Final Report
Our Work
Regional Offices
Agreements & Norms
Finantial Information
Balance TRC
Links
Sessions with Institutions
International Seminar
Public Hearings
Disappeared persons
Exhumations
Photograph Project
Photo & Video Gallery
Press Releases
Speeches
Bulletins
 
 
Audiencias de CasosAudiencias TemáticasAsambleas Públicas
  Audiencias Públicas en Abancay
Regresar
 

Tercera Sesión, 28 de agosto de 2002, 9 a.m. a 1 p.m.

Caso 12. Testimonio de la señora Inocencia Vargas Tevez,
señora Inesa Aquino Aroni y señor Martín Izquierdo Damián

Sofía Macher:
Vamos a, vamos a retomar esta audiencia pública con la tercera y última sesión y vamos a empezar llamando a la señora Inocencia Vargas Tevez, señora Inesa Aquino Aroni y señor Martín Izquierdo Damián, ellos son pobladores de Huayrapampa, Cruzpata y nos van a relatar un episodio ocurrido en el año ochentiocho, sobre desaparición, tortura y violación sexual. Nos ponemos de pie por favor.
Señora Inocencia Vargas Tevez, señora Inesa Aquino Aroni, señor Martín Izquierdo Damián, formulan ustedes promesa solemne de que su declaración la hacen con honestidad y buena fe y que por tanto expresarán sólo la verdad en relación a los hechos que nos van a relatar.

Sí.

Gracias.

Gastón Garatea:
Señora Inocencia, señora Inesa, señor Martín, hoy día tenemos el gusto de estar con ustedes y queremos que este relato que ustedes nos hagan, este relato verídico nos ayuda a todos a comprender este caminar de ustedes con su dolor. Fueron muchas personas, fueron muchas las violaciones, fue mucho la destrucción que se hizo en la comunidad de Huayrapampa. Y eso tiene que saberlo todo el Perú, no podemos dejarlo así, callado, sin conocimiento porque ustedes no serían hermanos del mismo valor.
Es gente que ha sufrido y es gente que tiene que ser reparada en su dolor y volverse a integrar plenamente a una sociedad que tiene que purificarse y se va a purificar con ese dolor y con esa valentía de ustedes para salir adelante. Les pido pues comenzar de inmediato su testimonio.

Inocencia Vargas: (traducción)
Señores Comisión la Verdad, muy buenos días, los comisionados, compañeras, compañeros. Soy de Huayrapampa, distrito de Lambrama. Soy de Huayrapampa, nacido en Nazca. En mi pueblo antes vivíamos tranquilos, con felicidad y alegría, con familiares y todos. Y resulta que el veintiocho de julio nos pasa estos problemas. Por eso estamos acá. En mi pueblo era así. Vivíamos tranquilos, con la familia, con nuestros padres, con nuestras madres, con los esposos, también.
El ventisiete y el ventiocho de julio pasan problemas en nuestro pueblo, como nunca esperábamos. Llegaron los militares, abusaron de nosotros. A las cinco de la mañana, estábamos en la comunidad en la puerta de la escuela, -¿ustedes son terroristas?-, ¿ustedes han quemado el carro del ejército?-, pero ese día ni mi esposo, ni mis vecinos habían participado en eso. En forma inocente nos han culpado, -¿quién ha hecho esto?- en la pampa de la escuela. Lo han tirado a mi esposo, lo han tirado ahí. Lo han castigado, lo han puesto al frente de la escuela en la pampa.
Si es que usted se movilizan, si es que usted se mueven por aquí, por allá, vamos a degollarlos a ustedes, van a morir. Así nos va a quedar. El veintinueve ahí llegaron de Huayraropasuncho, nos han castigado tanto, por eso yo alcancé a mi esposo y me encontré con un militar. Era un negro y yo le dije a él -¿a quién buscas?-, a mi esposo -¿quién es tu esposo?- Gonzalo Espinoza. Ajá, ese es. El contestó -presente jefe, yo estoy acá-.
¿A qué vienes tú?, ayer no habías tomado desayuno. Yo soy, el que vino. Tenía otro amigo, compañero de la tierra, los tres nos hemos juntado, sí tú quieres a tu esposo, siéntate ahí al rincón. Mi hijo era inválido, Jesús y estaba enfermo. Ahora ya está mejor, este mi hijo.
Entonces, mi hijo seguían castigándolo, yo estoy viendo cómo castígalo. A ese negro, yo le dije -jefe ¿por qué tú haces tanto castigo a mi, a mi marido sino tiene pecado?, ¿por qué entre ustedes no se enfrentan?, ¿por qué hacen esto?-, yo dije así.
Ah tu chola, india, eres así. Ahora vamos a ver. Le hicieron pasar el puente hacia la carretera. De ahí a la gente hicieron pasar a los que se quedaban. Había un sitio que se llama Doluchayoc y allí hicieron llegar a todos. Los han encalatado, los han desnudado, les han quitado la ropa, como a trucha les han tirado en el piso. Señor -no me haga tanto castigo, ¿por qué hacen eso?, ¿podremos hablar con usted?- A ya, ya carajo, ya. Ver gestando, carajo. Si no estarías gestando tú, pasaría peor cosa contigo. ¡Concha tu madre!, te voy a matar. Y yo le dije ¡mátame!
Mi esposo no tiene la culpa, mátame a mí, estoy lista para morir. Seguramente que mi esposo me van a matar. Por eso, ah eres lisa tú, malcriada eres tú chola. Entonces, yo me callo. Tengo un primo que se llama Mario Aquino. Si ese viviera, cantaría ahora. También a él tiras le han castigado porque su tío era guardia. Ha dado su nombre.
