Tema: “La población
campesina en el centro del conflicto”
Segunda Sesión,
25 de mayo de 2002,
3 p.m. a 6 p.m.
CASO 11. Lucía
Gonzalo Huamán y Olga Huamán Canales
Invitamos a la señora Lucía Gonzalo Huamán
y a la señora Olga Huamán Canales que se aproximen
para brindar su testimonio. Por favor nos ponemos de pie.
Señora Olga Huamán Canales, señora Lucía
Gonzalo Huamán formulan ustedes promesa solemne de que
su declaración la harán con honestidad y buena
fe, y que por tanto expresarán sólo la verdad
en relación a los hechos relatados.
Sí.
Muchas gracias por su declaración. Pueden tomar asiento……..Señora
Olga Huamaní Canales, señora Lucía Gonzáles,
les agradecemos a nombre de la Comisión de la Verdad
por venir a brindar su testimonio que como todos los que hemos
escuchado hasta el momento nos será de gran utilidad
para nuestro…para nuestra tarea de contribuir pues a
encontrar la verdad, la justicia y la reconciliación.
Por favor, ustedes tienen el uso de la palabra.
Muy buenas
tardes señores comisionados. Yo soy Olga
Huamán Canales y he venido a dar mi testimonio, lo que
a mí también me ha pasado. En año 1985
nosotros vivíamos en mina Caudalosa Grande y mi esposo
es Víctor Gonzalo Mejía; él trabajaba
en un hotel de empleados…mmm…cocinero. Y a él
lo hemos perdido en año 1994. Cuando aquella fecha hemos
vivido en la mina, él era amenazado por los senderos
porque él trabajaba en el hotel. Cuando nos fuimos nos
pasaron de Caudalosa Grande para minas Reliquias; ahí mi
esposo seguía trabajando como de cocinero y le han…siempre él
tenía ese amenaza y entraron los militares y lo llevaron
a mi esposo preguntando por familia Canales y lo hicieron tocar
la puerta y lo dijeron a mi esposo: “Si no desapareces
en cinco (5) minutos te enfriamos”. Y él deses…yo
me quedé en el cuarto desesperada, no sabía adonde
lo habían llevado; pero él volvió a la
casa así con toda su ropa que dormía, ¿no?,
y después mi esposo dijo: “Un tiro al aire han
dado para yo desaparecer, sino me enfrían”. Ahora
yo le digo: “¿Y toda mi platita que yo tenía?”. “Los
militares se han llevado”. Lo sacaron de ahí al
señor Canales, lo habían sacado; se fueron donde
las profesoras, lo sacaron, se abusaron de ella. Nosotros vivíamos
en un terror, con una pena, preocupación, con miedo
porque no teníamos adonde correr, ¿no?, y mi
esposo dice…yo le dije a mi esposo: “Podemos irnos
de esta mina”, “podemos retirarnos”. Pero él
decía: “No puedo porque yo tengo que trabajar
para mantenerlos a ustedes”.
En ese…después en año 1991, un veinte
(20) de enero, mi esposo se fue a su trabajo y no volvió en
la tarde. Yo pensé que él estaba tomando pero él
había ido a hacer compra pa’ la cocina, pa’ que
pueda cocinar. Cuando él estaba volviendo en esa mina
Diablojas había un cerro por ese dice de noche a las
siete (7), ocho (8) de la noche había aparecido cuatro
(4) hombres y se lo habían llevado a él, a él
nada más y yo estuve gestando a mi chiquito, uno de
ellos, y entonces…“nosotros somos los terroristas,
nosotros queremos que tú vayas con nosotros”,
pero él dice lloraba, imploraba delante de ellos diciendo
que “yo tengo mi familia, mi esposa está mal”.
