Primera Sesión,
25 de setiembre de 2002,
9 a.m. a 1 p.m.
CASO 3. Testimoniante
Carlos Alberto Palacios Navarro
La comisión invita al Señor Carlos Alberto Palacios
Navarro aproximarse para dar su testimonio. El caso que nos
relatará el Señor Palacios ocurrió en
Sullana, en el Departamento de Piura. Les ruego ponerse de
pie.
Señor Carlos Alberto Palacios Navarro, usted va brindar
su testimonio ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación,
a través de ella también la va hacer ante el
país, promete solemnemente hacer su declaración
con honestidad, y buena fe y decir la verdad sobre los hechos
que va narrar.
Lo prometo. Muchas gracias.
Señor Carlos Alberto Palacios Navarro, le damos la
bienvenida a esta Audiencia a la Comisión de la Verdad
y Reconciliación, le agradecemos en que nos va brindar
su testimonio, entendemos comprendemos que ha sido muy doloroso
para cada persona testimoniante contar las cosas sucedidas
con sus seres queridos, también es particularmente doloroso
contar cosas que uno mismo a sufrido, es por eso le agradecemos
mucho y la nación le agradece por su testimonio porque
nos ayuda a entender en algo todo lo que ha sucedido, puede
proceder por favor. Bueno.
Testimoniante:
Soy profesor de secundaria, antes que se iniciara
todo esto yo era como cualquier persona del Perú y del mundo,
tenía muchas metas, tenía muchas ilusiones como
lo tiene cualquier persona que ama la paz, que cree en Dios
y que cree en la justicia, sin embargo durante la época
que nosotros conocemos, esa parte tan dura, tan oscura, que
sufrió nuestro Perú, todo esto se vino abajo
un día 7 de Octubre de 1993, aquellas metas, aquellos
sueños poco a poco se fueron asomando, la razón
no existía, lamentablemente desapareció, solamente
había un interés solamente había un motivo,
yo había sido dirigente Sindicar del SUTEP con mucho
orgullo, defendiendo los derechos de los maestros, pero una
imputación de un persona arrepentido que hizo que mi
nombre, mis sueños, mi familia, mi carrera todo se viniera
abajo.
El día 7 de Octubre de 1993 como si se buscara un peligroso
criminal fui capturado, salvajemente torturado, cruelmente
tratado, estuve incomunicado 4 días dentro de esta incomunicación
no me permitían alimentarme, tenía los ojos vendados
y las manos esposadas, todo esto de alguna manera por la acción
malévola de un ex-Juez que a Dios gracias ya no tiene
esta función.
Pero que si sigue ejerciendo la profesión de Abogado,
me estoy refiriendo al Sr. Jorge Luis Soller López,
quien ante el pedido entre comillas de un "arrepentido" no
se preocupó de indagar las veracidad de las acusaciones
sino que por el contrario fui llevado al Penal de Piura. No
se me apertura proceso de instructiva, la orden fue de encarcelamiento
y la forma como este señor entre comillas conversaba
con nosotros era una madre insultante, se sentaba sobre la
mesa, se levantaba el saco, sacaba un revolver y lo ponía
sobre la mesa, tal vez con alguna intención de que nosotros
lo cojamos o que se yo, y a cambio de eso nos decía,
tú te puedes ir, solamente quiero que me des el nombre
de 30 personas. A cualquiera, al que le tengas cólera,
al que le tengas odio, no importa, primero esta tu libertad,
yo recuerdo que le dije.
Doctor, si yo soy inocente porque
voy a involucrar a más
personas inocentes, yo no hecho nada, porque no me dan mi libertad,
bueno me dijo, sino quieres te vas a pudrir a la cárcel.
Y me envió a la cárcel, al llegar al penal de
Piura, posteriormente se me trasladó al Penal de Picsi,
en el año 1994, que difícil era que en Piura
alguien defendiera el caso de nosotros, que difícil
era encontrar un Abogado que atienda nuestro recurso, también
yo aquí quiero hacer un pedido a las Organizaciones
de Derechos Humanos especialmente en Piura, que recojamos ese
mandato de Cristo.
