LAS
CAUSAS DE MILES DE INOCENTES EN PRISIÓN,
ACUSADOS
INJUSTAMENTE DE TERRORISMO
Ernesto de la Jara Basombrío
Interpreto que he sido convocado a esta importante audiencia
temática, debido a que pertenezco al movimiento de derechos
humano representado por la Coordinadora Nacional de Derechos
Humanos, espacio de confluencia que existe desde 1985 y que
está compuesto por más de 60 organizaciones ubicadas
en diferentes partes del país; movimiento y organizaciones
que durante todos estos años asumieron de manera conjunta
la causa de los inocentes en prisión. Agradecemos a
la Comisión de la Verdad y Reconciliación que
se haya valorado nuestro punto de vista.
Se me ha pedido referirme
a las causas de los miles de inocentes que han pasado por las
cáceles peruanas, producto de
acusaciones injustas de terrorismo. Debo comenzar diciendo
que bien cumpliré con el encargo, en el fondo no encuentro
nada que lo pueda explicar, no tengo una razón que me
satisfaga, que considere racional o coherente. Más bien
me parece que el tema cae en el ámbito de lo incomprensible,
inexplicable, enigmático, increíble. ¿Cómo pudo ser que en nuestro país, durante
casi 20 años, pero especialmente a partir de 1992, miles
de hombres y mujeres inocentes, fueron detenidos, arrancados
de sus casas, torturados, presentados a rayas, juzgados por
tribunales civiles y militares sin rostro, condenados en masa
a penas severísimas, de 20 años a cadena perpetua,
y que llegaron a estar encarcelados unos, dos, cuatro, seis,
ocho, diez, o hasta trece años, en condiciones inhumanas? ¿Cómo
pudo ser?
Y mientras esto ocurría, la mayoría del país
indiferente, o apoyando, aplaudiendo, pidiendo más y
hasta celebrando. Recordemos tan solo cómo esa escena
tan violenta de presentar a rayas a quien acababa de ser detenido,
era una escena tranquilizante.
Inexplicable e increíble. Es algo por lo que sólo
nos queda sentir vergüenza, pues pertenece a la parte
oscura y perversa del ser humano, capaz de lo peor, y a esas
grietas sociales que son parte de nuestra identidad como país.
Y cuando hablamos de miles y miles de inocentes no es un decir
sino que efectivamente fueron miles de miles. Las cifras en
derechos humanos son odiosas, porque cada ser humano es único
e irrepetible, pero son inevitables:
- Según el registro único de detenidos, entre
1992 y el 2000 hubo cerca de 22,000 detenidos por terrorismo.
Y según cifras oficiales de la época antes,
de 1992 hubo 4000. En total: 26,000 detenciones. Sin embargo,
hoy hay en la cárcel alrededor de 2500 detenidos
por terrorismo, y la mayoría de los liberados no
pueden haber sido senderistas y emerretistas porque si
lo hubiesen
sido, la derrota de estos grupos no se hubiera producido.
- Hay que tomar en cuenta, además, que estamos hablando
de casos registrados de manera centralizada, en un país
donde es más lo que no se registra.
- Si hubo 26,000 senderistas detenidos, más 5,000
desaparecidos, más miles de ejecuciones, más
12,000 subversivos muertos en combate, mas lo que nunca
fueron detenidos, etc.,
llegaríamos a la conclusión de que los senderistas
habrían sido 40,000 o 60,000 senderistas, lo cual
es imposible.
- Más de 6,000 fueron detenidos y liberadas antes
de pasar a juicios, según el mismo registro.
- Más de 400 casos fueron pasados del fuero militar
al fuero común .
- Aún en la época de los jueces sin rostro,
más del 60% de los casos terminaron en absoluciones
y en algunos años hasta el 90%.
- La prueba definitiva del número elevadísimo
de inocentes en prisión la dio el mismo Fujimori:
creó un
mecanismo especial de revisión de casos, y en 3
años
y medio, él mismo indultó en calidad de inocentes
a 513, y en el mismo período más de 600 fueron
absueltos.
Queda claro, entonces, que han sido miles
de miles.
Pasemos a las causas.
