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Tema: “La población campesina en el centro del conflicto”

Segunda Sesión, 25 de mayo de 2002, 3 p.m. a 6 p.m.

Damos comienzo a la segunda sesión de la misma. Antes de llamar a los próximos tes…testigos, tes..testimoniantes, yo, oh, desearía públicamente expresar nuestro agradecimiento a las comunidades de las provincias de Angaraes, Lircay y Huancavelica así como a los organismos de defensa comunitaria y a las contrapartes de la consejería de proyectos por el maravilloso agasajo del cual hemos sido objeto. En realidad se ha tratado de una lección de solidaridad y cariño y hemos recibido no sólo los maravillosos frutos que ofrece la tierra huancavelicana, sino sobretodo hemos recibido alimento espiritual que nos conforta y respalda en la grave responsabilidad que nos ha tocado asumir. Dicho esto, pasamos a convocar a los primeros testimoniantes e invitamos al señor Rubén Chupayo Ramos, a la señora Trifunia Apumayta Torrealva y al señor Mario Camacllanqui Laurente a que se apersonen para brindar sus testimonios.

CASO 8. ATrifunia Apumayta Torrealva, rubén Chupayo Ramos,
Mario Camacllanqui Laurente

Por favor, nos ponemos de pie... Señora Trifunia Apumayta Torrealva, señor Rubén Chupayo Ramos, señor Mario Camacllanqui Laurente, ¿formulan ustedes promesa solemne de que su declaración la harán con honestidad y buena fe y que por tanto expresarán sólo la verdad en relación a los hechos relatados?
Sí, sí…
Bien, muchísimas gracias, pueden tomar asiento.
Doña Trifunia Apumayta, don Mario Camacllanqui, don Rubén Chupayo, les damos nuestra más cordial bienvenida a esta audiencia pública pero antes de ir a la formalidad misma de la audiencia creo va a ser necesario manifestar lo siguiente. Durante la mañana ustedes son testigos presenciales de los testimonios que estamos recogiendo. Todos estos testimonios grafican de una manera dramática y real los graves problemas generados por la violencia política. Es bueno resaltar que a pesar de la crudeza, de la forma increíble como esa violencia se ha manifestado en estos sitios, la nobleza, la generosidad del mundo andino no ha desaparecido; por el contrario, se muestra más latente. Porque este gesto de querer compartir los productos de la naturaleza después de la jornada de trabajo que hemos tenido en la mañana es una muestra elocuente de que nuestra gente tiene grandes valores y da mucha pena cómo, a pesar de ser una gente andina con grandes cualidades, la violencia lamentablemente en su época, en esa trágica época fue cruel con ello.
Ustedes vienen a dar su testimonio, ese testimonio nos va a permitir conocer vuestra verdad. Esa verdad es importante para la comisión que respetuosa de ella, cuando tenga que hacer su informe final, tiene que necesariamente recordar las cosas que han dicho ustedes. Por eso, vuestro testimonio es de suma importancia, de gran utilidad. Queremos escucharlos. Hagan uso de la palabra con toda libertad, sin temor de ninguna naturaleza. Queremos escucharlos, pueden empezar con su relato.
Bien, señores de la Comisión de la Verdad, previos mis saludos de esta tarde quisiera decirles mi nombre, es Mario Camacllanqui Laurente. Actualmente soy el alcalde de ese distrito. Acobambilla se encuentra situado al cono norte de la provincia y departamento de Huancavelica. Acobambilla era un pueblo próspero, un pueblo tranquilo hasta que el año 1982 ingresan la subversión y luego amenazan y obligan a todas nuestras autoridades, a todos sus dirigentes comunales y a todos los que tenían un poco más de ganados a repartir sus bienes en un plazo de tres días y luego renunciar sus cargos a todas sus autoridades. Pasado el año 1982, en el año 1983 llega la subversión y empieza a ejecutar cruelmente, sádicamente se puede decir a todos los que hicieron caso omiso a las reglas que ellos le han dicho. Tal es así, en el año 1983 muere primero el señor alcalde Erasmo Surichaqui y candidato a la Alcaldía Feliciano Llallico y así continúa la matanza con crueldad el año 1984. En el año 1984 llega el ejército a San José de Acobambilla, luego queman más de 286 casas y luego lo detienen al teniente alcalde.
En ese mismo año, el..el del 1984, también 83, voy a repetir, me he olvidado, la subversión también quema tooodas las instituciones públicas, tooodos los archivos de todas las instituciones comunales, políticos y delicias y luego empiezan también a repartir la granja comunal de San José de Acobambilla y así continúan las..las matanzas desde el año 1984 a 1991. Dejo ya a don Rubén.
