Tema: “Dirigentes
y autoridades asesinados”
Pimera Sesión,
25 de mayo de 2002,
9 a.m. a 1 p.m.
CASO 4. Testimonio
de Paulina Huaraca Rimachi
Dr. Salomón
Lerner Febres:
... y dicho esto, vamos a continuar con la sesión invitando a la señora
Paulina Huaraca Rimachi que se aproxime para brindar su testimonio. Por favor,
si pueden colocarse de pie.
Señora Paulina Huaraca Arimache formula usted promesa solemne de que
su declaración la hará con honestidad y buena fe y que, por tanto,
expresará sólo la verdad en relación a los hechos que
vaya a narrar?
Sra. Paulina Huaraca Rimachi:
Sí, siñor esteee. He
venidu para declarar todo lo que me ha pasado doctor.
Dr. Salomón
Lerner Febres:
Muchas gracias señora Huaraca.
Asiento.
Sra. Paulina Huaraca Rimachi: [traducción]
Pues señor, yo soy..yo soy del distrito de Uralla, eeh, del anexo de
a…anexo de Uralla, distrito de Chincho, departamento de Huancavelica.
Yo me llamo Paulina Huaraca Arimache. Mi esposo era Aurelio Jasani Llaranga,
de trentri…de 55 años de edad. Eeh, señor, eeh, pues en
el año 84 hemos, eeh, venido, por la violencia política vivida
nos hemos venido y por eso, eeh, en acá no hemos encontrado ningún
trabajo, nuestros hijos eran pequeños y por eso hemos regresado. En
el año 85…el año 84 hemos regresado, el 85 nos hemos vuelto.
Por esa razón, eeh, cuando regresamos hemos estado tranquilos, hemos
trabajado tranquilamente, mi esposo igualmente. Eeh, vivíamos criando
animales, comprábamos los ganados. Cuando volvimos hemos comprado una
serie de ganados, hemos criado de nuevo. Eeh, por esa razón, señor,
ehh, estábamos con la mejora de nuestros ganados. Nuevamente la violencia
empezó a recrudecerse. Por esa razón a nuestros animales lo arruinaron
por completo. A mi….señor, a mi esposo, también lo mataron,
lo asesinaron. Por eso hemos….nos hemos encontrado en una situación,
eeh, en abandono, a la intemperie. Por eso, señor, cuando lo asesinaron
a mi esposo se llevaron nuestros animales, se llevaron por completo todo, no
nos dejaron en absoluto nada, ni siquiera para poder vender algo. Por esa razón,
eeh, nosotros y nosotras con mis dos hijos, eeh, aquí con mis dos hijos,
bueno cuan…se fueron a Lima.
Eeh, conjuntamente con ellas hemos trabajado, eeh, trabajaban en empleo,
como empleadas domésticas trabajaban. Por eso con las dos hijas, cuando pasó la
violencia, eeh, bueno en esos tiempos, eeh, a mi esposo en la…en la comunidad
campesina con la presencia del ejército nos obligaron, eeh, asesinaron
en uno y otro lugar a los campesinos. Eeh, por esa razón, eeh, nos decían:
Como hay asesinatos por todas partes, eeh, ustedes tienen que formar comités
de vigilancia, por lo tanto, tienen que velar día y noche a fin de que
haya un cuidado mutuo en su comunidad, eso es lo que nos decían. Igualmente
ustedes tienen que buscar vigilancia a través de pitos, a través
de señas para que puedan estar reunidos juntos y sólo así poder
defenderse con cualquier cosa, con hondas, piedras, a..con palos tienen que
defenderse, eso es lo que nos decían. Bueno y así es como nos
hemos conformado en rondas campesinas y nos hemos turnado de dos en dos, nos
cuidábamos mutuamente. Eeh, por eso, ehh, estábamos en nuestras
casas, eeh, normalmente.
Por eso después, cuando no estábamos en la ronda, eeh, siempre
nos venían, siempre nos visitaban los militares, eeh, nos decían: ¿Están
cuidándose o cómo están haciendo? ¿O están
acaso conviviendo con los senderistas?, nos decían así, nos preguntaban.
Eeh, - Pero nosotros no vemos, no vemos a ningún senderista, no nos
vienen, estamos con las rondas campesinas y vivimos tranquilos, decíamos.
