Primera Sesión,
21 de junio de 2002,
9 a.m. a 1 p.m.
CASO 2. julia
castillo jopa
La Comisión, la Comisión invita a la señora
Julia Castillo Jopa, se aproxime para brindar su testimonio.
Le rogamos ponerse de pie. Señora, señora Julia
Castillo Jopa, la Comisión de la Verdad desea conocer
su testimonio sobre los hechos de violencia sufridos por usted,
sus familiares. Promete usted solemnemente hacer su declaración
con honestidad y buena fe y decir sólo la verdad sobre
los hechos que nos va a relatar.
Muy buenos días señores.
Sí promete. Bien
muchas gracias. Pueden tomar asiento.
Señores, Julia, en nombre de la Comisión de
la Verdad y la Reconciliación, le agradecemos su presencia,
su valentía por estar el día de hoy con nosotros
y podernos contar su testimonio. Tenga la seguridad que los
miembros de la Comisión de la Verdad y Reconciliación
y todo el público presente y todo el público
que la ve a través de los medios de comunicación,
la va a escuchar con mucho respeto. La invitamos pues a dar
su testimonio.
Muy bien doctora, muy buenos días señores con
todo mi, me he llegado, yo soy este, vengo a dar mis testimientos
a la Comisión de Verdad. Lo que yo he pasado o lo que
he sido antes, como he vivido. Bueno, yo vengo a dar mi testimientos.
Que he sido una mujer ya separada de mi esposo. Y tenía
tantos hijos, era madre sola, vivía, mis hijos estudiaba.
Yo tenía mi tiendita que daba los estudios pa darle
de comer a mis hijos y así estabamos y entraron los
compañeros. Y de ahí, quemaron todo el pueblo,
la provincia Lucanas, este Puquio. Instituciones, quemaron
al Banco del Crédito, el concejo, toda la institución
lo ha, toditito murieron las guardias republicanos, los policías.
Montón de tragedia ha pasado. Y corrieron, eran a las
nueve de la noche nomás estuve yo ahí ya con
mis hijitos y tocaron la puerta, corrían pa acá,
pa allá. Y dije ¿quién era?, diciendo
abro la puerta y ahí estaban bastante señores,
corrían pa acá, tocando la puerta. Gritaban,
después escuché unos sonidos que sonaban bala,
pum, pum, que teroteos por acá, por allá, corrían.
Después otro tocaban, pateaban la puerta, abre, abre,
diciendo y con miedo ya no podíamos estar ahí.
Y un momento, otro que no podía yo soportar, me desesperé,
dije ¿quién es?, ¿quién es? Pero
unos teroteos feo, feo. Después salí y meri,
subí pa arriba meri, humo nomás ahí ya
estaba. Y eso se estaba quemándose el concejo. Después
el cárcel de, el puesto que estaba los presos. Y humo
nomás ya, ya apagó la luz bien oscuro, ya no
había luz, todo oscuro gritaba la gente. Y mis hijos
también estaba en la calle, a las nueve de la noche
era temprano. Y todos los chicos gritaban en la calle, en la
plaza yo de miedo, mis hijos, mis hijos, diciendo, ¿qué será eso?
Han entrado los compañeros, los compañeros, decían.
Y con miedo así doctora, y amaneció, ya no podíamos
dormir con miedo, pues temblando mi hijitos, también.
Y al amanecer tempranito salí a mirar ¿qué es
lo que había pasado? Y veo, voy a la plaza, todo negro
estaba el concejo, el Banco Crédito, no había
nadies. Hemos salido como tres, cuatro señoras, nomás
a ver ¿qué es lo que había pasado? Y después
nos dijo del hospital me encuentro con un sanitario, que era
una amistad, me dice: hay ¿qué cosa ha hecho?,
todo el concejo ha quemado el banco, el policía también
el guardia republicano. Después vamos más abajo,
más arriba, así mira ahí le veo a un hombre
que estaba tirado, muerto, tenía su canchita, su coquita,
estaba tirado, un hombre bien flaquito estaba tirado. Vamos
allá más al este abajo del melitar, también
estaba muerto con unas bombas.
