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Tema: “Estudiantes y docentes afectados por la violencia”

Tercera Sesión, 23 de mayo de 2002, 9 a.m. a 1 p.m.

CASO 17. Maria Antonieta Quispe Sacsara

Por favor, nos ponemos de pie.
Señora Maria Antonieta Quispe Sacsara, formula usted promesa solemne, de que su declaración la hará con honestidad y buena fe, y que por tanto expresará solo la verdad en relación a los hechos relatados?
Muchas gracias. Tomemos asiento.
Señores de la comisión de la verdad y reconciliación:
Soy Maria Antonieta Quispe Sacsara, madre de Judith Betsabé Huamán Quipe asesinada; mi hija. Mi hija, una niña, estudiante, amable, cariñosa con su madre y con su hermano, ella ha estudiado en el colegio María Inmaculada, terminó su promoción el año 91.De los cuales surge problemas para nosotros, una tristeza y dolor, el cual llevamos durante por muchos años. Mi hija era mi brazo derecho en mi negocio emprendemos, algo grande, para surgir.
Un día, un 14 de Septiembre de 1990 empieza mi vía crucis para mi. Una tarde a eso de las seis y media, siete de la noche, salimos a comprar pan. Al frente de la casa estaba estacionado un auto color marrón Ford, sin luces, nos fuimos hacia la esquina de la calle Ica y un poco más allá, al pasaje Santa Fé. Compró mi hija el pan; estamos de regreso y de un momento a otro, ese carro con un ruido estremecedor nos separó a mi y a mi hija. De ahí bajaron dos encapuchados. con sus armas largas y con borceguis; me subieron al carro apuntándome y dentro del auto estaba allí, una mujer. Me senté al costado de ella pero ya en el camino, se que desviaron el carro para otro lugar y me interrogaban, diciéndome que eran emerretistas y que la buscaban al padre de mis hijos, a Pepe Huamán Salazar. Yo les dije que yo no sabía nada acerca de su paradero de él y que ya estábamos separado porque él tenía otra conviviente; pero mas ellos me dijeron que si yo les estaba mintiendo, me iban a matarme. Así, me llevaron a un lugar desolado, para luego golpearme y darme de puntapiés en el pecho, en la espalda, jalarme de los pelos, pisarme los pies hasta hacerme vomitar sangre; malográndome así mis pulmones. Después de tanto interrogatorio no sacando nada, de mí; me hicieron regresar a la casa. Ya en casa ellos estaban otro grupo. Vi en el suelo del segundo piso, pisándole a la cabeza de mi hijo y de mi hermano así encapuchados y con borceguís y me hicieron pasar interior al cuarto. Allí entré estaba mi hija y habían rebuscado todas las cosas, habían hecho una revuelta única. Hasta la comida que había preparado, todo lo habían vaciado y dijeron aquí habrá balas.
Al no conseguir nada, después de un momento salieron llevándose a mi menor hijo; diciéndome que no gritara, que no hiciera nada. Por el temor a las armas no hice nada. Se lo llevaron a mi niño, en aquellos años él tenía 12 años. Salí dentro de un rato tras ellos, pero ya el carro estaba lejos en la oscuridad; tenía que ir corriendo desesperada pero se me perdió. Luego de allí, fui a la comandancia re e séptima de acá, de la ferrocarril, allí pedí auxilio dije que han venido a secuestrar a mi niño, que por favor me ayudaran, me dijeron que fuera a la policía técnica de la calle Cuzco. Fui ahí también, pero nadies me hizo caso, de nuevo regresé a ENAFER PERU, a la casa de su abuelo, para decirle que por culpa de su hijo estaba pasando tantas cosas y allí lo habían dejado a mi hijo después de haber hecho ingreso esas personas a casa de su abuelo.