Pero, eeh, nosotros invitábamos, eeh, comida y pre..preparamos comida
también para los militares, conjuntamente uníamos, eeh, carne,
con chivo, gallina, todo eso reuníamos y los mandamos a comer a los
militares, les convidábamos de todo. También inclusive les dába…ehh,
nos pedían en..en bienes, nos pedían animales y…y así como
nos encaraba de que nosotros dábamos ganado, animales a los senderistas,
nos encaraba y nosotros nos obligaban que le damos a los militares. Entonces
los militares nos obligaban que le dábamos de cada casa cada bien, cada
animal. Eeh, y bueno, nosotros cumplíamos con darles este tipo de ganado,
animales y ellos nos decían: Van a llevar esto, van a, eeh, van a llevar
todo esto, nos decían. Todos estos ganados van a llevar y así nos
obligaban los militares. Pero otra vez volvían los militares, nuevamente
volvían los militares. Eeh, bueno, en esas épocas empezaron a
retornar de noche ya. Eeh, en una de esas noches, eeh, bueno nos asustaban,
eeh, y nosotros decíamos: ¿Cómo nosotros vamos a vivir
así, en esta zozobra en las noches? Eeh, ¿Cómo nos hacen
asustar por las noches? En cambio ellos nos decían: ¿Por qué ustedes
se asustan de nosotros? Eeh, a nosotros si se asustan pero a los senderistas
si nada, no se asustan, nos decían. Pero, bueno, para que no suceda
esto, para que no siga sucediendo, eeh, continúen con las rondas campesinas,
eeh, en las noches sin falta alguna, así nos decían y nosotros
cumplíamos con estas vigilancias a través de pitos, a través
de truenos con soga, con cohe..y eso a veces no escuchaban. Entonces la comunidad
decía: Eeh, señor, tenemos nosotros una campana en nuestro te…torreón. ¿Por
qué no podemos amarrar, eeh, nuestra campana en el torreón? Y
bueno los militares nos decían: Está bien, háganlo eso,
eeh, como seña les va a servir la campana para que puedan de algún
modo…este…unir a la gente a través de esta seña,
la campana. Y eso es lo que hacíamos. Y…y cuando alguien venga
de noche o vengan, ustedes tienen que utilizar eso de la campana como seña
y tienen que unirse y conjuntamente todos van a defenderse de manera mutua.
Eeh, y por eso nosotros, eeh, la comunidad junto al lado de mi casa levantaron
el torreón y levantaron también la campana.
Eeh, en una de esas casualidades, eeh, le tocó a mi esposo realizar
la ronda en una de esas noches. Fue un 15 de…15 de mayo. Un 15 de mayo,
justo a la amanecida del 15 de mayo, eeh, hacia un martes, eeh, llegaron ellos
aproximadamente a las tres de la mañana. Llegaron, eeh, llegaron y…y
estaba frío y estaban…estaban muy frígidos, estaban helados
y estaban, eeh, juntos por el frío se habían arrinconado, se
habían acurrucado conjuntamente. E…estos vigilantes estaban hablándose
sobre tranquilidad, sobre paz pero se habían dormido un poco, eeh, y
escucharon el ladrido de los perros en ese momento. Eeh, cuando ladraron los
perros inmediatamente, eeh, levantaron, salieron y empezaron a tocar la campana.
Y…y la policía no, esa gente, eeh…Ah, Sendero entró,
a no, los militares entraron, eeh, - Concha su madre, ¿tú has
tocado?, ¿dónde están los terroristas?, eeh, eso nos dijeron, ¿por
qué tocaron la campana?, nos dijeron. ¿Por qué le has
dado la seña y por esa..? Ustedes han dado la seña a través
de la campana para que los senderistas se escapen, nos acusaron, nos dijeron
y agarraron a mi esposo. Inmediatamente lo tomaron preso. Lo tomaron preso
y..y se lo llevaron a la escuela, ahí donde tenemos una escuela. Ahora
nos reunieron a todos. Igualmente, una vez reunidos y me llaman.. y me vinieron
a mí y me dijeron que me levantase y me llevaron, eeh, a la escuela
y toda la comunidad nos reunimos, tanto chicos y grandes en esa zona. En ese
momento mis hijos estaban estudiando en Julcamarca. Eeh, un lunes lo llevamos
a nuestros niños, se quedaron, y el martes…este…cuando no
había colegio, eeh, estos niños también estaban junto
a nosotros. Sí, los niños estaban…se habían salido,
como no había clases, eeh, estos dos días no había clases
entonces los niños se habían venido.
Eeh, conjuntamente con…como que empezaron a pegar a mi esposo, eeh, le
empezaron a maltratar, eeh, le inculparon y le dijeron…y le decían: ¿Dónde
está Aurelio Jasani? ¿Dónde está? Ven, le decía.
