Informe Final
Nuestra Labor
Sedes Regionales
Convenios y Normas
Información Financiera
Balance CVR
Enlaces
Sesiones Institucionales
Seminario Internacional
Audiencias Públicas
Desaparecidos
Exhumaciones
Proyecto Fotográfico
Galería Audiovisual
Notas de Prensa
Discursos
Boletines
 
 
IntroducciónAudiencias de CasosAudiencias TemáticasAsambleas Públicas
  Audiencias Públicas en Ayacucho
Regresar
 

Audiencias Públicas de Casos en Huanta

Tercera Sesión, 12 de abril de 2002, 2 p.m. a 7 p.m.

Caso 13. Testimonio del señor Marino Suárez Huamaní

Doctor Salomón Lerner Febres.
La Comisión invita al señor Marino Suárez Huamaní acercarse para brindar su testimonio.
Señor Marino Suárez Huamaní. ¿Formula usted promesa solemne de que su declaración la hará con honestidad con buena fe y que va a expresar sólo la verdad en relación a aquello que nos cuente?

Voz de Marino Suárez Huamaní.
Inaudible.

Doctor Salomón Lerner Febres.
Gracias, pueden tomar asiento.

Voz de un comisionado.
Señor Marino, le damos la bienvenida y darle gracias por venir a prestar su testimonio en esta audiencia, sabemos que no es fácil para una persona que ha perdido un ser querido, como usted, recordar estas cosas, pero no solamente la Comisión, estamos seguros que usted mismo y la nación quieren saber la verdad de todo lo sucedido para poder llegar a una justicia y una reconciliación, de esta manera que su testimonio será de muy valioso para nosotros. Así que muchas gracias, puede iniciar su relato.