Luego, regresé llevando a mi niño a mi casa, de allí busqué como denunciar y nadies me hizo caso, quedó en nada; pero un 18 de Octubre al amanecer, de nuevo hicieron ingreso ellos, haciéndose pasar por emerretistas. Me amarraron la mano, ataron también de manos a mi hijo, pero luego me dijeron que yo me callara; me amenazaron de muerte preguntándome de nuevo por Pepe Huamán Salazar, y después dejaron en oscuras el cuarto pero yo sin darme cuenta que se ya se lo habían llevado a mi hija. Empecé a llamar por su nombre por mis hijos, el que me contestó era mi hijo y más no mi hija .Desesperada jalé la puerta, estaba amarrado. Rompí el techo que era de tripley, escapando por allí; de inmediato corrí tras de ellos al amanecer, y los vecinos también estaban a la espectativa. Salí corriendo desesperada ;casi a 20 metros de la puerta de mi casa estaba cuadrado un auto patrullero y delante de eso iba el auto melón Toyota, allí estaba mi hija, resguardada por este carro patrullero y otros carros más.
Corrí desesperada, pidiendo auxilio pero más me dijeron que no estaban en derecho de ellos, auxiliarme a mí. y que yo fuera a denunciar a otro puesto policial. Me fui desesperada corriendo tras ellos, a mi no me faltaba nada como se dice, seguía corriendo, un vecino iba en bicicleta, otro con su auto seguía y así se fueron hacia la calle Jiraldes y de allí emprendieron su ruta hacia la ferrocarril .Hicieron su ingreso al costado de la séptima comandancia de la ferrocarril ese carro, a la distancia se me perdieron, corrí tras de ellos desesperada para poder hacer mi ingreso pidiendo que me ayudaran que porqué, cuál era el motivo de que se lo habían llevado a mi hija, más es lo que me votaron; de allí,regresé de nuevo a la casa de su abuelo, a la ENAFER a decirle que por culpa de su hijo sigue sucediendo tantas cosas, y que haber si el sabría algo, que por favor me avisara, o que me dijera, más hermano salió y me dijo: a mi no me interesa la vida de tu hija, a mi no me interesa nada, a mi me interesa la vida de mi hermano. Regresé llorando a mi casa para poder salir en su búsqueda.
Esa mañana,. , fui a la fiscalía, denuncié, denuncié al juez instructor, para que me pudieran apoyarme, buscarme a mi hija.., luego ya más tarde regresé a la octava región de aquellas veces que estaba en la avenida Abancay. Ahí ingresé a conversar con un coronel . le dije que los miembros de su institución han hecho ingreso a mi casa secuestrando a mi hija, que si quieren algo severa, que sea deténganse a mi, pero que por favor me devuelvan a ella y además se han robado cosas nuestras de la casa . Más me dijo el señor cálmate, vamos a indagar y a averiguar si es cierto y si hay algo. entonces lo enviaremos de nuevo para su casa.
Salí llorando sola, sin ninguna compañía de nadies, luego regresé al lugar donde yo trabaja, andaba buscando por todas las calles, fui a los hospitales, fui a lugares alejados que pensando de que algo malo le habían hecho a mi hija, Regresé a mi quiosco, a mi centro de trabajo, ahí mis vecinos . apoyándome ayudándome a que yo no llorara, y tan mala suerte una noticia más desgraciada todavía llega. Cuando estoy sentada allí como a las seis de la tarde dándome la mala noticia de que a mi hermano menor, también lo habían asesinado en la calle Arequipa y Angaraes, más no pude hacer nada, el temor era más grande pensando en mi hijo . Regresé de nuevo a casa y me encontré con mi hermano mayor, estábamos los tres y los vecinos, no sabía que hacer ya era de noche, vuelta de nuevo, al día siguiente era 19 de Octubre.
Salí, volví donde el juez instructor, en los cuales él se dignó de acompañarme a las oficinas de la ORI, en compañía del Doctor Sifuentes Moya, el doctor Salva Ricaldi el arzobispo Ángel Acuña y la doctora Rosa Mandujano y mi padre, fuimos a la oficina de la ORI; desesperada más no nos quisieron hacer ingresar, desesperada gritando yo. Subí casi hasta el cuarto piso gritando el nombre de mi hija Judith, Judith, Judith desesperada, y de allí me bajaron. Me encontré con el comandante y le dije: porqué lo han traído a mi hija, le presentamos el documento, mas en vez de tratarme bien el me atropelló, me dijo un montón de disparates, yo también le contesté y me enfrenté a él. Le dije soy una madre, como una fiera herida que vengo en busca de mi cachorro, que por favor me devuelvan, que nosotros no hemos hecho nada; no somos culpables de nada y si mas ellos, tienen que buscar que indaguen al culpable, y si es él que lo busquen, más no a nosotros . De allí el doctor instructor le dijo que pedía habeas corpus porque era una menor de edad, mi hija tenia 15 años.