Eso seguro habrán sido compañeros son estos,
estaba tirado. Y miramos y así estabamos andando pues
no, y regresamos a nuestra casa de miedo, de cierto ya no salíamos
ya a la calle o no había negocio. Ya no había
ni qué hacer comer a nuestros hijos, ya no entraba ni
a la tienda nadie, se ha cerrao nomás ya, adentro estabamos
con miedo. Y así pasó un tiempo de una semana,
pedieron este los sinchis, llegaron. Y como yo tenía
mi tiendita, entraba a consumir, yo despachaba así unos
licores pa poderme mantener con mis hijos ¿no? Yo tenía
mi negocio y mi tienda. Yo vivía con eso, entonces yo
despachaba y cierto tiempo entró los sinchis con esos
vestidos verdes, marrones, medio moros. Y yo inocentemente
dije, ¿qué cosa? Ya, me dice entró y de
proviso y empezaron a buscarse mi casa, mi bebe estaba dormiendo
encima de mi cama y mis hijos no estaban hay porque ellos estudiaba.
Salieron a hacer sus tareas así, a la biblioteca y ellos
no sabía que estaba pasando esas cosas conmigo. Y de
ahí, todito mi cama lo botó, todos mis cosas
lo ha roto, todito mis negocios lo ha desarmado. Todito, a
mi hijito también lo ha tirado al suelo, lo ha asustado.
Yo lloraba, dijo ¿por qué acá tu has alojado
a los terrucos, a los compañeros tu has dado de comer?, ¿de
quién es esta cama?, ¿de quién es esta
cuchara?, ¿de quién es?, ¿pa qué has
cocinado?, ¿adónde has salido?, ¿tú has
visto?, ¿tú conoces a Edith Lagos?, a la jefe
de la compañera avísame, diciendo. Me amarró la
mano, me vendó toditito mis ...¿por qué me
ponen yo soy una mujer inocente?, yo tengo tantos hijos, yo
soy madre sola, comen me ponen y ahora mi hijo ¿cómo
voy a dejar solito porque mis hijas también han salido
y ellos no saben lo que estoy pasando?, ¿cómo
me pueden hacer?, ¡ya vaya acá!, ¡sube carajo
calladita!, ¡no me hables carajo!, diciendo me tiró un
cocachazo con su bala acá. Y me metieron así con
un costal, me pusieron mi pie, me cargaron, me amarraron todo,
no he visto, no sé adónde me han subido. Pero
ya, ya escuchaba ruidos nomás ya. ¡Cuidado que
tú mires a!, ¡cuidado que mires!, cierra tus
ojos, cierra tus ojos, cuidado que mires.
Así pegándome doctora me ha metido al carro
adonde ya me y me han destapado en el cuarto ya que me van
a torturar allá me sacaron la venda, me soltaron mis
manos. Y me preguntó diciendo ¿avísate,
avísate?, ¿tú sabes adónde has
ido?, ¿has salido?, ¿tú sabes?, ¿tú has
alojado a esos compañeros?, ¿tú has dado
de comer?, sino te vamos a matar, sacar un cuchillo. Abre tu
boca, me hacieron sacar la lengua, doctora. Y me torturaron,
me tiraron al suelo, me pisaron en la espalda, me tiraron acá un
colatazo de su fusil pum y el otro en la espalda, el otro una
patada, me torcieron la mano, mi cabeza me estiraron, hacerme
así al hacer plancha, me hacía hacer plancha.
Yo lloraba, no podía soportar y ¿qué hacía?,
todo lo que me obligaban tenía que hacer. Llorando,
pero ese dolor ni me dolía con esos nervios que me hacía.
