Audiencias Públicas
de Casos en Huamanga
Primera Sesión,
8 de abril de 2002,
9 a.m. a 1 p.m.
Caso 4. Testimonio
del Coronel PNP Guillermo Linares Bay
Doctor Salomón Lerner Febres
Coronel PNP Guillermo
Linares Bay. ¿Formula promesa
solemne de que su declaración la hará con honestidad
y buena fe y que por tanto expresará sólo la
verdad en relación a los hechos relatados?
Coronel PNP Guillermo Linares Bay
Sí, prometo.
Doctor Salomón Lerner Febres
Gracias, asiento.
Comisionado
Coronel Linares, buenos días, para la Comisión
de la Verdad, es este momento de escuchar a víctimas,
a personas que vivieron aquí la violencia. Lo hemos
empezado a hacer esta mañana y puede estar seguro de
que lo oiremos con la mayor atención y esperamos que
usted sienta que puede aquí decir todo lo que usted
considere necesario sobre lo que usted vivió aquí en
Ayacucho en 1982, adelante.
Coronel PNP Guillermo Linares Bay
Distinguidas autoridades,
señores miembros de organismos
internacionales, señores miembros de la Comisión
de la Verdad, pueblo ayacuchano, distinguidas dignas damas,
señores, quien les habla es el coronel de la Policía
Nacional Guillermo Linares Bay, actualmente en actividad. En
primera intención quiero agradecer a los miembros de
la Comisión de la Verdad por haberme escogido para dar
mi testimonio a esta importante audiencia. Los hechos que voy
a narrar vienen cuando transcurría el año 1982
en el mes de marzo, yo me encontraba como jefe del destacamento
de la 48 Comandancia Los Sinchis, en la ciudad de Huamanga,
siendo aproximadamente entre las doce y treinta, perdón
once y treinta y las 12 de la noche, hubo un apagón
general en Huamanga y se escucharon varias explosiones, y elementos
subversivos estaban disparando a las diferentes unidades con
sede en Huamanga, yo me encontraba alojado en las instalaciones
de la Novena Comandancia. Entonces, en esos momentos, dispuse
que personal al mando mío suba al techo de la unidad,
un par de gente se quede con las cosas de los que estaban de
servicio y yo salí al mando de cinco hombres para hacer
una maniobra para envolver a los que estaban disparando hacia
el local de la Novena, cuando ellos vieron esta acción,
huyeron hacia el sector de donde quedaba la pista en ese entonces.
También llegué tras ellos al sector de la PIP
y, también con los que estaban distrayendo al sector
de la PIP, huyeron. De ahí me constituí al sector
de lo que era la Guardia Civil y también fugaron, pero
estas eran maniobras evasivas porque el verdadero ataque era
en el CRAS, el Cras de la ciudad de Huamanga y yo no sabía.
No supe la fuerza que ellos tenían, pero me constituí con
los cinco hombres hacia el CRAS de Huamanga, nosotros llegamos
al CRAS pegados a ambos lados de la pared. Los que estaban
al lado contrario de donde estaba el local del CRAS fueron
los que quedaron algo ilesos, pero los que estaban al lado
contrario fueron los que sufrieron, junto conmigo, varias heridas
de bala, al llegar nosotros... (espacio en blanco por cambio
de cassette).
...A raíz de ello se reunió esta junta de intersanidades,
ya se acercaba al sétimo mes y ellos me dijeron de que
ellos no podían opinar ni dar ningún diagnóstico
de lo que yo tenía porque rayos X, bueno, decía
la forma que estaba adquiriendo el hueso pero no veía
la parte interna del hueso y recién indicaron ellos
que tenía que ser trasladado a un lugar donde se cuente
con tomografía computarizada para poder ver qué es
lo que yo tenía en la cabeza del fémur y resultó de
que yo no tenía la fractura múltiple sino que
tenía necrosiado la cabeza del fémur y estuve
en un hospital donde yo tenía compañeros de cuarto
que inclusive algunos habían hasta fallecido y por el
tiempo que tenía me venían a visitar, pues este,
personas de bastantes... o de otras religiones, y yo ya estaba
aburrido de la televisión, del periódico. Yo
quería conversar con personas ¿no? Cambiar, dialogar
aunque no tenía esas creencias pero los escuchaba y
era como una parte de entretenerme porque es difícil
soportar estar en una sola posición y mirar al mismo
techo. Bueno, cuando los médicos me dijeron que yo tenía
necrosiado la cabeza del fémur hasta inclusive me insinuaron
para cortarme la pierna lo cual yo no acepté, y era
difícil que se vuelva a reunir esta junta de intersanidades
pero nuevamente se tuvo que reunir y allí ya ellos indicaron
que por mi juventud y por lo que yo había sido herido
en acción de armas, debería ser sometido a una
intervención quirúrgica en el extranjero para
tratar de que salven mi pierna porque supuestamente yo ya tenía
semiatrofiados los músculos del muslo.
