Tema: “La población
campesina en el centro del conflicto”
Segunda Sesión,
25 de mayo de 2002,
3 p.m. a 6 p.m.
Damos comienzo a la segunda
sesión
de la misma. Antes de llamar a los próximos tes…testigos,
tes..testimoniantes, yo, oh, desearía públicamente
expresar nuestro agradecimiento a las comunidades de las provincias
de Angaraes,
Lircay y Huancavelica así como a los organismos de defensa
comunitaria y a las contrapartes de la consejería de
proyectos por el maravilloso agasajo del cual hemos sido objeto.
En realidad se ha tratado de una lección de solidaridad
y cariño y hemos recibido no sólo los maravillosos
frutos que ofrece la tierra huancavelicana, sino sobretodo
hemos recibido alimento espiritual que nos conforta y respalda
en la grave responsabilidad que nos ha tocado asumir. Dicho
esto, pasamos a convocar a los primeros testimoniantes e invitamos
al señor Rubén Chupayo Ramos, a la señora
Trifunia Apumayta Torrealva y al señor Mario Camacllanqui
Laurente a que se apersonen para brindar sus testimonios.
CASO 8. ATrifunia
Apumayta Torrealva, rubén Chupayo Ramos,
Mario Camacllanqui Laurente
Por favor, nos ponemos de pie... Señora
Trifunia Apumayta Torrealva, señor Rubén Chupayo
Ramos, señor Mario Camacllanqui Laurente, ¿formulan
ustedes promesa solemne de que su declaración la harán
con honestidad y buena fe y que por tanto expresarán
sólo la verdad en relación a los hechos relatados?
Sí, sí…
Bien, muchísimas gracias,
pueden tomar asiento.
Doña Trifunia Apumayta, don Mario Camacllanqui, don
Rubén Chupayo, les damos nuestra más cordial
bienvenida a esta audiencia pública pero antes de ir
a la formalidad misma de la audiencia creo va a ser necesario
manifestar lo siguiente. Durante la mañana ustedes son
testigos presenciales de los testimonios que estamos recogiendo.
Todos estos testimonios grafican de una manera dramática
y real los graves problemas generados por la violencia política.
Es bueno resaltar que a pesar de la crudeza, de la forma increíble
como esa violencia se ha manifestado en estos sitios, la nobleza,
la generosidad del mundo andino no ha desaparecido; por el
contrario, se muestra más latente. Porque este gesto
de querer compartir los productos de la naturaleza después
de la jornada de trabajo que hemos tenido en la mañana
es una muestra elocuente de que nuestra gente tiene grandes
valores y da mucha pena cómo, a pesar de ser una gente
andina con grandes cualidades, la violencia lamentablemente
en su época, en esa trágica época fue
cruel con ello.
Ustedes vienen a dar su testimonio, ese testimonio
nos va a permitir conocer vuestra verdad. Esa verdad es importante
para la comisión que respetuosa de ella, cuando tenga
que hacer su informe final, tiene que necesariamente recordar
las cosas que han dicho ustedes. Por eso, vuestro testimonio
es de suma importancia, de gran utilidad. Queremos escucharlos.
Hagan uso de la palabra con toda libertad, sin temor de ninguna
naturaleza. Queremos escucharlos, pueden empezar con su relato.
Bien, señores de la Comisión de la Verdad, previos
mis saludos de esta tarde quisiera decirles mi nombre, es Mario
Camacllanqui Laurente. Actualmente soy el alcalde de ese distrito.
Acobambilla se encuentra situado al cono norte de la provincia
y departamento de Huancavelica. Acobambilla era un pueblo próspero,
un pueblo tranquilo hasta que el año 1982 ingresan la
subversión y luego amenazan y obligan a todas nuestras
autoridades, a todos sus dirigentes comunales y a todos los
que tenían un poco más de ganados a repartir
sus bienes en un plazo de tres días y luego renunciar
sus cargos a todas sus autoridades. Pasado el año 1982,
en el año 1983 llega la subversión y empieza
a ejecutar cruelmente, sádicamente se puede decir a
todos los que hicieron caso omiso a las reglas que ellos le
han dicho. Tal es así, en el año 1983 muere primero
el señor alcalde Erasmo Surichaqui y candidato a la
Alcaldía Feliciano Llallico y así continúa
la matanza con crueldad el año 1984. En el año
1984 llega el ejército a San José de Acobambilla,
luego queman más de 286 casas y luego lo detienen al
teniente alcalde.
En ese mismo año, el..el del 1984, también 83,
voy a repetir, me he olvidado, la subversión también
quema tooodas las instituciones públicas, tooodos los
archivos de todas las instituciones comunales, políticos
y delicias y luego empiezan también a repartir la granja
comunal de San José de Acobambilla y así continúan
las..las matanzas desde el año 1984 a 1991. Dejo ya
a don Rubén.