Pero ¿qué voy hacer?, pero pensándolo
en mis hijos ya, que me había dicho te voy a matarte, ¡avísate
la verdad!. Me han desnudado, todo ¿Qué cosa
te han hecho los compañeros?, ¿te han obligado?, ¿no?, ¿te
has cargado arma?, ¿tú has cargado bomba?, ¿tú has
matado personas?, ¿a cuántas personas has matado
tú?, ¡avísate!, sino te vamos a matar.
Ahorita te vamos a hacer. Abre el pozo, rápido pa que
esta mujer muera ahí. Echa agua pa que se atore, ha
dicho. Ahí ya se me rebelé, le dije : yo tengo
tantos hijos y un bebe que ahora me han hecho abandonar, ni
siquiera compasión tienen. Parece que no hubieran nacido
de una vientre, de una madre. Ustedes han nacido de una mujer.
Pero yo siendo así como ustedes tendría profesión,
yo nunca haría así a una mujer, injusta, una
mujer inocenta, ¿cómo yo podría pagar
culpas ajenos que no he sido culpable?, y los culpables están
tranquilos pero los culpables no, yo no he sido nada, le dije.
Entonces, me seguían torturando. Ya, de ahí a
otra persona también, a varias personas empezaron así a
torturar, ese de abajo también era así gente
inocente, no era tampoco culpable. Como a cuatro personas nos
ha llevado, eran dos varones, yo era la mujer. Y así me
seguía torturando, pero yo dije ¿qué cosa
voy a hablar?, si yo no sé nada, no sé nada.
Lloraba y torciéndome la mano, todo. Hasta ya no podía
respirar y le dije: dame agüita, por favor le dije. No
me quiso, me ha dao, agarró, orinó pichi y me
alcanzó pichi. Para tomar eso, no lo tomé. De
ahí empezaron a torturarnos, nos metieron al cuarto,
ya era las seis de la tarde, ya. Como tres horas nos tenía
así, terititando, hasta sin chompa me ha llevao, sin
ropa. Mis hijos no sabía. Mi comadre también
no sabía esa horita y ya le habían contado otras
personas que me había llevado.
Ahí recién se ha enterado mi comadre. Y ya me
metieron a las seis de la tarde a un cuarto, nos metieron a
los tres personas que nos ha llevado juntas. Y de ahí a
las doce de la noche estoy terititando, no tenía ni
cama, ni nos daban señorita ni para encargar a nadies
pues, ahí terititando me fui toda la noche. Llamó por
mi nombre Julia Castillo, diciendo uno de los guardias. Pero
yo dije: soldados esos sinchis han sido, no creo esos policías
nada, esos sinchis que nos ha traído porque y me metieron
a un cuarto de noche, había oscuro, oscuro, sin luz,
sin nada. Y me dicen: desnúdate, rápido carajo.
Me tiró un colatazo con su fusil acá en mi brazo.
Ahí yo dije: ¿cómo me voy a calatar?, ¿para
qué le dije?, ¿pa que? Te estoy diciendo, ¿para
qué?, para que mueras, me dice ¿Cómo voy
a morir jefe?, le dije, ¿cómo voy a morir?, diciendo
me he puesto a llorar. ¡Cállate concha su madre!, ¡no
llores!, ¿por qué lloras?, ah, si hoy día
morir, mañana morirse, igualito me dijo. Entonces, me
empezó a sacar mi ropa, así no quería
y él me sacó todo, todos mis zapatos lo sacó y
había una silla así, me estiró ahí.
Yo no quise y me quitaba ¿Qué cosa me va hacer
oste?, cállate concha su madre, carajo, tú eres
terruca, o quieres, ahorita yo te hago desaparecer y no pasa
nada, me dijo. Ya pues le dije, así le dije, me rebelé,
ya pues de una vez, ¿qué cosa tanto me castigas?,
endenantes, ayer me castigó, ahora igualito ¿Todavía
no están conforme?, que abusivo son ustedes, le dije.
Sigues hablando, concha su madre, me pegó. Después
me tendió a una silla, empezó a hacerme la violación.