Bien, señores miembros de la Comisión de la Verdad, en primer lugar pasen un buenas tardes. En segundo lugar, pues, me identifico. Mi nombre es Rubén Chupayo Ramos, hijo del que en vida fue don Paulino Chupayo Huamán quien ha sido gobernador distrital de San José de Acobambilla. Bien, los Sendero Luminosos, pues, dentran el año 1982 cuando yo tenía diez años directamente a la escuela, a las cuatro de la tarde. Entonce pues, en ahí, una..una señora y un varón. Entonce a todos los alumnos nos han reunido al salón, a todos los profesores y pues nos inician a explicar que nosotros somos..no podemos ser dependientes de los yanquis, de lo contrario nosotros debemos derrotar. De esa manera nos explicaron y luego iniciaron a escribir en la pizarra diciendo: Viva el presidente Gonzalo, de esa manera, y dijo que vamos a matar a los ricos, vamos a matar también a los que…a las autoridades, de esa manera y si fueron y nuevamente el año 1983 llega pues ya más de treinta o cuarenta terroristas. Ya, como ya me antecedió el señor alcalde, matan a esos dos señores autoridades. Entonce la gente se han ido cuando le han asesinado por la primera vez, nosotros jamás habíamos visto esa matanza, jamás habíamos visto ese asesinato de persona a persona y si fueron toda la gente llevando sus cosas y el año 1983, entonces solamente quedan en Acobambilla algo de treinta personas.
Después enterraron pues sus familiares a la víctima. Estoy viendo eso a los..cuando yo tenía…a los once años. Entonce enterraron y todos, la gran mayoría de la gente hemos vivido en el campo y la población era un desierto y luego, la gran mayoría se han ido a las ciudades y ahí han vivido. Y nosotros, los que hemos quedado en Acobambilla éramos poquitos, los que realmente hemos sido de baja economía. Entonce, en 1984 llegan los señores militares. Los señores militares llegaron y luego pues quemaron todas las casas, a más de 296 viviendas en ceniza, en polvo lo dejaron. Y no tenemos nada que comer, todo..quemaron todo y luego pues pasaron así quemando al distrito de Manta. Nosotros la..toda la población, algunas que hemos quedado nos hemos ido, eeh, al campo, atrás de nuestros ganados, porque allá lo..vivíamos en las estancias criando ovejas, vacas, llamas, en fin, con todos los animales. Entonce llegan los militares con helicóptero de seis días, cuando nosotros hemos vivido comiendo realmente en el campo el chicuro, es una fruta que..del campo, es una fruta natural el chicuro y después el huarajo. Con eso mucha gente hemos vivido todo..de esa manera con ese miedo cuando han quemado la casa. Y luego de ocho días vuelven pues los señores militares con helicóptero a la escuela, y todos, niños, ancianos, jóvenes, todos esperábamos con bandera blanca, pidiendo la pacificación porque dice era una seña que se debe mostrar para que haiga paz, para que no nos maten. De esa manera hemos esperado y llegado el helicóptero pues, eeh, aterrizó atrás de la escuela, al borde del río y nosotros aproximadamente de cuarenta personas hemos esperado en el…en la escuela. Entonces llegó el general Huamán. El general Huamán nos llamó con paciencia, con tranquilidad: No tengan miedo, no vamos a hacerle nada, diciendo y nos ha traído un..alimentos a pocos, ¿no?, realmente a todos que estuvimos en ahí nos ha dado unas migajas. Puede decir, atún y arroz y otros alimentos pero ese era para dos días, para un…para un…para un almuerzo nada más y luego nos, eeh, nos dijo que tranquilícense, a partir de ahora no va a pasar nada, de esa manera. Entonce, si fue y luego, eeh, los militares quedan en ahí aproximadamente de un mes.
Después de eso detienen a más de cincuenta personas pero sin hacer ningún daño y ahí detenían, soltaban uno por uno, uno por uno de acuerdo a la investigación. De esa manera pasó y si fueron a la base de Manta. Bueno, en ahí hemos tratado de construir la comunidad de San José..San José de Acombilla Entemanta a construir la base para que puedan establecerse en Manta. En 1985, mi papá, Paulino Chupayo Huamán, fue designado como gobernador distrital y tranquilamente ese año cumple el periodo como gobernador. En 1986, 87 ingresa como juez de paz también tranquilamente cumple en función pero siempre había eeh, el movimiento de terrorismo.