Eeh, luego, inmediatamente…ni siquiera le preguntaron nada sino, eeh,
diciéndole: Concha su madre, eeh, ahora vas a morir. Tú vas a
morir, eeh, a cambio de que muera un terrorista, tú vas a morir por
haber tocado la campana, le dijeron. Eeh, por lo menos nosotros hubiéramos
matado a cuatro o cinco terroristas pero, sin embargo, tú has…eres
cómplice porque se ha escapado los terroristas. Entonces yo me acerqué a…para
defender, decir: ¿Qué pecado tiene mi esposo? ¿Cuál
es la culpabilidad que tiene él?...este…Entonces a mí me
pegaron, me arrojaron como si fuera un trapo, me pegaron, me chancaron en la
espalda estos señores militares. Eeh, y a mi esposo igual, lo pisoteaban
en el piso, eeh, con la culata de su arma lo tiraba en la cabeza, eeh, casi…casi
se despelleja de la..la cara y chorreaba en ese momento sangre, ¿no?,
bañado completamente de sangre. Entonces todo el día, ese 15
de mayo, en la..en la pampa..en la pampa de la escuela estuvo tirado todo el
día. Ni siquiera quería que nosotros nos acercábamos, ¿por
qué? Porque, eeh, culparon de terrorista a mi esposo, ehh, ¿por
qué? Porque nuevamente reiteraban de que él había sido
cómplice porque se escaparon los senderistas por haber tocado la campana.
Entonces de toda la comunidad, de todas las casas nos empezaron a re…reunir
y nosotros siempre nos comprábamos desde las ciudades nuestros, ooh,
eeh, nuestro sustento, ¿no?, fideos, azúcar, esas cosas. Así como
la sierra nosotros alterna…alternábamos tanto con la comida de
la ciudad. Entonces todas esas comidas que nos teníamos lo reunieron
de todas las casas y se lo llevaron. Bueno, se lo trajeron, eeh, queremos comernos
nosotros, nos dijeron. En vez de que coman los terroristas todas estas comidas
que ustedes tienen, nosotros queremos que cocinen ustedes y a todas las señoras,
eeh, hicieron cocinar y empezaron a comer todo hasta que no puedan. Inclusive
sobraron algunas carnes que…incluso gallinas y todo eso lo recogieron
y lo guardaron.
A…en la noche, a…eeh, cuando oscurecía, a mi esposo….lo
llevaron a mi esposo. En un cuarto lo dejaron como si fuera cualquier cosa,
lo tiraron a un cuarto. Eeh, igual a mi también me…me tiraron
junto a él, en ese cuarto, junto a mis dos hijos. Entonces nos quedamos
junto a él toda la noche. Nos quedamos hasta las tres de la mañana.
Eeh, nuevamente, a ese rato nuevamente lo sacaron, lo levantaron. Eeh, se alistaron
todos, eeh, todos estaban, claro, estaban bien listos estos militares con la
carne, con todas las cosas que tenían a la mano y durmieron esa noche,
a nosotros nos metieron en los cuartos, en dos cuartos nos metieron. Eeh, a
un cuarto a nosotros, a mi esposo y a mi hijos, y a otro cuarto también
a los demás. Total el estaba in…inválido, ¿no?,
completamente inválido. Eeh, por eso señor, eeh, en la amanecida,
más o menos eran las tres de la mañana, lo le…se levantaron
ellos y e..era notorio como se arreglaban ellos. e igual al otro cuarto lo
llevaron a todas las personas lo encerraron ahí. Luego se acercaron
a nosotros y nos dijeron: Ahí no más, no se muevan, eeh, no salgan,
nos decían. Eeh, luego le agarró a mi esposo del…y lo jalaron,
lo llevaron, lo sacaron y lo botaron a la pampa. Y…y me hizo levantar
otra vez a mi y me…otra vez me devolvieron a la…al cuarto. Otra
vez cerraron la puerta y de ahí ya no hemos vuelto a ver a mi esposo,
se lo llevaron. Eeh, a la amanecida nos habían…nos habían
asegurado la puerta con alambres, ehh, con aldabas y nosotros no podíamos
salir de la puerta porque estábamos adentro. Eeh, y estábamos
ahí amontonados las personas. Por eso, luego, eeh, amanecimos…amanecimos,
escarbamos la puerta por una…por una esquina y había un cuchillo
y con un cuchillo empezamos a escarbar la esquina de la puerta y em…empezamos
a empujar la puerta y forzándolo, forzándolo, lo rompimos la
puerta y lo hemos sacado y así es como hemos logrado salir, a eso de
las siete de la mañana. y por eso estamos viniendo a esa hora y veníamos
hacia mi casa y ¿dónde estará? ¿a dónde
lo habrá llevado? ¿dónde lo habrá matado?, eeh,
diciendo veníamos. Y empezamos a….a ver las huellas, eeh, y empezamos
a dirigirnos por las huellas. Habían roto, eeh, un árbol de molle
y justamente habían, con ese árbol de molle, habían estado,
eeh, borrado las huellas por donde habían transitado. Justamente por
donde habían ido, arrastrando esto árbol de…de molle, justamente
por ahí hemos seguido las huellas. Y nosotros llegamos a la casa y,
bueno, hicimos hervir agua, ¿no?, y se había llevado a Villoc.