Entonces, dijo él, ahora te vamos a matar. Cuando dijo eso, yo lloré. Yo estaba detrás de mi esposo. Si tú quieres a tu marido, anda síguele pues. Anda pues detrás de él. Yo fui por la carretera, había venido un padre en un carro. En ese carro, ese carro me salvó. Mientras él estaba hablando ahí yo estaba en un muro, yo salvé por ahí. Y me escapé por ahí. Y entonces, ellos se pasaron, los militares.
Y cuando yo salí del muro, estaba en suncho, otra vez me vieron los militares y porque tú no estás con tu marido, si tú estás siguiendo el carro ¿adónde ibas?, me dijo ¿por qué estabas así?, y a mi marido lo subieron a patadas al carro con los ojos vendados y entonces, yo dije -me matarán pues a mí-. Yo creía que ese era así pues, me llevarán. Y entonces, me doy cuenta después, venía otro carro de Chuquibambilla y subí allí hasta llegar a Abancay.
Llegué aquí, al kilómetro uno, estuve allí y me preguntaron ¿quién es tu esposo?, y yo dije -me lo han traído-. He llevado su ropa al cuartel. Señora usted viene mañana, ¿qué tiene usted?, ¿a qué viene?, ¿a quién has avisado?, ¿a quién has dicho todo esto? Seguramente, toda la gente va a venir acá. Ayer tu esposo había tomado agua, pero ahora ¿ya tomó desayuno tu marido?, ya le hemos hecho comer. Ya esta muy bien, quáker con leche, con cinco panes, así le dijo.
Así será y he vuelto. Y a la vuelta he llorado. No podía hacer nada, no sabía habla con nadie, yo tenía miedo a la gente con zapatos, a los hombres que hablaban castellano tenía miedo. Por eso yo digo, voy a ir a Derechos Humanos. Doña Isabel, Isabel Rojas, su hermano me dijo -no llores sobrina vamos a ir allá, no llores-. Ahí me presentó a Javier Pozo, Iván Vivanco.
Cuando me presentaron allí, seguí así haciendo la denuncia, por eso Javier Pozo me dijo, anda a Lima a reclamar tu marido, para recuperar tu marido. Hasta ahora no encuentro mi marido, ¿cómo será?, ¿qué será de su vida?, ¿si se habrá muerto?, ¿vivirá?, hasta ahora no sé nada. Por eso está en los nombres de los desaparecidos, no sé nada de mi marido. Por eso de los hombres que han desaparecido en Huayrapampa, no sabemos nada, Eusebio Aquino, Eusebio Herrera, Wenceslao Aquino.
Yo la señora, ellos, toda esas personas han desaparecido. Han muerto dos, han matado los [..] y después los del ejército. Los han matado, los han degollado. Ahora, porque no podemos encontrar justicia. Queremos volver nuestro pueblo, estar en el mismo sitio, el mismo ambiente. Tenemos niños huérfanos, esos niños nos esperan, nos esperan. Como han esperado ellos sin saber de su padre. Hasta dos embarazadas y también ya me han esperado tanto, ¿por qué no podemos encontrar nuestro padre?, decían nuestros hijos, ¿dónde está nuestro padre?, nuestro papá.
Los otros hombres, quizás me referían a otras cosas, quizás son profesionales, pero nosotros ¿por qué?, nosotros ¿qué somos?, si nosotros somos gente del pueblo. Allá pues en Lima, enfrentarán pueblos grandes, terribles, allá sí, de repente allí. Pero nosotros campesinos ,¿por qué nos han hecho esto?, que nos hagan llegar nada. No hemos encontrado justicia. No hay pues esa gente desaparecida, queremos encontrar, queremos justicia. Ayúdennos, el gobierno.
Cuando hemos ido al gobierno, si tú esposo es terrorista le van a dar castigo en la cárcel y si no es, le van a soltar. Sí ha matado, igualmente van a tener su castigo. Que se cumpla eso pues. Nosotros somos ignorantes por eso que no nos abusen pues. Nosotros somos hijos de perros, queremos justicia. Porque no vas a encontrar justicia, nosotros que hablamos quechua, somos gentes ignorantes, sin culpa ¿Por qué no se soluciona esto?
Nos han hecho de todo, nuestros hijos allí estudiando, queremos respuesta, hasta la cruz de la lomada nos han visto que hemos hecho nosotros. Sellosay, ha visto. En Sellosay igual, aquí igual. No nos escuchan. El noventiocho ha pasado eso, ha sido doloroso, terrible, atroz. Porque nos han castigado así, ¿por qué?
Pero ya, que ya no vuelva pues ese castigo tremendo, ¿por qué vamos a sufrir más?, ¿por qué vamos a llorar más? A mi padre también, lo han matado a matanza. Lo han matado a matanza. Hemos enterrado a mi padre, sí. Hasta mi padre han matado el mismo año.
Ahí esta don Valentín Aquino, ahí están sus fotos. Ahí está su foto, está mostrando ahí. Esa persona debe maltratar. Valentín Aquino, ocho hijos ha quedado él, sin educar, esta en la calle ahora sus hijos. Ya tendrán ¿qué vida? Están ahí caminando por el mundo. Esos chicos se han quedado huérfanos. Sin poder estudiar mucho, otros [..], por lo menos pues qué algo le den a esa gente. Este gobierno que parece que no se ha hecho nada.
Esos problemas, queremos decir a ustedes, habrán en Lima, quién con su padre y llora. Y ¿cómo lo encontramos justicia en nosotros?, nosotros también necesitamos justicia. Por eso estudiar, somos madres abandonadas, somos madres viudas, nos hemos quedado sin nadie, sin nada. Somos bastante personas, somos catorce personas. Así somos. Por favor, dennos pues algo. Señor gobierno, siquiera háganos encuentra los huesos de esa gente. Por lo menos ese gran orgullo de estar entre ellos. No sé cómo dan pues todo eso en la tierra. Duele, perdón, perdón, duele.