Me violaba, después de violarme, ¡ya vaya!, ¡vaya
a tu cuarto!, diciendo me metió. Yo lloraba, otra noche
así igualito, de vuelta. A los jóvenes también
le sacaría pa que le castiguen así. De vuelta
a la seguiente noche, así nos violaba así. Seguía
violándonos. Yo dije, mamacita linda, yo dije ahora
de repente que tal me aparezco gestando todo y ¿qué hago?,
yo lloraba y ellos no tenían compasión por una
mujer que hacían así su propia justicia. Cuando
yo era inocente a todo esos casos he pasado, doctora, doctor
y después ya nos tenía detenido ya, ¿qué cosa
nos hacía hacer?, ya después nos sacaron afuera
y nos hacía cocinar, nos hacía lavar su ropa,
ya nos tenía de su muchacha ahí. Nos utelizaba.
Y de un seguiente otro ya me trajo mi hijito, mi bebito que
lloraba.
Mi comadre había mandado a mi hijita comida, no lo
soltaba para que me dé de comer mi hijita, ya era una
señorita que estaba en el colegio. Y no le soltaba y
yo estaba de hambre y me hacía cocinar todo y no nos
daba de comer, mi bebe de hambre. Y recién ya cuando
ya al día, tercer día ya había ido a llorarle
mi comadre, le había dicho: anda onde el padre pa que
venga el...¿cómo se llama este..?
Este, ¿puedo participar?, ¿no?, este algunas
partes mi comadre, se olvida por todo lo que ha pasado ¿no?
Este quisiera agregar a su testimonio, porque yo también
he sido la persona más directa. De repente como ella
tenía su tienda yo era profesora, de vez en cuando le
ayudaba porque ella tenía sus hijos estudiando en
el colegio, en el instituto.
Como dice ella era una madre sola.
Al enterarnos de lo que le habían llevado los sinchis, era incomunicado, no
podíamos, no podíamos ir a visitarle también
porque nosotros corríamos el mismo riesgo, el mismo
peligro. Cuando decían los sinchis ya teníamos
que ocultarnos las familias o las amistades directa de la familia
que estaba detenido. Entonces, teníamos que utilizar
a su hijita para que le lleve la comida, pero no le dejaban
entrar. Llegó una noticia diciendo que se lo iban a
llevar en helicóptero. No hacían caso ni a los
abogados, ni a las autoridades del local. Entonces, para eso
hay unos padres de Alemania y ellos tenían conocimiento
de la Cruz Roja. Gracias a ellos, de repente mi comadre ahora
está viva porque se lo hubieran desaparecido. Ellos
ya le, actuaron, habrán hablado, no sé que habrán
hecho y salió mi comadre. Y ella que siga con su testimonio.
Ahí vino la Cruz Roja, entró premerito el padre,
después de ahí vino el Cruz Roja, me preguntó mi
nombre, ¿cómo me llamaba?, ¿de dónde
era?, ¿cuántos hijos tenía? En eso le
lloré, mira este yo le dije: padre sálvame de
esta situación, ¿tú eres culpable hija?,
me dice. No, yo no soy culpable. Una mujer, yo soy una mujer
humilda, abandonado por mi esposo, tantos hijos que yo tengo.
Yo soy una mujer y mi hijo cómo queda traumado, todo.
Diciéndole, lloré. Ya no te preocupes hija, pronto
vas a salir. Estate tranquila nomás, más bien
no te preocupes, así me ha dado un consuelo el Cruz
Roja, ya recién me he paciguado, dije seguro voy a salir.
Porque yo pensaba, seguro uno de estas noches me va matar,
me va ser perder, ¿qué será vida de mis
hijos?, si su padre también no esta y ¿qué van
hacer?, así yo lloraba y no podía ni dormir nada
y que tanto que me han torturado mi cuerpo me dolía,
hasta no podía agacharme. Hasta no podía moverme,
mi espalda, todo lo que habían maltratado y todo lo
que me han hecho. Me han amarrado la mano, me han doblado,
me ha hecho pasar electricidad, todo.