Y así fui evacuado a Estados Unidos, donde me operaron
por todas estas lesiones, me pusieron una prótesis total
a la altura de la cadera del lado derecho y me operaron hasta
en dos oportunidades la rodilla, yo no tenía nada en
la rodilla pero por esta tracción esquelética
se me había endurecido la rodilla, la tenía rígida
y yo había estado ya dieciocho o diecinuevemeses en
esa situación de tener la rodilla rígida. Por
eso que fui sometido en dos oportunidades a operación
para poder doblar la rodilla y tuve un tratamiento médico
de rehabilitación de aproximadamente tres años,
en donde tenía que asistir a baños tibios, a
la fuerza, a ir doblando porque me hacían presión
otros para ir doblando la pierna.
Bueno, llegó el momento que tenía que incorporarme
al servicio, cuando me incorporé al servicio me vi con
la sorpresa de que los que habían ascendido junto conmigo
ya estaban listos para postular al grado inmediato superior,
pero nosotros... no había ninguna ley ni nada que nos
amparara y a mí me decían que estaba inapto por
no tener el tiempo real y efectivo de servicio en mis clases
de capitán. Pero yo decía, cómo es posible
que a mí, por la acción, porque a la larga salvé algunas
vidas de los compañeros que estaban en el CRAS, y yo
no caí defendiéndome sino yendo en auxilio, me
hayan condecorado y me digan que no puedo postular a la clase
inmediata superior. Lo cual me obligó a otra vía
crucis de tener que ir pidiendo audiencias, ir subiendo hasta
pedir audiencia con el Presidente de la República al
cual no llegué porque nuevamente el Ministro que en
ese entonces estaba en Interior ya dispuso que los miembros
jurídicos de su entorno o de procedentes de la Policía
hagan un decreto que ampare a los que habían sido o
que estaban sufriendo las secuelas de la subversión
y por ende que reciban un apoyo porque, como les digo, es triste
que uno sepa que alguien haya hecho algo que ameritó una
felicitación y una condecoración y después
le digan, no, usted no puede postular tiene que hacer los años
que estuvo, herido, todavía hacerlos de servicio porque
si no no puede postular. Pero, en fin, llegué a postular
y fui avanzando y actualmente tengo la jerarquía de
coronel, pero con esfuerzos y con bastantes sinsabores porque
mi realidad es que yo tuve que entrar ya a trabajar a parte
técnica, ya no a unidades operativas, yo tengo aptitud
B porque tengo prótesis total de cadera e impedimento
de doblar la rodilla, porque sólo tengo un tope para
poder doblar mi rodilla en la parte derecha lo cual me frustró en
lo que yo quería desarrollarme como policía.
Tuve que estar más en un ambiente cerrado y dedicándome
a las comunicaciones, donde ahí prácticamente
he hecho mi carrera.
Producto de las oportunidades que yo tuve
en las comisiones de servicio, yo podría a veces, este, sentirme realmente
incómodo porque yo conducía a veinte, treinta
efectivos policiales, yo salía de patrulla porque me
ordenaban y en las patrullas pues uno lleva alimentos para
uno o dos días, pero hay patrullas que hasta en una
oportunidad me perdí y tenía un radio pero fatalmente
el cable coaxial de bajada del radio se había malogrado
y no podía comunicarme y yo estaba persiguiendo a unos
elementos que se vestían como policías y asaltaban,
violaban, robaban, se emborrachaban en pueblitos chicos de
la serranía de Ayacucho con uniforme policial y no eran
de la policía. Entonces, yo estuve detrás de
ellos y ellos agarraron y en una oportunidad, nieve perpetua,
y así estuve varios días detrás de ellos
sin techo, con lluvia, granizada, todo lo que caía ahí.
Pero yo llegaba a un cerrito donde vivía alguien y ese
cerrito, pues, tenía el dueño, por decirle, una
gallina o dos gallinas y la gallina al poner su huevo diario
era pues la parte nutritiva de la sopa o del caldo que hacía
la gente que vivía en esta punta de este cerro, aislados.
Pero, cómo contener el hambre de mi gente que tenía
varios días de caminata y sin alimentación. Yo
me acuerdo que les quería pagar cinco, seis, siete veces
el valor de la gallina, pero ahí no vale, ahí la
plata no tiene valor, porque no es como el privilegio que tenemos
muchos de nosotros de vivir en una ciudad e irse a la esquina
y comprar lo que uno necesita. Ahí tienen que caminar
varios días para llegar a una tienda y la plata no tiene
valor, mas existía el trueque entre vecinos, entre ellos.