Cristo perdonó a todos hasta los culpables sin embargo
hay muchos casos, como mi caso, que no fue atendido, por la
Oficina de Derechos Humanos de Piura, me estoy refiriendo a
Diaconía. Mi hermano viajara a la ciudad de Chiclayo
y es en Chiclayo donde él tiene un lamentable accidente
y fallece, era una persona que estaba corriendo con mis gastos,
llego a Chiclayo y en Chiclayo al interior del Penal de PICSI
encuentro a muchas personas, la mayor parte de estos eran profesores,
la mayor parte de estos dirigentes sindicales del SUTEP y de
otras organizaciones, siempre pedí justicia, lamentablemente
siempre se cerraban las puertas, hoy guardo la esperanza porque
creo en Dios, no he perdido la fe, porque a través de
este acto público se puedan esclarecer muchas irregularidades,
muchas injusticias.
En el Penal de Picsi, nosotros de alguna
u otra manera tratábamos
de aferrarnos a la fe, pero que difícil era estar media
hora de sol al día, tener media hora de visita, yo había
dejado en mi casa que había nacido recién, hace
4 meses, no pude pasar con ella las primeras navidades, no
pude pasar con ella los primeros años, esto recién
lo he encontrado después.
Paralelamente a esto, en mi
casa también mi madre,
mis padres sufrían mucho porque no solamente estaba
el problema mío, también estaba el accidente
de mi hermano que había fallecido y con ellos se habían
vendido algunas propiedades, se habían empeñado
de alguna manera para poder ir a visitarnos, para llevarnos
medicina, para llevarnos aunque sea un poco de alimentos, pero
que difícil era conversar con nosotros, era un locutorio,
en una cama de cemento, donde recibíamos el peor trato,
de parte de las Fuerzas Policiales de parte de las autoridades
de esa época.
Poco a poco fuimos formando con otros
compañeros internos
un grupo religioso que recuerdo mucho, que formamos el Consejo
Pastoral Layco "JESUS EL BUEN PASTOR", y en base
a la fe nos podíamos mantener, soportando minuto a minuto
cada una de las injusticias, y con la pregunta ¿por
qué yó?, ¿por qué yó?, una
pregunta que poco a poco se fue respondiendo, poco a poco se
fue abriendo un horizonte de luz, poco a poco fuimos encontrando
la justicia, pero nos preguntamos porque después de
tanto tiempo, encontrar la justicia, porque ésta no
se hizo antes.
El FIM no puede justificar los medios que se
emplearon para privar de la libertad a muchas personas, muchos
de nosotros
fuimos hipotecados ya nuestro futuro, la orfandad de nuestros
hijos, en mi hijo, a mi familia le cerraron la atención
médica, en mi caso, dentro del sector que trabajo, no
se me reconoce el tiempo que no estuve recluido como si hubiese
sido voluntario, fue contra mi voluntad, lo más lamentable
de todo, es, la acusación que yo tenía, eran
de pintas y volantes.
En el pueblo donde yo trabajo, existen
un puesto de la Policía
Nacional, donde jamás encontraron una pared pintada,
jamás encontraron un volante, sin embargo así,
durante la época anterior, época nefasta, oscura
para todos nosotros, se nos privó de la libertad, se
nos maltrató, se nos humilló, se nos presentó en
un traje ridículo de traje a rayas, traje que desde
un momento me opuse a usarlo, pero a punta de golpes de parte
de la policía, me obligaron hacerlo, y la presentación
fue espectacular.
Cuando yo reclamaba justicia, otros decían que yo estaba
diciendo otras palabras, nos cerraban las puertas. Hoy en día
tratando de superar todo este impase, este momento negro, de
alguna u otra manera hemos podido reincorporarnos a nuestro
centro de trabajo, de alguna u otra manera hemos podido superar
estos momentos difíciles.
Pero quien nos devuelve a
los seres que directa o indirectamente hemos perdido, quien
nos devuelve tantos años de humillación,
quien nos devuelve la presentación de traje a rayas,
a todo el mundo como los peores criminales, quien nos devuelve
todo ese martirio esa orfandad de toda la familia, quien nos
devuelve todo aquello que ha sido lo más profundo del
ser humano humillado, creemos y estamos seguros de que con
la fuerza de Dios nuestro testimonio puede servir para que
aquellas personas como mi caso, un Juez provisional no pueda
volver a cometer actos de injusticia, de maldad, de atropello
porque a cambio de la libertad pedían nombres de inocentes,
porque a cambio de la libertad pedían dinero, porque
a cambio de la libertad pedían la injusticia, pedía
el abuso para otras personas.
