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witnesses of the truth
Visual memory of political violence

Cultural Center of the Pontifical Catholic University of Perú
October 10 - 12, 2002

ponencias

Fotoperiodismo y resistencia en lugares de violencia
Alejandro Coronado

Amigos presentes, es una satisfacción dirigirme a Uds., al mismo tiempo compartir y contarles experiencias de los años 80 y 90 en Ayacucho, lugar donde me desempeñé como reportero y fotógrafo de medios de comunicación nacional, precisamente por estas dos décadas se desató la violencia armada del movimiento Maoísta subversivo denominado Sendero Luminoso considerado como uno de los más crueles grupos terroristas de América Latina de los últimos tiempos que ha causado al país más de 30 mil víctimas en una guerra fraticida y sin cuartel, debido al enfrentamiento entre los alzados en armas y las fuerzas de seguridad que por entonces los gobiernos de turno llevaron una política contra subversiva, con el paso del tiempo se convirtió en represiva y se cometieron absurdos y crueles excesos contra la población civil y de periodistas que en el cumplimiento del deber perdieron sus vidas otros desaparecieron.
En este periodo fueron asesinados y desaparecieron un total de 51 periodistas en todo el país, según da cuenta un informe de la oficina de Derechos Humanos del periodista y el Comité de Libertad de Prensa de La Asociación Nacional de Periodistas del Perú, Los casos emblemáticos registrados en Ayacucho destaca el asesinato de Hugo Bustíos Saavedra 24 noviembre de 1,988, Los ocho mártires de Uchuraccay 26 de enero de l983, la desaparición de Jaime Ayala Sulca 03 de agosto de 1,984, Freddy Valladares Valladares 01 Mayo 1982, asesinatos y desapariciones ocurridos en Huanta, y los de Cirilo Ore Enríquez 27 de Octubre de l991 y Luis Morales Ortega 13 de mayo de 1,991. Crímenes registrados en Huamanga, colegas con quienes compartimos trabajo diario en nuestra región.
Los años 80 iniciamos esta pasión un grupo de Periodistas, algunos de nosotros muy jóvenes, sin presagiar tal ves que con el transcurrir el tiempo se convertiría en el oficio más peligroso que haya conocido, sin desmerecer claro a otras profesiones, los reporteros llegamos a sortear el peligro de muerte en cumplimiento de nuestra misión. Experiencias hay muchas, pero les mencionaré solo algunas de ellas que han dejado una huella imborrable, experiencias que han marcado en mi vida como periodista, como reportero, especialmente de fotógrafo, por eso estoy seguro que con el testimonio grafico o fílmico el redactor no podrá contar la historia completa de un tema, en fotoperiodismo si el actor social no experimenta los hechos de peligro y esta permanentemente de la mano con las dificultades yo creo sinceramente no llegará entender cuál es verdadero significado de la profesión.
Para los periodistas en la época de violencia, el trabajo se tornó difícil, las dificultades se incrementan cuando hay restricciones primero con la llegada de las fuerzas especiales de la Policía Nacional, los llamados “Sinchis” y la declaración del estado de emergencia en Ayacucho y parte de Huancavelica, es allí donde se recorta la libertad de transito para los reporteros, se aduce que son zonas de peligro no había permiso para que salgan de la ciudad sin previa autorización. Esto se agudiza luego de conocerse el asesinato de los 8 periodistas y un guía en Uchuraccay, a partir de entonces los hombres de prensa para cubrir una comisión fuera de la ciudad tenían primero que dirigirse a los Comandos Políticos Militares ubicados en los cuarteles y bases de los Cabitos 51 para pedir un permiso especial, de lo contrario simplemente si tenías la mala suerte de encontrarte con una patrulla de estos, bajo este pretexto eras detenido el material fílmico o fotográfico era confiscado, luego dar cuenta de tu misión a los jefes en los cuarteles. Sin embargo la mayoría de veces o por no decir casi siempre, se optaba por salir sin dicha o previa autorización, la razón, estas dependencias se convirtieron en lugares de extremo hermetismo, nunca daban el salvoconducto, aducían que tenían que esperar una respuesta desde la sede del cuartel en Huamanga. Y si te encontrabas en esta ciudad la demora era peor, porque no daban razón de tu solicitud, entonces la noticia pasado el tiempo ya no era noticia, por decir que si había que tomar fotos de una masacre de campesinos, hasta que pidas permiso los cuerpos ya habían sido recogidos por orden del Fiscal y el Juez, entonces de que noticias estábamos hablando. Ya se imaginan.