Salimos de allí, yo llorando desesperada, y me dijo el padre ay hijita, por que has actuado así, no vayan a hacerte daño. Ya no me importaba nada que hagan conmigo, quería saber dónde estaba mi hija. regresé a casa, llorando , yo no tengo familias no tengo nadies, todos me cerraron las puertas . Nadies me apoyó, los únicos que me apoyaron fueron mis vecinos de casa.
Regresé a casa, pasó otra noche más ya era ya para el 20 al amanecer.
A eso de las 4 de la mañana empezaron a tocar la puerta con fuerza y se sintió que a la vista un auto se ha cuadrado, ahí alguien bajaba, empezó a tocar la puerta, quise salir corriendo, mi hermano me dijo, no, no te vaya a pasar algo, acá hay que esperar, luego, luego ya dije., quién es tanta insistencia. Mi hija me llamó mami, me dijo reconoció mi voz .Desesperada corriendo salí, abrí la puerta, la encontré a mi hija sentada, tal como se la habían llevado lo hicieron regresar, amarrada con su blusa de colegio, envuelta su cabeza, tambaleante, como si ella estuviera mareada, o que no hubiera sido alimentada, toda desvalida, mi hermano hizo ingresar cargando mi hija hacia mi cuarto. Le hicimos acostar más no le molestamos, hasta que amanezca.
A eso de la una, dos de la tarde recién le desperté para que almorzara y le dije que ya teníamos que ir al entierro de su tío . A mi hija le ví que las manos la tenían marcados de las marracas que le habían puesto apretadas y mi hija me dijo: si mamá he escuchado tu voz, lo que has gritado, pero más no podía hacer nada porque me amenazaban con matarme. Fuimos al entierro, y ya volvimos de allí, no podía hacer nada por temor a que nos iba a pasar algo grave, dejé en nada todo eso, quedó en la nada. Pero ya sabíamos quiénes la habían tenido a mi hija para misión que me había hecho, luego pasó así ese año, el año 91.
Un 15 de Julio, en las oficinas del mercado Rees Patiño, mi hermano mayor ha sido asesinado, él era dirigente vocal de ese mercado de la asociación, una persona emprendedora, que ayudaba a la gente pobre, humilde, pidiendo sus óvulos él hacía también enterrar a la gente humilde, apoyaba a los enfermos, a los desvalidos, también sin motivo alguno ha sido asesinado. He vivido en temor, en zozobra, peor todavía con todo esto y más aún cada rato los encapuchados hacían su ingreso a mi casa a cualquier hora. Yo vivía sentada en la cama cuidando el sueño de mis hijos, para que no nos pasara nada, y así pasó, todo el tiempo he vivido atemorizada, atemorizada por todo lo que ha sucedido con nosotros pero ya pasaron el tiempo y así un 22 de Julio, también de nuevo hacen su ingreso a casa cuando yo estaba trabajando en el mercado y me fui a casa yo para hacer, para lavar mi ropa. Allí estaba en la calle cerca a la casa resguardados militares, 6 militares, dos en cada cuadra así, en la calle. a la separación, el otro costado igual y dos en la puerta . Sentí temor, quise regresarme al quiosco, pero mas yo dije, me estarán viendo, si vuelvo van a pensar que algo malo estoy haciendo, mejor voy a ingresar, pregunté:, señor puedo pasar, no,me dijeron, voy a hacer una pregunta interiormente adentro, y el soldado ingresó, dentro de un rato salió y me dijo, si puedes pasar, pasé yo con mi menor hijo, porque mi hija se había quedado en mi negocio. Apenas hice el ingreso que estaba al fondo, uno de ellos me agarró del pelo y me dijo: has vuelto de nuevo?, de ahí me soltó, de ahí del segundo piso donde yo vivía bajó uno, que debe haber sido sub oficial, sin capucha, sin nada me dijo: terrorista, mentándome a la madre, dónde están tus documentos ?, yo le dije señor no los tengo acá, los tengo en mi quiosco, y me dijo :, tu eres terrorista, hemos venido acá a tu casa porque de nuevo Pepe Huamán,dice iba a regresar acá, porque va a haber paro armado y además ellos habían hecho su ingreso consigo con un niño, con el hijo de la dueña de casa, haciéndose apoyar para que rebusquen las cosas habían metido bala al candado para abrir el cuarto.