La primera causa de los inocentes en prisión:
“Legislación antiterrorista-5
de abril de 1992”
Si bien desde comienzos de los 80 se opta por un esquema de
legislación antiterrorista excepcional, en el contexto
del golpe del 5 de abril, el gobierno aprueba y pone en práctica
un nuevo marco legal para la detención y juzgamiento
de terrorismo que es ese esquema excepcional pero llevado
al extremo, el mismo que resumiríamos de acuerdo a
las siguientes características:
- Tipos penales totalmente abiertos de terrorismo y traición
a la patria: todo puede ser terrorismo.
- Facultades ilimitadas a la policía y militares
para detener, incomunicar, trasladar, actuar pruebas durante
30
días, en desmedro de las atribuciones del Poder
Judicial.
- Se restringen las posibilidades de defensa: no caben
acciones de garantía; no hay garantías para
la defensa; inicialmente cada abogado podía defender
un solo caso; en la etapa policial, el abogado ingresa sólo
en la declaración formal, pero antes el detenido ha
sido interrogado sin su presencia; etc. Prohibición
de todo tipo de libertades durante el proceso, etc.
- Plazos fulminantes, por ejemplo, un juez militar podía
sentenciar a condenar a cadena perpetua en 10 días
a partir de un procedimiento que, según el texto
expreso de la ley, es el que se aplica “en el teatro
mismo de operaciones”. Sin embargo, el sistema también
permite (por ser salas especiales con jueces sin rostro)
que el detenido pueda tener que esperar un año o
más
para ser juzgado.
- Se establecen penas sumamente drásticas, sin ningún
cuidado de guardar algún tipo de proporcionalidad
(habitualmente no menor de 20 años y hasta cadena
perpetua).
- Se introducen normas como la persecución penal
de menores de edad, desde los 15 años. Se permite
la condena en ausencia.
- Como parte de este paquete legislativo, se establece
un sistema de arrepentimiento consistente en otorgar beneficios
(desde
reducción de la pena hasta libertad inmediata) a
cambio de información (delación) sobre SL
o el MRTA (al respecto, véase cuadro), pero sin
ningún
tipo de garantías.
- El diseño y aplicación de un régimen
penitenciario especial para procesados y condenados por
terrorismo y traición a la patria. (R.S. N° 114-92-JUS
del 14/08/92) que, sin exagerar, puede ser calificado de
inhumano.
Todo este sistema absolutamente reñido con estándares
mínimos de derechos humanos y de administración
de justicia mereció pronunciamientos sumamente críticos
de parte de la Comisión y Corte Interamericana, de Naciones
Unidos, de comisiones internacionales de juristas, etc.
¿Qué significó en la práctica
esta legislación?:
- Se institucionalizó una política de “detención
indiscriminada”, y una vez detenida la persona podía
fácilmente ser mantenida en prisión por tiempo
indefinido.
- Se liberó a policías,
jueces y fiscales de la engorrosa tarea de tener que demostrar
fehacientemente la
comisión del delito y la responsabilidad individual.
- Se estableció la “irresponsabilidad” de
los policías, militares, jueces y fiscales; es decir,
se impuso la regla de “nadie tiene que rendir cuentas
por nada”.
- Se invirtió el principio
de la presunción
de inocencia: todo detenido es culpable y tiene que demostrar
su inocencia.
A la persona acusada de terrorismo todos le pasan a exigir que tenga una especie
de explicación perfecta sobre lo que ha hecho desde el momento mismo
en que nació hasta el instante último antes de ser detenido.
Desde por qué se llama de tal manera hasta por qué vive en
tal barrio y no en tal otro. Y así, si no hay la más completa
explicación hasta del más mínimo detalle; si por casualidad
olvidó algún hecho o parte de su vida; si se contradijo, aunque
fuera en algo irrelevante; si omitió un detalle, un nombre, un lugar;
si mintió aun cuando sólo fuese en algo mínimo; si agregó algo:
todo puede ser motivo de sospecha y determinar una condena.