El pretexto para los elementos contra subversivos de poner restricciones a los hombres de prensa según criterio de éstos era no dar cobertura a las acciones terroristas, porque según ellos se estaba publicitando de estas acciones para favorecer a ellos, o en todo caso decían que el periodista o la mayoría de éstos eran simpatizantes de los subversivos o eran terroristas, bajo esta coyuntura la misión se había convertido difícil, extremadamente difícil, por un lado las fuerzas de seguridad con estas justificaciones por otro lado los subversivos que eran crueles, caso demostrado con Bárbara D’Achile del diario “El Comercio” asesinada en Huancavelica el 31 de mayo de 1,989, Cirilo Oré Enriquez diario “Expreso” Huamanga 27 de octubre 91, a esto se sumaba el autodenominado Movimiento de Liberación Antiterrorista, grupos paramilitares que operaban en la zona bajo la sombra de la clandestinidad, pero generalmente para nosotros los periodistas cuando las cosas eran así se tornaba más interesante la cobertura de la noticia. Dicen que las cosas difíciles son mejores....
Bajo esta coyuntura los hombres de prensa sorteamos una y mil dificultades, emboscadas, minas, ataques, lugares de difícil acceso, falta de medios de comunicación, teléfono sin discado directo, presión a los propietarios de los medios de comunicación caso de las emisoras bajo una serie de amenazas etc. etc.
De las experiencias como reportero gráfico, además de ser corresponsal redactor porque se cumplía estas dos misiones, como dije anteriormente existe un sin número de hechos, coberturas como el hallazgo de más de 50 cadáveres semi enterrados en el paraje de Pucayacu Huanta, Agosto de 1,984, recuerdo cuando una señorita del ministerio público que acompañaba al grupo, se desmayó al ver el cuadro dantesco, 50 cuerpos todos desnudos y con huellas de haber sido terriblemente torturados, recogidos como si fueran costales de papa y trasladados a la morgue en camiones de transporte pesado, en esta comitiva también se encontraba por entonces el Secretario del Fiscal Fernando Olivera Vega, ex Ministro de Justicia.
Otra experiencia inolvidable es, cuando salimos a cumplir una misión por el barrio Ccollpa a solo dos kilómetros de la ciudad, encontramos cinco o seis cuerpos sin vida de mujeres que habían sido asesinadas como a las cuatro de la mañana, ese día algunos vecinos me avisaron sobre el hecho, muy temprano como a las seis de la mañana, me dirigí hasta el lugar, era un patio de una casa humilde, las víctimas estaban en el suelo con frazadas y colchones, aparentemente allí dormían antes de ser victimadas, todas tenían disparos de bala a la altura de la cabeza, el trabajo era fotografiar, tenía que hacer esto, cuando sorpresivamente observé que dentro del grupo de las madres asesinadas estaba una niña de aproximadamente 9 0 10 meses de edad que se movía, estaba con vida, la niña también tenia una herida de bala en la altura de la cabeza pero estaba con vida, se encontraba en el pecho de su madre y lactaba. Un terrible drama que a pesar de la difícil que es contarles y recordar este hecho teníamos que cumplir con nuestro trabajo sin salir del asombro, la niña murió a las dos horas luego de ser trasladada al Hospital. Recuerdo también que en 1989 viajábamos con otro periodista a la zona baja de Huanta, una noche antes habían asesinado una familia, el colega tenían un contacto con un capitán del ejército, le había dado las facilidades para el viaje en un convoy militar, nos disponíamos para el viaje, subimos en la parte posterior del carro militar, en la cabina viajaba el oficial, por suplica y tal vez por mi insistencia bajamos del vehículo para aprovisionarme de rollos, el oficial nos dijo pueden subir al segundo carro, así lo hicimos minutos mas tarde el primer camión cuando estábamos en camino volaba por los aires, habían minado el camino, los soldados y el oficial murieron en el acto.