Pero, cómo contener a mi gente, a veces teníamos
que matar estos animales y hacer un caldo para todos nosotros.
Acuérdese que yo le estoy hablando de veinte, treinta
hombres, si cometí abuso de matar y dejar sin el huevo
del diario a ese poblador de las alturas, no había forma
de cómo alimentarnos; pido disculpas públicamente,
pero había esos excesos que no partían de parte
nuestra, eran producto de las circunstancias.
Como anécdota también puedo contarles que en
una oportunidad cuando me encontraba en Huanta, yo estaba con
quince, veinte hombres en un destacamento en Huanta y teníamos
una pensión vecina a nuestro local y vi que llegaba
un poblador también de estas alturas que había
llevado dos borregos para venderlos y llevar a su familia productos
de primera necesidad y él había... él
me contaba que había caminado tres días conduciendo
a sus borregos para la ciudad de Huamanga, pero cuando llegó los
quiso vender en el camal sus animales y le pedían un
certificado sanitario del animal lo cual él no tenía
y no se lo querían comprar, los animales los llevaba
a la Plaza de Armas y venía el municipal y los botaba
porque estaba malogrando el ornato de la ciudad, iba a los
dueños de restaurant para vender los carneros y nadie
se los quería comprar y si se los querían comprar,
le querían pagar, pues, una miseria por los dos borregos
o dos carneros, entonces realmente uno a veces siente lástima
de este poblador y le dije, yo te voy a apoyar, ven pacá,
e hice que los pesen a los borregos y yo le preguntaba a él,
cuánto crees que, quitándole la lana, los carneros,
los cuernos y las partes que no se comen del carnero, cuánto
crees que tienes de carne acá, tanto, me decía
y cuánto está en venta el kilo de carne, tanto
de precio, entonces yo le dije al dueño del restaurant,
mira, hemos pesado sus carneros y deduciendo esto, tiene tanto
de kilos de carne, o tú le pagas lo que está en
precio de mercado o si no a partir de mañana, allá al
frente hay otro local, ahí voy a tomar desayuno, almuerzo
y comida con toda mi gente. O le compras o me voy para allá.
Entonces, prácticamente obligué a que le compre
el carnero ¿no?, pero tuvimos que comer carnero por
varios días nosotros porque eso era lo que preparaban,
bueno, pero es una anécdota y así puede haber
muchos relatos, ¿eh?
Cuando estuve en el ministerio
trabajando en una parte técnica
yo veía que varios compañeros de mi institución
me buscaban para averiguar qué había hecho yo
para poder hacer ellos y seguir la misma gestión porque
realmente es frustrante cuando uno queda herido y él
espera el apoyo de todos sus compañeros y de la institución,
del gobierno, y se sienten mal cuando no se produce. Pero gracias
a la insistencia, se sacó algunos decretos y ya dispositivos
legales que apoyaban a los que habían quedado con heridas
y/o eran convalecientes de la subversión. Hay muchos
casos que se pueden relatar, pero creo que ahorita no vienen
a mi mente.
Comisionado.
Bien, coronel, queremos agradecerle mucho el
gesto suyo de venir a la Comisión y también a quienes hayan
facilitado esa venida estando usted en actividad, si quisiera
agregar algo específico y si no es... Le agradeceremos
mucho la presencia.
Coronel PNP Guillermo Linares Bay.
Bueno, hoy, para terminar
les puedo indicar que siempre mi vocación fue de servicio hacia la sociedad. Por eso
me enrolé en las filas y soy parte de la policía
porque lo siento de corazón. Yo procedo de un policía,
mi padre fue policía y de pequeño tuve esa vocación
de servicio, pese a lo que me ha tocado vivir, lo que uno les
pueda narrar no es lo mismo que haberlo experimentado. Yo no
guardo ningún rencor a los que me hirieron, ni a los
que no me apoyaron en el momento preciso, pero es así lo
que a uno le toca vivir. Y hay que ser hidalgo, yo creo que
con lo que me hirieron yo meditando salí ganando, porque
esos ocho meses que yo estuve inmovilizado en esa cama me introspecté,
pensé mucho en mi persona y creo que cuando me levanté fui
otro. Así mismo, desde esta audiencia quiero extender
mi mano al pueblo de Ayacucho, a todos los peruanos con un
solo pensamiento y ese pensamiento elevarlo en mis oraciones
a Dios y pedir que guíe a los miembros de la Comisión
de la Verdad para que esta jornada de trabajo traiga sus frutos
y en un futuro cercano podamos vivir en paz, en armonía
para el bien y para el desarrollo que tanto necesita nuestro
Perú, muchas gracias.
Comisionado.
Muchas gracias, coronel, muchas gracias por su
testimonio tan personal.
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