Bien, señores miembros de la Comisión de la
Verdad, en primer lugar pasen un buenas tardes. En segundo
lugar, pues, me identifico. Mi nombre es Rubén Chupayo
Ramos, hijo del que en vida fue don Paulino Chupayo Huamán
quien ha sido gobernador distrital de San José de Acobambilla.
Bien, los Sendero Luminosos, pues, dentran el año 1982
cuando yo tenía diez años directamente a la escuela,
a las cuatro de la tarde. Entonce pues, en ahí, una..una
señora y un varón. Entonce a todos los alumnos
nos han reunido al salón, a todos los profesores y pues
nos inician a explicar que nosotros somos..no podemos ser dependientes
de los yanquis, de lo contrario nosotros debemos derrotar.
De esa manera nos explicaron y luego iniciaron a escribir en
la pizarra diciendo: Viva el presidente Gonzalo, de esa manera,
y dijo que vamos a matar a los ricos, vamos a matar también
a los que…a las autoridades, de esa manera y si fueron
y nuevamente el año 1983 llega pues ya más de
treinta o cuarenta terroristas. Ya, como ya me antecedió el
señor alcalde, matan a esos dos señores autoridades.
Entonce la gente se han ido cuando le han asesinado por la
primera vez, nosotros jamás habíamos visto esa
matanza, jamás habíamos visto ese asesinato de
persona a persona y si fueron toda la gente llevando sus cosas
y el año 1983, entonces solamente quedan en Acobambilla
algo de treinta personas.
Después enterraron pues sus familiares a la víctima.
Estoy viendo eso a los..cuando yo tenía…a los
once años. Entonce enterraron y todos, la gran mayoría
de la gente hemos vivido en el campo y la población
era un desierto y luego, la gran mayoría se han ido
a las ciudades y ahí han vivido. Y nosotros, los que
hemos quedado en Acobambilla éramos poquitos, los que
realmente hemos sido de baja economía. Entonce, en 1984
llegan los señores militares. Los señores militares
llegaron y luego pues quemaron todas las casas, a más
de 296 viviendas en ceniza, en polvo lo dejaron. Y no tenemos
nada que comer, todo..quemaron todo y luego pues pasaron así quemando
al distrito de Manta. Nosotros la..toda la población,
algunas que hemos quedado nos hemos ido, eeh, al campo, atrás
de nuestros ganados, porque allá lo..vivíamos
en las estancias criando ovejas, vacas, llamas, en fin, con
todos los animales. Entonce llegan los militares con helicóptero
de seis días, cuando nosotros hemos vivido comiendo
realmente en el campo el chicuro, es una fruta que..del campo,
es una fruta natural el chicuro y después el huarajo.
Con eso mucha gente hemos vivido todo..de esa manera con ese
miedo cuando han quemado la casa. Y luego de ocho días
vuelven pues los señores militares con helicóptero
a la escuela, y todos, niños, ancianos, jóvenes,
todos esperábamos con bandera blanca, pidiendo la pacificación
porque dice era una seña que se debe mostrar para que
haiga paz, para que no nos maten. De esa manera hemos esperado
y llegado el helicóptero pues, eeh, aterrizó atrás
de la escuela, al borde del río y nosotros aproximadamente
de cuarenta personas hemos esperado en el…en la escuela.
Entonces llegó el general Huamán. El general
Huamán nos llamó con paciencia, con tranquilidad:
No tengan miedo, no vamos a hacerle nada, diciendo y nos ha
traído un..alimentos a pocos, ¿no?, realmente
a todos que estuvimos en ahí nos ha dado unas migajas.
Puede decir, atún y arroz y otros alimentos pero ese
era para dos días, para un…para un…para
un almuerzo nada más y luego nos, eeh, nos dijo que
tranquilícense, a partir de ahora no va a pasar nada,
de esa manera. Entonce, si fue y luego, eeh, los militares
quedan en ahí aproximadamente de un mes.
Después de eso detienen a más de cincuenta personas
pero sin hacer ningún daño y ahí detenían,
soltaban uno por uno, uno por uno de acuerdo a la investigación.
De esa manera pasó y si fueron a la base de Manta. Bueno,
en ahí hemos tratado de construir la comunidad de San
José..San José de Acombilla Entemanta a construir
la base para que puedan establecerse en Manta. En 1985, mi
papá, Paulino Chupayo Huamán, fue designado como
gobernador distrital y tranquilamente ese año cumple
el periodo como gobernador. En 1986, 87 ingresa como juez de
paz también tranquilamente cumple en función
pero siempre había eeh, el movimiento de terrorismo.
Luego, en 1989, nuevamente mi papá pues, eeh, fue designado
como gobernador distrital. Dentro de esto pues, un día
3 de diciembre llega la hora que le van a asesinar a mi padre.