Luego, en 1989, nuevamente mi papá pues, eeh, fue designado como gobernador distrital. Dentro de esto pues, un día 3 de diciembre llega la hora que le van a asesinar a mi padre. El día 3 de diciembre, un día domingo del año 1989, yo para esto..yo vivía en el campo, en una choza con ganados ovinos. Yo vine a las ocho de la..a las seis de la mañana de la estancia llamado Patacancha, así al distrito de Acobambilla porque el..los señores militares nos dijo que cada domingo tienen que izar el pabellón nacional. Era obligatorio y todos llamaban la lista ese día domingo, todos los domingos. Entonce yo vine a llevar mis víveres, en eso pues see..en el camino cuando yo estoy viniendo cabalgado con un caballo, estaba una persona armado en el camino llamado Sajapampa, en una estancia. Entonce me dijo, como el caballo venía con ah..con una velocidad me dijo: ¡Alto carajo! y el caballo pasó pues con una velocidad aproximadamente de cincuenta metros y detenió el caballo y casi me bota. Entonce, como no había obedecido no era culpa mío sino que el caballo pues era uhm, más rápido, ¿no?, corría. Entonce, me bajé, le he saludado: Buenas tardes, jefe, le digo. Entonce me dice: Buenas tardes…buenos días, disculpe, buenos días. Entonce inmediatamente me pregunta: ¿Por aquí andan los señores militares o no?, me dice. Sí, le dije, siempre, porque a veces, eeh, como hay movimiento siempre salen de patrulla, le digo, de esa manera. Entonce ya caminamos a veinte metros, nuevamente me insiste a preguntarme, me dice, ¿Aquí andan los señores militares o no?, me dice. Sí andan, le dije, ¿Por qué me pregunta, le dije, si usted, me dije que conozco por aquí, que como patrulla he venido una vez también?, me dijo, porque así también me contestó. Entonce yo fui, ya caminamos, entonce ya nos acercamos cerca a un corral es donde que le llenamos la oveja, es un corral de pura piedra percada. Le vi así, entonces ahí estaba niños y señoras en un corral rodeado por dos terroristas. Entonce me dije: ¡Suelta ese caballo, carajo!, me dice: ¿Por qué?, le digo, porque tengo que llevar esto para traer mi alimento, le dije, ¿Qué pasa, pues señor soldado…mi soldado?, pues ahí todo palabreo era “mi”, mi soldado, le dije. Entonce me dice: ¡Suelta ese caballo, carajo!.. ¿entiendes o no?, me dice. Entonce todavía no lo he soltado, cuando me dijo de esa manera, ya, un poco más con fuerza me acercó con su arma, bueno, yo le solté al caballo. Entonces nosotros somos los compañeros, inmediatamente me dijo. Yo soy el compañero, me dijo de esa manera. Entonce yo inmediatamente me he asombrado, me he caído total moral. Entonce seguía caminando, inmediatamente he visto atrás de un..de una choza más de cuarenta personas, más de cuarenta personas entre mujeres y..y habían unos niños más…un jovencito más o me..aproximadamente de dieci…catorce, trece para arriba y había mujeres, había varones. Dentro de esto, ya, peor me he caído moral, seguí caminando más ahí, al corral dentramos, ¡Pasa adelante!, me dice. En ahí estaban echado, atrás del corral, cuatro personas, amarrado la mano y encima de la rodilla aplastado con unas piedras lajas y con eso ya me asusté. Pienso que a mí también me va hacer así porque yo esa vez yo tenía dieciséis años. Entonce, inmediatamente me pregunta, ¿Quiénes son las autoridades de Acobambilla? Te tienes que avisarme, sino me avisas te voy a llevar a San Pedro, me dijo. Yo dije, ¿dónde será San Pedro?. Entonce cuando me dijo así yo me he asustado, yo le dije: Yo no conozco, no conozco, no…¿quién será?, le dije, ¿quién será?. Entonces de una esquina dice pues, no: Ese es hijo del gobernador, ese es hijo del gobernador. Una persona mascarado está tratando de…de insistirle a ese persona que estaba con arma. Entonce, yo le dije: Yo no soy. Entonce, de unos minutos, inmediatamente se acercó una señorita, me dice, agarrado su bayoneta: Oy, concha su madre, ¿vas a avisarte o no vas a avisarte?, me dice de esa manera, ¿quiénes son las autoridades de Acobambilla?. Le dije: Yo no conozco porque yo recién llegué de Huancayo, así he desmentido. Entonce, me dice: Si es que escapas te voy a matarte, me dijo de esa manera. ¿Estás viendo esta bayoneta?, me dice. Y en una lata traía, en una le..lata de leche Gloria con una mechillita que salía, a eso le llamaban granada. Con esta granada te voy a matar, me dice. Entonce, inmediatamente el..el hombre que me ha llevado también me hizo ver sus ar...sus balas, de este tamaño. Era del fal, entonce yo me he asustado. Entonce, ¡Échate al suelo!, me dijo. Yo me eché al suelo. Entonce, para esto, inmediatamente están organizando porque bajo una hora estaban ellos también ahí. Se organizaron, rapidito, dijo, tú vístete con ropas de militares y ya se disfrazaron inmediatamente con ropas de militares, aproximadamente de dieciséis a dieciocho personas se vistieron ropas de militares. Entonce, agarran al carnero que estaba de ahí a un pequeñito aproximadamente de seis meses, un car..carnerito, lo mataron y luego pues lo prepararon a dos terroristas de..de ellos mismos diciendo que vamos a pintarle a ellos. Lo bañaron la cara, todo bien completamente sangrentado con esa sangre del animal y dijo: Esto va a ser nuestra estrategia para poder entrar a Acobambilla. Nosotros vamos a decir somos los ejércitos de Manta. Así vamos a decir y hemos agarrado a estas terroristas, diciendo, nosotros vamos a ingresar. Diciendo están ahí hablando, porque yo escuchan…estoy escuchando a..a cinco o seis metros no más y están hablando de esa manera. Entonce, lo disfrazaron y a ese dos terroristas ya..ya está bañado con sangre y todo, ya inician a caminar. ¡Vamos, vamos!, diciendo, ya, iniciaron a caminar después de tomar desayuno, después de todo.
