INAUGURACIÓN
DE LA AUDIENCIA PÚBLICA EN LA CIUDAD DE HUANCAYO
Palabras del Doctor Salomón Lerner, Presidente
de la Comisión de la Verdad y Reconciliación
Las victimas pero que reclaman la atención nacional,
constituye un elemento central del plan de trabajo de la comisión
de la verdad y reconciliación, lo decidimos así cuando
al interpretar el sentido moral profundo de nuestro mandato,
comprendimos que nuestro trabajo solo será fructífero
y solo será justo si se halla centrado en la atención
a las victimas. El conjunto de las tareas asignadas a la comisión,
Uds. lo saben es muy amplio y complejo, por ello, para abordarlo
correctamente, consideramos indispensable hacerlo con apego
a ciertas ideas fundamentales, que son más que preceptos
técnicos, principios morales, que asumimos y proclamamos
como las grandes guías de nuestro esfuerzo: imparcialidad,
independencia, espíritu reconciliador y no vingicativo
y sobre todo vocación de atender aquellos que han padecido.
Las audiencias públicas son un elemento muy importante
dentro de esa vocación. Las concebimos como un espacio
por el que podemos empezar a restituir nuestro maltratado tejido
moral, y al mismo tiempo pensamos en ellas como una forma de
devolver a los que sufrieron atropellos y despojos, esa dignidad
que les fue robada durante los años de violencia, hoy,
al inaugurar estas sesiones, nuestra convicción sobre
la bondad de estas ceremonias se halla fortalecida. La experiencia
precedente, la que vivimos el mes pasado en Ayacucho, nos ha
permitido ser testigos del carácter sanador y reparador
que posee el relato de hechos de violencia sufridos, aunque
estos hayan sido terribles y difíciles de recordar,
esas ceremonias nos han mostrado también que la sociedad
peruana está ahora preparada y dispuesta abrir los ojos,
a prestar atención a hechos que hasta hace poco eran
objeto de la indiferencia general.
Ahora es el momento de
que la ciudadanía dirija su
atención hacia lo que ocurrió en esta parte del
país; Huancayo es también un doloroso emblema
de la violencia sufrida por los peruanos y en particular por
los jóvenes.
Queremos que el país escuche esas historias con atención
no para reavivar dolores ni para atizar rencores, sino para
que la compasión, que no es lástima sino comunidad
de sentimientos y sin la cual no hay encuentro posible comience
abrirse paso en el corazón de nuestros compatriotas.
Huancayo no es solamente emblema del dolor, es también
escenario de una de las grandes promesas pendientes de cumplimiento
en el Perú, el encuentro armonioso de regiones y culturas
diversas, la aleación creativa de nuestras tradiciones,
con la necesaria modernidad, la convivencia del mundo rural
con una sociedad urbana expansiva y siempre cambiante.
El escritor
José María Arguedas, imaginó el
Perú del futuro como un encuentro dinámico de
nuestras diferentes culturas y tiempos históricos, y
proyectó su imaginación sobre la ciudad de Chimbote
en la costa central del país, a la que convirtió en
escenario de su ultima y compleja novela “El Zorro de
Arriba y El Zorro de Abajo”. Con igual justicia hubiera
podido elegir Huancayo, como escenario de esa historia, pues
el ideal del mestizaje del encuentro creador de lo diferente
con lo diferente, se halla en el corazón de esta ciudad.
El hecho de que la violencia se haya enseñoriado también
sobre una comunidad como esta, ejemplo histórico de
nuestra vocación de pluralismo y tolerancia no hace
sino resaltar la gravedad del proceso que vivimos en las dos
décadas pasadas; ¿qué pudo conducirnos
a estratos tan profundos de descomposición social y
degradación moral? ¿En virtud de qué confusión
llegaron algunos de entre nosotros a creer que tenían
el derecho a disponer de la vida y dignidad de sus compatriotas?.
Son preguntas graves sobre problemas igualmente hondos, que
tenemos que empezar a resolver para encaminarnos con seguridad
hacia la reconciliación.
Ese camino, lo sabemos, es
largo y exigente, pero también
sabemos que mediante ceremonias como esta, en las que la comisión
como esta, en las que la comisión escuchara respetuosamente
los testimonios de las victimas damos pasos fundamentales en
esa dirección.
La comisión de la verdad y reconciliación, agradece
pues, a las victimas testimoniales moniantes y a sus familiares
les agradece su valentía y su disposición a compartir
con el país, desde este estrado, la terrible historia
que vivieron.
Sabemos que no es fácil ni agradable y
por ello, nuestro respeto por esas personas es tanto mayor.
Iniciamos estas ceremonias con la esperanza y con la convicción,
de que mediante ellas nos acercamos a la meta de instaurar,
la paz y la justicia en nuestro país, unas palabras
finales, para agradecer a todos Uds. presentes hoy en este
auditorio a nuestros invitados especiales, tanto nacionales,
cuanto internacionales, así como también a los
cientos de miles de conciudadanos, que nos acompañan
a través de los medios de comunicación masiva.
Al mismo tiempo, quisiéramos y deseo enfatizar esto,
quisiéramos recordarles que la transparencia de la comisión
y la valentía de los declarantes deben ser complementadas
por la actitud serena y respetuosa del público presente,
por lo que le pedimos el mas absoluto respeto por la dignidad
de los declarantes; les pedimos además, respetar el
orden y el manejo del tiempo de esta audiencia, absteniéndose
de manifestaciones que pudieran afectar el uso de la palabra
por parte de los declarantes.
Dicho esto, damos pues comienzo
a la tercera audiencia pública
de la comisión de la verdad y reconciliación
en la ciudad de Huancayo, hoy 22 de mayo del año 2002.
En tal sentido vamos a iniciar esta sesión escuchando
el testimonio de pobladores de comunidades campesinas que sufrieron
crímenes y vejaciones de parte de los distintos actores
armados atrapadas en medio de un conflicto en el que los contendientes
no admitían neutralidad posible, fueron ellas objeto
de graves crímenes contra sus vidas, sus medios de subsistencia
y su dignidad, los perpetuadores de estos crímenes les
consideraban ciudadanos de segunda clase o bien masa sin voluntad
propia, la comisión los considera peruanos, a parte
entera, peruanos como nosotros y espera contribuir a su dignificación.
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