En mi condición de maestro, conozco perfectamente el
desarrollo histórico de nuestro país, y el solo
decir que era maestro era un delito, porque la Policía
decía a eres maestro pero de Historia peor todavía,
el solo hecho de andar con maletín, con lentes, decía
que estaba camuflado, el solo hecho de decir, que era dirigente
sindical decía que estaba metido en cuestiones adversas
a esa época.
Eso no era nada malo, el ser maestro es
lo más grato
que puede haber estoy muy orgulloso de serlo, es por eso que
cuando se me devuelve la libertad, se me reincorpora a mi centro
de trabajo y tengo un recibiendo muy hermoso de parte de los
padres de familia, de parte de mis compañeros maestros,
de parte de mis alumnos, de parte de las autoridades.
Todo
esto lo hemos vivido nosotros, y junto con nosotros también
lo ha vivido la familia, familia que se ha dio, abstraída
y obstruida en cada una de las penalidades que sufríamos,
familia que se desatendido de sus propios problemas para atender
los nuestros, familias que tuvo que vender todo hasta su tiempo
para podernos visitar.
Dentro de todo ello que es conveniente
que un testimonio como el nuestro pueda servir para pedirle
a Dios, que toque las
puertas de nuestras autoridades, que toque las puertas de nuestros
Magistrados, que toque de nosotros, todos los ciudadanos para
que esto no se vuelva a suceder, porque es muy doloroso pasarlo,
una cosa muy diferente es contarlo, y escucharlo y otra cosa
es vivirlo, vivir en una celda de 2x2 en un camarote de cemento,
con baños pestilentes donde el trato era un trato abusivo,
para ellos éramos culpables, para ellos no éramos
inocentes, para ellos no éramos seres humanos simplemente éramos
culpables.
Esto habrá podido terminar pero aún se mantienen
esos estragos, aún se mantienen esas huellas que permanecen
profundamente pero queremos nosotros con nuestro testimonio
que nunca más vuelva a suceder esto, que se aplique
la justicia como debe ser, que no se aplique la justicia para
gente inocente, gente inocente que pide ayuda, gente inocente
que pide ser escuchada y que en esa época no nos escucharon
totalmente.
En esa época nos cerraron las puertas, en esa época
nos maltrataron y la investigación científica
de la Policía entre comillas era con golpes, maltratos,
puñetes, a mi cuando se me lleva al calabozo de la DINCOTE
se me hace una serie de preguntas, y el fiscal de esa época,
lo primero que me dice: yo ya me voy, arrepiéntete porque
ya después no respondo, y les pregunto ese fue Fiscal.
Lamentablemente el señor se fue y de ahí hacia
adelante viene una serie de atropellos y maltratos, sacaban
una cajetilla de cigarrillos y me lo hacían comer, con
las manos atrás esposados en un colchón tapándome
la boca me daban golpes y puñetes, y a cada rato me
conminaban a arrepentirme, pero arrepentirme de que, si no
había hecho nada malo.
Una de las personas que de una
u otra manera que tuvo que ver en esta situación, fue el Dr. Jorge Soller Lopez,
y la Dra. Jaquelin Sarmiento Doctora que era abogada entre
comillas pero yo no sabía que esta doctora era amiga
del Dr. Soller López, talvez por eso a mi no se me abrieron
las puertas, talvez por eso a mi no defendieron pero en mi
interior tenía mi conciencia tranquila, en mi interior
sabía que todo eso era un abuso, una injusticia.
Hoy
en día me han dado en libertad tengo 2 niños
a quien estoy tratando de aprovechar sobre todo con la mayor,
el tiempo que no pude, las navidades que no pude pasar, en
afecto que no pude recibir, el cariño que no me dejaron
recibir de mi familia, poco a poco estoy superando esto, pero
aún profundamente guardo el recuerdo de un hermano que
si bien es cierto fue indirectamente, también es cierto
de que hubieran habido otras condiciones en Piura, talvez esto
no hubiera sucedido, si los Organismos de Derechos Humanos
aperturaron sus puertas para poder investigar y defender los
casos si es que son defendibles muchas cosas se hubieran evitado.