En otra oportunidad salimos con Hugo Bustíos a cubrir información, el colega tenía una camioneta, muy temprano viajamos a Huayllay 120 Km al Norte de Ayacucho, una noche antes los terroristas habían asesinado a 23 comuneros, en la ruta nos encontramos con una patrulla de la Policía Nacional parapetados se dirigían a la zona, a pedido del oficial muy disgustados los llevamos, previamente Bustíos había comunicado a los Militares sobre nuestro viaje, sorpresivamente a pocos metros de Huayllay un grupo de soldados nos dispararon a matar, en la cabina estábamos Bustíos el oficial y yo, los policías de la parte posterior repelieron el ataque, los soldados al ver que había elementos uniformados luego de unos 30 segundos dejaron de hacer disparos, en su justificación dijeron que al ver gente armada podría tratarse de terroristas, luego nos informamos por fuentes de la propia Policía que tenían la intención de liquidarnos, para decir que los periodistas fueron emboscados por los terrositas, esto quiere decir que posiblemente a Bustíos lo tenían en la mira, porque meses después fue acribillado bajo estas mismas circunstancias en el paraje de Erapata.
Como reitero, experiencias hay muchas, pero el precio de ser periodistas en la época de violencia y en la zona más convulsionada del país también tuvo su precio haber sido víctima de atentados como lo ocurrido el 05 de noviembre l983 cuando un grupo de fuerzas de seguridad me detuvieron junto a cuatro locutores de dos emisoras locales, los colegas de radio, reprodujeron grabaciones de una cinta magnetofónica de un mensaje subversivo bajo presión y amenazas de muerte, en esas circunstancias llegue a una emisora para cumplir con la misión cuando los uniformados me detuvieron y al saber sobre mi identidad dijeron que hace tiempo me buscaban, luego fui trasladado junto con los colegas a la dependencia de ese entonces la Policía de Investigaciones, después de unas horas llevado al cuartel de la Marina acantonado en el estadio municipal, ( 9 meses después ingresa al mismo cuartel Jaime Ayala y desaparece) luego de 8 días de estar en calidad de desaparecido nos dieron libertad, previamente sufrimos torturas como la del hormiguero, .... los cargos entre otras cosas sobre mi detención me decía un oficial de la marina, es que al parecer al jefe del cuartel a quien le llamaban con el seudónimo de comandante JR, el periodista era una persona incomoda, porque denunciaba las supuestas desapariciones de las personas que eran detenidas en el cuartel, hacía apología al terrorismo al informar solo las acciones de los terroristas, me preguntaban por ejemplo porque no se daba cobertura a las actividades de bien social que hacían los soldados, etc.
Por esos años, también los terroristas de Sendero Luminoso dinamitaron mi vivienda, previamente enviaron una carta con un sobre que dejaron bajo la puerta de mi domicilio, en ella estaba un a fiche con una foto del líder terrorista Abimael Guzmán Reinoso, adjuntaban un manifiesto de dos paginas y me conminaban a publicar dentro de un plazo de tres días, cumplida esta me advirtieron con una comunicación similar y un plazo de otros dos días más, cumplida esta al promediar las siete de la noche, la puerta de mi casa volaba en pedazos a causa de un atentado terrorista, (dinamita) en medio de la crisis llamé al cuartel del Ejército, al responderme un oficial me recomendaba que debía poner al medio de la calle una fogata, minutos antes del atentado dinamitero se había producido un apagón en toda la ciudad, lo que paso con la llegada de los militares fue increíble, salí a la calle y pude ver que los efectivos estaba parapetados a los laterales de la avenida, confiado salí para recibir ayuda de ellos, el oficial lo primero que hizo fue ordenar que me ponga contra la pared, luego de un registro total tanto personal como del domicilio, el jefe del grupo se disculpó aduciendo que en algunas oportunidades habían sido víctimas de un engaño o en todo caso de haber sufrido una emboscada. Estamos prevenidos para todo me dijo.