Después caminaron aproximadamente de quince minutos, las otras personas quiénes ha quedado me…nos inician a conducir a todos los que estaban amarrados de la mano y a tod..a mí, algo de dieciocho, bueno, lo que han sobrado. Nos, eeh, conducen, ellos ya se caminaron pues llevando a ese dos presos para hacer confundir a la gente. Caminaron a quince…quince minutos y..y nos iniciaron a llevar a su atrás. Entonce, del señor Nicomedes Torres, era el presidente de la directiva comunal, su correa pues se salió y estaba caminando pues el pantalón abajo hacia la rodilla ya. Entonce yo me he escapado de esa fila y le he alzado inmediatamente. Le alcé, le ajusté la cintura y ca…y seguimos caminando y en ahi el secretario, el señor Reynaldo Surichaqui, el señor teniente gobernador ha sido Ricardo Surichaqui Huiza, el señor Anacleto Villasana también ha sido teniente gobernador de..también ha sido con cargos, autoridades que ya estaban con preso. Entonces yo, bueno, suelto he venido, ahí no..no me hicieron nada. Suelto estoy viniendo, entonces, a nuestros costados se formaron esos terroristas y a nosotros en el medio nos está llevando por el camino hacia Acobambilla. Ya estamos llegando a Acobambilla, aproximadamente faltarían dos kilómetros para llegar a Acobambilla y los..los que estaban vestidos con ropas de militares ya estaban ya cerca a Acobambilla, a..a quinientos metros aproximadamente. Entonce, todo por el camino nos llevaban insultándonos, diciendo: Ahora, pues, corretéanos con su..con piedra, ahora pues corretéanos con honda, ahora pues con el..con el pico, eeh, con su mango, corretéanos. Ahora pues, cerro en cerro, búscanos, ahora pues mátanos, diciendo, insultándonos está llevando; repetidas veces, repetidas veces. Agarrados su ar… su ese bomba en su mano.
Entonce, ya estamos llegando ya adentro y nos hace echar cuando había un sonido de avión, nos hace echar todos al suelo. Toditos estábamos echados en el suelo. Levantamos de dos minutos, seguíamos caminando y así y esos vestidos de ropas de militares ya habían llegado a Acobambilla, a toda la población ya habían reunido, ya estaban formados ya para llegar. Entonce faltando dos..trescientos met…doscientos metros para llegar a todos los que nos han llevado, a toda la persona, a aproximadamente a dieciocho personas nos han llevado por el camino dos terroristas no más ya. El..los restos se han metido por la quebrada, se han metido por la quebrada y ya se habían desplazado atrás del cementerio, atrás del Concejo por det..por otros lugares ya. Y nos sueltan por el camino, por el puente, entonce, por el puente nos sueltan y el que estaba el terrorista parado en la esquina nos dice: Apúranse, carajo, corran, este rato van a llegar ustedes, ya estamos alzando..alzando la bandera, diciendo de esa manera. Y teníamos que correr todos y a la fila nos ponimos. Entonce, ese los que nos han traído ya no se presentó. Entonce, inmediatamente he corrido a buscar a mi mamá. Entonce mi mamá estaba en otra fila y ya no podí pasar a la fila a avisarle. Entonce estoy parado en ahi y tocaba a todos los jóvenes diciendo: Tienes buen pecho tú no..tú eres..tú tienes buen pecho, vamos a ir al ejército. Estás bien para que sirves la Patria, de esa manera. ¿Aceptas o no a aceptas?, decían a los jóvenes y los jóvenes con miedo decían: Sí vamos, sí vamos. Entonce algunos el…otros es..nuevamente después de pasar eso, llama a la lista nuevamente, una lista toditas las autoridades porque ha sido en la lista más de treinta personas. Entonce lo llamaron, entonce solamente veinte había y todos ya estaban en el..en la gobernación, todos. Entonce ahí ese dos terroristas castigan, le hacen planchas, le pisotean. Este terrorista es lo que nos destruye al pueblo, este terrorista es lo que malogra las obras del pueblo y queman las oficinas, ¿qué vamos a hacer señores?, diciendo, le pregunta a la población. Entonce había una persona le dijo: Vamos a matar. Y basta era esa palabra para decirle, volvió a cinco pasos y se comunicaron con otra persona, entonce dijo, de unos minutos dijo: Ya, todos van a pasar al Concejo, el..la puerta del concejo ya le abrió la puerta. Y nos dice: A..a estas autoridades hemos venido nosotros de Manta para poder cambiar porque ya es tiempo que deben cambiar ellos, porque ellos incumplen de traer leña, ellos incumplen de traer carnero. De esa manera, aduciendo lo..nos dijo de esa manera y lo llevan pues a la gobernación a todos los veinte que estaban ya en la lista.