Por eso ahí en Villoc, cuando estábamos a mi casa, eeh, a eso
de las siete de la mañana, eeh, reventó un dinamitazo, una bomba,
reventó una bomba. Y es con esa bomba como habían matado a mi
esposo.
Cuando llegué a Villoc, justamente cuando, eeh, vi en la plaza estaban
amontonados en un Cabildo. En una de las esquinas, cuando…cuando vimos,
eeh, decían: Concha su madre, qué cosa quiere esa mujer, qué cosa
quieres concha su madre, mujer. Diciendo este tipo de lisuras, eeh, me vio.
Y me cruzaron y luego mis hijitos incluso me decían: Vamos hija, vamos
mamá, me decían. Y igualmente volvimos, nos volvimos.
Cuando regresábamos, justamente un niño estaba pasteando, eeh,
pasteaba una oveja, estaba pasteando ovejas. Y estaba pasteando la oveja y
le pregunté: Niño, te voy a preguntarte, Villoc….¿hizo
llegar cuatro presos a Villoc? Entonces este niño, eeh, me dijo: Sí,
trajo a cuatro presos y ya lo mató a uno. Hay solamente tres, me dijo
este niño. - Entonces, lo..lo mató y, ¿cómo es
su nombre?, ¿sabes?, ¿o era varón o era mujer?, ¿cómo
era?, y el..el niño me respondió: Era un varón, sí,
yo conozco. Lo..lo mató a don Aurelio Jasani, eso es lo que me dijo
este niño. – Y, ¿dónde lo mató?, y el niño
me respondió: Ahí, a..una de las cuestas, en unos riachuelos
lo mató. Entonces el niño bajó por una quebradita y luego
me dirigió: Vamos, yo te voy a orientar. Acá la vueltita no más
está el cadáver, y me llevó…me llevó el niño
y nos fuimos con el niño, con mis hijos también. Entonces justo
ahí en la…en el riachuelo estaba muerto, sin cabeza, destrozado,
sin pierna y ahí lo encontramos totalmente despedazado, lo….des..desparramado,
los sesos. Ahí a su lado habían espinas, eeh, también
ahí estaban, mmhm, totalmente se habían desparramado en estas
espinas la…los sesos también. Por eso mi hijito se acercó:
eeh, papi, papi, le dijo y se abrazó. Y..y mi hijito, y el niño
me dijo: Está cuidando, váyanse, me dijo, váyanse, están
cuidando, les está cuidando a ustedes, le dijo. Déjenlo, el niño
nos dijo, y váyanse, me dijo el niño. Yo creo que se van a ir
seguro hoy o…o tal vez más tarde se van a ir. Entonces, eeh, y
cuando se haya ido ustedes puedan recoger su cadáver, eso es lo que
nos sugirió el niño. Y por eso nos fuimos, lo hemos dejado así,
nos fuimos. Y lo hemos dejado así, desnudos y total lo habían
desnudado, la ropa inclusive y lo habían dejado, total desnudo lo habían
dejado, lo habían arrojado ahí al riachuelo. Y por eso, señor,
nos hemos venido, llorando nos hemos venido y dijimos: ¿A dónde
vamos a ir?, ¿qué vamos a hacer?, ¿qué es lo que
vamos a hacer?, no podía hacer nada.
Y, eeh, perdí todo. Eeh, no podía hacer nada, lloré, lloré y
lo señores también se asustaron y..y a los que se quedaron les
dije: No me dejen, no se vayan, les dije a los demás comuneros que se
habían quedado. No creo que yo les deje también a ustedes. Ustedes
también tienen hijos, por favor les ruego, y algunos comuneros que se
acercaron y me ayudaron, me acompañaron y junto con mis niños,
eeh, se lo llevó a una de las cumbres para que puedan cuidar a estos
militares para que se vayan. Entonces, bueno, para…diciendo: ¿A
qué horas se van? Y para ir recogiendo el cadáver, aunque sea
lo poco que queda, aunque se lo coma el perro no importa, pero vamos a recoger
el cadáver, dijimos. Y así es como hemos estado vigilando ese
en Villoc, porque estos señores soldados estaban todo el día
en Villoc, comiendo las comidas, ¿no?, que se habían llevado.