Inesa Aquino: (traducción)
Señor Comisión de la Verdad y lo que han venido comisión de Lima, muchas gracias, este consuelo para nosotros han traído, gracias, muy agradecido. El señor Jesucristo, Jesús permitido, habrán siquiera dos días, tres días, un consuelo para encontrarnos. Todo el mundo Abancay, departamental y todo el mundo peruanos para estarnos alegre. Pero todo el mundo han sufrido los militares, no militares con subversivo y campesino también con subversivo, como ejercitos. Gracias estos consuelos el señor Vamil Paniagua, este que se han formadu, el señor Toledo, ojalas que cumpla hasta último. Gracias paso a decer de mi hijo . Vargas, nacido en Lambrama, yo también soy de Lambrama. Soy de Huayrapampa en Sunyu, mi marido también de allí. A mi hijo, habían nombrado en Sucho presidente de, el era trabajador primero en correos. Cuando tenía que regresar a Lima, a mi hijo le había dicho yo -mucho me pega tu padre, quédate acá y hazme respetar-.
Tu prima ya se va ir del correo, por favor le diré que le haga quedar. Entonces, mi hijo trabajaba allí. Entonces, Washington Pereyra en Lima, arregló algo para que ella se vaya. Entonces, mi hijo se fue a, por Chuqui en reemplazo de Osien [..]. Pues tampoco, le ido él. Así nos sorprende a los pobres. Gracias.
Por eso mi hijo era presidente, el señor Benigno Sierra era presidente de la Corporación aquella vez, era mi paisano también de tierra. Reconoció a mi hijo y entonces, no es obra para que haga esto. Sufrimos tanto nosotros, nuestro puente era de palo y se llevó el río, el puente. Y mi hijo, ya veía, veía eso mis sufrimientos. Más sufrimientos. Entonces, con mucha voluntad él veía que se puente había que rehacer, con los comuneros, también.
Entonces, había la posta, en esa posta la Corporación dos cientas bolsas de cemento había hecho llegar. Le han hecho llegar a mi hijo porque era presidente. Entonces, yo bajé de Huayrapampa, como madre. Y entonces, en un camión tremendo habían cargado toda la, todo el material. Era un chiquito ahí que estaba esperando ahí junto con ellos. Junto con el perrito estaba, junto con ellos. Entonces, yo dije ¿qué ha pasado con mi hijo?, ¿por qué está acá?, ¿qué hace acá?
Mi hijo me dijo -a buena hora has venido, viene mi madre-. Entonces, ahora vas a hacer quedar estas calaminas, estos materiales, tú vas a esperar de cuidado. Con mi abuelito, para que no lo atiendan. Entonces, vino mi hijo. Entonces, cuando se vino, yo me quedé y al día siguiente, gente con ropa de militar con cuchillo en la punta, con zapato de militar, vinieron. Llamaron a una reunión. Yo fui. Estaban varios en la posta.
Entonces, uno de ellos dijo -no tengo miedo, ese de ahí, creo es ambicioso, conchudo, me ha quitado mis clientes, me ha quitado hasta pasando el puente. Y yo voy a decir la verdad- así dijo. Entonces, yo dije -señora, mi hijo ya se ha ido pues, ya no va a volver, no esta acá. Mañana va a volver, ya se ha ido-.
¿Por qué tú dices así contra mi hijo?, por eso que yo pregunté, señor ¿cuál es tu nombre?, ¿a quién buscar?, ¿a quién buscas tú?, yo todavía no conocer. Entonces, entre. Yo inocente he preguntado. Entonces, me dijo -¿qué cosa quieres tú?, ah-, así me dijo y yo me asusté. Entonces, otra señora dijo ha venido Roberto y se queda a robar mis cosas, se ha robado mis herramientas, se ha robado mis herramientas, así me dijo.
Yo salí diciendo gracias hacia el correo. De allí no sé adónde se habrá ido ese señor, si abajo o hacia abajo, no, ya no volví. Después de entonces, había cosecha. Entonces, me dijo -en Huayrapampa había tomado, se había emborrachado-. Entonces, yo lo dejé a él, yo me fui temprano a mi chacra por mi maíz, yo me fui. Yo yéndome lo dejé a él. Y ahí quedó, al día siguiente, no me acuerdo mucho ahí apareció, me dijo -madre ¿has acabado con la calabaza y el maíz de la chacra?-. Pero mi hijo no me confiaba nada. Madre tu no sabes mucho. Y la gente me decía ¿por qué tu hijo no te ha contado todo?
Quizá mi hijo pensaba que yo iba a pensar mal de él y no me contaba. Entonces, así pasaron las cosas. Después entonces ya mi hijo, ya no volvía. Entró en su carro a trabajar. Mejor voy a entrar como chofer. Entonces, cargaba carrizos, cargaba en trabajo de carrizos.
Yo también para mis hijos, como soy madre abandonada, yo también estaba a la atención de mis hijos menores, siete años y medio me ha dejado mi marido, para educar a mis hijos. Estaba allí, vendía tamales, en Patrón Santiago, vendía tamales. Entonces, el venticinco. Todo estaba muy bien. El ventiseis, el ventisiete, escuchamos una bulla terrible en Cruzpata. Entonces, los demás, por ejemplo Martín, hermano de Martín Izquierdo, borracho y en la puerta de la iglesia, estaba borracho ahí.
