposición
de la verdad de la violencia pasada y reconocimiento a las
víctimas y sus deudos; es decir, la restauración
de una justicia largamente postergada en nuestro país.
Como sabemos, la Comisión de la Verdad y Reconciliación
ha de tener una vida inevitablemente corta. Su prolongación
por un tiempo indefinido no haría otra cosa que desnaturalizar
su esencia y los fines para los que fue creada. En ese lapso — estamos
seguros de ello —alcanzaremos muchos logros importantes
para la recuperación de esa justicia. Pero los males
por enmendar son grandes, las verdades por descubrir son muy
numerosas, las responsabilidades por determinar son elusivas
y cuantiosas. Así, estamos también convencidos
de que al término de nuestro mandato quedarán
tareas por hacer, y por ello es importante que la población
peruana sepa que hay instituciones permanentes comprometidas
genuinamente con estas urgentes labores y que ellas estarán
ahí, con las puertas abiertas para recibir a los numerosos
peruanos que aún seguirán buscando esa justicia
elemental que muchas veces consiste apenas en conocer el paradero
de los restos de sus seres queridos. Es, por ello, para la
Comisión de la Verdad y Reconciliación sumamente
alentadora la firma de este convenio, pues él augura
que el Ministerio Público es y será una de esas
instituciones con las que, ahora, puede contar los peruanos
de toda condición. Le agradezco, pues, señora
Fiscal de la Nación, Nelly Calderón, este gesto
de apoyo y compromiso con la búsqueda de la verdad,
la recuperación de la justicia y, en última instancia,
la inauguración de un camino hacia la reconciliación
de la sociedad peruana.
Salomón Lerner Febres
Presidente
Comisión de la Verdad y Reconciliación
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