El día 3 de diciembre, un día domingo del año
1989, yo para esto..yo vivía en el campo, en una choza
con ganados ovinos. Yo vine a las ocho de la..a las seis de
la mañana de la estancia llamado Patacancha, así al
distrito de Acobambilla porque el..los señores militares
nos dijo que cada domingo tienen que izar el pabellón
nacional. Era obligatorio y todos llamaban la lista ese día
domingo, todos los domingos. Entonce yo vine a llevar mis víveres,
en eso pues see..en el camino cuando yo estoy viniendo cabalgado
con un caballo, estaba una persona armado en el camino llamado
Sajapampa, en una estancia. Entonce me dijo, como el caballo
venía con ah..con una velocidad me dijo: ¡Alto
carajo! y el caballo pasó pues con una velocidad aproximadamente
de cincuenta metros y detenió el caballo y casi me bota.
Entonce, como no había obedecido no era culpa mío
sino que el caballo pues era uhm, más rápido, ¿no?,
corría. Entonce, me bajé, le he saludado: Buenas
tardes, jefe, le digo. Entonce me dice: Buenas tardes…buenos
días, disculpe, buenos días. Entonce inmediatamente
me pregunta: ¿Por aquí andan los señores
militares o no?, me dice. Sí, le dije, siempre, porque
a veces, eeh, como hay movimiento siempre salen de patrulla,
le digo, de esa manera. Entonce ya caminamos a veinte metros,
nuevamente me insiste a preguntarme, me dice, ¿Aquí andan
los señores militares o no?, me dice. Sí andan,
le dije, ¿Por qué me pregunta, le dije, si usted,
me dije que conozco por aquí, que como patrulla he venido
una vez también?, me dijo, porque así también
me contestó. Entonce yo fui, ya caminamos, entonce ya
nos acercamos cerca a un corral es donde que le llenamos la
oveja, es un corral de pura piedra percada. Le vi así,
entonces ahí estaba niños y señoras en
un corral rodeado por dos terroristas. Entonce me dije: ¡Suelta
ese caballo, carajo!, me dice: ¿Por qué?, le
digo, porque tengo que llevar esto para traer mi alimento,
le dije, ¿Qué pasa, pues señor soldado…mi
soldado?, pues ahí todo palabreo era “mi”,
mi soldado, le dije. Entonce me dice: ¡Suelta ese caballo,
carajo!.. ¿entiendes o no?, me dice. Entonce todavía
no lo he soltado, cuando me dijo de esa manera, ya, un poco
más con fuerza me acercó con su arma, bueno,
yo le solté al caballo. Entonces nosotros somos los
compañeros, inmediatamente me dijo. Yo soy el compañero,
me dijo de esa manera. Entonce yo inmediatamente me he asombrado,
me he caído total moral. Entonce seguía caminando,
inmediatamente he visto atrás de un..de una choza más
de cuarenta personas, más de cuarenta personas entre
mujeres y..y habían unos niños más…un
jovencito más o me..aproximadamente de dieci…catorce,
trece para arriba y había mujeres, había varones.
Dentro de esto, ya, peor me he caído moral, seguí caminando
más ahí, al corral dentramos, ¡Pasa adelante!,
me dice. En ahí estaban echado, atrás del corral,
cuatro personas, amarrado la mano y encima de la rodilla aplastado
con unas piedras lajas y con eso ya me asusté. Pienso
que a mí también me va hacer así porque
yo esa vez yo tenía dieciséis años. Entonce,
inmediatamente me pregunta, ¿Quiénes son las
autoridades de Acobambilla? Te tienes que avisarme, sino me
avisas te voy a llevar a San Pedro, me dijo. Yo dije, ¿dónde
será San Pedro?. Entonce cuando me dijo así yo
me he asustado, yo le dije: Yo no conozco, no conozco, no…¿quién
será?, le dije, ¿quién será?. Entonces
de una esquina dice pues, no: Ese es hijo del gobernador, ese
es hijo del gobernador. Una persona mascarado está tratando
de…de insistirle a ese persona que estaba con arma. Entonce,
yo le dije: Yo no soy. Entonce, de unos minutos, inmediatamente
se acercó una señorita, me dice, agarrado su
bayoneta: Oy, concha su madre, ¿vas a avisarte o no
vas a avisarte?, me dice de esa manera, ¿quiénes
son las autoridades de Acobambilla?. Le dije: Yo no conozco
porque yo recién llegué de Huancayo, así he
desmentido. Entonce, me dice: Si es que escapas te voy a matarte,
me dijo de esa manera. ¿Estás viendo esta bayoneta?,
me dice. Y en una lata traía, en una le..lata de leche
Gloria con una mechillita que salía, a eso le llamaban
granada. Con esta granada te voy a matar, me dice. Entonce,
inmediatamente el..el hombre que me ha llevado también
me hizo ver sus ar...sus balas, de este tamaño. Era
del fal, entonce yo me he asustado. Entonce, ¡Échate
al suelo!, me dijo. Yo me eché al suelo. Entonce, para
esto, inmediatamente están organizando porque bajo una
hora estaban ellos también ahí. Se organizaron,
rapidito, dijo, tú vístete con ropas de militares
y ya se disfrazaron inmediatamente con ropas de militares,
aproximadamente de dieciséis a dieciocho personas se
vistieron ropas de militares. Entonce, agarran al carnero que
estaba de ahí a un pequeñito aproximadamente
de seis meses, un car..carnerito, lo mataron y luego pues lo
prepararon a dos terroristas de..de ellos mismos diciendo que
vamos a pintarle a ellos. Lo bañaron la cara, todo bien
completamente sangrentado con esa sangre del animal y dijo:
Esto va a ser nuestra estrategia para poder entrar a Acobambilla.
