Discurso de la Alta
Comisionada Mary Robinson
Damas y Caballeros, Es un gran honor solidarizarme
con Uds. el día de hoy en el cual están confrontando
y poniendo juntos todos los pedazos de las memorias de su pasado.
Quiero felicitar al Perú por haber establecido esta Comisión
de la Verdad y la Reconciliación,, reconocer la entrega
por parte del Gobierno para con la Comisión y las futuras
implementaciones de sus recomendaciones. Esta Comisión
cuenta con el apoyo de la Oficina del Alto Comisionado de los
Derechos Humanos en la tarea de recuperar la memoria histórica
del Perú. También me gustaría reconocer
la gran importancia de estas audiencias públicas y el
coraje de las personas que han venido hoy día, ya sea
para rendir sus testimonios o para escuchar. Los culpables de
los abusos contra los derechos humanos con frecuencia inculcan
a sus víctimas la creencia de que si ellos se atreven
a denunciar estos actos, nadie les creería, o que a nadie
realmente le interesa. Sus intenciones consisten en amedrentar
a que callen, sobretodo, a aquellos que necesitan hablar y a
aquellos que necesitan escuchar. Hoy en día, en
esta audiencia pública, nos encontramos aquí para
romper ese silencio reprimido en ambas partes, tanto en la parte
receptora como en la parte emisora. Nos encontramos aquí para
demostrarles a aquellos quienes son todavía capaces de
cometer violaciones contra los derechos humanos que al pueblo
Peruano y a la Comunidad Internacional si les importa. En estos
momentos, el enfoque de las sesiones públicas se tratan
de los desafortunados que han sido condenados y encarcelados
injustamente. Debemos tener muy en cuenta que existen inocentes
quienes están aún en celdas y en aquellos que desafortunadamente
no sobrevivieron el las celdas. Reconozco que los sobrevivientes
y sus familiares, los cuales rinden testimonio acerca de los
cuales rinden testimonio acerca de los horrores de haber estado
presos injustamente, la detención arbitraria, los desaparecidos
y las torturas significa revivir las heridas de esos momentos.
La reconciliación Nacional es el motivo por el cual los Gobiernos
y los Pueblos atraviesan por este difícil proceso de recuperar
la memoria histórica. La reconciliación Nacional
es necesaria para la consolidación de las Instituciones
democráticas. Por tal motivo, para que una sociedad se
reconcilie, debe nutrirse del respeto, de la ley y los derechos
humanos y formar un entendimiento social comprensivo de las causas
socioeconómicas que te incentivan a la violencia, en primer
lugar. Un gran número de nuevos Gobiernos han creado
Comisiones de la Verdad independientes, como esta, que están
destinadas a dirigir temas amplios y con frecuencia temas enigmáticos,
como la verdad, la justicia y la reconciliación. Porque
estos temas tienen varios significados para diferentes personas,
enfocarlos plenamente para la satisfacción de todos es
un gran reto. Sin embargo, las Comisiones de la Verdad
sirven como herramientas importantes en la lucha contra la impunidad
que ha debilitado a la sociedad y se ha nutrido de violencia
política a través de los años. Se puede
modificar de estas maneras: - Identificando a los
culpables si es posible;
- Denotando la importancia a
cada rol del autor de los actos de violencia;
- Compensando
tanto a los sobreviviente como a los familiares de las víctimas
en lo posible.
Por ende las Comisiones de la Verdad no
puede y no debe reemplazar el rol fundamental de las Cortes en
encontrar a los responsables de los abusos contra los derechos
humanos. Las Comisiones prestan un rol trascendental al facilitar
el poder legal, al romper las paredes del silencio que se habían
construido por temor.
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