En mi caso más allá del encierro, más
allá de la acusación, lo que me ha marcado y
me ha dejado una huella profunda es el fallecimiento de mi
hermano, pero, siempre digo Dios sabrá, a El le pedimos
fuerzas, a El le decimos como mucha gente en el Perú,
como mucha gente en otros lugares, nunca más, nunca
más al abuso.
Nunca más a la injusticia, nunca más al atropello,
nunca más al autoritarismo, damos un viva por la paz,
damos un viva por la democracia, damos un viva, por los derechos
humanos, porque somos seres humanos, somos seres humanos que
tal vez nos tocó en algún momento, un pasaje
oscuro pero como decía el poeta. Hoy me tocó tomar
el café amargo, y me lo he tomado para que no se tomen
otros, pero es necesario que ese café amargo ya no se
siga dando, que se termine ese café y se esconda esta
tasa, para que nunca más en el Perú tengamos
que vivir esas escenas tan dolorosas de casos tan lamentables
de vidas arruinadas y que todo el oro del mundo nos podrá devolver.
Pero con la presencia de ustedes, con la actitud de la comisión,
con la participación de los organismos que tuvieron
que atender nuestro caso, pero particularmente en Piura, Villa
Nazaret en la persona de Monseñor Magnat, y posteriormente
el Dr. Ley y el Dr. Farfán, en Lima, en la persona del
Padre Juver Anciel y el Dr. Lucho Panulta, es que hemos podido
salir adelante, es que hoy en día nos encontramos aquí,
dando nuestro testimonio de verdad, para que todo esto no vuelve
a suceder.
Dando nuestro testimonio de fe en Dios, de fe en
la justicia peruana, que de una u otra manera todo esto se
va revertir,
talvez las señas queden como un mal recuerdo, pero definitivamente
están siendo superadas, definitivamente les van a permitir
conocer esa parte oscura de nuestra historia para que esto
no se vuelva a repetir.
Les agradezco a ustedes profundamente
en nombre mío
y en nombre de mi familia, y a ustedes señores miembros
de la Comisión, a ustedes público al público
televidente que mi testimonio y el de otros pueda permitir
que ya no ocurran casos oscuros, que ya ocurran mas injusticias
que se aplique la justicia cuando se tenga que aplicar, que
se investigue que se profundice, pero creemos que todavía
aún hay inocentes, porque creemos que hay familias que
nos están esperando.
Cuando a mi se me devuelve la libertad,
fue la etapa más
hermosa de reencontrarme con mi familia, no interesaba lo demás,
se me había devuelto la libertad, una libertad que se
me arrebató, una libertad que nosotros siempre lo hemos
valorado, una libertad que siempre lo hemos querido, que siempre
lo hemos luchado. Reitero nuevamente mi agradecimiento a ustedes
señores público televidente a ustedes señores
miembros de la Comisión y haciendo una invocación
que los casos nuestros de alguna manera puedan ser atendibles,
que de alguna manera puedan ser superados, siempre creyendo
en Dios y en la justicia peruana, agradeciendo este momento
de dirigirme a todos ustedes. Muchas gracias.
Gracias a usted
señor Carlos Alberto Palacios, un relato
como el suyo, de primera mano son los que impiden que el trabajo
de la comisión termine en cuadros estadísticos,
tantos miles de muertos, miles de desaparecidos, tipos de tortura
tipos de crímenes, etc.
Esto nos hace ver que este proceso
que ha vivido nuestra nación
durante estos últimos 20 años, ha tocado vidas
humanas, hombres y mujeres hechos a imagen y semejanza de Dios,
que sufrieron de ese aspecto oscuro de la naturaleza humana,
pero también revelan los afectos nobles de esta naturaleza
humana, su fé en Dios, y esa fuerza que usted mencionaba,
la fuerza en Dios.
Esto le va permitir mucho no solamente sobrevivir,
sino remontarse por encima de todo lo que ha vivido y eso nunca
más
lo compartimos plenamente, es el clamor de muchas vidas, el
clamor de una nación y su testimonio esta ayudando a
despertar la conciencia de la nación. Y a que todos
saquemos a relucir esa reserva moral que hay en nuestro país.
Muchas gracias Sr. Carlos Alberto Palacios NAVARRO.
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