Y él decía dice que “no, tú no tienes
que irte, tienes que estar con nosotros”, “tenemos
que ir porque tú toda la vida no vas a estar sirviente”, “tú sirves
al perro del Estado”, porque siempre al hotel entraban
los militares, siempre él atendía. Y llegó a
las cinco (5) de la mañana mi esposo, todo golpeado,
moreteado su cara, todo el cuerpo golpeado, llorando. Yo le
dije: “¿Qué pasó, adonde te has
ido?”. Él lloró, dijo: “Olga, a mí me
han secuestrado, me han llevado a mina Bonanza, me han tenido
ahí”. He amanecido toda la noche. Su zapato, la
plantilla se había sacado el otro. Y él lloraba,
al momento de tomar él lloraba, decía: “Cualquier
día yo voy a morir”. Y…así, así estamos
y mi esposo dijo: “Ya empezó a cerrarse la mina
de tanta violencia que había”, y dijo…yo
le dije: “Vámonos”.
Nos pasaron pa’ Caudalosa de nuevamente. Ahí estuvimos…nos
fuimos para Huancayo en año 1991, un 20 de noviembre
nos fuimos y ahí estábamos viviendo en Huancayo
y él no podía conseguir trabajo, trabajaba pero
no era como un trabajo seguro como él podía trabajar
para poder mantenernos a nosotros y en eso mi esposo dice: “Tendré que
volver a trabajar porque acá no hay trabajo”.
Yo vendía chupete yo andaba ahí, así, ¿no?.
y él hay veces, trabaja…trabajaba pero no le pagaban.
Y él en eso se volvió otra vez a mina Caudalosa
Grande. Como era conocido, los ingenieros le dijeron: “Gonzalo,
aquí hay trabajo”. “De nuevamente trabaja,
necesitamos un cocinero”. De nuevamente se había
puesto a trabajar, estaba trabajando. En eso ya vino todavía
para Huancayo, de ahí yo vine…por dos veces yo
vine a Caudalosa Grande; entonces en eso me dijo mi esposo: “Olga”,
me dice, él se sentía preocupado, al momento
de tomar lloraba y me dijo: “A mí me han mandado
tres cartas anónimas”, “yo tengo esa carta”; “Olga
si un día voy a desaparecer, nunca pienses que yo estoy
vivo porque yo voy a morir en la punta del cuchillo porque
a mí me han amenazado”. En eso nomás un
tres (3) de marzo, mi esposo desapareció. Y no sé de él
hasta ahorita, y la ausencia de él sufrimos en mi hogar.
Sus hijos le necesitan porque él era un hombre muy bueno,
cariñoso, amoroso de sus hijos y para mí también.
Por eso tanto hemos llorado….en eso, no sabía
y un día me dice en mi sueño: “Olga, yo
estoy en mina Madona”, “a mí me han llevado
los terroristas y me han matado, y me han metido ahí,
ahí estoy. Estoy trabajando”. Mis uñas
todas ya se me han acabado, ¿no tienes un martillo pa’ que
me puedas emprestar?”, me dice. Le digo…yo le digo: “ Te
habrás ido con otra mujer”, “qué te
van a matar a ti le dije”. “No, sí es verdad,
Olga, estoy trabajando, por favor”. … verdad lo encontré su ropa amontonada en el
cuarto, su chalina lleno de su cabello que se había
caído; recogí, lo llevé a su cuarto de
mi prima. Ahí empezamos a velarlo. Y en mi sueño
me dice: “Olga, al muchacho que me ayuda le he emprestado
mi casaca, no te vayas a olvidar, lo vas a pedir”, me
dice. Y al día siguiente me desperté, me fui
al hotel le dije: “Joven, dice su casaca que le ha dejado
mi esposo”, le digo. “Sí señora me
ha emprestado”, me dice. “Ya”, le digo. “Joven,
la grabadora también dice que había dado”,
le digo. “Señora, yo le he emprestado plata; de
eso es lo que lo voy a qued…hacer quedar la grabadora”,
me dice Su casaca sí lo tengo, sí me ha dado
su casaca porque yo no sabía si él lo había
emprestado o no, pero en mi revelación él me
ha…me dijo así. Yo llorando me regresé a
Huancayo. Llegué a mi casa. Mis hijitos: “Mamita,
mi papá”, me dicen. “Tu papá no se
sabe dónde está; estará muerto o estará vivo.