Nosotros vamos a decir somos los ejércitos de Manta.
Así vamos a decir y hemos agarrado a estas terroristas,
diciendo, nosotros vamos a ingresar. Diciendo están
ahí hablando, porque yo escuchan…estoy escuchando
a..a cinco o seis metros no más y están hablando
de esa manera. Entonce, lo disfrazaron y a ese dos terroristas
ya..ya está bañado con sangre y todo, ya inician
a caminar. ¡Vamos, vamos!, diciendo, ya, iniciaron a
caminar después de tomar desayuno, después de
todo.
Después caminaron aproximadamente de quince minutos,
las otras personas quiénes ha quedado me…nos inician
a conducir a todos los que estaban amarrados de la mano y a
tod..a mí, algo de dieciocho, bueno, lo que han sobrado.
Nos, eeh, conducen, ellos ya se caminaron pues llevando a ese
dos presos para hacer confundir a la gente. Caminaron a quince…quince
minutos y..y nos iniciaron a llevar a su atrás. Entonce,
del señor Nicomedes Torres, era el presidente de la
directiva comunal, su correa pues se salió y estaba
caminando pues el pantalón abajo hacia la rodilla ya.
Entonce yo me he escapado de esa fila y le he alzado inmediatamente.
Le alcé, le ajusté la cintura y ca…y seguimos
caminando y en ahi el secretario, el señor Reynaldo
Surichaqui, el señor teniente gobernador ha sido Ricardo
Surichaqui Huiza, el señor Anacleto Villasana también
ha sido teniente gobernador de..también ha sido con
cargos, autoridades que ya estaban con preso. Entonces yo,
bueno, suelto he venido, ahí no..no me hicieron nada.
Suelto estoy viniendo, entonces, a nuestros costados se formaron
esos terroristas y a nosotros en el medio nos está llevando
por el camino hacia Acobambilla. Ya estamos llegando a Acobambilla,
aproximadamente faltarían dos kilómetros para
llegar a Acobambilla y los..los que estaban vestidos con ropas
de militares ya estaban ya cerca a Acobambilla, a..a quinientos
metros aproximadamente. Entonce, todo por el camino nos llevaban
insultándonos, diciendo: Ahora, pues, corretéanos
con su..con piedra, ahora pues corretéanos con honda,
ahora pues con el..con el pico, eeh, con su mango, corretéanos.
Ahora pues, cerro en cerro, búscanos, ahora pues mátanos,
diciendo, insultándonos está llevando; repetidas
veces, repetidas veces. Agarrados su ar… su ese bomba
en su mano.
Entonce, ya estamos llegando ya adentro y nos hace
echar cuando había un sonido de avión, nos hace echar todos
al suelo. Toditos estábamos echados en el suelo. Levantamos
de dos minutos, seguíamos caminando y así y esos
vestidos de ropas de militares ya habían llegado a Acobambilla,
a toda la población ya habían reunido, ya estaban
formados ya para llegar. Entonce faltando dos..trescientos
met…doscientos metros para llegar a todos los que nos
han llevado, a toda la persona, a aproximadamente a dieciocho
personas nos han llevado por el camino dos terroristas no más
ya. El..los restos se han metido por la quebrada, se han metido
por la quebrada y ya se habían desplazado atrás
del cementerio, atrás del Concejo por det..por otros
lugares ya. Y nos sueltan por el camino, por el puente, entonce,
por el puente nos sueltan y el que estaba el terrorista parado
en la esquina nos dice: Apúranse, carajo, corran, este
rato van a llegar ustedes, ya estamos alzando..alzando la bandera,
diciendo de esa manera. Y teníamos que correr todos
y a la fila nos ponimos. Entonce, ese los que nos han traído
ya no se presentó. Entonce, inmediatamente he corrido
a buscar a mi mamá. Entonce mi mamá estaba en
otra fila y ya no podí pasar a la fila a avisarle. Entonce
estoy parado en ahi y tocaba a todos los jóvenes diciendo:
Tienes buen pecho tú no..tú eres..tú tienes
buen pecho, vamos a ir al ejército. Estás bien
para que sirves la Patria, de esa manera. ¿Aceptas o
no a aceptas?, decían a los jóvenes y los jóvenes
con miedo decían: Sí vamos, sí vamos.
Entonce algunos el…otros es..nuevamente después
de pasar eso, llama a la lista nuevamente, una lista toditas
las autoridades porque ha sido en la lista más de treinta
personas. Entonce lo llamaron, entonce solamente veinte había
y todos ya estaban en el..en la gobernación, todos.