La mayor perversidad de la legislación antiterrorista–5 de abril
de 1992: la confusión Si hubiera que resumir en un solo punto, uno solo, los efectos
perversos de este tipo de legislación sin garantías, éste
sería, sin lugar a dudas, que está hecha para
confundirlo y mezclarlo todo. El famoso y dramático
inocentes y culpables en un mismo saco.
El nivel de incertidumbre,
la posibilidad de error que hay en toda sentencia humana, en
todo acto de administración
de justicia, en todo ejercicio de la función jurisdiccional,
pero elevado a la enésima potencia. Y como la legislación
está hecha para atrapar y mantener en prisión,
la posibilidad de error a la enésima potencia se traduce
en cientos y miles de inocentes detenidos y condenados.
Además, la confusión no se da sólo entre
inocentes y culpables, sino también entre los propios
culpables: quien tuvo una mínima participación,
con mil atenuantes de por medio, por una distorsión
policial o judicial, puede terminar compartiendo expediente
y pena con el propio Abimael. En el medio de la confusión
y de la generalización, ya no tiene importancia ni es
posible diferenciar niveles de participación o grados
de responsabilidad o de gravedad de lo ocurrido.
Y una vez
que la confusión, la mezcla, se produce,
como las fronteras han quedado diluidas y las verdaderas pistas
han sido destruidas y reemplazadas por otras falsas, la separación
pasa a ser nuevamente una tarea difícil, engorrosa y
hasta tortuosa, llena de dudas, miedos y riesgos. ¿Y
si es? ¿Y si no es? ¿Qué es verdad y qué es
mentira? ¿Qué es sembrado o fraguado y qué no? ¿Cómo
estar seguro? ¿Y si me equivoco? La duda establecida
y arrastrada para siempre. Hasta hoy existe un número
determinado de personas que desde hace varios años juran
y rejuran que son inocentes pero no logran convencer a las
autoridades ni consiguen demostrarlo. ¿Y si fuera verdad?
Y en esta operación de volver a separar a inocentes
de culpables se generó un sentimiento de pavor frente
al error. Porque socialmente se permite cometer miles y miles
de errores si se trata de inocentes considerados culpables,
pero nadie perdona si se comete un solo error en sentido contrario.
Segunda causa de los inocentes en prisión
El trauma de los jueces por el coladero
Los jueces habían sido señalados públicamente
como los responsables de una gran cantidad de liberaciones
indebidas de senderistas y emerretistas, el famoso “coladero” (nomenclatura
de la época); fenómeno que efectivamente ocurrió,
pero que en realidad no era culpa sólo de jueces y fiscales,
como señalaba la versión oficial y el que se
podría haber solucionado de otra manera.
Pero más allá de las explicaciones había
una especie de trauma en los jueces y esto constituyó una
presión muy fuerte para muchos de ellos.
Tercera causa de los inocentes en prisión
Una opinión pública
aterrorizada presionando
La gran mayoría del país respaldó y celebró la
promulgación de la legislación antiterrorista
descrita, y respaldó y celebró con el mismo entusiasmo
la seguidilla de capturas, juicios y condenas, sin la menor
preocupación por que se diferenciara a culpables de
inocentes ni, menos, de que se estuviera recurriendo a métodos
en sí mismos cuestionables.
Y es muy importante que se procese y asuma también este
tipo de responsabilidad, porque así se extraerá la
lección que corresponde a la experiencia. ¿ Qué provocó el respaldo tan cerrado
y sin el menor espíritu crítico a una legislación
tan claramente incivilizada?: 1) el miedo; 2) el miedo azuzado.
En 1992 –como ya se dijo– el país vivía
aterrado, y no era para menos. Los fanáticos de Sendero
Luminoso desplegaban violencia por todas partes y sin ningún
tipo de límites. Llevábamos más de 12
años de confrontación armada interna y no encontrábamos
la manera de “cambiar” el curso de la guerra y
de “revertir” el avance del terrorismo.
En pocas
palabras, Sendero Luminoso había logrado su
objetivo de aterrorizarnos. Y a partir de ese terror, la mayor
parte del país pasó a un estado de ánimo
muy peligroso: cualquier cosa, ningún límite
con tal de derrotarlos, de recobrar la seguridad y de eliminar
la fuente de la amenaza.