Y por eso, señor, entonces: Seguramente en este momento está comiéndose
el perro, yo estaba desesperado. Y en mi casa estaba desesperada, no sabía
dónde ir, ¿no?, decía: ¿A dónde voy, a dónde
voy?, decía yo. Y por eso, señor, en horas de la tarde, a eso
de las cinco de la tarde, eeh, había venido mi hijito, había
bajado y me dijo: Mira, está cuidando nuestro vecino. Parece que se
están alistando ya, están que se afanan, me dice, me decía.
Entonces el..el señor nos va a dar una seña y con esa seña
una vez se vayan…y una vez se vayan nosotros nos vamos a ir, en eso quedamos.
Entonces me dijo mi hijo: Anda, ve alistando, eeh, pide a alguien que te colabore,
que te apoye para ir recogiendo aunque sea lo poco que queda, aunque sea sólo
huesos. Yo le respondía pues: Hijo, haremos eso. Entonces, eeh, le supliqué a
un señor para que nos pueda colaborar. Eeh, y entonces…entonces
el señor…bajó el señor que estaba en la cumbre y
nos dio la seña para ir y nos dio la seña para que lleváramos
dos personas y… y nos fuimos. Y al señor yo le dije: Ya se están
yendo, dice. Ya se van, ayúdenme y me lo van…claro..él
también conmigo. No quiso ir. Entonces..entonces ellos se fue…salieron
a eso de las cuatro o…se fueron, se fueron a las cuatro de la tarde.
Se fueron, se fueron hacia adentro y, bueno, cuidándonos entre nosotros,
tanto el de arriba, el señor. Entonces ahí entre cuidados recogimos
a nuestro esposo. En horas de la noche hicieron llegar a mi casa.
Justamente en esa noche empezamos el velatorio. Entonces cuando estamos
velando en la noche, al día siguiente otra vez volvieron, al día siguiente.
Y cuando estamos en el velatorio en la casa otra vez volvieron y empezaron
a salir. Y otra vez nos han reunido en la…ahí. Y ahí es
donde a mi me cortaron el cabello y otra vez nos llevaron a la pampa. Otra
vez nos reunieron en la escuela. Y, señor, ahí..este..nos dijeron:
Ustedes han estado con los terroristas, eeh, por eso es que tu esposo ha tocado
la campana, y a mí me amenazaron de muerte, diciéndome de que
yo también estaba comprometida. – Tú también eres
cabeza negra, me dijo. Por eso es lo que han dado señas, por eso es
que se escaparon los terroristas, gracias a las señas que ustedes dieron.
Y así es como me pusieron el arma, me pusieron en las sienes, cuchillo
me pusieron en los cuellos, me pusieron una piña en…en la cara,
me hicieron ver en horas de la tarde, en horas de la tarde.
Por eso, eeh, cuando…cuando fuimos a la pampa, cuando me cortaron en
cabello, ahí a todos…a todos mis vecinos igual nuevamente lo volvieron
a encerrar en el cuarto, eeh, ahí en el cuarto donde se había
encerrado anteriormente. Volvieron a encerrarlo igualmente, eeh, a mis hijos
también. Otra vez a todos igual lo encerraron, ¿no?, lo botaron
como a cualquier cosa a mis hijos también. Eeh, a pesar que mi suegra
estaba ahí…esta.. y decía mi suegra: ¿Qué cosa
quieren?, ¿qué, qué pecado tienen?, ¿Acaso sólo
lo que ha tocado la campana es un pecado?, y, ¿Acaso ellos también
quieren matar a la señora?, ¿qué va ir…qué va
a ser de sus hijos?, decía. ¿Qué cosa..?, llévense
aunque sea los ganados, vaca, toro, llévense, no importa, eso decía
mi suegra pero…
Y así cuando estábamos llorando, estábamos sufriendo:
Concha tu madre, me dijo, me botaron adentro al cuarto y a los niños
también los botaron. Y nos encerraron la puerta. Y lo encerraron y a…me
hicieron quedar afuera a mí sola. – Ahora tú también
vas a morir, me dijeron, diciendo esto. Y yo estaba temblando, estaba nerviosa.