Entonce ahí ese dos terroristas castigan, le hacen planchas,
le pisotean. Este terrorista es lo que nos destruye al pueblo,
este terrorista es lo que malogra las obras del pueblo y queman
las oficinas, ¿qué vamos a hacer señores?,
diciendo, le pregunta a la población. Entonce había
una persona le dijo: Vamos a matar. Y basta era esa palabra
para decirle, volvió a cinco pasos y se comunicaron
con otra persona, entonce dijo, de unos minutos dijo: Ya, todos
van a pasar al Concejo, el..la puerta del concejo ya le abrió la
puerta. Y nos dice: A..a estas autoridades hemos venido nosotros
de Manta para poder cambiar porque ya es tiempo que deben cambiar
ellos, porque ellos incumplen de traer leña, ellos incumplen
de traer carnero. De esa manera, aduciendo lo..nos dijo de
esa manera y lo llevan pues a la gobernación a todos
los veinte que estaban ya en la lista.
Y a nosotros, a tod..más de trescientos personas que
hemos estado formados, a..en columna de uno hemos entrado toditos
al Concejo. Y el Concejo hemos estado bien llenos, bien, bien
llenos, completamente unos sobre otros. Entonce, inmediatamente
se presenta esa persona diciendo que: Nosotros, discúlpanos
señores, esta es nuestra estrategia, nosotros somos
los compañeros. Y toda la gente se asombraron, todos.
Bueno, y pa..y para esto, a los veinte personas ya estaban
detenidos en la gobernación y todos nosotros en el Concejo
y dijo: Van a morir todos aquí. Y ya estábamos
peor con eso asombrados. Niños, ancianos, jóvenes,
todos. Dentro de esto, de unos minutos, suena pues dinamita.
A un cuarto de dos por dos, o de tres por tres era un cuarto,
ahí lo habían juntado a toda esa gente, a esos
veinte personas y lo habían metido en ahi la dinamita.
Y todos cuando desmayaron, uno por uno, cortando las sogas
había amarrado su mano y había sacado uno por
uno afuera, a la plaza principal y hay una piedra llamado suiturume.
Es una piedra alta de aquellos…eeh, de los antiguos personas
de los Incas que han puesto todavía, se supone, esa
piedra. En ahi en su delante estaban, esa piedra sabe todo
el…es el testigo, sabría hablar él..él
muchas cosas daría realmente lo que ha pasado, de los
veinte muertos, cómo lo han matado. Entonce, de diez
minutos, la seño…la señorita dentra pues
sangrentado la mano, los dos manos en su mandil, sangrentado
completamente. Yo le vi entonces, ya lo mataron seguro a mi
papá. Entonce estamos ahí, llorando dentro, silenciosamente
y escuchó él que estamos llorando y dijo: ¿Quién
está llorando?, ahorita lo voy a sacar y lo voy a matar.
De esa manera, entonces, nos calmamos ahí. Entonce en
ahí ya insultó a toda la gente y dijo: Ahora,
nosotros vamos a matarles. ¿Quién está llorando?
Ahora lloran pues de ese cabeza negros autoridades, ya murieron
ellos. Ahora tanto lloran de esos cabezas negros, diciendo
de esa manera esa chica nos trató de insultar, de decir.
Ahora todos van a morir, de esa manera dijo. Entonce no pasó dos..dos
minutos más dijo: Ya, todos van…van a salir afuera.
Tres últimos, dijo. Entonce los restos terroristas ya
estaban cargando ya todo con animales, toda..todo que vinieron
de las personas, esas, eeh, productos de los feriantes, ya
llevaban con animal, conducían ya hacia por donde han
entrado los terroristas. Con caballos llevaban más…con
más de treinta caballos, destruyendo todas las tiendas,
todo cosas llevándose, se han ido.
Entonce, cuando nos
dijo esas personas que han quedado, algo de ocho personas,
militares no más, nos dijo: ¡Tres últimos
salgan! y toditos hemos salido, pisando uno sobre otro porque
la puerta es dos metros por un.. uno setenta metros nada más
y ahí salíamos como pueda y lo que estaban en
el suelo la persona se hacían pisar todo, levantaba,
caminaba y en la plaza nos hacían..nos hizo formar a
todititos delante de los veinte muertos. Para salir, estaba
pues, prácticamente, todititos amarrados la mano. Pasamos
por diez metros, por su abajito pasamos de los veinte que estaban
en el suelo, yo pensé que está pues, no, echados
no más. Entonces pasamos por abajo y nos hace formar
ahí. Entonce, dice: ¡Viva el presidente Gonzalo!
Y así mueren los..los cabezas negros, diciendo de esa
manera todavía nos trató de hacer hablar, de
esa manera. Y después dijo: ¡Ahora desaparezcan
de esta plaza, tres últimos! diciendo, dijo y se corrieron
la gente como pueda, como pueda y lo sueltan una dinamita en
el..en el Concejo y vuela toda la calamina. Todos al suelo
llegaba la calamina.
