Primera Sesión,
21 de junio de 2002,
9 a.m. a 1 p.m.
CASO 4. Mélida
Contreras
Ocurrido el trece de febrero de mil novecientos ochentinueve,
la historia comienza un poco. Nosotros nos hemos criado en
Nazca, el año mil novecientos setentiuno cuando por
las estrecheces económicas, él se hace minero
en la entonces Marcona Mining Company, posteriormente nacionalizado
Hierro Perú. En mil novecientos setenticinco ocupó algún
cargo menor en el sindicato. En mil novecientos ochenta, él
es elegido Secretario de Defensa del Sindicato de Obreros,
Mineros de Hierro Perú. Posteriormente, en mil novecientos
ochenticuatro fue elegido Secretario General del mismo sindicato.
Este mismo año ocupa un cargo en la Federación
Nacional Minera Metalúrgico y Siderúrgico del
Perú, como Secretario de Defensa. En mil novecientos
ochentiseis nuevamente es elegido Secretario General. En mil
novecientos ochentiocho, nuevamente. Pero es en mil novecientos
ochentisiete, fue elegido Secretario General de la Federación
Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Siderúrgicos
del Perú.
Y aquí viene un poco la historia. Preparan durante
un año el pliego nacional minero y en mayo de mil novecientos
ochentiocho presentan este pliego a la autoridad de trabajo
y a las empresas mineras. En vista de que no había respuestas
positivas inician una huelga nacional minera el, en julio y
concluye el dieciséis de agosto. Es en este período
que mi hermano fue secuestrado, el nueve de agosto de mil novecientos
ochentiocho, durante ocho horas. Posteriormente, cuando a él
le preguntan al respecto, él dice lo siguiente: Yo creo
que en todo esto tienen que ver mucho los para militares auto
denominados Rodrigo Franco. El mismo que la semana pasada envió carta
de amenaza de muerte a cuatro trabajadores de Cuajone. La amenaza
quedaba en pie.
Posteriormente, reinician la huelga, el diecisiete
de octubre y ésta concluye el doce de diciembre. También
en este período el diecisiete de noviembre, recibe amenazas
de muerte por el Comando Rodrigo Franco. Concluido la huelga,
y en mil novecientos ochentinueve, le notaba muy preocupado
porque venía las represalias, por ejemplo de despidos,
juicios, amenazas de muerte contra los demás dirigentes,
contra él mismo. Es así que el nueve de febrero
viaja al sur y dirige la última asamblea en su sindicato,
del cual también era Secretario General. El día
diez, once hasta doce pasa con sus hijos, con sus padres y
el día trece ya estuvo en Lima. De tal manera me vi
obligado a visitarlo, buscarlo porque teníamos, digamos
una relación muy estrecha con él porque crecimos,
porque él es mi hermano menor. El día trece lo
encontré cerca de la Plaza San Martín. Como nunca
lo veía animoso y como siempre le encomendaba que se
cuidara, él me dijo, me dio una palmada por el hombro...y
me dijo: no te preocupes hermano y la noche cuando ya llegué a
mi casa, a las doce me enteré de su asesinato. Me enteraba
de que su cadáver estaba tirado en la explanada del
parque Huiracocha, con muchos balazos.
Pero también, ese entonces ya me había enterado
que él tenía que viajar a Zimbawue, África
a un congreso minero. Al día siguiente fui a reconocer
el cadáver en la morgue. Claro que era él. Estaba
con Consuelo García, su cadáver, arrollada y
tenía justamente seis balazos. Balazos aquí en
la nuca, en la sien, en la frente y dos en el corazón.
En total contabilicé seis balazos. Posteriormente, de
esto es bueno también que ustedes sepan que el mismo
nueve de febrero en la última asamblea, él anuncia
también que había sido asesinado y creo que con
el asesinato de mi hermano, cumplían justamente la amenaza.
Pasado esto, la familia no hemos quedado pues tranquilos, hemos
ido exigiendo. Pero también, hemos sido golpeados, no
solamente por el gobierno de ese entonces, el Presidente Alan
García Pérez y su vice ministro, Agustín
Mantilla, sino por el gobierno de Fujimori. Se desató contra
nosotros una serie de hechos.
Por ejemplo, mi madre no soportó unos meses, murió.