Voz de Marino Suárez Huamaní.
Señores de la Comisión de la Verdad, señores periodistas y respetable público, tengan ustedes muy buenos días, yo soy Marino Suárez natural de Palpa y radicado aquí en Huanta del año del milnoveciento noventa y siete, setentay, ochentay, setenta y siete. Desde ahí... mi finada esposa se llamaba Dionisia Villarroel, con la cual tuvimos seis niños y tenías o tenemos, tengo hasta ahora un pequeño fundo donde vivía con ella y mis hijos y para ese entonces, había un proyecto de semillas y pastos en una ex hacienda Iribamba que queda a quince kilómetros de acá, yo trabajaba ahí, como tractorista y mi señora con mis menores hijos en la chacra, desde el setenta y siete, setentiocho, ochen... hasta el ochenta, o sea, trabajé hasta el ochenta y cuatro más o menos, y el año ochenta del ochenta en adelante he visto no solamente yo, casi todos, todas las atrocidades que pasaba acá en Huanta, tanto de Sendero como del Ejército, en ese mo... momento un cuatro de julio, habían llegado en la mañana los guardias republicanos, ahí al proyecto, y se habían traído a dos compañeros de trabajo, y luego me preguntaban de mi nombre y cuando llegué me dijeron, Marino han venido los de la Republicana, se lo han llevado a Guillermo y a la Negra y preguntaban incesantemente por ti. Entonce, inquieto, toda esa noche no pude dormir, al día siguiente pedí permiso del ingeniero y me aproximé acá a Huanta a la Delegación de los republicanos questaban, tenían acá en la... en jirón Córdova, llegué y toqué y salió un paisano mío, porque yo le di mi apellido, le dije, se apellidaba Guizado, dije que dice que ustedes han ido ayer a Iribamba y han preguntado de mí, pues acá estoy, si hay algo, me dijo, no, nosotros ningún momento no hemos ido, y pues si tú gustas de repente han ido los de la marina que han estao acá en el estadio y luego si tú gustas yo te llevo allá, pero eso sí te digo, si tú has intervenido en una reunión de ellos, mejor no te... no, no vayas, retírate, pues yo le dije, yo en ningún momento he... he ido con ellos ni estao un instante a pesar que en ese proyecto donde trabajanos éranos más de cuarenta personas entre obreros, ingenieros y técnicos, mayoría ayacuchanos que me daba cuenta que sí ellos estaban en... integrando ese grupo; pero nunca yo fui invitado ni a la fuerza ni a voluntad y conduciéndome hacia el estadio el policía me pidió, faltando una cuadra, mi pañuelo, luego el que yo tenía le alcancé y me vendó los ojos y me intro... introdujo adentro y en donde noté claro que no veía, pero notaba que, gracias (agradece a una voz que le susurra) que había bastante cantidad de gente botados en el piso y escuché los gemidos de los dos compañeros de trabajo que era una dama y un varón, pues yo me estuve tirado ahí y no me... a mí no me preguntaron de mi nombre en ningún momento. Fue así, como a las nueve de la noche, al varón le preguntó por su nombre, al compañero de trabajo, le dijo, cómo te llamas, yo me llamo tal, en cuántas reuniones has estado, le dijo, yo estuve en una... se cayó.
A las diez de la noche, a mí, uno de ellos me da un puntapié en la planta del pie, me dijo, párate, que tú te vas a ir, sí me soltaron, me hicieron firmar un documento, me soltaron y llegué a mi casa. Y me reintegré al trabajo. Estuve trabajando, y un día sábado, cuatro de julio del ochentaicinco, yo me venía de la chacra con mi menor hijo hacia acá a Huanta en un carro y en el Parque de la Alameda, me interceptaron los... los guardias republicanos que estuvieron ahí costeando a los presos en la cárcel, pero de es... de ellos yo reconocí a uno de ellos, que es huantino, que hasta ahora está acá, supongo que él dijo, ¿no?, cuando pasé en el carro que, ese es Marino Suárez y luego vinieron cuatro republicanos, me pidieron mi documento, pues entonces no lo tenía y uno de ellos me puso la capucha, el otro igual, tenía dinero, estaba con mi menor hijo, solamente llegué alcanzarle mi reloj, pero mas no el dinero. Luego me condujeron al penal y ahí me torturaron por ahogamiento, preguntándome de que si yo había estado. Yo le dije en ningún momento, me torturaron hasta las... casi todo el día y luego me aventaron a una piscina pequeña de agua y salí y estuve ahí botado; y luego a las diez de la noche, vinieron los del cuartel que en ese estonces recién se habían instalado en Castropampa y me llevaron hacia Castropampa a mí; pero mi hijito le señalaba a los guardias, tú le has traído a mi padre, acá está. Y teníanos una amistad con un guardia, y mi señora se valió del