Den..dentro de esto pues, señorita, que ha pasado,
señores miembros de la Comisión, he..hemos quedado
cuatro personas ahí. Yo, mi mamá y otras señoras
más y yo..algunos, bueno, volvieron de más allá pues
no..nosotros cuando ni bien están escapando los terroristas,
acercamos. Yo a mi papá acerqué, entonces estaba
amarrado la mano y todavía la mano estaba caliente,
el cuerpo. Lo solté, inmediatamente, entonces le he
sacudido así pero me estaba viendo y estaba arena echado
en la boca. Algunos le vi así, prácticamente
estaba pues algunos cortado la lengua, como puedan matarlo
todo introducido la bayoneta todo por el cuello algunos. Entonce
mi papá agarré pues pa levantarle, entonce en
esto mi papá, el cebo que había estaba colgado
por acá había introducido las bayonetas. Entonce
iniciábamos gritar en esos momentos porque realmente
ha sido un terrible que nosotros hemos pasado. A mi padre he
hecho levantar… srrrr… mi pobre padre ya estaba
muerto es…srrrr….nosotros hemos quedado realmente,
totalmente destruidos. Todos los huérfanos, todas las
viudas…srrr…..todos sus hijos agarrados de cada
una de nuestra familia, toda esa veinte…de los veinte
personas y los restos ya se fueron a Huancayo ya….srrrr….Entonces
nosotros dejamos en la plaza todavía todos, rodeando
y llorando al lado del muerto. Y sobretarde metemos pues a
la Iglesia. Todos en fila lo hemos puesto en la Iglesia porque
ha dicho: No lo van a mover.
Entonce, inmediatamente pues,
las señoras interesadas,
sus esposas de los muertos me dicen: ¡Qué vamos
a hacer ahora que..!. Entonce yo me decidí: Mejor yo
me voy a ir al distrito de Manta, a la base. Voy a avisar a
los ejércitos. Yo me fui a las tres de la mañana
o a las dos de la mañana, yo me fui, a Manta, con caballo.
Llegué a Manta a las seis de la mañana y al capitán
le digo: Capitán, así ha ocurrido en Acobambilla
y lo han matado a mi papá. Entonce dice: Hijito, qué vamos
a hacer, ya lo mató pues. Ahora estoy..está…estoy
sin personales. No hay personal, ahorita está de baja,
por lo tanto, no hay. Entiérrenle no más, pues.
De esa manera nos dijo. Y me he vuelto a Acobambilla. De tres
días hemos enterrado. Entonce, cuando yo volví,
ya realmente informé a todas las señoras y he..hemos
enterrado de esa manera a los muertos, todos, uno por uno,
en ese mismo día, en una hora habramos enterrado a todititos.
De esa manera hemos pasado ese momento más difícil
y más crítico por los…por manos esos asesinos,
de esos malditos terroristas que sin compasión nos ha
tenido a todos esos hijos que hemos quedado más de ciento
veinte huérfanos, todos, eeh, menores de edad, yo soy
el hijo primogénito de mi padre y han me han seguido
todos mis hermanos menores eran. Nosotros somos diez hermanos
que hemos quedado en orfandad y así muchos también
han quedado con ocho, con nueve, todos. Y nosotros hemos quedado
desde ese momento sin educación, no hemos podido estudiar.
Desde ese momento nosotros realmente no teníamos que
agarrar porque realmente mis hermanos menores han sido pues
niños, no sabían trabajar, lo que es nada es..unos
niños todavía. Yo, desde ese momento he tenido
esa carga de esos mis hermanos y así muchos hermanos
mayores han estado cargados, y así muchos hermanos realmente
han representado como padres para poder apoyar a sus hermanos
menores y hacer crecer.
Para mí, realmente, el 90%, el 95% de huérfanos
no han acabado sus estudios, han quedado en primaria, algunos
bueno, en secundaria, ni algunos no habrán terminado
también. De esa manera estamos hasta ahora, bueno pues,
señores miembros de la Comisión de la Verdad,
nosotros hemos vivido de esa manera. Y solamente pues, yo pido,
una justicia, verdad para todos estos huérfanos a nivel
de Huancavelica, en sus distritos que ha pasado. Yo pienso
a nivel de todo el distrito será pues el 95% en cada
distrito, en cada…en cada, en cada pueblo que han quedado
huérfanos, estarán, a veces tristes, padeciendo,
nosotros comiendo realmente esos alimentos, el chicuro, el
huarajo. Hemos pasado los peores momentos, señores miembros
de la Comisión de la Verdad, por lo tanto, pues, termino
diciendo y pidiendo una justicia para todos, una justicia…y
una justicia económica pues para todos aquellos que
han quedado en orfandad. Y actualmente yo tengo 29 años
a 30 años, que recién decidí a estudiar
y actualmente estoy en pre-promoción de educación
secundaria, recién, porque he hecho crecer a mis hermanos
menores; ahorita el último tiene trece años.