Seguramente me va a matar, ¿qué será de mis hijos? Ya
nunca más veré a mis hijos, decía yo. Y ese momento, cuando
encerraron a todos me lo…me llevaron. – Concha tu madre, tú también
vas a morir, me decían. Tu marido era cabeza negra por eso tocó la
campana, para que escapen los senderistas, me decía nuevamente. Por
eso me llevaron, eeh, en horas de la noche me llevaron y se adelantaron y dejaron
a uno. Y me hicieron llevar a dos y llamaron a esos dos: Pregunta a ese concha
su madre, ¿qué cosa tiene?, ¿tiene ganado, tiene animales,
para que pueda pagar, para que pueda regresar? Y así es como me dijeron.
Y era un soldado…un soldado que comprendía el quechua.
Entonces ese señor volvió y me alcanzó y me dijo: Señora, ¿tienes
ganado, tienes animal, qué ganado puedes tú ofrecer para que
pagues y luego regresar? Entonces yo le dije: ¿Qué cosa puedo
pagar? Puedo dar cabra. Tal vez tengo esa cabrita y puedo pagar, por mis hijos
puedo pagar. Entonces en quechua, eeh, me decía, entonces él
me dijo en quechua: Sí, dice que nos puede pagar en cabra. Entonces
volvieron, volvieron. Y otra vez me preguntaron: ¿Qué cosa vas
a pagar?, me decían. ¿Cuántas cabras tienes?, me decían. – Yo
tengo poquitas cabras. Entonces, ¿con qué van a mantenerse mis
hijos?, decía yo, si se llevan ustedes. – Ah, concha su madre,
esos terroristas que te ayuden, como ayudan ustedes igualmente les debe ayudar,
es lo que decían. Luego, bien, bien…- Concha tu madre, mañana…mañana
vas a traer 20 cabras. Tú misma vas a traerme a la base de Julcamarca
esas cabras, así diciendo. ¿Tienes libreta?, bueno yo comienzo
a buscar mis libretas y yo tenía acá en mi sostén y me
sacó mi...Me buscaron y me rebuscaron y tenía plata…y tenía
plata, me buscaron, me quitaron toda mi plata, mis libretas también
me quitaron. Y se fueron y me dijeron: Anda vete, concha tu madre. Cuidado
con no traer con las 20 cabras.
Y cuando volví, como estaba en sueños, bueno, yo no sé…Bueno,
cuando llegaron los señores también cuando estaban encerrados…..sí,
cuando abrieron y cuando otra vez nos reunieron, eeh, bueno yo lo tapé con
algunas ropas, lo arrinconé como a cualquier otra carne. Seguramente
lo van a quemar, dije yo. Conjuntamente conmigo tal vez nos van a quemar junto
al cadáver, dije. Y este mi cadáver lo arrinconé, lo tapé con
algunas ropas y, bueno, me llevaron a la pampa otra vez, junto a mis hijos
también. Bueno yo lo envié a mis hijos. ¿Qué cosa
vamos a…qué cosa vamos a cocinar?, dije y le dije…le mandé a
mis hijos a que traigan verduras al frente. Entonces ahí..por ahí al
frente no más aparecieron por el camino y empezaron a disparar a los
niños. Ahí es donde yo vi a mis niños cuando reventó la
bala. Es…Dios mio seguramente están volviendo otra vez. Entonces
habían visto a los niños, eeh, bajar entonces dispararon a estos
niños. Y estos niños, eeh, se deten…se detuvieron. Y le
dijeron: Alto, dijeron, alto, concha tu madre. Y los niños, eeh, se
levantaron, eeh, muy rápidamente, eeh, éstos lo agarraron a los
niños. Principalmente al niño mayor lo agarraron y lo agarraron
de…del cuello y le preguntaron: ¿A dónde has ido, concha
tu madre? Seguramente has llevado comida a los senderistas. ¿Has llevado,
no? ¿Quién te ha mandado?, diciendo le había preguntado.
Entonces los…mi niño, eeh, le respondió: No, yo fui por
verduras, porque mi madre me encargó a traer y por eso me mandó. – Entonces, ¿dónde
está?, ¿a ver? Y revisó la manta que tenía y…y
revisó todas las mantas porque tenía algunos choclitos, algunas
verduritas que tenía también, ehh, lo…lo vio, lo revisó.
Y hasta lo arrojó todas esas verduritas y choclitos que tenía
el niño. Y bueno, uno de estos niños que tenía…el
más chiquito, al niñito, al más pequeñito también
lo habían traído del cuello. Y a un lado, ahí cerca de
mi casa había un puquialcito, ahí al…al puquial, lo habían
puesto al agua, lo habían…este..sumergido al agua, al puquial
diciendo: ¿Dónde están esos senderistas? ¿vas a
hablar o no de los senderistas? ¿vas a hablar o no? Y lo había
intentado ahogar y el niño no podía decir nada porque tampo....-
No sé, yo no sé nada, yo no conozco a nadie, había respondido
el niño. – Pero, concha tu madre, como no vas a conocer, todo
el mundo conoce. Ustedes conocen, eeh, ustedes saben muy bien de los senderistas,
conocen, decían.