señor y le dijo, a mi esposo lo han traído acá y debe estar acá y el señor guardia entraba a adentro y salía diciendo de que yo no... no hay nadies, nuestacá, en vano. Pero, sin embargo, yostaba adentro. Luego me llevaron a Castropampa, a las diez, once de la noche, los militares, ya; y ahí me torturaron y me preguntaron por mi señora esposa y, santamente, yo le dije, inocentemente, le dije, sí está en la casa, le di la direcció... le dí la dirección de la casa y luego desaparecieron, me dejaron al cuidado de dos soldados, ellos me torturaron así amarrado; hicieron llegar a mi... a mi señora deso de las doce a una de la mañana, lo sentí, lo botaron, le torturaron y luego le empezaron a violar desde el más alto hasta el último toda la noche, claro en mi presencia. Pero yo no, no podía hacer nada porque estaba atado. Y al día siguiente fue domingo, toda la noche, todo el día estuvimos botado ahí en la interperie y en la noche del domingo como a las once de la noche, vinieron, éranos ocho, seis varones y dos mujeres, entre ellas mi esposa y una señora también quele... que le conocía, que era una vecina, nos subieron al camión a los ocho, amarrados y uno de ellos subió arriba y nos puso, nos amarró con trapo acá a la boca, hacia atrás, y bajaron y se demoraron como media hora y... en llevarnos poque nos hizo firmar un documento onde decía de que nosotros nos iba volver a la casa y vino uno de ellos habla... empleando palabras soeces y dijo, a ese... a ese Marino Suárez bájenlo, que ese está pedido de Ayacucho y de encima del carro me aventaron, me devolvieron ahí al... ahí donde estuvimos en... así... en... sitio sólido donde había pulgas, bueno infinidad de bichos, y arrancó el carro y salió, y yo quedé ahí...
Y a mí me amarraron... toda esa noche me torturaron, me habré quedado dormido un instante yo, donde la soñé a ella, y amaneció y hacía memoria y en eso vino dos soldados, comenzaron a torturarme, o sea me han... me han privado, perdí el sentido, en eso vino otros dos soldaditos en defensa mío, que por qué le pateaba, no que, disculpe la frase que voy a inte... in interpretar, este conchesumadre terruco, por la culpa de este estamos pasando hambre, frío acá, y me defendió él y cuando ya se apaciguó las cosas, comencé a preguntarle y me dijo que, que sí, que yo he venido de una patrulla de Razuwillca, y los soldados de acá decían de que a tu señora y a los otros lo habían matao por vía... me preguntó, dónde es Mayocc, sí vía Huancayo. Sí, por ahí, dice que lo han matao, entonces a quién yo podía haber reclamao, necesitao, porque estaba ahí solo, más con otro hombre más a mi lado y estuve quince días detenido acá, torturado y luego me llevaron a Ayacucho, después de quince días salí, yo y otro varón, nos introdujeron a la cabina de la camioneta, primero a él luego a mí, encima, y en el trayecto, pensaba que nos iban a aventar acá a Yawarcuna, es un trayecto de acá a quince kilómetros que en... que en ese tiempo a los muertos o los llevaban ahí, lo mataban y lo aventaban, porque es un hueco profundo, pasamos ese sitio y ya vía, se sentía en el trayecto y... cerca a Ayacucho a uno de ellos le pregunta, y por dónde entramos, no por acá nomás, para que no nos vean, nos hicieron llegar al cuartel, nos aventaron y nos dijeron párense, y para ese estonces estaba maltratao no podía ni sacarme ni..., desnúdate, nos esnudamos como pueda, sacando fuerzas de flaqueza y quedamos en trusa, sáquense la trusa, tamién nos dijo, nos paramos y nos dieron una vuelta por todo, con todo nuestro cuerpo y despístanse, para ese entonces, un día antes se vían llevao también a otro compañero de ahí, a un amigo y sentí que lo estaban torturando al frente, colgao lo vi por una rendija y me hacía memoria, seguro que a mí también me harán igual, gritaba con... con una voz que como... como que si ya lo estuvieran matando, ¿no?