Gracias señores miembros de la Comisión, he
dicho, he hablado en estos momentos aquí en Huancavelica,
en presencia de todos. Gracias señores miembros de la
Comisión. Paso a la señora Trifunia.
(inicio
de la traducción en Quechua)
Mamá Trifunia,¿quieres hablar en quechua? Si
es así cuenta en quechua tu historia.
Señor Comisión de la Verdad, voy a hablarles,
voy a contarles compoblanos, vecinos, les voy a contar, señor
comisionado. Quiero testimoniar este caso que pasó en
mi pueblo. En mi pueblo sucedió una tristeza, una inmensa
tristeza pues hasta hoy no estoy en tranquilidad. A mi esposo
lo han asesinado en la zona de Acobambilla. Hubo una feria,
hubo una reunión donde… justamente cuando se
encontraba en una reunión y mi esposo se encontraba
ahí pero, sin embargo, hubo una reunión aproximadamente
a las diez de la mañana, un momento de emban…embanderamiento.
Nos reunieron a todos los pobladores, nos reunieron a todos.
- ¿Qué es lo que hacen ustedes, terrucos?, eso
es lo que nos dijeron los militares. Entonces de manera rápida
nos reunimos. Entonces llegaron ellos con bayonetas en la mano.
Entonces, eeh, dijimos: Estos no son los militares. Alguien
decía: Son militares, decían. ¿Por qué se
asustan?, decían algunos familiares. Pero yo decía:
No, no son militares. Estos no son militares, decía
yo. Entonces, nos hicieron formar. Dos llegaron totalmente,
eeh, embadurnados con sangre. Lo, eeh, estiraron en el piso,
lo pisaron…lo pisotearon y dijeron: Vamos a…vamos
a matar a este terruco, dijeron. Entonces, nuestro pueblo dijeron:
Sí, vamos a…sí conocemos, dijeron. Entonces,
a todos, nombre por nombre, ehh, empezaron a llamar a los veinte..a
los veinte personas. Entonces las veinte personas ingresaron
adentro. Eeh, entonces, era un hermano mayor mío, el único
varón. Ahora murió mi esposo. El nombre de él
era Nicomedes Espinoza. El mayor se llamaba Maximino Torrealva.
E..éramos tanto varón y mujer y mataron a mi
esposo. Por eso sigo en una lástima y continua tristeza.
Por eso cuando ingresamos adentro, nos llevaron adentro, eeh,
cerraron la puerta. Entonces cuando ingresaron la puerta, eeh,
ahí nos dijeron: Nosotros no somos los militares, somos
los compañeros. Ahí es cuando cerraron la puerta.
Eso es lo que dijeron.
Entonces había una tarra muy grande, no conozco, y
eso decían que era la bomba y había una chica
con esa bomba. Y nos amenazaban con esa bomba y decían:
Con esto los vamos a matar. Y teníamos una niña…una
hija. Esta niña nos decía, eeh, pues: Acá vamos
a morir, me decía. O tal vez no sabía que mi
esposo estaba ahí. Y acaso yo decía: ¿Cómo…en
qué quedarán mis hijos, esta cantidad de hijos
que tengo?, decía yo. Yo pedía a Dios, en nombre
de Dios decía. Desde arriba, desde arriba…este…cuando
veíamos por la ventanita, los veíamos de cómo
arrojaban los papeles, los documentos hacia la…hacia
la plaza y, eeh, incineraban en la plaza todos los documentos.
Y cuando veíamos por la rendija, eeh, a toda..a empellones
terminaron la puerta de la puerta de la casa. Eeh, y se llevaron
todo esto, empezaron a reunir las cosas, tanto arroz, azúcar,
las cucharas y todo esto reunieron y se llevaron.
Y cuando
nos hicieron salir de la casa esta, nosotros corrimos, de manera
rápida. Entonces nos dijeron: No queremos
que ustedes estén, rápido salgan, nos dijeron.
Entonces ahí…ahí estaban los veinte, las
veinte personas se encontraban. Entonces vi ahí a mi
esposo, ahí estaba mi hermano, ahí estaban mis
familiares también. ¿Entonces qué es lo
que están haciendo?, ¿qué es lo que ha
pasado?, dije yo, ¿cómo voy a hacer yo? ¿a
dónde voy a ir?, dije. Ahí yo lloré, grité.
Eeh, yo tenía dos hombres, dos..dos hijos mayores y
me dijeron: vamos, es que…vámonos porque si nos
avienta la bomba nos van a matar, me dijeron. No, yo me negué a
retirarme de ahí. - Yo no me niego..yo no me retiro,
yo no me retiro, dije. Pero el resto de la gente se retiró,
se fue. Entonces, eeh, otra vez volví, nuevamente regresé y
que decía: ¿Cómo voy a regresar a mis
hijos? Y mis hijos se encontraban en la casa, los siete se
encontraban en la casa. – Eeh, ¿cómo voy
a regresar a mi casa? ¿cómo regreso a mi casa?,
decía. Los menores hijos qué es lo que pueden
hacer, dice, ¿a dónde iré?, decía.