Entonces nosotros…nosotras, estoy viendo a mis hijos y..y la…el
otro vino a mi casa y, bueno, yo estuve con miedo, ahí, cerca de la
casa. – Seguramente van a sacarlo a mi esposo, al cadáver, y se
lo van a llevar y..y no sé que…que es lo que van a hacer, decía
yo. Entonces de la puerta, eeh, bueno, a mí me llevaron hacia la pampa
y otra vez me cortaron el cabello. Y ahí…y así era, señores.
Y luego todas las cosas que tenía…bueno, luego que había
pasado los entierros al día…al día siguiente, al tercer
día que enterramos y cuando yo volví, al día siguiente,
a la amanecida otra vez empecé a hacer excavar la sepultura para el
entierro y lo enterramos ese mismo día. Y cuando estábamos así,
cuando ya atardeció nos fuimos al monte, nos fuimos a dormir al monte.
Ya no fuimos a la casa, ya no íbamos a dormir a la casa. Bueno, ya me
llevé a mis hijos al monte y nos quedamos en el monte a dormir. Cuando
estábamos durmiendo en el monte, justamente cuando al tercer…al
cuarto día, otra vez volvieron, aproximadamente a las diez u ocho a
nueve, o…a ese rato volvieron, volvieron a ese rato. Y ese rato es donde
llevaron todo el ganado, las cabras, mis gallinas, las vacas, se lo llevaron
mis vacas, bonitas vacas tenía. Eran un…una raza suiza y tenía
vacas cruzadas, sus criitas se lo llevaron, tenía dos días esta
cría pero igual…incluso nosotros escuchábamos el…el…el
crujir de las cabritas pero igual….durmieron un rato y luego se fueron.
Se llevaron todas las cosas de todas las casas. Se llevaron las camas, las
camas, las ropas de los hijos, sinceramente todo se llevaron. Nos dejaron desnudados.
Y bueno, aquello que no servía, solamente eso lo dejaron en los pisos,
lanzados, como cualquier cosa lo dejaron ahí.
Y cuando volvimos a…a un costado de nuestra casa, y bueno, a una señora
también había esto y cuando volvían y en algún
momento nos dieron la seña, estos señores, ehh, y nos decían:
Ya se fueron, ¿no?, a través de señas nos decían,
ya se fueron. Entonces ahí es donde nosotros bajamos y no había
cabra. Ya habían dos o tres cabras, las más pequeñitas
no más ya quedaban. Entonces, señor, yo lloré y yo estaba
llorando por…empecé a llorar, - ¿A dónde voy? ¿Qué voy
a hacer? Ya se llevaron mi ganado, mi alpaca, mi vaca, ¿Qué voy
a hacer? ¿A dónde voy a ir? ¿A quién voy a quejarme? ¿Habrá justicia?
No hay justicia. Tampoco podía ir a Julcamarca por el miedo, no, porque
no había nadie quien me acompañe. Y estaba llorando, estaba llorando,
así estaba. Siempre así estaban, volvían o.. y otra vez
volvían y me decían: ¿Y? Están ustedes tranquilos,
nos decían, con los senderistas están, con los dos están,
así nos decían. Desde hoy, desde hoy, eeh, desde hoy en adelante
si continúan así a todos les vamos a matar. Van a quedar sólo
cenizas, nos decían.
Entonces todos mis vecinos se fueron..se fueron. Entonces yo también
decía: ¿Qué voy a hacer acá ya? Me iré.
Entonces ahí es donde me fui a Huanta, llevando a mis dos hijos me fui
a Huanta. Ahí en Huanta estuve, bueno, perdiero..dije: Acaso perderán
los estudios mis hijos en Julcamarca, decía. Y luego, había…venía
de un señor…un señor de Huanta vino a Julcamarca. Entonces
al señor…este…le dije: Señor, ehh. El mismo señor
me dijo: Estoy yendo a Julcamarca, me decía. Era un amigo de mi esposo
y este señor, cuando yo le conté, me dijo…este: Sus certificados
de mis hijos están en Julcamarca, cuando yo le expliqué todo
y me dijo: Seguramente mis hijos van a quedar sin estudios, estos mis hijos
y cuando lloré y el señor me dijo: No, no digas. Yo voy a ir,
voy a ir a Cutiza y de Cutiza cuando esté regresando voy a regresar,
voy a entrar ahí, voy a entrar a la señora que tiene una casa
por ahí. – Entonces, por favor, le dije, yo le dije: Por favor,
hazme ese gran favor, eeh, por esta…por este ser humano. – Por
favor, no llores, me dijo, no llores, señora. Yo voy a traer sus certificados
de tus hijos, me dijo.
