Audiencias Públicas
de Casos en Huamanga
Cuarta Sesión, 9 de abril de 2002, 2 p.m. a 7 p.m.
Caso 21. Testimonio
de de Juan Guzmán Aparco
Doctor Salomón Lerner Febres.
Bien, vamos a citar al último testimoniante de esta
primera audiencia, el doctor Juan Guzmán Aparco por
favor si puede acercarse.
De pie por favor.
Señor Juan Guzmán Aparco. ¿Formula usted
promesa solemne de que su declaración la hará
con honestidad y buena fe y que por tanto expresará
sólo la verdad en relación a los hechos relatados?
Voz de Juan Guzmán Aparco.
Sí prometo.
Doctor Salomón Lerner Febres.
Gracias.
Voz de una comisionada.
Doctor... con mucho gusto la Comisión va a escuchar
su testimonio que usted ha querido manifestar públicamente
esta... en esta audiencia, siga nomás...
Voz de Juan Guzmán Aparco.
Muchas gracias, ante todo, muy buenas noches a los miembros
de la Comisión de la Verdad, así como a las
autoridades nacionales e internacionales... realmente he tomado
una decisión... he tomado una decisión, quizá
una de las más fuertes dentro mi vida, como profesional
y como ciudadano, entiendo que volver a narrar lo que ha sucedido,
lo que he vivido hace doce años, haciendo una retrospección
a ese tiempo, lo considero muy doloroso, así como los
que me han antecedido, realmente es un hecho muy doloroso
que hay que tener suficientes agallas para qué, para
que el mundo y particularmente nuestro país, lo conozca.
En mi caso por la actitud cobarde de la insanía de
miembros del Sendero Luminoso que dieron muerte cobarde a
dos mujeres indefensas, como es el caso de mi esposa Olga
Céspedes Ordinola y mi hermana Victoria Guzmán
Aparco.
Volver al pasado en estos momentos, se me hace bol... estar
presente en ese acto. Antes quiero referir de que mi esposa
Olga era estudiante de la Facultad de Derecho del último
año, estaba próximos a egresar, mi hermana Victoria
Guzmán había lograo su título de servidora
social y estaba pronto a trabajar en una institución,
en mi esposa tuve tres hijos, aquel tiempo de los hechos la
mayor tenía ocho años, la segunda cuatro años
y el tercero un varón de tres años.
El diecinueve de julio de mil ochocientos... mil novecientos
ochentinueve por a mérito de haber ganado un concurso
público, paso del Ministerio de Trabajo al Ministerio
Fiscal, por ser titular en aquel tiempo, la ley obligaba que
tenía que asumir la responsabilidad del Jurado Provincial
de Elecciones de Huamanga, para las elecciones municipales
llevados a cabo el once de noviembre de 1989, no fue un cargo
solicitado, no fue un cargo partidario político, sino
era por imposición de la ley orgánica del Ministerio
Público, que tenía que cumplir entre otras,
una función más, el de presidir el Jurado de
Elecciones de aquel entonces.
Es así mediante una resolución de la Fiscalía
de la Nación se me designa como tal, fecha desde cual
mi vida, prácticamente sobre todo mi entorno familiar,
conyugal tiene un vuelco diametral, empiezo a recibir amenazas
telefónicas, escritas, a través de amigos y
muchas veces directamente a través de miembros de Sendero
Luminoso, en la calle, en algún centro... o de distracción,
deportiva, cinematográfica, ya no podía yo vivir
o pernoctar en mi domicilio, porque a partir de ese momento
empiezo a pedir ayuda a los amigos, a los familiares, empiezo
a pernoctar, una noche en la casa de una familia, otra noche
en la casa de un amigo, y así, hasta que una infausta
noche del nueve de noviembre de 1989, en circunstancias que
entregaba las ánforas electorales a los miembros del
ejército, en el local en donde ahora es el Banco de
Crédito, donde funcionaba el local del Jurado Nacional
de Elecciones.
Aproximadamente a las ocho de la noche se suscitó un
bombardeo o explosivos de dinamitazos en diferentes partes
de la ciudad de Huamanga, donde quedó totalmente oscuro,
la ciudad, yo que me encontraba a media cuadra del local del
Jurado Electoral y casi a media cuadra del Hotel Plaza, antes
Hotel de Turistas, no tuve otra alternativa que correr hacia
el hotel a guarecerme, porque los balazos, los disparos empezaron
a sonar de todo sitio, no sabía ni cómo quedaba
el local del Jurado, simplemente era pensar ya en mi familia
y pensar en mí mismo, no podía salir, tenía
yo la necesidad, el apremio de saber algo de mi familia, pero
era imposible salir por la oscuridad reinante en esos momentos
y la balacera que se daba también en esos momentos,
yo desesperado sin saber qué hacer y mucha gente y
muchas autoridades civiles y muchos ciudadanos... (cambio
de lado de cassette)
Aproximadamente a las diez de la noche se acercaron buscando
en el hotel al señor Juan Guzmán Aparco, quien
era yo, tres miembros oficiales del ejército peruano,
al identificarme, me dijeron de buenas a primeras, finalmente
de que, señor Guzmán tarde o temprano usted
va tener que saber, lamentablemente su casa, en su casa hubo
un atentado, hay dos mujeres muertas me dicen... (hondo suspiro
y voz temblorosa) yo sabía que la única mujer
que... estaba en mi casa era mi esposa (silencio) pero por
circunstancias quizá de visita, de compañía,
también mi hermana se encontraba en ese momento como
visita.