Y a nosotros, a tod..más de trescientos personas que hemos estado formados, a..en columna de uno hemos entrado toditos al Concejo. Y el Concejo hemos estado bien llenos, bien, bien llenos, completamente unos sobre otros. Entonce, inmediatamente se presenta esa persona diciendo que: Nosotros, discúlpanos señores, esta es nuestra estrategia, nosotros somos los compañeros. Y toda la gente se asombraron, todos. Bueno, y pa..y para esto, a los veinte personas ya estaban detenidos en la gobernación y todos nosotros en el Concejo y dijo: Van a morir todos aquí. Y ya estábamos peor con eso asombrados. Niños, ancianos, jóvenes, todos. Dentro de esto, de unos minutos, suena pues dinamita. A un cuarto de dos por dos, o de tres por tres era un cuarto, ahí lo habían juntado a toda esa gente, a esos veinte personas y lo habían metido en ahi la dinamita. Y todos cuando desmayaron, uno por uno, cortando las sogas había amarrado su mano y había sacado uno por uno afuera, a la plaza principal y hay una piedra llamado suiturume. Es una piedra alta de aquellos…eeh, de los antiguos personas de los Incas que han puesto todavía, se supone, esa piedra. En ahi en su delante estaban, esa piedra sabe todo el…es el testigo, sabría hablar él..él muchas cosas daría realmente lo que ha pasado, de los veinte muertos, cómo lo han matado. Entonce, de diez minutos, la seño…la señorita dentra pues sangrentado la mano, los dos manos en su mandil, sangrentado completamente. Yo le vi entonces, ya lo mataron seguro a mi papá. Entonce estamos ahí, llorando dentro, silenciosamente y escuchó él que estamos llorando y dijo: ¿Quién está llorando?, ahorita lo voy a sacar y lo voy a matar. De esa manera, entonces, nos calmamos ahí. Entonce en ahí ya insultó a toda la gente y dijo: Ahora, nosotros vamos a matarles. ¿Quién está llorando? Ahora lloran pues de ese cabeza negros autoridades, ya murieron ellos. Ahora tanto lloran de esos cabezas negros, diciendo de esa manera esa chica nos trató de insultar, de decir. Ahora todos van a morir, de esa manera dijo. Entonce no pasó dos..dos minutos más dijo: Ya, todos van…van a salir afuera. Tres últimos, dijo. Entonce los restos terroristas ya estaban cargando ya todo con animales, toda..todo que vinieron de las personas, esas, eeh, productos de los feriantes, ya llevaban con animal, conducían ya hacia por donde han entrado los terroristas. Con caballos llevaban más…con más de treinta caballos, destruyendo todas las tiendas, todo cosas llevándose, se han ido.
Entonce, cuando nos dijo esas personas que han quedado, algo de ocho personas, militares no más, nos dijo: ¡Tres últimos salgan! y toditos hemos salido, pisando uno sobre otro porque la puerta es dos metros por un.. uno setenta metros nada más y ahí salíamos como pueda y lo que estaban en el suelo la persona se hacían pisar todo, levantaba, caminaba y en la plaza nos hacían..nos hizo formar a todititos delante de los veinte muertos. Para salir, estaba pues, prácticamente, todititos amarrados la mano. Pasamos por diez metros, por su abajito pasamos de los veinte que estaban en el suelo, yo pensé que está pues, no, echados no más. Entonces pasamos por abajo y nos hace formar ahí. Entonce, dice: ¡Viva el presidente Gonzalo! Y así mueren los..los cabezas negros, diciendo de esa manera todavía nos trató de hacer hablar, de esa manera. Y después dijo: ¡Ahora desaparezcan de esta plaza, tres últimos! diciendo, dijo y se corrieron la gente como pueda, como pueda y lo sueltan una dinamita en el..en el Concejo y vuela toda la calamina. Todos al suelo llegaba la calamina.