Yo estuve mal y ahora
me quedo enferma y todo destraumada, estoy con todo ese golpe,
me siento mal, yo tengo hijos pequeños
todavía que puedo mantener pero yo sigo pensando por
culpa de esos que han entrado los compañeros, varios
inocentes hemos pagado. Que no éramos injustas, que
no éramos, ningún culpa no teníamos nosotros.
Y tantos personas, no sólo yo, tantos personas que esta
pasando esa situación. De hay pueblo de Puquio quedó como,
como desierto. No había luz, no había alumbro,
ni andaban la gente con miedo, se corrían pa allá,
hasta ya no vivían en su casa, ¿qué cosa íbamos
a hacer?, todo nuestras cosas ha perdido. Por ejemplo, mío
no había. Cuando yo salí, no había, no
tenía ni plata, ni un sol para dar un pan a mi hijo.
No tenía ni pa comprar azúcar. Una vida que he
pasado, lloraba. Entonces, yo ¿qué hacía?,
ya no tenía, iba a juntar (voz)para darle de comer a
mi hijo. Y mi comadre eso me miraba. Hay comadre ¿cómo
podemos estar acá?, mejor...yo le dije ¿adónde
me iría?, mejor vámonos a Ica, ya pues, como
ya hay que retirarnos pues, ¿qué vamos a hacer?, ¿con
qué vamos a vivir? Así no como ya no había
nada teníamos que venir a buscar nuestra vida, pues.
Y acá en Ica, he buscado, estábamos viviendo
en una chosita, como había terrino hemos hecho con cuatro
esteras un cuartito. Ahí vivíamos, ella también
tenía su hijita, yo también. Ay veces nos aburríamos.
Ya de ay me fui a otro terreno a vivir haciendo mi chosita
porque mi hijita tenía bronquios con tanto frío
que corre aire en Ica. Y de esa manera no podía soportar
el frío. Y una casita había buscado de adobe,
ahí estuve viviendo. Y ahora ¿qué voy
hacer de la casa?, también se aburrió. Me desalojó y
tenía que hacer sacreficio para poder levantar unos
par de adobes y yo vivo pues así, tapado con estera
y no tengo posibilidad, pero ¿quién tiene la
culpa?, los compañeros que nos ha destruido, ¿cómo
podríamos vivir en nuestra tierra?, en nuestra casa,
como sea ¿no? Los soldados por la culpa de los compañeros,
que todo nos ha destruido, ya ahora viene a abusarnos los sinchis.
De ay los soldados, hasta a nuestras hijas, todo. Y hasta marginado
y ahora vivo en esa situación, señores doctores
de derechos humanos.
Este Comisión de la Verdad, eso yo vengo a dar mi testimiento.
Bueno, ahora quisiéremos que el señor gobierno,
que nos de una ayuda, que nos recuerde aunque sea con algo
por nuestros hijos que están ahí pasando sufrimiento,
tanto que no hay, que no tenemos económico. Hay veces
salgo por negocio, ¿qué cosa gano?, hay veces
hay venta, no hay venta. Yo salgo con mi balde a vender agua
de linaza a las cuatro de la mañana me tengo que levantar
pa poder ganar cuatro, cinco soles. Hay veces no hay negocio,
con frío, hay veces me enfermo con los bronquios y mis
hijitos tengo que dar de pasaje para que vayan pan del día,
hay veces ya me quedo sin comer pa darle de comer a ellos,
tengo que quedarme su pan, ya me voy a trabajar pa su comida,
pa todo eso. Este sufrimiento que están pasando en Ica,
no sólo yo, tantos compañeras, tanto nuestros,
una mujeres, unas señoras que es igual que yo, madre
sola. Muchas señoras debe haber así que tanto
ha pasado ese sufrimientos por los compañeros. Y yo
quesiera que pedir a nuestro gobierno que nos ayude pa nuestros
hijos, que nos recuerde, que nunca no nos olvide por esas tragedias
que estamos sufriendo, Comisión la Verdad, por eso yo
estoy dando mi testimiento toda esas cosas que he sufrido,
que he pasado, tantos señores, tantos señoras
también estará pasando igual, todo lo que nos
ha destruido, tanto desplazados que no tenemos de dónde
agarrarnos. De dónde, ahora no hay negocio. Tantos niños
enfermos, muchos mis vecinos hay veces sus niños están
con TBC, porque ya no tienen de donde comer.
