Audiencias Públicas
de Casos en Huanta
Tercera Sesión, 12 de abril de 2002, 2 p.m. a 7 p.m.
Caso 15. Testimonio
de María Cristina Aramburú Anaya
Doctor Salomón Lerner Febres.
Llamamos a la señora María Cristina Aramburú
Anaya se aproxime para brindar su testimonio sobre el caso
de los pobladores de Rosario.
Les ruego ponerse de pie.
Señora María Cristina Aramburú Anaya.
¿Formula usted promesa solemne de que su declaración
la hará con honestidad y buena fe y que por tanto expresará
sólo la verdad en relación con los hechos que
narre?
Señora María Cristina
Aramburú Anaya.
Sí, juro.
Doctor Salomón Lerner Febres.
Gracias, puede tomar asiento.
Voz de un comisionado.
Señora María Cristina, muy buenos días.
Le doy la más cordial bienvenida a este recinto donde
ya, si las paredes pudieran hablar, dirían tantas cosas
que hemos escuchado, y usted con su declaración que
seguramente es muy dolorosa, recordar tiempos pasados en esa
hermosa población de Rosario. Esa declaración
va a servir, a nosotros, para esclarecer los hechos para llegar
a la verdad y llegar a la justicia, gracias por venir ante
nosotros y le invito a dar su testimonio.
Testimonio de la señora María
Cristina Aramburú Anaya.
Buenos días ante todo a la Comisión que se pre...
que están presentes y al público presente...
empezaré mi testimonio.
Yo soy María Cristina Aramburú Anaya, de ventisiete
años de edad, hija de Magno Aramburú Castilla,
quien era profesor en la escuela del Rosario en los años
de 1984... él tenía treintaitrés años,
nació el seis de noviembre de 1951. Luego de ello paso
a relatar el hecho.
Previamente al asesinato de mi padre, el día seis de
julio, en la zona de Rosario, amanecieron un grupo de cadáveres,
que los ciudadanos del lugar decían, que eran, podían
haber sido, subversivos y aquellos cadáveres, al pasar
las horas, por el intenso calor de la selva, empezaron a botar
olores fuertes. Entonces él empezó a decirles
a sus compañeros, a los compoblanos, de que era necesario
que deberían ponerlo en un lugar más apropiado,
porque iban a crear enfermedades en la zona.
Entonces, entre ellos organizaron y pasaron a llevarlos a
un lugar más adecuado. Luego de esto, pasados dos días,
resulta de que aparecieron un grupo de personas que eran denominados
mercenarios o nácaj, a ello... ellos desde la localidad
de Tutumbaron empezaron a recoger personas, asesinar personas
y luego de allí iban buscando a mi padre, diciendo
que, dónde está ese tal profesor Aramburú,
luego de allí, así iban de pueblo en pueblo.
Hasta que llegaron a Rosario, en Rosario llegaron... aquel
día había feria en el lugar, luego de allí,
los sanitarios, los profesores habían organizado un
partido de fulbito y fuera estaban juga... Ellos llegaron
cuando estaban jugando el fulbito, entonces les ordenaron
que se echaran boca abajo con las manos en la nuca, les pidieron
a cada... les sacaron a cada uno de ellos, los documentos
que portaban en las ropas, sea en los pantalones o en las
camisas, luego de ello empezaron a... de haberle quitado los
documentos, empezaron a decir, quién es ese profesor
Aramburú, necesitamos conversar con él, entonces
él, muy frescamente, se dijo, soy yo. Y entonces le
dijeron, ah, con que eres tú, muy bien. Ya, sube al
camión; porque tenían camiones que estaban recogiendo
las personas. Lo hicieron subir al camión y luego continuaron
así con los sanitarios y con los profesores y... e
incluso con las personas de la feria, los comerciantes, los
compradores también de la feria.
Los hicieron subir una cantidad aproximadamente serán
de unos cien, los llevaron a una localidad... que para ellos
eran desconocidas, pero era la localidad de Matamburrú,
era un abismo que queda en la localidad de Rosario y actualmente
hay una ciudad allá que se llama Monterrico, en este
lugar, en este abismo los pusieron en fila de uno y los...
les ordenaron a los que tenían zapatillas sacarse los
pasadores, y a los que tenían zapatos sacarse las medias;
con estas... con estos pasadores y las medias les enmancornaron
las manos, luego les vendaron los ojos con pañuelos,
con telas que tenían ellos, después de ello
empezaron a proceder a dispararles, les dispararon uno a uno
y cada cadáver iba caendo al abismo. Así continuó
hasta que fue el penúltimo mi padre y luego de allí
había un último señor, que el señor,
al escuchar el último impacto que fue el de mi padre,
el señor se lanzó hacia el precipicio. Y allí
estos señores, pero no se quedaron con las ganas de
dejarlo vivir, le lanzaron granadas, le lanzaron balas hacia
el abismo... pero este señor logró sobrevivir,
es el sobreviviente de esta matanza; ahora, últimamente
también, en las investigaciones que estuve realizando,
por mi cuenta, para un poco más saber en mi testimonio,
también encontré que hay otra señora
también que resultó sobreviviente de esta matanza...