Viajó mi hermano y justamente en el aeropuerto Jorge
Chávez, sufre un intento de secuestro sino hoy día
hubiera estado testimoniando de la desaparición de otro
hermano. Posteriormente, una hermana sufre también atentado
dos veces y se salva de la muerte. Y en mil novecientos noventidos
como consecuencia de todo esto, solo por el apellido y ser
Sanmarquinos, tres de mis sobrinos, dos fueron encarcelados,
uno perseguido. Hoy día están con condena dos
de ellos y requisitoriados.
Asimismo, últimamente ya en el año dos mil uno,
mi hermano Eloy Cantoral, que casi lo secuestran en el aeropuerto,
su domicilio fue asaltado más o menos por ocho personas
y solamente se llevaron todo, archivo de la familia del caso
de mi hermano. Entonces, todo esto nos ha ido pasando y además
al que habla, una persecución constante, permanente,
vigilancia, no podía visitar a familiares porque en
la noche donde había visitado, ya llegaba probablemente
los del SIN, no sé quién y también apresaban
a estas personas.
De tal manera que he vivido todos estos años un poco
alejado de mis amigos de parte de mi familia. Creo que también
es bueno decir que los que estamos acá, al menos el
quien habla, ve con claridad que hay heridas sangrantes y sangrando.
Heridas tan profundas. No sé si cicatrizaran esto. Porque
perder seres queridos, como Saúl Cantoral, que prometía
ser un buen hombre en la cuestión, incluso política,
nos ha dejado este enorme vacío.
En ese sentido, creo
que felicito la labor, por ejemplo de la Comisión de la Verdad, pero yo dudo de su efectividad
toda vez que el estado a nosotros siempre han abandonado. Nos
han dicho que pertenecemos a un estado peruano, que los gobiernos
favorecen al pueblo. Pero estamos comprobando que no es así.
Totalmente nos han abandonado. Al contrario, nos maltratan,
nos persiguen. Mi hermano Saúl Cantoral, asumió una
responsabilidad en la sociedad, en concordancia con las leyes,
pero ¿en qué momento siquiera lo protegieron?,
y hasta el día de hoy ¿dónde está ese
Fiscal de la Nación?,¿dónde está ese
Ministro del Interior?
Por eso el día de hoy emplazo al señor Alan
García Pérez para que asuma su responsabilidad,
porque no puede ser justo. Para mi esto no es un hecho casual,
de que algunos miembros de la Fuerza Armada o policiales hayan
actuado del estado. Sino que esto ha sido planificado convenientemente
para darle muerte y han cumplido. Por eso no confío
en el estado. Por eso no confío en los gobiernos porque
solamente han hecho perseguirnos por el hecho de asumir responsabilidades
y hasta el día de hoy, nosotros no nos sentimos seguros.
Y una anécdota, ayer nomás cuando exponíamos
una foto en la vigilia, vino un grupo, no sé de matones,
han arranchado un afiche que habíamos preparado ¿y
eso qué significa? Por eso yo creo que la muerte de
mi hermano de alguna manera tendrá que ser esclarecida.
Por eso pido a la Comisión de la Verdad para que al
final sirva esto para que los peruanos no perdamos la memoria,
nunca. Para que las generaciones posteriores se acuerden de
estos veinte años y particularmente de mi hermano que
dejando a su familia o olvidándose tal vez hoy yace
pues en el cementerio de Nazca. También, el día
de hoy quisiera pedir al gobierno para que actúe sobre
este caso. Tiene la oportunidad de reivindicarse ante el país,
ante la sociedad, ante el mundo y creo que esto es, esto es
posible. También, es necesario que el día de
hoy la Comisión de la Verdad tome en cuenta algunos
hechos, hay unas situaciones, por ejemplo declaraciones como
de Mesmer Carles Talledo, quién afirma que los que han
asesinado a mi hermano serían del Grupo Colina. Creo,
primero fue Rodrigo Franco, luego el Grupo Colina. Y ahí está sus
declaraciones en una investigación de la Sub comisión
en el Parlamento de aquellos años. Y de esto, ha habido,
digamos muchas declaraciones todos estos años pero yo
pienso y estoy seguro que de esto tiene que saber el señor
Agustín Mantilla. Creo, él es de alguna manera
el responsable y esperamos de que la justicia de mi país
actúe alguna vez.
Y por último yo quiero también agradecer a los
mineros de mi país, a los pobres que siempre hemos sido
marginados, a los dirigentes del sindicato, de su sindicato
de la Federación Minera por no habernos abandonado todos
estos años. Y gracias a ellos, seguramente el día
de hoy todavía podemos hablar. Gracias a ellos y a mucha
gente el día de hoy estamos aquí diciéndole
estas cosas para que ustedes guarden en su memoria y todos
juntos podemos escribir nuevamente, la nueva historia de nuestra
patria. Muchas gracias.