Por eso yo pido
a nuestro señor gobierno que nos ayude,
esos Pueblos Jóvenes que están abandonados. Señores,
señores Comisión la Verdad, eso es lo que yo
doy mi testimiento, testimonio. Gracias.
Este, señores de la Comisión, quisiera agregar ¿no?,
esta oportunidad que nos están brindando como dice mi
comadre, no nosotros nomás. En tanto, tantas personas
hay en todo el Perú que hemos sufrido cosas muy crueles,
más que nada las mujeres que han sido violadas y gracias
por haberse recordado de todas las personas que hemos sufrido
tantas tragedias psicológicas mas que nada. Y pido también
aquí a ustedes y a todos los presentes que están,
que se acuerden de todos los niños huérfanos
que ahorita, desde el ochenta ustedes deben imaginarse están
ya en estudios superiores. Tantos hijos de campesinos, de profesores,
de policías que han quedado huérfanos señores ¿Qué hacen?,
cuando quieren ellos superarse en las universidades, están
cerrados las puertas. Tenemos que pagar una cantidad que no
podemos y por mas que sepan, por mas que sean inteligentes
no pueden, ¿por qué?, porque la universidad
tenemos que tener vara pa que pueda entrar. Tenemos que tener
un apellido
sonante pa que puede ingresar.
Nosotros le pedimos, no le pedimos
que nos ponga una casa o nos den plata, sino que nos den
trabajo para poder vivir
en los sitios que estamos desplazados, señores nosotros
venimos de Ica, hay un sitio llamado Virgen Asunta, el ochenta
por ciento de la comunidad de Virgen Asunta, residentes en
Ica somos desplazados por movimientos terroristas. Mineros,
trabajadores campesinos, profesores y policías. Ustedes
señores ya que están viendo estos casos preocúpense
por la educación de nuestros hijos. Creo que eso no
es mucho pedirles a ustedes. Gracias.
Muchas gracias a ambas
por su valentía, por estar acá el
día de hoy, Julia ¿quieres agregar algo?
Este
yo más bien quisiera agregar sobre mi comadre,
se ha olvidado a causa de todos los maltratos que ella tiene,
ahora ella está enferma, incluso ha sido operada de
un tumor que le apareció en la pierna. Ha estado dos
meses en el hospital regional de Ica, y agradezco a Derechos
Humanos de Ica, que siempre ellos ven por nosotros y a esa
clase de instituciones quisiera que el gobierno apoye, porque
ellos nos ayudan con medicamentos, van a hablar al hospital,
a la asistenta social para que no nos puedan cobrar la cama.
Y muchas otras cosas más. Ahorita ella siente dolor
de espalda, se olvida, se ha vuelto muy violenta. Y así traumas
tenemos señores, doctores.
Ya muchas gracias Julia,
muchas gracias.
Muchas gracias doctora, justamente yo siento
esas cosas pero ahora le agradezco bastante por lo que me
ha traído
dar un testimonio como madre que he pasado esas violaciones,
el sufrimiento que he tenido y he dado mi testimiento, mi
testimonio, y quedo muy agradecido.
Nosotros somos los que te agradecemos
a ti Julia por tu testimonio, por tu valentía de estar acá con nosotros, porque
el dolor por el que tú has pasado hace que el Perú pueda
tomar conciencia de toda la violencia por la que hemos pasado
también todos. Ten la seguridad que todos los aquí presentes,
nos solidarizamos con tu dolor, con el de tu familia y con
el de toda tu población. Muchas gracias.
Caso 1Caso
2Caso
3Caso
4Caso
5Caso
6
|