Todo tipo de justificaciones: “las guerras siempre tienen
costos inevitables”; “quien cae preso, por algo
será, algo habrá tenido que ver”; en otros
países –e incluso antes en el Perú– era
peor, porque a los sospechosos se les mataba (desaparecidos).
Se demostró, así, que una sociedad que llega
a sentirse agredida y amenazada puede responder de la peor
manera y justificar lo injustificable.
Más si ese miedo lógico y legítimo era
azuzado y manipulado desde el poder, como lo era de hecho en época
de Fujimori y Montesinos.
Este papel de la opinión pública es muy importante
de considerar, puesto que así como –motivada por
el miedo- ayudó a generar miles de inocentes en prisión,
posteriormente reacciona y adquiere un cierto nivel de sensibilización
con el tema y ejerce una presión decisiva para que se
libere a los inocentes en prisión.
Cuarta causa de los inocentes en prisión
Las víctimas (los inocentes): de las canteras de los
pobres, de los más pobres
Digámoslo sin medias tintas: si miles de inocentes
pudieron ser detenidos, torturados, encarcelados, enjuiciados
y condenados, fue porque en la mayoría de casos los
afectados y afectadas eran y son pobres, personas sin recursos
económicos, socialmente marginadas, vulnerables, indefensas,
pertenecientes a los sectores que hoy clasificamos como C y
D, pobres dentro de los pobres.
Campesinos más empobrecidos que nunca, pobladores de
asentamientos humanos, ambulantes de mercadería ínfima,
obreros de fábricas caídos en desgracia, estudiantes
hijos de campesinos u obreros, maestros de 300 soles al mes,
profesionales sin trabajo, subempleados haciendo taxi o de
ambulantes, migrantes y desplazados, expulsados por la miseria
y la violencia.
De los indultados por la Comisión Ad Hoc (481), el
36% es analfabeto, y el 21% sólo tiene primaria. El
40% son campesinos, el 27% son obreros o trabajadores informales.
Lo que ha pasado con los inocentes acusados y condenados injustamente
por terrorismo no es más que la confirmación
de lo patética que ha sido históricamente la
justicia en el Perú: mientras que es débil, timorata
y obsecuente con el poder, con toda clase de poder (político,
económico), es fuerte, implacable y prepotente con el
débil, con el desvalido, con el que no se puede defender.
Como que la frustración o sumisión frente al
poderoso produce ensañamiento con el débil.
De
hecho hubo un doble estándar, sobre la base de la
condición económica y social. Así, por
ejemplo, cuando un empresario sufría una amenaza y se
le obligaba a colaborar no pasaba nada, cuando un campesino
era obligado a dar un plato de comida se le metía preso.
Quinta causa de inocentes en prisión
La condición de la mujer
A este nivel de: los inocentes
en prisión son quienes
en general pertenecen a los sectores más vulnerables
e indefensos del país, habría que mencionar de
manera especial el caso de las mujeres. Si bien las mujeres
inocentes no superan el 15 % del universo total, la vulnerabilidad
de la mujer debe de ser tomada en cuenta como causa específica
del problema por consideraciones como las siguientes:
- Muchas veces se detenía y condenaba a una mujer
por haber tenido una relación con un sospechoso o
culpable de terrorismo (pareja, madre, hermana).
- El abuso
sexual y la violación fueron métodos
permanentes para lograr de parte de mujeres una autoinculpación
o sindicación.
Sexta causa de inocentes en prisión
Todo como parte de un paquete autoritario: el gran operativo
psicosocial
No hay que perder de vista que la promulgación del
nuevo marco antiterrorista y el primer tiempo de su aplicación
fueron parte –y hasta justificación– de
un golpe de Estado, el del 5 de abril de 1992, por lo que tiene
que ser entendido en función de un paquete autoritario
en términos de que 1) se aprovechó el humor del
país, y 2) se utilizó una serie de medidas complementarias.
Cuando nos referimos al paquete autoritario lo hacemos para
remarcar que lo que ocurrió no fue que se dio una legislación
antiterrorista antidemocrática en medio de un mar de
democracia, sino que esa legislación fue parte de un
esquema de gobierno en general autoritario, y, por lo tanto,
se reforzaba y potenciaba con otras medidas y acciones complementarias:
- Un discurso antidemocrático y antiderechos humanos.