Den..dentro de esto pues, señorita, que ha pasado, señores miembros de la Comisión, he..hemos quedado cuatro personas ahí. Yo, mi mamá y otras señoras más y yo..algunos, bueno, volvieron de más allá pues no..nosotros cuando ni bien están escapando los terroristas, acercamos. Yo a mi papá acerqué, entonces estaba amarrado la mano y todavía la mano estaba caliente, el cuerpo. Lo solté, inmediatamente, entonces le he sacudido así pero me estaba viendo y estaba arena echado en la boca. Algunos le vi así, prácticamente estaba pues algunos cortado la lengua, como puedan matarlo todo introducido la bayoneta todo por el cuello algunos. Entonce mi papá agarré pues pa levantarle, entonce en esto mi papá, el cebo que había estaba colgado por acá había introducido las bayonetas. Entonce iniciábamos gritar en esos momentos porque realmente ha sido un terrible que nosotros hemos pasado. A mi padre he hecho levantar… srrrr… mi pobre padre ya estaba muerto es…srrrr….nosotros hemos quedado realmente, totalmente destruidos. Todos los huérfanos, todas las viudas…srrr…..todos sus hijos agarrados de cada una de nuestra familia, toda esa veinte…de los veinte personas y los restos ya se fueron a Huancayo ya….srrrr….Entonces nosotros dejamos en la plaza todavía todos, rodeando y llorando al lado del muerto. Y sobretarde metemos pues a la Iglesia. Todos en fila lo hemos puesto en la Iglesia porque ha dicho: No lo van a mover.
Entonce, inmediatamente pues, las señoras interesadas, sus esposas de los muertos me dicen: ¡Qué vamos a hacer ahora que..!. Entonce yo me decidí: Mejor yo me voy a ir al distrito de Manta, a la base. Voy a avisar a los ejércitos. Yo me fui a las tres de la mañana o a las dos de la mañana, yo me fui, a Manta, con caballo. Llegué a Manta a las seis de la mañana y al capitán le digo: Capitán, así ha ocurrido en Acobambilla y lo han matado a mi papá. Entonce dice: Hijito, qué vamos a hacer, ya lo mató pues. Ahora estoy..está…estoy sin personales. No hay personal, ahorita está de baja, por lo tanto, no hay. Entiérrenle no más, pues. De esa manera nos dijo. Y me he vuelto a Acobambilla. De tres días hemos enterrado. Entonce, cuando yo volví, ya realmente informé a todas las señoras y he..hemos enterrado de esa manera a los muertos, todos, uno por uno, en ese mismo día, en una hora habramos enterrado a todititos.
De esa manera hemos pasado ese momento más difícil y más crítico por los…por manos esos asesinos, de esos malditos terroristas que sin compasión nos ha tenido a todos esos hijos que hemos quedado más de ciento veinte huérfanos, todos, eeh, menores de edad, yo soy el hijo primogénito de mi padre y han me han seguido todos mis hermanos menores eran. Nosotros somos diez hermanos que hemos quedado en orfandad y así muchos también han quedado con ocho, con nueve, todos. Y nosotros hemos quedado desde ese momento sin educación, no hemos podido estudiar. Desde ese momento nosotros realmente no teníamos que agarrar porque realmente mis hermanos menores han sido pues niños, no sabían trabajar, lo que es nada es..unos niños todavía. Yo, desde ese momento he tenido esa carga de esos mis hermanos y así muchos hermanos mayores han estado cargados, y así muchos hermanos realmente han representado como padres para poder apoyar a sus hermanos menores y hacer crecer.
Para mí, realmente, el 90%, el 95% de huérfanos no han acabado sus estudios, han quedado en primaria, algunos bueno, en secundaria, ni algunos no habrán terminado también. De esa manera estamos hasta ahora, bueno pues, señores miembros de la Comisión de la Verdad, nosotros hemos vivido de esa manera. Y solamente pues, yo pido, una justicia, verdad para todos estos huérfanos a nivel de Huancavelica, en sus distritos que ha pasado. Yo pienso a nivel de todo el distrito será pues el 95% en cada distrito, en cada…en cada, en cada pueblo que han quedado huérfanos, estarán, a veces tristes, padeciendo, nosotros comiendo realmente esos alimentos, el chicuro, el huarajo. Hemos pasado los peores momentos, señores miembros de la Comisión de la Verdad, por lo tanto, pues, termino diciendo y pidiendo una justicia para todos, una justicia…y una justicia económica pues para todos aquellos que han quedado en orfandad. Y actualmente yo tengo 29 años a 30 años, que recién decidí a estudiar y actualmente estoy en pre-promoción de educación secundaria, recién, porque he hecho crecer a mis hermanos menores; ahorita el último tiene trece años.