Sendero buscaba de una u otra forma que en la ciudad de Huamanga
y en todo el Perú, no se llevara a cabo... no se llevara
a cabo las elecciones municipales y particularmente en la
ciudad de Huamanga por ser su bastión, y pensando que
de repente aniquilando al Presidente del Jurado, posiblemente
se iba a evitar la prosecusión de las elecciones, porque
el fin y el objetivo de dar muerte conforme se supo posteriormente
de las investigaciones policiales, porque algunos de ellos
fueron capturados, sentenciados en un debido proceso.
Se pudo entender y se entiende así en los documentos
que he presentado a la Comisión, en esos momentos que,
los militares me comunican sobre la muerte de mi esposa, yo
me imaginé, no me imaginé nunca que la otra
mujer era mi hermana, pedí que por favor me llevaran
inmediatamente a mi casa y así lo hicieron, nos fuimos
a esas horas entre diez y diez y media de la noche, en mi
desesperación gané a la policía, salté
del vehículo y me metí a mi casa, mi casa era
un hogar en semiscons... en plena construcción, estaba
en el primer piso tenía una puerta muy sencilla con
adobes, los habían dinamitado, estaba lleno de humo,
llegué a subir al segundo piso y encuentro tirado muerta
a mi esposa y a mi hermana.
La desesperación hizo que perdiera, quizá, un
poco... mis actos, no recuerdo tan bien ese momento, pero,
sí, cuando me sacaron hacia la calle, vuelvo a reaccionar
y pregunto por la situación de mis hijos, mis tres
menores hijos, mis tres menores hijos habían sido recogidos,
rescatados por los vecinos, uno por acá, otro por allá
y otro por allá, recién salieron los vecinos
y me dijeron acastán tus hijos. Señores es un
momento en que realmente no quisiera que nadie le hubiera
sucedido, era un caso preliminar o único que se daba
por entonces con una autoridad, en este caso conmigo; llegué
vi todo... el panorama desastroso de mi hogar, mi mujer tirada
en el suelo, mi hermana tirada en el suelo con el cráneo
destrozado porque le habían dado, según el protocolo
de necropsia, y el momento de que los he visto, todos tenían
el cráneo destrozado (largo silencio) en esos momentos
solamente la policía atinó en traerme casi a
la fuerza al Hotel Plaza para yo permanecer hasta el día
siguiente.
Hubiese querido venir acá paque ustedes vean el estado
de mis hijos, pero también he tomado fuerzas pa venir
solo y no hacelos volver a vivir lo que ellos han vivido,
porque todos esos hechos se cometieron delante de los tres
y la mayor conoce... reconoce y puede contar estos hechos,
ella es testigo de cómo ha visto que después
de muerta su madre, alguno de ellos, incluso, se permitió
sacarle el reloj de su mano pa poder robar o hurtar, se llevaron
mis artefactos que tenía ahí de poco valor,
incendiaron mi casa, me quedé prácticamente
en el aire.
Quiero también hacer... quiero también hacer
presente que ni del... ni del Ministerio Público, ni
del Jurado Nacional de Elecciones, ni del Estado he recibido
absolutamente una ayuda, tampoco los he solicitado; algunas
veces la prensa internacional ha venido a buscarme, con el
propósito de que pudiera yo declarar por un pago de
dinero; pero por un respeto a la memoria de mi esposa y de
mi hermana, nunca creí hacer esa declaración
porque creía que tampoco podía hacer negociado
con la muerte de mi esposa y de mi hermana.
Señores miembros de la Comisión de la Verdad,
he venido a declarar este hecho, para qué, para que
el país, el mundo entero también conozca la
actitud cobarde, la actitud sanguinaria, cómo ha actuao
Sendero Luminoso en Ayacucho, no solamente frente a personas
civiles, sino también con autoridades policiales, con
ciudadanos comunes, años del 89 en que uno puede recordar
que cada día tenía que recoger uno, dos, tres
cadáveres, no sabía qué ciudadano o qué
autoridad mañana quedaba muerto
Espero que esta Comisión de Reconciliación y
la Verdad, sea el vocero y el curador de todas estas llagas,
de todas estas heridas. También quiero decir que existen
y han... han existido fiscales, muchos fiscales, que sabiendo
la responsabilidad de su cargo han dao su vida en... en el
desempeño de sus funciones, a quienes honro en este
momento, por la memoria de ellos, por el respeto de muchas
vidas que de repente con justa razón nostán
presentes acá, he venido a declarar algo que quiero
que se conozca en el mundo. Muchas gracias.