- Manipulación y aprovechamiento político
de la situación de violencia que vivía el país.
- Control y manipulación de los medios.
- Elaboración y difusión de una versión
oficial sobre el proceso de violencia política y
de la pacificación.
- Control de las instituciones: Poder Judicial, Ministerio
Público, Procuraduría, entre otras.
Era todo un esquema autoritario y por eso fue que pudo funcionar
tan “eficazmente”, durante tantos años.
En realidad todo era parte de un gran OPERATIVO PSICOSOCIAL,
tal vez el principal: como había que sacarle el jugo
a la derrota del terrorismo, había necesidad de miles
de detenciones, miles de arrepentidos, comunidades enteras
abrazando la bandera, conferencia de prensa llenas de armamentos.
Séptima causa de inocentes en prisión
Una mentalidad muy arraigada de quien
tiene poder, abusa frente al débil
En el país impera una mentalidad de abuso y prepotencia
especialmente frente al pobre, al débil. Y esta mentalidad
se da en todas las esferas del poder, desde las más
bajas hasta las más altas. En toda parcela de poder,
la tendencia es a que el poder se nos haga sentir.
Mentalidad encarnada y a la vez promovida,
estimulada,
por el tipo de legislación antiterrorista que se aprobó.
Si
esa es la mentalidad imperante cotidianamente, imaginémonos
lo que sucede cuando se alienta. Todas las autoridades estimuladas
a combatir el flagelo del terrorismo, a Guzmán y sus
hordas asesinas de policías y militares, en nombre de
la patria. Cada detenido torturado o detenida violada es simplemente
un golpe contra el terrorismo. El sentimiento de culpa, bastante
debilitado, desaparece. Prueba de ello es que quien tortura
en la madrugada sale y, aparentemente, continúa con
su vida normal y hasta con sensación de Fuerza del
Orden que cumple con su deber.
Octava causa de inocentes en prisión
Precariedad
nacional
Parte de la explicación es sin duda la precariedad
nacional a muy distintos niveles:
Precariedad institucional: de la policía, Poder Judicial,
del Ministerio Público.
El contacto con las dependencias
públicas que tienen
que ver con administración de justicia en materia de
terrorismo (delegaciones policiales, establecimientos militares,
oficinas del Poder Judicial, del Ministerio Público,
de la Procuraduría y el fuero militar) produce muchas
veces una doble sensación: 1) qué maravilla y
hasta heroico que las cosas funcionen a pesar de todo; y, 2)
qué miedo que acá, en instituciones que funcionan
a pesar de todo, se tomen decisiones tan importantes.
Sí:
las cosas funcionan a pesar de todo en el sentido que entran
y salen casos a diario, entran y salen –o
se quedan– personas a diario, a pesar de la más
absoluta y visible precariedad, que se traduce en carencia
de infraestructura, de recursos humanos y económicos
y de todo.
Pero qué miedo que en medio de esta precariedad y carencia
se adopten decisiones que afectan de manera irremediable la
vida de las personas: ¿cuánta calidad y seguridad
están garantizadas en las decisiones tomadas en un mar
de precariedad y de carencias?
El descriterio o mal criterio
Este contexto de precariedad,
de carencia, de abandono a su suerte, de que cada quien haga
lo que pueda, de heroico, porque
podría ser peor, aumenta enormemente las posibilidades
del “descriterio” o el “mal criterio”,
punto al que queríamos llegar.
Muchas veces se asume
a priori que es culpable y no inocente, a partir del descriterio,
mal criterio, estrechez de criterio,
fruto de la mala formación estructural, de la falta
de recursos económicos, del bajo nivel y en general
de esta precariedad, carencia y falta de condiciones.
El descriterio
o mal criterio puede llevar, por ejemplo, a una valoración
absurda y hasta surrealista de una supuesta prueba. Así,
muchas veces se encuentra que en el domicilio se halló material
subversivo, y uno no lo puede creer cuando se entera de que
ese material subversivo
son libros de Mariátegui u obras clásicas de
Marx, Lenin o Mao.