Víctor Chocllo, estaba tocando bombo, Jesús Chocllo, también. Entonces, estaban todos borrachos. Los chicos y las chicas, algunos habían escapado hacia el monte, mientras nosotros pensamos ¿qué ha pasado acá? Estaban con dos caballos, vimos que estaban casi brillando hacia arriba ¿Quiénes va allá?, al frente estábamos mirando ¿qué pasaba allí?, hacia Tamburqui, ¿qué habrá pasado?, ¿qué hay allí?
Entonces, no volvía nadie, no hemos visto. Entonces, al día siguiente con el policía han venido, quince policías. Reunieron a toda la gente en la esquina de la plaza. Casa por casa, han buscado para llamar a todos. Entonces, había una chica muy conocida por mi compadre. Mejor vamos por el río a ver qué pasa allí. Mejor nos vamos por el río. Tenía ovejitas. Entonces, nos fuimos hacia Choquemaray, vinieron treinta, creo. Nos fuimos por arriba y hemos bajado por allí. Nos anocheció, no había carro. Entonces, hemos dormido por allí y entonces aparecieron treinta soldados, aparecieron muy temprano, se pasaron, volvieron, volvieron entonces, cogieron a nuestro compañero ahí y lo castigaron terriblemente.
Había tres mujeres allí, ¿dónde están los trenticinco hombres?, ¿dónde está el uniforme?, ¿ustedes han visto?, ¿dónde está esto?
Yo hablé la verdad, Dios también sabe la verdad. Así que me maten pero yo digo la verdad. La chica me dijo que no hablase. Yo le dije, háblale la verdad. Yo hablé la verdad, solamente. Y he visto sí, sí he visto dos caballos que estaban subiendo ahí con militares, estaban brillando ahí. Yo pensaba que eran soldados.
¿ Tú has visto?, si he visto yo. Así que me dijo. Nos miraron. Entonces, ¿adónde ha ido?, ahí nomás este, no he visto más. A ya, entonces, váyanse ahora. Nos arrearon. Nos golpearon y nos dejaron ahí. Entonces, no nos preguntaron más.
Entonces, llegue a mi casa y conté a mi hijo que estaba en el Cusco. Me dijo, Mario Espinoza ha venido del Cusco y tenía carga de carrizo y él dijo -mamá he escuchado en el Cusco-, que [..] había acompañado a ustedes, no les ha pasado nada. Me dijo mi hijo. Felizmente que no ha pasado nada. Sí, así es.
¿ Hubo un enfrentamiento?, sí, si hijo. Había polvo, había carro, había balas, había todo. Entonces, el maíz no podemos traer, están buscando, de repente nos encontramos con los terrucos y o nos dirán que somos terrucos. Mejor no vamos. Entonces, el maíz, de la casa nomás llegué al Cusco. El tío Panchito, allá en su carro. Después, del ventisiete de agosto, seis de agosto, a las diez horas vinieron los militares ¿dónde está ese?, ¿dónde está ese que ha venido a verte?, había robado treinta ovejas, había robado cincuenta ovejas, por eso estamos viniendo para preguntarle ¿qué es eso?.
A su mujer le habían llevado a otro sitio y a su marido a otro sitio y mi chiquita vio que eso pasaba. Entonces, venía a pegar. Ah tú eres chismosa. Entonces, mi chiquita dijo -no mi cuñada dijo que no es así-, ella por favor, sí les grito a ustedes. Ahí nomás se asustó y ella no habló más. Entonces, yo dije una de esas tardes llegará por eso dije que llegará al toma dos. Me dijeron que así será. Subieron al camión y se fueron. Después, mi hijo, mi hijo me dijo -mamá, mejor presentaré, hablaré la verdad si de esta muerte escapo, de otra muerte no escaparé-. Ahí se arrodilló y con su mujer más se presentó.
Entonces, -papá no vayas allí, dice cuando van allí, ya no escapan, ya no vas a salir. Allí hay mucha gente, allí hay mucho enemigo, te van a condenar, te van a matar-. Yo le dije así. Mejor iré donde un abogado fiscal. Entonces, hago la declaración tuya y depende de eso, termino en la cárcel. Yo no puedo estar pues siete años, tanto tiempo en la cárcel. Yo quiero estar libre, tranquilo.
Entonces, diciéndome eso vinimos aquí a calle Arenas, al abogado Gamarra, a la Fiscalía. Al día siguiente hemos pasado declaración en el cuartel. En la puerta nos hemos despedido de mi hijo, sus hijos, los hijos suyos, se quedaron conmigo. Mamá, traigas una gallina, un cuy, para darles a estos, a estos señores. Yo sé que el señor Palomino, nos va a sacar.
El nos sacará y yo le dije que sí. Así que al día siguiente ya no vi a mi hijo. Sin novedad yo fui y de allí, pero no era así. Pasado dos días ya, así que el Paulino Yiclla, la señora de Paulino Yiclla, ya está tu marido con mi hijo, está en el cuartel, le están haciendo pelear en el cuartel.
Entonces, el abogado, el abogado Rosell Pinto, que yo cogí, él nos ayudó. El fue a conversar con el capitán. Al día siguiente estamos rodeando el ejército, los soldados nos dijo. Ya hemos traido lo ómnibus, no sé adónde habrá ido. De repente se ha ido a tu casa. Como es terruco, a veces está el combi. Entonces, yo volví a mi casa, de repente está allí. O de repente ya no ha vuelto. Ya no encontré allí. No estaba allí, tampoco nadie veía allí. Solamente el perro lloraba, la gallina cantaba.
Entonces, yo volví inmediatamente hacia el carro y me he ido. He vuelto a la [..] Mi hija, la chica, el chico también Carlos, criabamos a un hijo, a un chico Carlos. Mi chica vendía pollos, en el sitio de Américas. He visto ella que a mi marido, le daba a mi marido sonando burbur y le daba a mi marido en tres camiones. Iban tres camiones y después estaba ahí, los tres estaban allí. Así que no se sabía adónde llevaban.