No sé”, le digo. Y para mí la vida era
muy dolorosa; perder a mi esposo y me quedé con mis
cuatro hijos y no tener ni familia. Yo lloraba ahí bastante;
un día hasta pensé matarme aventarme al Río
Mantaro, a la bebe que estuve lactando, cargándome,
y a los demás mis hijitos amarrarme a la cintura y vendarme
los ojos y aventarme al Río Mantaro; porque la vida
era triste para mí, perder a un ser querido es muy triste.
Y yo le dije: “me voy al río y me aviento, yo
sé que voy a…así voy a terminar yo también
y no voy a sufrir”, porque yo no tenía familia
en Huancayo, no tengo. De ahí dije, me puse a llorar;
lloré, de ahí dije: “Pero qué voy
a hacer, muriéndome, matándome, qué voy
a hacer; sería una cobardía para mí quitarme
la vida. Mejor me pondré fuerte, trabajaré”.
Yo andaba ahí, buscando trabajo, tocando las puertas
pero no conocía, nadies me decía: “Aquí hay
trabajo”, me decían: “Serás ratera” o
serás cualquiera cosa, por qué tú puedes
andar así, agarré mi documento en la mano llevando
a los señores comisionados. Yo les pido, les ruego bastante
a ustedes que lo puedan investigar a mi esposo, si él
está vivo o él está muerto. Si él
está vivo, por favor que vuelva porque todos lo necesitamos
a mi esposo, porque era él muy bueno con nosotros, durante
los quince (15) años habíamos vivido tranquilos,
sin llegar ni a denuncias ni a demandas señores; nosotros
vivíamos tranquilos, a sus hijos él era cariñoso,
bueno. Pero lamentablemente lo hemos perdido y sufrimos. Por
eso yo les ruego a todos ustedes que lo puedan investigar y
así para nosotros poder tranquilizarnos si él
está muerto para decir que él de lo alto ruegue
para sus hijos y pa’ todos nosotros; ya si él
está aunque sea inválido él puede volver
a la casa para decir: “esposo”, o mis hijos para
que digan: “papá”, si quiera ya el cariño
de padre ellos pueden tener y así para poder vivir tranquilo.
Nosotros vivimos parece traumados al momento que vivimos tranquilos
pero para nosotros no hay una tranquilidad, no hay un descanso,
no hay para decir: “Hija, hoy día no trabajes,
hoy yo traeré” o “yo te daré algo”.
Yo soy padre y madre pa’ mis hijos; yo lucho, yo trabajo.
Y así a muchas señoras les digo qué podemos
hacer, ¿no?, solamente tener fe en Dios y trabajar,
salir adelante, y gracias a Dios que esta Institución
se ha formado, que están investigando, que se llama
la Comisión de la Verdad, ¿no?, pa’ todos
nosotros, así para decir a muchas personas que ellos
puedan venir también a dar su testimonio, a decir lo
que ellos han sufrido así como nosotros hemos sufrido
mucha violencia, mucha tristeza, una pena pa’ nosotros
que no podemos olvidarnos, que no podemos tranquilizarnos siempre
al momento de recordar tenemos una trauma parece que las cosas
ya puede pasar de nuevamente, eso siempre yo lo tengo presente
las cosas que yo he vivido, que yo he pasado, señores,
y una vez más yo les digo que pueda investigarse, que él
vuelva mi esposo; hasta ahorita yo trabajo hay veces no hay
trabajo para mí, mis hijos estudian, necesitan lapicero,
necesitan cuaderno. La gente ¿quién lo…?,
quizás lo ha secuestrado, quizás lo ha matado;
ellos quizás estarán tranquilos pero quienes
lo que sufre es la familia, lo que hemos quedado en la casa
con los hijos, para dar de comer, para dar de vestir, para
su educación; mi hijita la mayor se ha quedado sin estudio,
ha terminado solamente su primaria porque no tenía dinero
no lo puedo hacer estudiar y ella trabaja, me ayuda con mis
hijitos. Ahora tengo tres menores que están estudiando
y el otro mi chiquito de tanta pena de su padre al perder lloraba,
no sé, lo habrá chocado un mal aire, no sé,
siempre sufre de eso de la epilepsia ese mi hijito sufre. Cuando él
tiene pena o cualquier cosa él siempre…ya está desmayándose,
se muere ese mi hijito; el otro igualito. Mis hijitos lloraban
bastante y hasta ahora lloran ellos, sufrimos bastante, no
hay una tranquilidad pa’ nosotros. Y así también
muchas personas estarán llorando así como nosotros,
cuántos estarán sufriendo así como nosotros
lloramos, cuántos muertos ha pasado allá en mi
pueblo, por Castrovirreina, Cuchicancha, Yurachcancha, todo
ese sitio, mis tíos han muerto; una noche a mis tíos
le han matado…todito casi mi familia han muerto ahí,
once(11) personas como carnero en un cuarto encerrando habían
matado todito, pero ellos decían que nosotros somos
de los militares, que estamos viniendo a dar a enseñar
que hagan la ronda campesina, pero mentira, todo era mentira.