Hay un caso famoso porque la prueba encontrada
era La rebelión
de las masas de Ortega y Gasset, y, por si fuera poco, el libro
estaba subrayado con rojo. ¡Con rojo!
Mal criterio para
saber apreciar lo que era un fenómeno
como:
- Que los senderistas hacían doble vida.
- Que la colaboración podría haber sido por
miedo o bajo amenazas (causa de justificación).
- Que la colaboración podría haber sido por
el cumplimiento de un deber: médicos.
Pero lo más grave es que esa falta de criterio o el
manejo de un criterio equivocado y hasta absurdo no sólo
se ha expresado en la mala apreciación o valoración
de una prueba, de un caso o de una situación en términos
individuales o concretos, sino también en equivocadas
apreciaciones genéricas, totalizantes; y de ahí parte
la posibilidad de cometer errores a gran escala, masivamente. ¿A
qué nos referimos esta vez? A los prejuicios sobre quién
podía ser un senderista o un emerretista y quién
no. Tema de los prejuicios que, obviamente, merecería
una investigación más profunda.
Prejuicios o generalizaciones
Hablamos de prejuicios en el sentido de que a partir de algún
rasgo, característica o condición encontrados
en un número determinado de senderistas o emerretistas
se pasa a generalizar, a asumir que toda persona que tenga
ese rasgo, característica o condición es de todas
maneras senderista o emerretista.
Entonces,
basta encontrar este rasgo, característica
o condición para que inmediatamente se tenga la certeza
de que se está ante un senderista o un emerretista,
y de lo que se trata a partir de ese momento es de encontrar
o construir la prueba necesaria. Y en esto, el menú de
prejuicios o generalizaciones ha sido también variado:
- Ayacuchano (“provinciano”)
- Introvertido, respondón, no colaborador.
- Estudiantes universitarios de Huamanga,
de La Cantuta, de la Universidad de Huancayo, de tal o cual
programa de San Marcos
- Pobladores de Raucana, Los Olivos, de la carretera Central
- Médicos de determinadas especialidades
- Determinados apellidos o familias
- Abogados que defienden ese tipo de caos.
- Profesionales que provienen de China, Bélgica,
Inglaterra, Suecia.
En relación a estos 8 niveles de causa o explicaciones,
dos precisiones más:
- A la base de todas estas causas, es justo de recordar que
hay un hecho original que no hay que perder de vista: la
provocación
senderista. Fue la irrupción de SL con su alucinante
guerra popular, su fundamentalismo y su violencia sin límite,
la que desencadenó la espiral de violencia que luego
fue azuzada por una respuesta inadecuada del Estado. SL y el
MRTA son también responsables principales de todo
el sufrimiento de los inocentes y sus familiares y de sus
propio
cuadros y militantes.
- Que en todo esto ha sido terrible la actuación de
las instituciones y sus integrante, pero ha habido excepciones:
personas que dentro de la policía, Fuerzas Armadas,
fuero militar, Poder Judicial, tratando de ir a contracorriente
lo cual se ha expresado hasta en sentencias, absoluciones
y liberaciones.
Hubo más que errores: Prefabricación
de reponsabilidad penal y de pruebas
Sobre la base de lo expuesto
quiero llamar la atención
de algo sumamente grave y que suele pasar desapercibido: se
suele decir que los inocentes en prisión son errores
cometidos por la administración de justicia, pero lo
que ha habido es algo mucho más que errores, pues en
muchos casos lo que hubo fue una prefabricación de culpabilidad
y de pruebas.
Error es cuando hay una mala apreciación o valoración
de un hecho o prueba, o una convicción equivocada, pero
cuando lo que se hace es prefabricar la culpabilidad (responsabilidad
penal) y las de pruebas, ya estamos ante otro fenómeno.
La famosa, lúcida pero terrible frase de Lanssiers: “El
director de la Dincote debe de ser nombrado ministro de Agricultura
porque se ha dedicado a sembrar pruebas”.