De repente ha visto ocular. De repente harán dobles a mi marido, seguramente. Entonces, ¿adónde habrán llevado?, no me han contado, no sabía nada hasta el día siguiente tarde. Al día siguiente fui, ¿todavía no han llegado?, hablando me dijeron que todo no han llegado. Después, el señor Javier Pozo, Derechos Humanos, Habeas Corpus, presenté Habeas Corpus y dijeron negativo. Entonces, este señor y la señora Fany Vivanco, así con cuerpo, con ropa en el cuerpo he ido allí. También la señora Doris, estamos los dos solos. Sí tú quieres recuperar a tu hijo, a tu marido tienes que ir a Lima, sino no vas a poder nada.
Yo dije, sí iré. Tenía dos quinientos soles. Me han puesto pasaje, hemos ido al Cusco, nos llevaron en avión. Estuve allí en, fui al ejército, en el avión del ejército. Nos llevaron hacia la república, nos han acompañado hasta el Congreso, en el Congreso hemos reclamado por unos familiares, entréguenos a los familiares. Somos tres mujeres sufriendo, llorando.
Entonces, había tantas cámaras en ese momento señores, el gobierno no, estaba Alan García, estábamos como borrachos, nosotros. Regresa hija, nosotros no te obligamos a que esa gente viene, si tú vuelves a tu sitio, tu hijo se te va a devolver, no va a pasar nada. Vuelve nomás, vuelve tranquila, nosotros vamos a llamar al cuartel.
Entonces, llegamos acá, y averiguando acá pregunté a su mujer ¿ha vuelto o no?, ¿han soltado o no?, ¿está o no? Entonces, un señor joven había un domingo desfile. A esa persona ya le habían cogido, era medio de la mañana, en radio habían dicho, habían dicho que esa noche una vecina, te están buscando los militares. Por eso yo dormí en otro sitio y cuando miré, se metieron a mi casa, en tres camiones, soldados se metieron por todos los costados, eran cuatro. Se entraron allí, volvieron hacia el cuartel.
Otra tarde igual, ahora sí me cogerán pues, ¿adónde me voy a ir? Me escaparé. Entonces, yo fui donde Fany Vivanco. Señora, lléveme a Lima. Mi vida ya está peligrando. Ya no encuentro nada. Hija, no llores. Vamos a Derechos Humanos, no se ha presentado allí. A la Fiscalía, a Lima y todo. Ya nos conocían algo de nosotros, de la Fiscalía Departamental, un señor abancaysino había dicho que nosotros existíamos.
Entonces, en la [..] ahora hemos venido a solucionar. Vengan ustedes, preséntense, vuestro caso vamos arreglar. Por eso vine. Entonces, hice una carta con mi hijo. De repente no me escucharán otra vez, pero de repente lo [..] a mi hijo. Si muero moriré, si vivo viviré. Dios dirá, diré la suerte ¿no?
Entonces, mis hijos ¿acaso solamente tus hijos son ellos?, yo también existo. Entonces, el señor Benardino, nos dijo, esta al costado al militar. El señor Víctor Torres había venido. Entonces, le alcancé la carta pero no nos escuchó. Entonces, que me entregué a mi hijo vivo, no muerto. Porque mi hijo ha desaparecido en los [..], ni siquiera sabía coger un arma. Tampoco era peleador ni peleantero. El mismo se ha presentado, se ha presentado él mismo, con Aquino.
Entonces, ¿por qué han hecho desaparecer? Entonces, díganme ustedes ¿dónde se encuentra?, el hijo de esta señora. Entre ellos se culparon. Tú sabías, tú sabías, tú sabías. Esta es mi paisana, tengo que apoyarla, por eso me dejaron. Espéreme en la puerta del cuartel. Yo esperé allí, el soldado me dijo, ese, en ese paradero, allí cuando estaban matando los terrucos, ¿ustedes estaban allí?, ¿Mauricia Carbajal estaba allí?
Casi nos golpean. Ahí viene un camión, camioneta, no hagan problemas, podemos matar. Nos dejaron y después y hasta ahora no veo a mi hijo. Yo quiero en este momento, mi vida es triste. Después de eso, hasta encontrar a mi hijo, mi hija también ha sido violada en el ejército. Sub-oficial José Leal, ese ha sido así, ha hecho de todo contra nosotros, ha hecho abuso. He sufrido todo eso, en puro terrucos. ¡Conchuda mujer!, yo no sabía qué cosa era poroto de vista, por mi hijo andaré pues. Todo eso me ha pasado. Tengo todavía hijos. Yo quiero ahora de la comisión, ahora quiero estos mis dos nietos, su educación que me lo den hasta que sea algo en la vida.
Hace poco nomás, hace poco vino con dañado el cuerpo, quiero sólo para ellos, tranquilidad para esos hijos a fin de que estudien, que duerman tranquilo por lo menos. Ya no pues otra vez asesinato, ya no muerte. Porque en Atacama también han muerto dos, ahora también. Agripina Trujillo, la han muerto, la han matado. También en ese mismo tiempo, en ese mismo año en Huayrapampa, también Apolonio Espinoza han matado. El también me había salvado a mi. Sino yo hubiera muerto en medio del terrorismo y del ejército.
Ah tu ya has hecho como es el ejército, por eso me he escapado yo. Agradezco a todos ustedes de la comunidad de.., soy campesina, soy de ese pueblo, no pues, no nos pierdan a nosotros. Ya no más maldad para nosotros, qué más. Quizás pueden ignorarnos, ya muchas veces nos hemos levantado y por eso nos ha pasado muchas cosas. También por eso que nos perdonen. No es tal vez este pueblo. Yo soy alojada en ese pueblo. Hemos puesto todo nuestro corazón. No sabemos en qué momento otra vez volverán.