Gracias señores miembros de la Comisión, he dicho, he hablado en estos momentos aquí en Huancavelica, en presencia de todos. Gracias señores miembros de la Comisión. Paso a la señora Trifunia.
(inicio de la traducción en Quechua)
Mamá Trifunia,¿quieres hablar en quechua? Si es así cuenta en quechua tu historia.
Señor Comisión de la Verdad, voy a hablarles, voy a contarles compoblanos, vecinos, les voy a contar, señor comisionado. Quiero testimoniar este caso que pasó en mi pueblo. En mi pueblo sucedió una tristeza, una inmensa tristeza pues hasta hoy no estoy en tranquilidad. A mi esposo lo han asesinado en la zona de Acobambilla. Hubo una feria, hubo una reunión donde… justamente cuando se encontraba en una reunión y mi esposo se encontraba ahí pero, sin embargo, hubo una reunión aproximadamente a las diez de la mañana, un momento de emban…embanderamiento. Nos reunieron a todos los pobladores, nos reunieron a todos. - ¿Qué es lo que hacen ustedes, terrucos?, eso es lo que nos dijeron los militares. Entonces de manera rápida nos reunimos. Entonces llegaron ellos con bayonetas en la mano. Entonces, eeh, dijimos: Estos no son los militares. Alguien decía: Son militares, decían. ¿Por qué se asustan?, decían algunos familiares. Pero yo decía: No, no son militares. Estos no son militares, decía yo. Entonces, nos hicieron formar. Dos llegaron totalmente, eeh, embadurnados con sangre. Lo, eeh, estiraron en el piso, lo pisaron…lo pisotearon y dijeron: Vamos a…vamos a matar a este terruco, dijeron. Entonces, nuestro pueblo dijeron: Sí, vamos a…sí conocemos, dijeron. Entonces, a todos, nombre por nombre, ehh, empezaron a llamar a los veinte..a los veinte personas. Entonces las veinte personas ingresaron adentro. Eeh, entonces, era un hermano mayor mío, el único varón. Ahora murió mi esposo. El nombre de él era Nicomedes Espinoza. El mayor se llamaba Maximino Torrealva. E..éramos tanto varón y mujer y mataron a mi esposo. Por eso sigo en una lástima y continua tristeza. Por eso cuando ingresamos adentro, nos llevaron adentro, eeh, cerraron la puerta. Entonces cuando ingresaron la puerta, eeh, ahí nos dijeron: Nosotros no somos los militares, somos los compañeros. Ahí es cuando cerraron la puerta. Eso es lo que dijeron.
Entonces había una tarra muy grande, no conozco, y eso decían que era la bomba y había una chica con esa bomba. Y nos amenazaban con esa bomba y decían: Con esto los vamos a matar. Y teníamos una niña…una hija. Esta niña nos decía, eeh, pues: Acá vamos a morir, me decía. O tal vez no sabía que mi esposo estaba ahí. Y acaso yo decía: ¿Cómo…en qué quedarán mis hijos, esta cantidad de hijos que tengo?, decía yo. Yo pedía a Dios, en nombre de Dios decía. Desde arriba, desde arriba…este…cuando veíamos por la ventanita, los veíamos de cómo arrojaban los papeles, los documentos hacia la…hacia la plaza y, eeh, incineraban en la plaza todos los documentos. Y cuando veíamos por la rendija, eeh, a toda..a empellones terminaron la puerta de la puerta de la casa. Eeh, y se llevaron todo esto, empezaron a reunir las cosas, tanto arroz, azúcar, las cucharas y todo esto reunieron y se llevaron.
Y cuando nos hicieron salir de la casa esta, nosotros corrimos, de manera rápida. Entonces nos dijeron: No queremos que ustedes estén, rápido salgan, nos dijeron. Entonces ahí…ahí estaban los veinte, las veinte personas se encontraban. Entonces vi ahí a mi esposo, ahí estaba mi hermano, ahí estaban mis familiares también. ¿Entonces qué es lo que están haciendo?, ¿qué es lo que ha pasado?, dije yo, ¿cómo voy a hacer yo? ¿a dónde voy a ir?, dije. Ahí yo lloré, grité. Eeh, yo tenía dos hombres, dos..dos hijos mayores y me dijeron: vamos, es que…vámonos porque si nos avienta la bomba nos van a matar, me dijeron. No, yo me negué a retirarme de ahí. - Yo no me niego..yo no me retiro, yo no me retiro, dije. Pero el resto de la gente se retiró, se fue. Entonces, eeh, otra vez volví, nuevamente regresé y que decía: ¿Cómo voy a regresar a mis hijos? Y mis hijos se encontraban en la casa, los siete se encontraban en la casa. – Eeh, ¿cómo voy a regresar a mi casa? ¿cómo regreso a mi casa?, decía. Los menores hijos qué es lo que pueden hacer, dice, ¿a dónde iré?, decía. Estoy llorando en ese momento.