Voz de una comisionada
Gracias doctor Guzmán Aparco, como usted mismo lo menciona,
cómo cumpliendo su función que debió
además tener la protección debida y su familia
tener la protección debida cuando tenía que
ocupar un cargo tan visible como era dirigir las elecciones
del... municipales del 89, no tuvo esa seguridad, y sin embargo
usted cumplió con su función y no abandonó
a pesar de las amenazas que estaba ya recibiendo por ese cargo
se mantuvo como funcionario público, es muy importante
sus últimas palabras, en las que señala que
este caso suyo, puede ser también casos de otros funcionarios
públicos, de otros fiscales, otros jueces que también,
cuando fueron consecuentes con su... con las tareas que tenían
que cumplir, muchos de ellos también perdieron su vida
o perdieron un familiar, le agradezco mucho y creo que también
los fiscales y jueces de este país se van a sentir
también reconfortados de poder ver que se reivindica
también lo que fue el papel de ustedes en estos veinte
años horribles que vivió el país. Muchísimas
gracias.
Doctor Salomón Lerner Febres.
Con la presentación del caso del doctor Guzmán
han concluido los testimonios de esta primera audiencia pública
organizada por la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
Antes de declarar formalmente concluida esta audiencia, permítanme
públicamente agradecerles en primer lugar a ustedes,
por su presencia, su atención y su compromiso, que
yo sé, ha sido intenso con todos aquellos que han brindado
su testimonio, en estos dos días.
Quiero también extender el agradecimiento de la Comisión
a todas las organizaciones de Ayacucho que nos han prestado
muy valioso apoyo, para poder organizar esta audiencia. Quiero
finalmente dejar sentado nuestro profundo reconocimiento a
una serie de instituciones que ha colaborado también
de modo decisivo para que nosotros podamos cumplir con la
tarea que hemos realizado.
Dentro de esas instituciones debo de mencionar a la Universidad
Nacional San Cristóbal de Huamanga que nos alberga,
a la Asamblea Nacional de Rectores que ha permitido a través
del sistema de videoconferencia el que en muchas universidades
de nuestro país puedan seguirse los testimonios a lo
largo de estos dos días, a Telefónica del Perú
que muy gentilmente ha establecido puntos de comunicación
que nos han permitido ampliar el público que ha escuchado
nuestro mensaje, a la Red Científica Peruana que ha
cumplido un rol análogo, a la Televisión Nacional
del Perú canal siete, quien desde hace ya tiempo, desde
hace meses, desde que iniciamos nuestras labores, nos ha acompañado
y colabora de modo desinteresado, a Canal N que también
ha sido un compañero fiel de nuestro trabajo en especial
cuando hemos venido a provincias, la primera vez en noviembre,
ahora también y esperamos que en el futuro ello continúe
y no por mencionar al final a esta institución es menor
el agradecimiento, él va a la Policía Nacional
del Perú, que ha brindado protección, seguridad
y confianza a los invitados, a los comisionados.
Bien, dicho esto quisiera decirles que, sin mayores ceremonias,
vamos a develar a la salida de la conferencia, una placa a
través de la cual la Comisión de la Verdad y
Reconciliación, desea honrar a todas las personas que
han desfilado aquí en estos dos días, personas
que han sufrido, personas que le han dado sentido y vida a
esta audiencia pública, ellas representan en realidad
el horror de una época, pero al mismo tiempo el inicio
de un proceso por el cual quienes han sido olvidados y humillados
regresan a nuestro presente, nos llaman la atención
y nos indican que continuemos un camino de dignificación
que en nombre del pueblo peruano hemos comenzado a recorrer,
y dicho esto, entonces vamos a clausurar esta audiencia y
permítanme decirles lo siguiente, hemos escuchado a
lo largo de estos dos días, en cuatro jornadas, un
amplio número de testimonios, ellos nos han revelado
sobre todo, cómo, en un momento especialmente trágico
de nuestra historia, derechos elementales e inalienables de
personas y pueblos fueron desconocidos y ultrajados, sirva
esta experiencia, para rescatar los valores fundamentales
que dan sentido a la vida histórica y ética
de nuestro país, que la memoria fiel se despierte,
que la inteligencia se haga más penetrante, que la
voluntad se haga más fuerte y que así los peruanos
rescatemos nuestra identidad y juntos de modo solidario nos
dispongamos a trabajar desde ahora en la conquista de un futuro
mejor mejor.
Doy por concluida la primera audiencia de la Comisión
de la Verdad y Reconciliación realizada en esta ciudad
de Huamanga, los días ocho y nueve de abril de 2002.
Se levanta la sesión.
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