El problema y desaparecemos, que ya no haya eso. De una vez que comprenda pues Sendero, también el militar que comprenda de una vez. El militar también, somos hijos de campesinos. Que nos consideren, que después de esta declaración, no nos persigan más. No nos cojan más. Hemos hablado verdad. Hemos dicho la verdad. Sufrimos así y mi nuera, no tiene dónde estar. No miento en este momento ante mis paisanos, están viendo, están sintiendo. Déjeles pues una vivienda, ¿dónde vamos a vivir?, por lo menos hay dónde verle a sus hijos muertos.
Yo también quisiera hasta que sea viejita por lo menos, siquiera denme un poco de vivienda. Para morir siquiera tranquila, ya estoy viejita. Ahora estoy Huayrapampa sola, ¿a quién tengo?, no tengo a nadie. Ya no quieren volver mis hijos allá. No vamos a volver allí. Gracias señoras, gracias hermanos, hermanas. (Traductor) Perdón, eso es todo lo que ha dicho la señora.

Sofía Macher:
Por favor, no, les agradecería que expresen su solidaridad con el silencio y con el respeto de lo que nos están narrando, gracias.

Martín Izquierdo:
Señores comisionados de la Comisión de la Verdad, así también le saludo a la señora encargada Sofía Macher, padre Gastón, en cuanto a los otros compañantes, no lo tengo su nombre. Yo vengo a testimoniar de la comunidad Cruzpata, soy su hermano de los desaparecidos, Serapio Izquierdo y Guillermo Izquierdo, mi nombre es Martín Izquierdo Damián, de la comunidad Cruzpata, vecino de la comunidad Huayrapampa. Los ocurridos del año ochentiocho, voy aclarar.
Primeramente, ha habido un afrentamiento en el sector Choquemaray, jurisdicción a la comunidad Cruzpata. A consecuencia de esto, todos los comuneros vecinos, sean mujeres, sean varones, hemos sido afectados. Así como Coruzpata, Hyarapampa, Suncho, Caype, Sirsay. A la vez también la comunidad Matara, que está cerca también.
Entonces, lo que pasa que nosotros hemos estado en esa oportunidad en una fiesta que se celebraban la comunidad Cruzpata, patrón Santiago, el venticinco de julio de mil novecientos ochentiocho. En eso, mientras que nosotros hemos estado en la fiesta. Había habido un ataque en el sector que ya he mencionado. Entre Sendero y militar. Los militares iban de acá hacia, a la provincia de Grau, llevando alimentos, uniformes y armamentos para la base militar de Chuquibambilla, Grau.
En eso es lo que ha habido un afrentamiento. Entonces, a consecuencia de ese enfrentamiento, todos los comuneros han desaparecido. Trece personas de Huayrapampa y entre muertos y desaparecidos, tenemos de la comunidad Cruzpata ocho. Podría mencionar su nombre, mi hermano Serapio Izquierdo, detenido, desaparecido el treinta de julio de mil novecientos ochentiocho, diecisiete años, estudiante. A la vez, músico, como acaba mencionarla la señora Inocencia, él era músico en esos momentos. El no ha sido partícipe en ningún momento.
Sino que más bien ha estado borracho, porque como él era músico, le han hecho tomar y estaba durmiendo. También ha sido desaparecido Jesús Chocllo Ferro, siete hijos huérfanos, Gabyno Damián Valderrama, diecisiete años, estudiante, desaparecido, también por ejército peruano. Leocadio Ferro Espinoza, también desaparecido el mismo año. Pero no ha sido la misma fecha sino ha sido otro día. Pero en el mismo año, el mismo mes.
Entonces, nosotros en esos momentos no hemos visto lo que haya pasado, tampoco lo hemos participado. Todavía tenemos más este, muertos también, hay muertos de la comunidad Cruzpata, Gregorio Estrada, también ha sido asesinado por Sendero Luminoso. También ha sido una señora Valentina Java, el otro apellido no me acuerdo. Hay también otro, mi hermano, que es de catorce años, Guillermo Izquierdo Damián, él ha sido secuestrado y desaparecido por Sendero Luminoso.
Otro, Mercedes Damián Saldívar, también secuestrado y desaparecido por sendero Luminoso. Eso quisiera aclarar, de la comunidad de Huayrapampa, trece personas porque no me alcanza el tiempo para poder aclarar, tengo un documento que lo he preparado ahora para poder alcanzar a la comisión, para que ellos podrían investigar, son trece personas de la comunidad Huayrapampa.
En esos momentos, cuando ha pasado ese ataque, primeramente subieron los policías, de acá de Abancay y no nos han hecho nada. Ha sido el ventisiete o ventiocho de julio, pero no me acuerdo exactamente. Ellos han regresado solamente trayendo a un paisano que es Alejandro Valderrama, de la comunidad Cruzpata. Sin hacer daño, sin hacer ningún perjuicio. Se han regresado en lo cual otro día cuando ya era un treinta de julio de mil novecientos ochentiocho, subieron los militares, en que aparecen en la puerta de mi padre a las, apenas que está amaneciendo.
Donde nos agarran a golpes. A culatazos del arma, a patadas, donde me comienzan a masacrar, me llevan atrás de la casa, me puso al suelo, al suelo me tira, me ha pisoteado en el cuello, en la cabeza, en la espalda. Igual a mi hermano Serapio que era de dicisiete años. Entonces, nosotros en esa oportunidad yo vivía acá en Abancay, yo solamente yo he ido a esa comunidad, a mi comunidad, que es entonces yo fue solamente por la fiesta.