Entonces, eeh, nos hemos oscurecido ese rato, justamente, ehh, mandamos a que los militares vengan pero, sin embargo, se negaron. Ese rato no había para comer nada. Eeh, nos quedamos en las cumbres, en las alturas a vivir conjuntamente con nos…con nuestros hijos, con nuestros hijos nos quedamos en el…en las…en los cerros.
A eso de las seis de la tarde nos íbamos a los cerros y con los hijos nos fuimos a los cerros porque no podíamos ir a ningún sitio. Eeh, no podíamos irnos de San José de Acobambilla. ¿A dónde vamos a ir?, decíamos. ¿ A dónde vamos a irnos con nuestros hijos?, decíamos, tanto con nuestros hijos en nuestro regazo. Después estos hijos, hoy en día, no tienen estudio. Él último de mi hijo se encuentra aquí, está desnutrido, está como un loco, eeh, no tiene juicio, no está en su razón. El mayor de mis hijos también está mal. Tampoco puede hacer nada. No tiene capacidad para hacer algo. Por eso, eeh, hoy en día, eeh, se siente como que estuviera mareado y digo, tengo..habrá que tener paciencia. En esa época comíamos tierra en los cerros porque no teníamos comida y yo viví comiendo tierra y mis hijos me decían: ¿Cómo vas a comer tierra?, me decían. Pero, vamos a comer esta tierra porque está rica la tierra, decía a mis hijos. Y vivíamos, caminábamos.
Y por eso, señores, de la…de la Comisión de la Verdad necesito ayuda para mis hijos, necesito…porque mis hijos no tienen nada. No tengo animales, no tengo gane..no tengo ganado, tampoco es…es insuficiente mi ganado. Mis hermanos, mis concomuneros saben muy bien en qué situación me encuentro. Soy pobre, soy pobre de ropa, eeh, vivo en sufrimiento señores de la Comisión de la Verdad. Eeh, por eso no tengo hermano, no tengo hermana, soy sola, me encuentro sola. En el pueblo todos se acabaron, todos murieron, a todos nos han acabado. Por eso con mi único…con mis únicos hijos, eeh, hoy en día los dejé a mis hijos y por eso he venido acá. Eeh, por eso como no sabría.
Estos sufrimientos las viudas cómo hemos pasado, no tenemos ganado, no tenemos bienes, aunque algunos si tienen algunos ganados, eso ya acabó, señores de la Comisión de la Verdad. Eso es mi palabra.
(fin de la traducción en quechua)
Es así…es así que señores de la Comisión de la Verdad han podido escuchar la situación dramática de lo que la subversión hizo en Acobambilla.
Un tratamiento psicológico para todos los niños, trabajo para todos los pobladores, apoyo para los que retornaron de las ciudades, equidad en la indemnización porque hemos escuchado en Lima y se ha publicado a nivel del Perú que en Barrios Altos y en la Cantuta han dado millones de dólares. Eso si a ustedes no nos dan aquí en Huancavelica si quiera lo poco que es, sería una injusticia también, eso. Acceso a Huancavelica en la construcción de la carretera, garantía para el pueblo y un puesto policial para Acobambilla.
Tengo aquí la relación que en estos momentos de todos los víctimas, estaré entregando. Son más de 55 víctimas asesinados por Sendero Luminoso. Gracias.
(Testimonio de la señora Trifunia en Quechua)
Mario y Rubén, hemos escuchado con mucho interés, con mucha atención vuestro relato, vuestro testimonio. La comunidad nacional está tomando conocimiento de la crudeza, de la crueldad con que vuestras comunidades fueron maltratadas. Todo lo que nos han dicho con mucho valor constituye para la Comisión un instrumento de trabajo muy importante. Ya la comunidad nacional está advertida del dolor y el pesar de ustedes. Lo que hará la Comisión de la Verdad es ratificar en su informe todo ese trato cruel, toda esa miseria y esa insania que pasaron ustedes como consecuencia de la violencia política. Los miembros de la Comisión de la Verdad y Reconciliación estamos muy reconocidos porque han venido a cumplir ustedes con un deber cívico. Han dicho su verdad, esa verdad ha de ser tenida en cuenta por la Comisión. Sus anhelos de reparación para sus pueblos también formarán parte de nuestra propuesta. No vamos a ser ajenos ni indolentes con vuestro drama, estamos seriamente impactados por todo lo que ha pasado con ustedes y estamos llevando como un encargo de ustedes esas sus demandas para que en el informe al gobierno le digamos estos son los requerimientos urgentes para hacer justicia con estos pueblos. Les agradecemos por su presencia.


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