Así mismo por los años 93 94 en la selva del Apurimac en Palma Pampa, había sido derribada una avioneta de unos narcotraficantes Colombianos el Jefe Militar de entonces Gral. Thomas Marki Montero invitó a la prensa viajar a la zona, y así fue, en un helicóptero nos embarcamos el General victorioso anunció que los militares habían dado un duro golpe al narcotráfico, pocos días después descubrimos que en el operativo habían decomisado un maletín con un millón de dólares y que lo desapareció el General, testimonio de un oficial de la base de Palma Pampa, el día que salió el informe, esa misma noche mi domicilio era atentado con 7 disparos que impactaron en el interior de mi vivienda con entrada y salida por las ventanas de vidrio de Fusiles Automáticos los comúnmente llamados FAL, al parecer se trataba de una advertencia, porque los proyectiles impactaron en la pared de la vivienda, a los pocos días en un comunicado del Comando Conjunto de la Fuerzas Armadas, decían que el atentado al domicilio del periodista era por acción de elementos subversivos.
En este trabajo, en una zona de conflicto por entonces paradójicamente los periodistas que como una ciudadanos comunes, antes de pensar en programas de vivienda o de proyección familiar se decidió hacer un mausoleo para los hombres de prensa, es así que se concretó este deseo, se solicitó a la beneficencia la donación de un terreno en el cementerio y luego la construcción del mausoleo donde en la actualidad están los restos de nuestros mártires, entre ellos, Valladares Bustíos, Rojas y Cirilo Oré. Es necesario mencionar que este es el único mausoleo construido por los propios periodistas en tiempos de violencia.
Con el paso de los años me di cuenta del grupo de periodistas que iniciamos esta pasión en Huanta Ayacucho me había quedado solo, todos habían sido asesinados, desaparecidos, a excepción de Abilio Arroyo que se encuentra entre nosotros, tuvo que abandonar la ciudad por amenaza de los terroristas, a pesar del peligro que representó permanecer en la zona tuve que estar todo el tiempo, la razón, tener el bicho de ser periodista y defender a mis coterráneos que sufrían los excesos de los bandos en conflicto, no había quien informe sobre lo que venía ocurriendo, defender los derechos humanos que se violaron constantemente, mediante las denuncias publicas por los medios de comunicación, finalmente otra razón fue por la competitividad en la capital, no había oportunidades de trabajo, una razón, cuando ocurrió el crimen de Hugo Bustíos Saavedra de Caretas, acompañaba en la motocicleta el viaje el colega Eduardo Rojas Arce, corresponsal del entonces diario Actualidad, el periodista fue herido de bala, gracias al buen criterio del Director de Caretas Enrique Zileri, Rojas fue trasladado a Lima en el avión que le asignó el gobierno de entonces, su vida corría peligro por ser el testigo clave del asesinato de Bustíos, días después el director del diario donde trabajaba Rojas, le dio un pasaje al periodista para que retorne a la zona aduciendo que en el diario no había un puesto de trabajo. Recuerdo con mucha nostalgia a este director y dueño del diario, Miguel Ángel Mufarech actual candidato aprista a la Región Lima y que paradójicamente el candidato de mayor preferencia electoral en Lima.
Bajo entonces estos criterios no había tal vez oportunidad de trabajo en la ciudad de Lima y fue esta una razón más para permanecer en la zona por que no me quedaba otra alternativa, pero a pesar de ser uno de los pocos reporteros que vivió todo este tiempo en esta zona tengo ahora la satisfacción de poder compartir con Uds., las experiencias de hechos que nunca más deben repetirse.

Gracias.