Y a mí me tocó el tercer día también, me torturaron, me colgaron, me ataron mis manos así del revés, me colgaron de una soga, me hicieron parar en una silla, y había un señor encapuchado los dos, uno botao en una cama con su gaseosa y todo, haciendo las preguntas y el otro con un látigo enorme y... y nos jalaban de los pies, y luego nos soltaron, nos aventaron a una piscina, así también de agua con ropa y todo, y de ahí salí; estuve botado ahí, y... ¿Perdón? (llora) luego me llevaron (una voz le pide que tome agua, él agradece) a una celda donde cabía una persona así (se supone que parado), y el asiento también era de cemento, amanecí ahí sin agua, sin comida, hasta hubo un momento que tomé mi pichi (llora) para saciar mi sed, no lo podía pasar, así estuve algo de tres días ahí, pedía agua, me daban una minúscula de agua, y con esa estuve, sí, tercer día, cuarto día, me llevaron allá a sacar, me preguntaban de mi nombre de ónde era, yo le dije soy tal sitio, tú debes saber vals. Me hacían cantar, cantaba, tenía un aro de oro, que no lo podía sacar, así agarraron una sierra y me lo quitaron, y de ahí hacían llegar casi a menudo, camiones con gentes ancianas, jóvenes violadas, con hemorragias de sangre vaginal, decían de que los soldados la habían violado y yo ya le... ya me gané un poco la confianza de los pols... de los soldados questaban y salía ya a dales alimento a esa gente, repartía alimentos, luego les... a la gente, a los varones les llevaba al baño, les bajaba el cierre para así orinar, bueno, estuve otros quince días, en ese trajín allá, viendo todas las atrocidades que hacían los soldados ahí.
Luego un día agarraron nueve la noche, me hicieron firmar un documento igual de que ya te vas a ir. A mí y a ocho más nos subieron a un camión a las ocho de la noche, y hacía memoria dónde nos llevarán de repente nos van a matar, en mí pensaba yo; pero cuando bajaron a dos señores en un paraje así en Huayacuche, un sitio y le hicieron pegar así con la mano hacia la pared, pensaba de que después le iban a disparar, pero no, arrancaron y así nos iban dejando en diferentes sitios, a mí me dejaron por el hospital, atrás y ahí amanecí al día siguiente ya. Me vine a Huanta, llegué a la casa (llanto incontenible) no la encontré a mi esposa, a mis niños abandonaos, preguntaba, no ha llegado, no, y para ese entonces, el soldadito que me había dado el dato, me dijo que lo habían matado en tal sitio, entonces avisé a los familiares y a las autoridades y fueron y durante... después de un mes lo sacaron al cadáver a ella y a siete más, o sea a seis más, ahí mataron a siete personas, a cinco varones y dos mujeres, entre ellas estaba mi esposa.
Lo trajeron acá, le hicieron la aptosia, le habían disparado, porque el cuerpo casi íntegro estaba, sólo le habían disparado acá, ac. Casi... casi a todos, lo... lo habían tapado. Yo no fui, pero mis familiares fueron y los familiares del restos, y sacaron los... a los siete cadáveres de ahí... (Cambio de lado de cassette) ...y pues yo me quedé (llorando) con mis hijos que ahorita ya son jóvenes, útiles a la sociedad, no los he abandonado y ese es el drama que he vivido durante ese tiempo, he visto, no solamente yo, casi toda la gente acá, las atrocidades que hacían tanto el uno y el otro, porque en ese tiempo vivíanos entre dos espadas y una pared, sino era por el otro, era por el otro. No sé, a mí por qué no, no habrán contado conmigo, quizá porque no era de acá o no lo entiendo, pero gracias a Dios me dejaron a mí, vivo para poder criar a mis hijos (llora) y no les he abandonado, la mayoría aquí en Huanta me conoce y mis hijos en la actualidad no son, no serán grandes profesionales, pero son hombres de bien, se ganan el dinero trabajando, claro ninguno está a mi lado, ya en diferentes sitios, espero, trabajando y gracias a la oportunidad, a ustedes les doy por haberme concedido este tiempo, para poder dar mi testimonio, señores les agradezco de todo corazón, que ojalá se llegue a la verdad como que su nombre lo dice. Eso es todo, les agradezco una vez más de todo corazón, que... que lo visto durante ese tiempo que he vivido y... y no me ido, y aferrado estoy acá, me considero un huantino más, familiarizado con la mayoría de los huantinos y llevo una vida bien, soy querido no será cien por ciento, pero nunca soy, nunca he tenido antecedentes con nadies y llevo una vida amena, señores. Gracias una vez más a ustedes.

Voz de comisionado.
Muchas gracias señor Marino por este testimonio, sabemos que nada puede resarcir el sufrimiento, la humillación y la pérdida de la esposa. Pero, esto que ha estado quizá oculto por tanto años, a través de este testimonio la nación ya lo va a saber y en este esfuerzo de la Comisión de la Verdad por llegar a esa verdad y que se haga justicia, espero que se dará un paso muy importante. Y el hecho mismo que usted haya contado esto ya comienza, verdad, un alivio ¿no es cierto?; sí, esperamos que en la medida que se haga justicia, también llegará también la sanidad completa para su corazón, para su vida. Muchas gracias y que Dios le bendiga.

Voz de Marino Suárez Huamaní
De igual modo. Muchas gracias, gracias a ustedes.


Caso 11Caso 12Caso 13Caso 14Caso 15Caso 16