Luego de allí, yo empecé a decirles, ladrones le dije, ustedes vienen a amenazarnos toda la vida, que es lo que quieren de una vez, ya no aguanto vivir así en temor, si tienen algo llévenme presa de una vez aunque sea con todo mis hijos, yo no he hecho nada. Háganlo de una vez, llévenme; ahí bajó otro y me dijo que me calmara, que tan solo habían venido a averiguar si Pepe Huamán de nuevo estaba en casa.
Yo les dije: quédense aquí a cuidarme, aunque sea otros que se queden a cuidarme en allá, en el otro lado, yo no tengo nada que ver. Viví así con temor todo, ellos me decían que el canje iban hacer hasta el colegio politécnico, mandaron una carta a mi casa. Recibió una de mis vecinas., estaba escrita aquellas veces con las letras de mi hija, ella me decía son los del MRTA, lo único que le quieren es a mi padre para que lo maten; si lo entregas no va a pasar nada con nosotros, más aún a mi hija le han pedido que ella vaya todos los días al encuentro de ellos a las 9 de la mañana al parque Tupac Amaru, yo no acepté eso, yo le digo, no importa que nos maten, porqué vas a ir ahí, y así hemos vivido amenazados durante tanto tiempo, en durante tantos años; yo vivo enferma por los golpes que he recibido de aquellos años. Hasta ahora no logro curarme, yo estoy muy enferma, todas las costillas yo tengo malograda. Lisiada me encuentro, vivo muy dolida por mi hija.
Señores de la comisión de la verdad, aquellas veces no había lugares, dónde íbamos a ir, a denunciar estos hechos, criminales que nos han hecho. Cuando después del 22 de Julio ellos se fueron los militares, un día 24 en la mañana mi hija se adelanto un poco para que vaya a mi centro de trabajo, yo salí tras ella. Mi hija no llegó a mi quiosco, se la habrían llevado del camino, fui en busca de ella por diferentes lugares, fui a los hospitales, fui a los centros policiales, fui al ejército, no encontré nada.
Ya no podía hacer denuncia porque no me aceptaban, qué hice, esperé que transcurrieran los días, por habladurías de muchas personas que decían, hay asesinado en tales lugares, desesperada iba a esos lugares desolados encontrando otros cadáveres más no lo de mi hija. Desesperada llorando por mi hija, sola, dejando el cuidado a mi hijo de la casa por otras vecinas y así transcurrieron los días, hasta que una mañana, me dijeron está por el bambú! muertos, desesperada fui a ese lugar atrás, por la calle San Carlos. Había otros cadáveres que tenían casi parecido a los de mi hija, pero vi cómo esas personas habían sido abaleadas, tampoco encontré a mi hija; y así iban transcurriendo los días, fui por diferentes sitios, alejados a los pueblos, a buscar sin encontrarlo, hasta que una mañana mi señor padre, se había enterado que en la morgue había varios cadáveres. Se adelantó ha ido y me dijo: yo creo que está ella, pero no se si será ella porque tiene otra ropa, por el cabello y por el lunar creo es tu hija y por sus dientes me dijo; con la misma me fui a la morgue. Si era mi hija, era Judith!!, estaba vestida con otra ropa, la habían cambiado de ropa, ella tenía una bala en el corazón, tenía el ojo reventado, el cuello roto, y tenía golpes en su cuerpo, moretones en todas sus piernas y en la espalda, se había sido torturada...ah y luego pasó ese día, hice los trámites para recoger a mi niña para llevarlo a velar a las a oficina mercado Rees Patiño, el auditorio, ahí se veló mi hija.