Señores integrantes de esta Comisión de la Verdad,
público general, señores televidentes, yo Mélida
Contreras, esposa de un dirigente minero Saúl Cantoral
Huamaní, agradezco por este testimonio. Por recibirme
en este momento a mí y al hermano de Saúl. El
trece de febrero del ochentinueve fue perpretado y asesinado
vilmente en el gobierno del doctor Alan García. Como
Ministro del Interior, el señor Agustín Mantilla
y otros muchos más quienes llevaron el caso y quedó impune.
Las denuncias que presentamos fueron en las fiscalías.
En la Fiscalía Quince, en la Fiscalía Trentiseis,
el caso fue archivado. Por eso pido justicia y en este momento
pido a que esta Comisión eleve el informe a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, para que se haga justicia
con la muerte de Saúl. Muy a pesar de todo esto, a los
familiares, en mi casa, mis hijos fuimos atropellados con los
seguimientos de personas extrañas, con el allanamiento
de la policía. Amedrentado psicológicamente y
traumados muy a pesar del dolor. ¿ Qué puedo decir de Saúl?, fue un buen
esposo, un buen padre. Fue una persona quién fue muy
querido a nivel nacional como dirigente por varios períodos,
también a nivel internacional. Unificó ciento
veinte bases mineras con un solo objetivo de lograr los mismos
derechos de sueldos y salarios para todos ellos. Y quienes
también se preocupaba mucho por la sociedad nacional
de nuestro país. Y es por eso que lo invitaban a ese
congreso en África. Y en esto pues queda mi persona
con cuatro menores hijos. Con sus padres ya de una edad senil,
con su madre muy delicada con un diagnóstico de cáncer
y seguíamos atropellados de ese entonces, por las autoridades.
Y pido justicia por eso en esta Comisión. Y esto no
quede solamente en esta oportunidad que nos brindan para poder
manifestar sino, esto se concretice a la verdad en los momentos
que podamos nosotros volver a manifestar, seguiremos con ustedes
en pie hasta lograr una justicia por la muerte de Saúl.
Y también agradezco bastante como gestor al doctor Paniagua,
por los integrantes quienes presiden en esta Comisión.
Agradezco a todos los amigos, quienes moralmente nos apoyan
hasta ahora, porque vivimos en una integridad de incertidumbre,
en una integridad psicológica que no podemos recuperarnos
hasta ahora.
A pasado el tiempo me quedé destrozada de corazón,
destrozada en el ámbito social, que no quería
ver a la gente, no quería conversar con nadie. Odiaba
a la gente porque fue algo traumático la muerte de Saúl.
En la forma de que lo asesinaron, en la forma de que lo trataron,
en los secuestros cuando en una vez me contó que había
sido secuestrado y le inyectaron un medicamento tóxico,
para que él ya no reaccionara y dejara en ese entonces
el liderazgo de las huelgas nacionales. Y todo esto ha sido
en el gobierno de Alan García. Creo que, es el momento
de decir las cosas como son y muchos otros quienes nos están
viendo tienen las mismas ideas de que algún día
podamos saber ¿quién ha sido el asesino?
Estos
años han sido momentos muy difíciles para
mi, para poder salir adelante con mis hijos, ha sido un trabajo
muy arduo por una pérdida tan grande, familiar y ante
la sociedad política. Siempre él quiso la igualdad,
siempre él buscó apoyar a los más necesitados
y ahí en pie estaba yo, también. Y agradezco
que algún día esto se llegue a una realidad porque
es un sueño para nosotros, así como anoche mencionaban
en la vigilia: “es vivir el momento y llegar a una verdad".
Sé que son muchas cosas que podemos decir en este momento
pero, nos inhibe el dolor. Tan solamente pido justicia por
la muerte de Saúl. Muchas gracias a todos ustedes.
Gracias,
muchas gracias al señor Ulises Cantoral, a
la señora Mélida Contreras de Cantoral. Somos
nosotros los que les agradecemos el haber compartido su experiencia,
su dolor, sus manera de ver todo lo que ocurrió. La
Comisión apuesta a que sea posible la reconciliación
en el país. Pero sabe que para que haya reconciliación
tiene que haber la expresión libre de las víctimas
y tiene que haber un proceso de justicia al que nosotros queremos
contribuir. Muchas gracias.
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