Entonces, yo estaba para venirme pero yo vivía acá en Abancay, dónde un compadre que es baja de la policía, Vicente Altamirano. En su casa yo vivía. Entonces, en esos momentos cuando me estaban masacrando los soldados, dije -de que yo no sé nada, yo vivo en Abancay, porque yo, prácticamente yo no sé nada de los militares ni de los subversivos- ¿cómo me iban a masacrar?
En eso mi convivienta, le dijo de que ahoritita yo voy llamar a mi compadre a Abancay, ahorita mi compadre es oficial. Pero sin embargo no eras oficial. Pero así le salió la palabra. Que mi compadre es oficial, voy llamar y yo te conozco, te voy a reconocer y te voy hacer castigar, así le dijo al soldado. Entonces, me soltó y me dijo de que ahoritita me vas a encontrar, ¿te vas a ir a la plaza principal?, ahorita te voy a venir, como no teníamos culpa, nada. Nosotros teníamos que ir obedientemente a este, inocentemente a la plaza.
Llegamos a la plaza, en la plaza principal y habían estado juntos toditos los comuneros. Habían estado pegados hacia la pared. Entonces, ya también me ponen en la fila, donde sacaban uno por uno a un cuarto silencio, a su casa, a su domicilio de Alejandro Valderrama, donde habían colgado unas sogas, un celindro de agua, hay habían estado castigando. A mi también me hicieron pasar.
Entonces, a los otros. Yo como humano tampoco no quiero condenar. A mí no me han hecho nada, solamente me preguntaron. Yo le dije de frente de que mi compadre es oficial, yo vivo en Abancay, yo no sé nada, pero a los otros si lo estaban torturando. Lo colgaban del cuello con la soga hacia la viga. Ahí lo hacían desmayar. Una vez desmayado lo metían al agua. Yo lo tengo presente hasta a mujeres. Por ejemplo a Gavina Pérez, a esa señora también lo han maltratado. A un paisano que es Timoteo Ferro Sánchez, o Sánchez Ferro. También a él lo han torturado.
Y así, casi a toditos, todo el día, durante el día. En la noche, nos juntan en la plaza principal, al medio de la plaza y nos dicen -tienen que, estince acá nomás-. Todos nos ponemos ahí, pero entre Jesús Chocllo, Serapio Izquierdo y Gabyno Damián, ya estaban separados otro cuarto. Estaban ya este separados. Entonces, no sabíamos por qué nos han separado y por qué estamos hay.
Eran las tres de la mañana aproximadamente, en que a Jesús Chocllo, Gabyno Damián y Serapio Izquierdo, a ellos se lo han llevado hacia la comunidad Caype. En que a nosotros nos amenazan. Acá van a estar hasta que amanezca, apenas que está amaneciendo, me desaparecen de acá. Sino se les encuentro acá, ya saberán, qué es lo que les voy hacer.
Bueno, pues entonces, nos quedamos. En eso de miedo nos hemos venido por otro sitio hacia Abancay. Y mientras eso mi hermano ya estaba por Caype, por Suncho, ya estaban bajando por otro lado. Nosotros llegamos acá, le aviso a mi compadre y mi compadre me dice, este yo voy a ver, voy a ir a verlo, pero tampoco no le han dejado entrar. Pero en otra oportunidad si le ha visto todavía a él, este mi compadre a mi hermano, porque le conocía.
Habrán hecho llegar acá a la base, en la base este no nos daban razón, en lo cual así como manifiesta la compañera Inocencia, nosotros hemos podido exigir a la Fiscalía Provincial, al Fiscal Superior y había otro doctor Matute, encargado de este caso. Entonces, ellos nos ayudaron. En que hemos ido a exigir ¿dónde están nuestros parientes?
Entonces, nos han dicho de que no, este espérense, espérense y esperando insistimos todos los días. Entonces, agarramos abogado, ¿quién era doctor Jaime Aragón?, él nos ha apoyado. Entonces, presenté un documento para poder acercarse a la, a la base, en que nosotros hemos ido los tres fiscales, el profesor Fabio Pozo Zárate, que era de Derechos Humanos, más mi abogado Jaime Aragón Yañez.
Donde nos han demostrado una constancia de salida. Tal día ellos estaban de libertad, acá está la firma. Firma y huella, ellos ya están libres ¿por qué vienen a insistir?, ellos son terrucos, eso es otra cosa que ellos como eran terrucos, ya se han largado pues, ya estarán pues por ahí matando a los militares. Ahora si tú insistes, a ti también te van hacer desaparecer igual. Con esa amenaza todavía, nos regresamos.
Otra vez nos ponemos otro documento más, insiste, insiste. Con tanta insistencia, otra vez ellos los fiscales, también otra vez lo insisten. Entonces, otra vez la constancia de salida nos demuestran a la Fiscalía. Bueno, pues entonces ¿qué hacemos?, no hay nada que hacer. Donde, donde el profesor Fabio Pozo se pone de acuerdo con la señora Fany para poder exigir, buscando donde debíamos viajar a Lima.
Yo, mi persona Martín Izquierdo, la señora Inocencia Vargas, la señora Inesa Aquino, quienes están a mi lado más la señora que nos está acompañando Dolores Aquino, hemos ido a Lima donde unos juzgado, donde hemos entrado al congreso, nos han apoyado la Oficina Cias, Prode, Pro Derechos Humanos. Después, hemos presentado un documento a la Fiscalía de la Nación, diciéndole que nosotros necesitamos nuestra familia.