Entonces, eeh, él trajo los certificados, él trajo del colegio
esos certificados. Bien, en Huanta, eeh, a los niños…cuando yo
conté sobre el tema de la violencia a los profesores, entonces, me apoyaron
los profesores y me recibieron a los dos hijos y hasta diciembre nos quedamos
en Huanta, hasta la fecha de exámenes. Y bueno, yo estuve en Huanta
ayudando, eeh, en las chacras, eeh, prestando mis servicios en algunas chacras.
Así es como he estado en Huanta. Entonces hasta que dé exámenes
mis hijos estuve. Cuando dieron examen y me vine acá, aquí a
Lima me vine.
En Lima estuve con mis dos hijos…este…con..conjuntamente con los
dos niños me vine. Ahí es donde me habían mandado una
carta uno de mis hijos desde Lima y me decía a través de una
carta: Aunque sea con algo de sal viviremos en Lima y entonces ahí es
donde yo me vine a Lima. Ahí es donde acá estamos en Lima.
Entonces tampoco pude hacer nada, no pude ir a ningún sitio, a nadie,
no sabía…tampoco sé mucho castellano. Y por eso camino
hasta hoy en día, eeh, hasta hoy en día, hasta hoy…hasta
esta declaración, hasta esta declaración de la verdad. Por eso
agradezco por esta declaración, eeh, por esto de la declaración
de la verdad y por toda…por todo el testimonio que estoy dando y ojalá me
entiendan, quisiera comprensión. Por esa razón mis hijos…mis
hijos que no están en sus estudios no tienen trabajo. Yo si tuviera
juventud, estuviera en mis tiempos entonces haría muchas cosas.
Entonces hoy en día por tantas lágrimas, por tanto dolor, hasta
mis ojos ya no están bien. Por…es todo lo que ha pasado….estas
cosas ha pasado, estas cosas me ha pasado. Eeh, tantas cosas nos han hecho
sufrir, nos han hecho llorar. Por los cerros hemos sufrido, en los fríos.
Eeh, se han terminado nuestros animales, eeh, quedaron un poquito, un rezago
de animales, un poco de ganado quedó en el lechadero. Hasta eso…hasta
eso se abaleaban y se comían lo poco que había quedado, se hacían
sus chalonas y todo el ganado lo remataron. Prácticamente ni siquiera
he vendido nada de lo que ha quedado. Han ultimado total con mis cosas. Después
de matar a mi esposo llevaron nuestras cosas, llevaron nuestros bienes, hasta
nuestra ropa, nuestra cama, totalmente nos hemos quedado sin nada. Estas cosas
han pasado.
Por eso pido justicia, eeh, por aquello que esas personas me han hecho
llorar tanto. Yo pido al gobierno a fin de que me ayude. Hasta hoy en
día,
eeh, estoy con mis hijos. Mi hija es la única, estoy alojada en donde
mi hijo. Hay un asentamiento, pero tampoco es seguro esto del asentamiento.
Hasta para conocer, bueno, seguimos viviendo en alquileres, mis hijos también.
No hay trabajo seguro, no hay estudio, no hay, eeh, ellos también quedaron
sin nada. También son padres de familia. Ahora se encuentran…este…también
se encuentran en una situación bien difícil, no tienen suficiencia.
Por eso pido, pido justicia, señor presidente Alejandro Toledo, pido
a él, pido ayuda, eeh, porque nació de una mujer quisiera que
nos ayude.
Muchas gracias señora por su testimonio ehhh, por el valor que ha tenido
a venir a contarnos todo el sufrimiento de usted, de su familia, de su comunidad.
Y sabemos que ese sufrimiento, como usted misma lo ha dicho, no ha terminado
ehhh sabemos que, como usted, muchos en Huancavelica y en todo el Perú han
sufrido también. Ehh nosotros, en nuestro trabajo, nos comprometemos
a buscar ehh la verdad y la justicia ehh y tratar de reparar lo que ha pasado,
ehh y por supuesto que estará también en nuestras recomendaciones
el poder hacer algo por las familias y los hijos que quedaron en el desamparo.
Cuente con todo nuestro ehh apoyo y con la promesa de que nuestro trabajo trataremos
de hacerlo lo mejor posible. Gracias señora.
Sra. Paulina Huaraca Rimachi:
Muchas gracias señor.
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