Es así que luego de esta muerte de mi padre, fueron
sus colegas, que se habían enterado del hecho, a recogerlo
a la locl... en el abismo y lo llevaron al hospital de San
Francisco, en el hospital de San Francisco, le realizaron
la necropsia de ley que arrojó “T” grave
realizado por arma de fuego; entonces después de allí,
también uno de sus colegas, fue a la localidad de Tambo,
en donde... radicaban mis abuelos, los padres de mi papá,
llegaron allí y le comentaron de los hechos, y mi abuelo
tomó un carro y se fue a la localidad de San Francisco
al hospital.
Sacó el cadáver y lo llevó a Tambo, en
donde lo velaron, allí lo velaron unas cuantas horas,
a razón de que temían mucho, de que podía
haber alguna... un intento de hacerles daño a ellos.
Entonces les... le velaron, todo, luego le llevaron al cementerio,
en eso cuando estaban en pleno entierro, resulta de que cuando
mis tíos estaban que lamentaban mucho la muerte de
mi padre, muy acongojados, y sintieron impactos de bala, tonces
ellos buscaron de donde venían las balas y al observar
el ciero.. cielo, vieron que era un helicóptero que
les estaba disparando. Entonces simplemente lo... le pusieron
este.. la... lo enterraron, después un carro que había
allí en la plaza de Tambo, tomaron y se vinieron acá
a Huamanga, porque temían por sus vidas, todos, mis
abuelos y mis tíos.
Luego acá en Huamanga, ellos realmente por el temor,
no, no denunciaron, no hicieron nada, la única ayuda
que obtuvimos por razones de que mi padre era trabajador del
sector público, recibimos del Seguro Social una pensión
de orfandad. No... nosotros no radicábamos con mi papá
en la zona, porque habíamos ido a Chincheros que vivía
el padre de mi madre se encontraba enfermo en la ciudad de
Chincheros, fuimos allá y nosotros no pudimos observar
el hecho, por esa razón es que... y además aquel
entonces tenía yo la edad de nueve años... y
después de ello de que lo enterraron, todo, ellos se
vinieron acá a Ayacucho.
Nuestra vida cambió demasiado, porque a raíz
de que mi padre fue asesinado, éramos cinco hermanos
los que dependíamos de él. Mis hermanas eran
muy pequeñas, era, estaban entre tres y dos años
aproximadamente, y a nosotros nos afectó demasiado,
no crecimos con una imagen paternal que nos guíe, nos
oriente en nuestras vidas, que nos haga sentirnos más
fuertes, más estables emocionalmente, sicológicamente.
Nosotros en realidad a causa de todo esto de la muerte de
mi padre, nos afectó posteriormente, en la edad de
la adolescencia, ya, porque yo tuve mi hijo a los diecinueve
años y resulté siendo madre soltera. Y luego
de ello me casé hace tres años con una persona
que me gana con treinta años, en él yo realmente
a falta de un padre, busqué un padre en mi esposo...
y luego mi hermana, la segunda, igualmente tiene su niño,
ella tuvo a los veinte años, y mi hermana la última
que tiene dieciocho años, también tiene su bebe
e incluso ella tiene un poco más de problemas emocionales,
mi última hermana porque a ella le dejó de un
año edad mi padre.
Este... yo quisiera pedir a la Comisión de la Verdad
que investigue estos casos, tanto el mío y lo de tantos
otras personas, y que se haga justicia, que se sancione en
la medida de sus posibilidades a esos personajes. A esos asesinos
porque hemos quedado en la orfandad muchos jóvenes
que actualmente estamos siguiendo estudios universitarios
y que a veces nos falta bastante ayuda, bastante es el olvido
de las personas, la indiferencia, hasta el desprecio se podría
decir por el hecho de que no tengamos padre o madre o en muchos
casos hay muchos huérfanos que no tienen ambos padres,
que simplemente fueron criados por sus abuelos o en algunos
casos por los vecinos; realmente yo pido a la Comisión
de la Verdad eso, la investigación y la sanción
si es posible a esos personajes...
Lo que quiero también pedir al gobierno es que se recuerde
de nosotros los huérfanos, y nos dé la oportunidad
de poder... que nos apoye en nuestros estudios y tal vez nos
den prioridad en algunos trabajos, para así poder sustentarnos
y poder concretar nuestros estudios y lograr ser unos profesionales
y alguien en la sociedad ¿no? Ese es mi pedido a la
Comisión y al gobierno. Gracias.
Voz miembro de la Comisión
Señora María Cristina, le agradecemos de veras
este testimonio tan duro para usted que seguramente le ha
recordado tiempos pasados y el recordar también, toda
esta secuela de males que le ha venido. Esté segura
que nosotros en la Comisión de la Verdad haremos lo
posible para investigar, hacer justicia y esperamos que el
gobierno también se acuerde de ustedes, muchísimas
gracias por su testimonio.
Señora María Cristina
Aramburú Anaya.
A ustedes gracias, permiso.
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