Por eso nosotros teníamos miedo, terror hasta de hablar,
de decir a alguien, contarle toda la verdad, ¿no?, y
vale la verdad, decir para que nos escuchen lo que han sufrido,
lo que han pasado los señores. Por eso yo les pido,
les ruego que nos ayuden y mi hijita también ahora un
poco enferma se siente mis hijitos, ahora yo dejé en
Huancayo mi casa solo, no hay…no hay nadies en mi casa
quizás puede perderse o cualquier cosa puede pasar en
mi casa pero siempre, mi esposo siempre me para revelando,
me dice: “Hija, no llores, no llores; yo te estoy viendo,
te estoy cuidando”. De ahí un día me dice él…me
dice: “A mí me han llevado a una mina, en esa
mina me están teniendo yo tengo mucha sed, mucho hambre.
Esa mina es mina de oro. No puedo salir de ahí, me tienen
ahí”. Yo le digo: “Pero Víctor, ¿no
puedes venirte?, ¿no puedes salirte?”. “No
porque todo desnudo nos tienen”. “Cómo podemos
salir, cómo podemos venir”. Pero yo le digo: “Cómo,
pero muchas personas vienen siempre a visitar a su familia”.
Pero él me dice: “No llores, tanto llorar no te
cansas, de tanto llorar”. “Pero qué puedo
hacer si tú…”. “Ya te he dicho, ya
te he dicho que yo estoy muerto”. Por eso yo digo: “Él
estará muerto”. Por eso ahora no sé, me
siento triste, preocupada por él, por no saber, y también
allá en mina Caudalosa, allá donde que estaba
trabajando había dicho…un joven, su ayudante de
mi esposo le había dicho a un señor: “Pobrecito
Gonzalo, el último día su despedida está tomando,
se está bailando, pobrecito, al pobre le van a…le
van a dar la vuelta”. Y entonces un día cuando
llegué había un chofer. El señor me dice: “Señora,
parece que le han matado a tu esposo”. También
tenía ahí un primo así que mi primo también
me dice: “Olga, no llores, parece que le…”, él
me dijo, “parece que le han dado la vuelta porque ya
podemos si él se puede ir adonde también ya podemos
saber cómo no vas a saber”, pero yo dije…pero
por qué sabiendo por qué no le han dicho a él
nosotros no sabíamos nada dice, no sabíamos pero
siempre mi esposo tomaba, llorando siempre se avisaba a su
amigo, había avisado había dicho diciendo que
la señora…el señor osea se llamaba Esplana,
al señor Esplana le había dicho: “Señor
Esplana, yo lloro mucho por mis hijos, el día que yo
me muera ¿cómo quedarán ellos?, ¿quién
les dará de comer?, ¿quién les dará de
vestir?”, y el señor dice le había dicho: “¿Por
qué no puedes salirte, Gonzalo ya puedes irte”,
pero por el trabajo. Ahí nomás mi esposo había
dicho: “Cuando un día yo me voy a morirme, cuando
un día yo me voy a desaparecer solamente les digo a
mis amigos que le alcancen algo a mis hijos, le pueden dar,
alcanzar siquiera un grano de arena”. Él bastante
en esa mina donde que había trabajado, siempre había
tenido recomendaciones, siempre había dicho que nos
pueda ayudar, nos pueda ver a nosotros. Yo por eso les digo
señores, les ruego bastante a ustedes que nos ayuden
a investigar, que ustedes lo puedan encontrar y traerlo o decirnos,
ya está en tal sitio o hemos encontrado, o él
está muerto. Eso quisiéramos saber, por eso nosotros
estamos aquí, pidiendo a ustedes que nos ayuden, que
nos apoyen a investigar, a encontrar a mi esposo. Señores…
Muchas
gracias señora.
