Audiencias Públicas
de Casos en Huamanga
Tercera Sesión,
11 de abril de 2002,
9 a.m. a 1 p.m.
Caso 11. Testimonio
de Jorge Luis Aramburú Correa
Doctor Salomón Lerner Febres.
Se ruega a los señores comisionados, venir a la mesa
y a los asistentes tomar asiento, vamos a reiniciar la sesión.
Bien, se les ruega tomar asiento, reiniciamos la sesión
e invitamos al señor Juvenal Mansilla Guevara, al señor
Jorge Luis Aramburú Correa y a la señora Hilda
Blanca Morales Figueiredo venir a prestar su testimonio. ¿Nos
ponemos de pie?
Señor Juvenal Mansilla Guevara, señor Jorge
Luis Aramburú Correa, señora Hilda Blanca Morales
Figueiredo. ¿Formulan ustedes promesa solemne de que
su declaración la harán con honestidad y buena
fe y que por tanto expresarán sólo la verdad
en relación a los hechos relatados?
Voces en conjunto.
Sí juro.
Doctor Salomón Lerner Febres.
Gracias, tomen asiento.
Comisionado.
Señores Juvenal, Jorge Luis y señora Hilda,
la Comisión de la Verdad les agradece mucho y la nación
les agradece por su esfuerzo al venir y su valentía
al venir a hacer sus declaraciones, dar sus testimonios en
esta audiencia, reconocemos la importancia y queremos asegurarles
de la importancia que tiene sus testimonios en la búsqueda
de la verdad de lo sucedido en estos últimos veinte
años; pero también en su propósito final
de buscar la reconciliación para nuestra nación,
la sanidad de tantas cosas que han sucedido ¿verdad?,
así que les animamos a dar sus testimonios con toda
libertad, entendiendo que todos los que estamos aquí y
los que van a escuchar y ver a través de la televisión,
pues simpatizamos con el sufrimiento que ustedes han pasado,
y les animamos pues ha decir con toda libertad lo que ustedes
tienen en sus corazones para compartir con nosotros.
Voz de Jorge Luis Aramburú Correa
Mi nombre es Jorge
Luis Aramburú Correa, soy biólogo
de profesión y tengo treintaitrés años.
A mi padre lo mataron con silenciadores, pero yo no voy a guardar
silencio. Quiero agradecer a quienes han visto por conveniente
que este caso se vea, agradecimiento a nombre de la familia
y también a mi familia, por encomendarme esta tarea.
Ciro Alberto Aramburú Villanueva es ancashino de nacimiento,
pero ayacuchano de corazón, nace en 1940, es biólogo
de profesión y docente universitario. Se establece en
Ayacucho, donde hace su formación estudiantil y su vida
profesional y académica. Ciro Aramburú, el Gordo,
para los que lo conocieron.
¿Quién era Ciro Aramburú?
Yo tendría que decir todo lo bueno de mi padre porque
es cierto, pero también quiero contarles lo que el común
de la gente, el poblador más sencillo, muchas veces,
me dijo y me siguen diciendo, era un buen tipo tu viejo. Desarrolló mucha
actividad social aquí en Ayacucho, inició investigaciones
sobre temas de salud en la selva ayacuchana, en Tambo, en Huanta
y acá en la ciudad; prestaba servicios de análisis
de laboratorio, muchas veces no era necesario cobrar porque él
estaba para servir a su pueblo.
Ciro Aramburú fue docente de esta universidad, veintidós
años de carrera, Ciro Aramburú fue jefe de la
Oficina de Bienestar Universitario de esta universidad antes
de morir. Ciro Aramburú fue docente de la Facultad de
Ciencias Biológicas. En todos estos escenarios, polémico,
cuando las verdades se tenían que decir, las decía;
otras veces, preocupado por el desarrollo institucional, Ciro
Aramburú protestó cuando la Residencia de Estudiantes
fue dinamitada, y no lo hizo porque era autoridad, lo hizo
porque cualquier buen cristobalino, hubiese hecho lo mismo,
tal cual lo hizo en la década del cincuenta, cuando
pidió con muchos otros tantos ayacuchanos que esta universidad
se reabra; estamos en el Auditorio de la Escuela de Postgrado
de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga,
esta universidad ha sufrido mucho, daños morales con
la muerte de sus profesionales, de sus estudiantes, de sus
trabajadores y también con desapariciones, daños
materiales, como el que acabo de contarles, la residencia,
las unidades de transporte y mucho más, esta universidad
es Ayacucho, esta universidad representa al pueblo y esta universidad
ha sufrido y merece que estos casos se sepan; Ciro Aramburú llegó a
representar al gremio biológico acá, alguna vez
fue decano del Colegio de Biólogos, Región trece,
Ayacucho; Ciro Aramburú no tenía militancia,
pero... militancia política, pero simpatizaba con el
Apra; Ciro Aramburú era querido por su comunidad.
Es
veinticuatro de junio de 1990, el escenario es nuestra casa,
tiene dos pisos, primero y segundo piso y una azotea,
entre la una y las dos de la madrugada, se escuchan forcejeos
en la azotea. Mi hermana Alcira se preocupa por ver qué estaba
pasando, entonces se dirige hacia la puerta principal de la
casa, el primer piso, recibe un balazo en la.. a nivel de la
clavícula derecha. Está retrocediendo para volver
a su cuarto, y en eso bajan aproximadamente unos cinco tipos,
la hacen retroceder y la llevan a su cuarto, ella está herida,
está desangrando, una prima la acompaña, allí la
obligan a decir dónde estaba mi padre, situación
que ella no respondió, mi cuarto es consiguiente al
de ella, entran, me carajean, me tiran al suelo y me hacen
la misma pregunta, tampoco respondo... y de ahí me llevan
a la cocina, junto con una chica que nos acompañaba,
nos vuelven a carajear y nos dicen que por lo menos en quince
minutos no digamos nada, que si salíamos nos mataban,
situación que lógicamente teníamos que
cumplir. Pasado el tiempo, yo salgo. Veo a mi hermana, que
está herida de gravedad, salgo a la calle a buscar alguien
que... nos conduzca al hospital, mi casa está a cuatro...
a cuatro cuadras del hospital, somos vecinos, y ahí empezaron
las primeras indiferencias, mucha gente no quiso prestarnos
el carro para llevarlo, pero felizmente apareció un
amigo. Conduzco a mi hermana a la sala de emergencia. Bueno,
recibe tratamiento. Paralelamente, qué había
pasado con mi padre, la gente, los que hicieron el daño
se habían establecido tanto en la azotea, como en el
segundo piso.