Veamos algunas
pruebas de esta prefabricación, de la
responsabilidad penal o siembra de pruebas:
- Hay cientos, miles de testimonios en los que parece que
policías o militares, incluso acompañados
de fiscales, fueron a casas y pusieron volantes o enterraron
cargas
explosivas.
- La cantidad de casos en los que se originan con una práctica
de tortura:
- En una encuesta hecha por el IDL en 1994, de 1,250 detenidos
por terrorismo, el 77.2% contó con detalle cómo
ha sido torturado en la etapa policial.
- El 38% de las personas indultadas por recomendación
de la Comisión Ad Hoc, antes habían declarado
judicialmente haber sido torturadas. En el caso de los
no recomendados, este porcentaje se eleva al 43%.
- La Comisión Ad Hoc en su informe final sostiene
que el 43% de los indultados fueron torturados para: declaraciones
autoinculpatorias; firma de papeles en blanco; firma de
papeles
redactados unilateralmente por la policía; papeles
redactados unilateralmente por los militares.
- Según el Informe Final de la Comisión Ad-Hoc,
en el 67% de los casos beneficiados “no se actuaron
pruebas adicionales a las obtenidas en el registro policial”.
- El 41% de las condenas en el caso de los indultados se
basaron en pruebas que según la Comisión debieron
de ser excluidas por problemas vinculados a su obtención.
- Hay casos donde la práctica grafológica
resulta positiva y después se descubre que la escritura
corresponde a un diestro y la persona era surda.
- Hay casos en los que la acusación de terrorismo
es evidente para sacar a una persona del camino, y el sistema
lo permite de manera fluida Por ejemplo, un conocido caso
de
una agente del Sin, que se peleó con el régimen
y termino condenado a cadena perpetua; o el caso de un
terrateniente que logró que más de un comunero
fueran condenados a cadena perpetua por terrorismo.
- Pero acá también, la prueba definitiva la
dio Fujimori. La Comisión le recomendaba los casos
y él
obviamente los consultaba al SIN, entidad de la que dependía
el veredicto final. En los 513 casos que aceptó indultar
en todos había una supuesta prueba contundente (incautación,
autoinculpación, sindicación, una pericia,
etc.) y, sin embargo, se indultó. ¿Por qué?
porque se tenía conciencia que eran pruebas prefabricadas.
- Hay testimonios recurrentes de cómo se hacía
para que una pericia de absorción atómica
resultara positiva, o en muchos casos se descubría
que la pericia grafológica era fraguada porque aludió a
un diestro cuando la persona era zurda.
CONCLUSIONES
1. Una legislación que no respeta las mínimas
garantías es peligrosísima, pero lo es mucho
más en el caso de un país como el Perú.
Cuidado porque parte de la legislación sigue vigente
y cada vez que hay un peligro se sigue pensando en este tipo
de legislación. 2. Que los miles de inocentes han sido mucho más que
errores, por tanto, hay gravísimas responsabilidades.
Por ejemplo, toca a los militares y a la Dincote una profunda
autocrítica, por lo que pasó en sus instalaciones
como centros de detención.
3. Hay que educar a la opinión pública a ser
sensibles a los derechos humanos de todos, porque puede ayudar
a generar terribles injusticias, como fueron los miles de inocentes
en prisión, o a evitarlas o solucionarlas, como también
ocurrió en esta historia.
4. Tenemos que asumir algo terrible: la gran mayoría
de esas detenciones, eran de inocentes, eran las personas que
vivían en los famosos escenarios de violencia. Y eso
coherente con que SL y el Mrta siempre fueron una minoría
y que la mayoría de sus integrantes murieron o nunca
fueron detenidos.
EPÍLOGO
La parte positiva de la historia
La historia de los inocentes en prisión es una historia
dramática, llena de dolo y de sufrimiento, una historia
para el nunca más, pero a la vez es una historia vital,
llena de sentido y hasta poética: seres humanos, dando
batallas heroicas, motivados por el amor, la esperanza, la
libertad y la justicia, cayendo, desmoronándose pero
a la vez sobreviviendo, luchando, volteándole el brazo
a la adversidad. Una reivindicación de la vida y del
ser humano, una lección, que solo nos queda agradecer
a los inocentes y sus familiares.
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