Estoy llorando en ese momento.
Entonces, eeh, nos hemos oscurecido
ese rato, justamente, ehh, mandamos a que los militares vengan
pero, sin embargo,
se negaron. Ese rato no había para comer nada. Eeh,
nos quedamos en las cumbres, en las alturas a vivir conjuntamente
con nos…con nuestros hijos, con nuestros hijos nos quedamos
en el…en las…en los cerros.
A eso de las seis de
la tarde nos íbamos a los cerros
y con los hijos nos fuimos a los cerros porque no podíamos
ir a ningún sitio. Eeh, no podíamos irnos de
San José de Acobambilla. ¿A dónde vamos
a ir?, decíamos. ¿ A dónde vamos a irnos
con nuestros hijos?, decíamos, tanto con nuestros hijos
en nuestro regazo. Después estos hijos, hoy en día,
no tienen estudio. Él último de mi hijo se encuentra
aquí, está desnutrido, está como un loco,
eeh, no tiene juicio, no está en su razón. El
mayor de mis hijos también está mal. Tampoco
puede hacer nada. No tiene capacidad para hacer algo. Por eso,
eeh, hoy en día, eeh, se siente como que estuviera mareado
y digo, tengo..habrá que tener paciencia. En esa época
comíamos tierra en los cerros porque no teníamos
comida y yo viví comiendo tierra y mis hijos me decían: ¿Cómo
vas a comer tierra?, me decían. Pero, vamos a comer
esta tierra porque está rica la tierra, decía
a mis hijos. Y vivíamos, caminábamos.
Y por eso,
señores, de la…de la Comisión
de la Verdad necesito ayuda para mis hijos, necesito…porque
mis hijos no tienen nada. No tengo animales, no tengo gane..no
tengo ganado, tampoco es…es insuficiente mi ganado. Mis
hermanos, mis concomuneros saben muy bien en qué situación
me encuentro. Soy pobre, soy pobre de ropa, eeh, vivo en sufrimiento
señores de la Comisión de la Verdad. Eeh, por
eso no tengo hermano, no tengo hermana, soy sola, me encuentro
sola. En el pueblo todos se acabaron, todos murieron, a todos
nos han acabado. Por eso con mi único…con mis únicos
hijos, eeh, hoy en día los dejé a mis hijos y
por eso he venido acá. Eeh, por eso como no sabría.
Estos sufrimientos las viudas cómo hemos pasado, no
tenemos ganado, no tenemos bienes, aunque algunos si tienen
algunos ganados, eso ya acabó, señores de la
Comisión de la Verdad. Eso es mi palabra.
(fin de la
traducción en quechua)
Es así…es así que señores de la
Comisión de la Verdad han podido escuchar la situación
dramática de lo que la subversión hizo en Acobambilla.
Un tratamiento psicológico para todos los niños,
trabajo para todos los pobladores, apoyo para los que retornaron
de las ciudades, equidad en la indemnización porque
hemos escuchado en Lima y se ha publicado a nivel del Perú que
en Barrios Altos y en la Cantuta han dado millones de dólares.
Eso si a ustedes no nos dan aquí en Huancavelica si
quiera lo poco que es, sería una injusticia también,
eso. Acceso a Huancavelica en la construcción de la
carretera, garantía para el pueblo y un puesto policial
para Acobambilla.
Tengo aquí la relación que en estos momentos
de todos los víctimas, estaré entregando. Son
más de 55 víctimas asesinados por Sendero Luminoso.
Gracias.
(Testimonio de la señora Trifunia en Quechua)
Mario
y Rubén, hemos escuchado con mucho interés,
con mucha atención vuestro relato, vuestro testimonio.
La comunidad nacional está tomando conocimiento de la
crudeza, de la crueldad con que vuestras comunidades fueron
maltratadas. Todo lo que nos han dicho con mucho valor constituye
para la Comisión un instrumento de trabajo muy importante.
Ya la comunidad nacional está advertida del dolor y
el pesar de ustedes. Lo que hará la Comisión
de la Verdad es ratificar en su informe todo ese trato cruel,
toda esa miseria y esa insania que pasaron ustedes como consecuencia
de la violencia política. Los miembros de la Comisión
de la Verdad y Reconciliación estamos muy reconocidos
porque han venido a cumplir ustedes con un deber cívico.
Han dicho su verdad, esa verdad ha de ser tenida en cuenta
por la Comisión. Sus anhelos de reparación para
sus pueblos también formarán parte de nuestra
propuesta. No vamos a ser ajenos ni indolentes con vuestro
drama, estamos seriamente impactados por todo lo que ha pasado
con ustedes y estamos llevando como un encargo de ustedes esas
sus demandas para que en el informe al gobierno le digamos
estos son los requerimientos urgentes para hacer justicia con
estos pueblos. Les agradecemos por su presencia.
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