Ciro dormía en el segundo piso, en el cuarto del fondo...
presumimos porque hay huellas de sangre desde la sala hasta
su cuarto, presumimos que él salió, para también
ver qué pasaba, en ese intento él regresa a su
cuarto y quiere escapar, salta del segundo piso al jardín
que está en el primer piso (largo silencio, su respiración
se oye temblorosa y angustiada) en ese instante una... decenas
de balas, por lo menos doce en su cabeza y otras tantas en
su cuerpo, una de ellas le hizo saltar el ojo... era una coladera.
Tenemos la casaca y si yo le hiciera ver a trasluz veríamos
cómo van a pasar los rayos. Paralelamente, el vecindario
estaba cercado, dos cuadras a la redonda, esas fueron las balas
que acabaron con Ciro Aramburú, el Gordo, para quienes
lo conocieron.
Cincuenta años de vida, cincuenta... lo mataron con
silenciador. ¿Quiénes? ¿Cuántos? ¿Cómo
eran? Gente alta, encapuchados, chompa negra, zapatillas blancas,
vulgares en su trato, tenían arma corta. Los vecinos
vieron que después un grupo se fueron en un carro...
o que habían carros particulares. Los vecinos vieron
que los que habían cercado el vecindario eran militares.
Tengo que decirlo... Ciro Aramburú fue muerto por gente
que tenía que ver con los militares. ¿Qué hicimos
después?, formulamos la denuncia ente la Fiscalía
Provincial de Huamanga, posteriormente nos citaron a la Policía
de Investigaciones, y luego un par de veces más invitaron
a mi hermana Alcira para que dé sus declaraciones...
Han pasado, o van a ser, doce años de eso, tendré que
suponer que las investigaciones de ese tipo demoran doce años
o más, no sé... En esa época, hacerle
un seguimiento al caso era definitivamente difícil por
la situación, daba miedo ver un policía o un
militar, cosa que felizmente ahora creo que ha ido pasando.
Hay cambio en eso (largo, doloroso y expectante silencio) Ciro
Aramburú vivió por su universidad y murió por
ella, el que nos hayan dado a los hijos una pensión
de orfandad y a la esposa otra de viudez no es un derecho,
es una obligación.
Me da pena decirlo, pero institucionalmente
no recibimos apoyo, el apoyo lo hemos recibido del común de las gentes...
apoyo moral... apoyo moral es ir a la tumba... y preguntar
a mi hermana, ¿este ramo has puesto tú?, no,
y ¿de quién es?, es de alguien, esa tumba está llena,
a doce años, está llena, aparte de las flores
que ponemos cada domingo. Esas flores se las ponen a Ciro porque,
no creo que haya sido malo, no creo. Reconocimiento moral es
conversar con la gente y escuchar sus testimonios, oye, tu
padre era así, o qué hubiera dicho si se enterase
de esta situación, y así hemos estado estos doce
años. Ciro y dos de sus hijos somos biólogos
también, mantenemos la profesión y el apellido.
Tal vez para un biólogo sea fácil, entender que
un ser nace, crece y va a morir, tal vez, no sé; pero
yo lo entiendo así, pero lo que no entendemos es cómo
otros pueden decir, acá termina la vida. Este hecho
nos ha marcado, la casa... yo me quedé en la casa con
compañía de un familiar, mi hermana tuvo que
retirarse por espacio de un año a otros espacios, a
otros sitios, mi madre, mi hermana menor en Lima, sí,
pero también sufriendo la falta del apoyo que él
nos daba.
Hoy día Ciro Aramburú hubiese tenido cinco nietos
y ya se estaría preparando para recibir a uno más.
Esos cinco nietos y el que viene, definitivamente, preguntarán, ¿quién
es mi abuelo?, y les diremos que su abuelo fue Ciro, el Gordo,
y preguntarán a la gente y la gente les dirá,
este fue Ciro (largo silencio)
Qué queremos... las lágrimas que hemos derramado
nosotros y tanta gente que ha sufrido, bastarían para
hacer, creo, un río caudaloso... esas lágrimas...
no creo que tengan precio. ¡ Por qué lo mataron! ¡Por qué! Porque
era autoridad, porque era biólogo, porque era malo. ¡Por
qué! Queremos saber eso. (Silencio)
Y este es un caso,
y queremos que se sepan las verdades de todos los casos...
Verdad, reconciliación y justicia,
queremos eso, sí... ni todo el oro del mundo, ni la
plata, ni los diamantes, no, no estamos para eso, queremos
que se sepa la verdad y, también, queremos que se haga
justicia. Cómo hemos estado en este tiempo, siempre
recordamos todo lo que ha pasado, recordamos la solidaridad
de mucha gente, indiferencia para quienes han hecho eso.
Verdad
y justicia señores comisionados.
Por Ciro Aramburú, el Gordo, y por todos los que hemos
sufrido esta situación, gracias.
Comisionado.
Gracias, Jorge Luis.
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