Muy buenas tardes señores comisionados. Yo me llamo
señora Angélica Gonzalo Huamán, soy hija
del señor Víctor Gonzalo Mejía. Yo vengo
a contarles que cuando mi papá desapareció nosotros
sufrimos mucho, llorábamos su ausencia, necesitábamos
su cariño, su calor de padre porque siempre hemos vivido
con él y aquella fecha cuando desapareció yo
me sentía mal, también pensaba muchas cosas pero
no podía hacerlo. Mi mamá cayó enferma
y no teníamos para comer, vendíamos manzana pero
vendíamos poquito y éramos cuatro (4) hermanos
que no podíamos mantenernos ni estudiar y empecé yo
a trabajar para poder ayudar a mi mamá pero ganaba muy
poquito, por eso tuve que dejar los estudios, y a veces teníamos
que coger cartones, papeles para poder cocinar o hacer calentar
agua; nosotros comíamos al día una sola vez a
veces cuando encontrábamos, sino ni siquiera nos alimentábamos.
Y mi mamá se iba a trabajar, regresaba tarde; yo me
quedaba con mis hermanitos, teníamos miedo de quedarnos
solitos en la casa porque eso era campo, no había ni
casas, nada, y nos sentábamos en la cama con mis tres
hermanitos y llorábamos, y la esperábamos a mi
mamá, llorando con miedo con hambre. Mi mamá llegaba
llorando; a veces traía dinero, a veces no traía,
y yo les pido a ustedes señores comisionados que me
ayuden a encontrar a mi papá. Por favor, papá estés
donde estés, te necesitamos tus hijos, necesitamos tu
cariño, tu calor; yo necesito mucho a mi padre, de repente
por toda esa casa que hemos ido yo me siento mal, yo sufro
del corazón y no tenemos dinero para hacerme tratar.
Por eso es que vengo acá para poderles pedir ayuda,
que me ayuden a encontrar…ubicar a mi padre. Yo quisiera
saber de él……si está vivo o está muerto
para poder vivir tranquilos; si está muerto, para poder
prenderle siquiera una vela; si está vivo, para poder
ubicarle y decirle papá te quiero mucho, como siempre
a toda hora espero. Eso es todo lo que le puedo decir.
Señora Olga, señorita Lucía, en realidad
no hay palabras para reflejar su sufrimiento. Sólo quiero
decirles a nombre de la Comisión de la Verdad que compartimos
su dolor. Tal vez si en los años de violencia cuando
alguien moría o cuando alguien desaparecía el
país entero le hubiera dado sus condolencias, es decir
hubiera acompañado su dolor, no hubiera pasado toda
la tragedia y todo el horror que todavía vivimos y que
ustedes viven. Sus palabras señora Olga nos comprometen
a luchar juntos, usted en algún momento tuvo que elegir
entre quitarse la vida o vivir y eligió vivir. Nos comprometemos
a luchar con usted por la vida y por la paz. Muchas gracias.
Con los testimonios que acabamos de escuchar termina la segunda
jornada de la audiencia pública programada para la ciudad
de Huancavelica. Las tercera y última sesión
la tendremos el día de mañana a partir de las
nueve y media de la mañana. les invitamos a asistir
y les agradecemos por habernos acompañado hoy día
con una asistencia que indica compromiso, respeto y un comportamiento
que ha sido ejemplar. Muchísimas gracias. Hasta mañana.
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