Bueno, donde, cuando presentamos este documento nos han prometido en la Fiscalía de la Nación, diciendo de que si le vamos a mandar un especialista, un Fiscal especialista para Abancay, para que vuestras familias aparezcan, deben estar por ahí, deben estar presos o de repente están por ahí. Nosotros te vamos a poner.
Pero la justicia es así, solamente para el que tiene plata. Para la gente que no tiene plata, no hay justicia. Donde hasta hoy día esa comisión no ha llegado. Todavía nos han dicho con nombre. Yo me acuerdo que el nombre me dijo, el Doctor Enrique escobar, es el comisionado fiscal especialista para Abancay. Pero hasta hoy día no ha llegado, es mentira. Solamente nos han dado.
Entonces, desde esa oportunidad, esperanzao nosotros regresamos de Lima. En que nuestros familias deben estar libres ya. Llegamos acá, llegamos acá, entonces nos dicen, este, no. Cuando llegué de inmediatamente, al día siguiente ya estuve detenido. El capitán Silva me detenió en el desfile. Posteriormente, a la señora Inocencia, también le habían detenido. Después, luego lo detienen al profesor Fabio Pozo Zárate, que era Derechos Humanos.
Entonces, gracias a mi abogado, a los señores Fiscales, en primer lugar a mi primo Martín Ortiz Izquierdo, quién él trabaja en la Fiscalía Andahuaylas, actualmente también. El ha podido llamar de Andahuaylas, acá Abancay a los fiscales, como si conocían para que me saquen en libertad. Me sacaron en libertad de quince días, he estado detenido quince días incomunicado.
Después, la que nos ayudaba también buscar Radio Apurímac, la única emisora que nos apoyaba, la única emisora que publicaba, nadies nos apoyaba, todo el mundo tinía miedo, hasta abogados tinian miedo. Después, mediante mi primo, me han dado libertad. En ese caso, salí después nos han amenazado hay el Víctor Márquez, no este el capitán Silva, de que no debía reclamar a los terrucos. Después, finalmente a las otras señoras también la ha amenazado.
En ese caso nosotros hemos estado perseguidos por los militares, aparte de eso que me acuerdo también todo mi familia ha estado buscado. En especial a mi hermano mayor, jacinto Izquierdo, cuando esa oportunidad vivíamos acá en Patibamba, donde una paisana tal, señora Ceferina, le buscaban y que él se ha escapado de noche, calato, sin ropa, desnudo, hasta descalzo. Donde lo han disparado los militares tres balazos, pero gracias a Dios no lo han matado. El se escapó pero al día siguiente nosotros buscando hay en el mismo sitio, seguramente por acá debe estar muerto. Porque el soldado gritó de que ya se cayó, ya se cayó, ha muerto ya dijo. Entonces, estará muerto por hay.
Pero no, no lo habían matado sino que él se había escapado, había estado al lado del camal, ante una paisana había amanecido, calato, desnudo. Al día siguiente, la señora viene a buscarnos dice -me vas a mandar su ropa- diciendo. Ahí también no lo han matado a él. Sino pero, más bien le ha acompañado a ver hasta donde iría, todavía existido. Ese caso yo pediría una justicia legal que haiga para todos los, especialmente para los huérfanos, especialmente para las viudas pero también un apoyo verdadero para ellos, no para otras personas que se pasan también, prácticamente acá se están pasándose de vivos.
Hay una organización, acá así que me marquen, así que me, siempre me están marcando. Porque ellos sin ser víctimas, se están aprovechando de nuestra ignorancia, de nuestra humildad. Los verdaderos afectados nunca han merecido nada, eso es pura verdad. A la vez también pido a la comisión, que estos huérfanos si se trata de indeminizar que se indeminice directamente para ellos.
Que nos haiga una indeminización solamente para los militares pues, tampoco que no haiga para los señores todavía lo maltratan, lo matan a las personas, para ellos si hay justicia, pero para los verdaderos afectados, no hay justicia. Porque a la vez yo pido, también que nos apoye así como vuelvo a repetir a los , pa los huérfanos una vivienda, educación, salud, ocupación. En cuanto a ocupación tal vez nosotros pediríamos que nos apoyen de repente formar una pequeña , mediana empresa todos los huérfanos, viudas, pa la gente afectada.
Porque nosotros necesitamos, en especial mi persona. Yo estoy sin trabajo. Desde esa oportunidad yo me he ido por miedo a Lima, hasta ahorita estoy sin trabajo. Me he regresado de Lima, actualmente estoy acá. También que se indeminice a los presos inocentes, porque acá ha habido bastante presos inocentes, también.
Yo creo que no me alcanza tiempo, le voy agradecer más bien, muchas gracias señores comisionados. Discúlpeme, este más bien voy a alcanzar una relación de todos los víctimas que han perdido la vida, que son verdaderos, lo voy alcanzar, acá tengo un documento preparado a la señora Sofía Macher, le voy a entregar este documento. Donde nos identificamos como verdaderos afectados, como víctimas.
Gastón Garatea: Muchas gracias por este testimonio donde quién sabe ustedes han experimentado una de las cosas más crueles ¿no?, desaparición, secuestros, dejan a todo el mundo como muy, muy mal parado. Uno no sabe ¿qué hacer?, no sabe ¿a qué recurrir?, y les ha tocado también experimentar este duro camino de ir a averiguar y recibir promesas que no se cumplen. Creo que esto mueve a todos a descubrir esta verdad que también esta oculta.
Mucha gente no sabe de esto o no cree estas cosas. La justicia que pedimos tiene que abarcar todos estos campos para que pueda realmente ser reparadora el mal hecho. Les agradecemos mucho la valentía y la claridad de su testimonio.

Martín Izquierdo:
Muchas gracias padre.


Caso 12Caso 13Caso 14Caso 15Caso 16Caso 17Caso 18