Al día siguiente, cuando salimos para el entierro, vi a muchas personas que nos tomaban fotografías, y eran de la policía, de ahí fuimos al entierro, y en el entierro después de que todos me dieron el pésame se acercaron dos hombres altos y fornidos a darme el pésame; diciéndome, nosotros no le hemos matado, pero todo ya terminó.
Cómo creen ustedes que me siento, durante tantos años no he podido olvidar todo esto, lo tengo acá adentro de mi corazón ., y el cual hoy día yo saco todo esto, para decirles a todos ustedes que me entiendan el dolor de madre!, que he sufrido durante estos años, nadie quizá podrá comprenderme hasta el momento que le pase algo doloroso y tan triste para mí, quedarme sin familia, quedarme con tan sólo mi hijo. También se truncaron los sueños de mi hijo, de poder estudiar, hice todo un esfuerzo único más por mi salud, perdí todo lo que tuve, me quedé en la nada.
Personas, que se aprovecharon también de mi cuando deje mi quiosco con todas mis cosas por motivos de salud, pero me pagaron de céntimo en céntimo, quedó en la nada ese dinero, Luego qué hice, emprendí el quiosco de mi madre, con eso me he tratado de salir adelante para poder darle estudios a mi hijo.
Mi hijo al ver que ya no podía, al servir al ejército peruano, me quedé más sola todavía. De ahí, él dijo voy a tratar de ingresar a la escuela de Chorrillos, se presentó para que continuara sus estudios.; pero lamentablemente la vida es tan dura y triste para alguien que siente peores cosas, es un golpe más fuerte todavía. Mi hijo había tenido un homónimo, salió de ahí, no ingresó, fue más duro para nosotros sentirnos de esa manera, qué hizo. lo único que hizo es ponerse a trabajar, porque mi salud ya iba quebrantándose día a día más, para poder sustentarme con su medicamento él se puso a trabajar, por eso yo les digo señores de la comisión de la verdad: Cuántas madres habrán así como yo que sufren, estos dolores es, también sufro por la pérdida de mis hermanos, sin saber quienes fueron aquellos que los asesinaron .
Les pido de todo corazón, que se me haga justicia ah, porque ella era una niña!, cuando se la secuestraron, también cuando la asesinaron . Yo no tengo familia, siquiera para poder decir yo tuve familia, que me apoyaron, que me ayudaron, que me, o que hicieran algo por mi. Yo he estado postrada en cama por mucho tiempo, pero tuve vecinos bondadosos, y les agradezco a ellos que le daban de comer a mis hijos.
Yo no tuve quien me de a nada ah, cuan triste y doloroso es perder a alguien que tu tienes y les pido que se me haga justicia y se me comprenda, mi dolor de madre que nunca!, se va a curar mis heridas, tan solo será hasta el día que yo muera.
Señores de la comisión de la verdad, he vivido durante, por muchos años atropellada., atemorizada, a cada momento ingresaban a mi casa, en las madrugadas, yo no dormía. Yo no dormía, por eso les pido que se me haga justicia, que busquen a aquellas personas que nos hicieron daño, sin más motivo, yo no fui culpable de nada ni tampoco mis hijos. Nos quedamos sin nadies, todos nos dieron la espalda, cuánto dolor he sufrido en todo este tiempo, y cómo vengo acá a suplicarles, y enviar al menos esa cosa dura que tenía aquí dentro de mi pecho, ya lo he sacado porque al menos tengo personas que me van a escucharme.
Muchas gracias señora, y la verdad es los nos sentimos hermanos del dolor de una madre que ha sufrido tantas veces y que necesita sentirse hermana de otros. Quisiéramos que, sintiera de verdad que lo que ha dicho lo hacemos nuestro y que su testimonio es una exigencia de trabajo para nosotros.
Queremos que, todos los que vean este testimonio, se sientan hermanos suyos, y que piense usted que, este dolor tiene que tener algún fruto, y un fruto de verdad, de justicia y reconciliación. Queremos pues, que se sienta consolada por nuestra, nuestra solidaridad, pequeña, humana pero de hermanos. Muchas gracias.

Muchas gracias.


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