Tercera Sesión,
22 de junio de 2002,
9 a.m. a 1 p.m.
CASO 17. Alfonso
Rodas Alvites
Por favor nos ponemos de pie. Señor Alfonso Rodas Alvites,
usted va a brindar su testimonio ante la Comisión de
la Verdad y Reconciliación y también ante el
país entero. Promete solemnemente hacer su declaración
con honestidad, buena fe y decir tan sólo la verdad
sobre los hechos que nos va a relatar.
Así lo haré,
si juro.
Muchas gracias señor, pueden tomar asiento.
Señor, señor Alfonso Rodas, agradecemos su aceptación
de dar su testimonio en público a la Comisión
de la Verdad y lo invito a que inicie su testimonio y hágalo
con toda confianza y tranquilidad que vamos a escucharlo atentamente.
Gracias. Soy el señor Alfonso Rodas, sobreviviente
de la masacre del Jirón Huanta, Barrios Altos. Vengo
a dar mi testimonio porque así lo creo conveniente para
que se sepa la verdad de lo que pasó esa noche del,
de este crimen que como yo a la opinión pública,
al mundo en general porque así recorrió la noticia.
Fueron dieciseis personas que murieron, de manos de este grupo
Colina, de este grupo asesino.
Sucedió que al promediar las diez de la noche estábamos
celebrando una pollada, que era para recolectar fondos para
hacer mejoras en ésta Quinta. Entonces, a esa hora,
abruptamente ingresaron un grupo de seis uniformados con dos
que dirigían, que estaban encapuchados. Comenzaron a
proferir palabras como....miserables terroristas, ahora van
a ver y otras cosas más que no deseo hablar por respeto,
porque no tengo costumbre.
]
Nos insultaron y tuvimos que tirarnos
al suelo porque así lo
ordenaron. Hay el caso del señor Tomás Livias,
que estuvo presente, hizo resistencia porque estuvo con tragos ¿no?
e hizo resistencia. A él con la culata del arma lo golpearon
en su espalda, su pecho y lo tiraron al suelo. Saltó otro
señor que dijo: yo soy el que organiza esto y conmigo
háganlo. A él lo acribillaron a balazos. Le metieron
ráfagas de balas y cayó desplomado. Pasaron al
lado derecho que había un cuarto dónde atendían
este...dos chicas. Fueron y lo remataron, a balazos y volvieron
contra nosotros cuando estábamos en el suelo. Y empezó la
matanza. O sea, ráfagas.
Yo sentí los proyectiles que entraban en mi cuerpo.
Pensé que ya tenía que morir....pensé en
mis hijos, mi familia....Después vinieron los remates
bala por bala. Nos pisaron nuestros cuerpos porque las huellas
fueron notorias en el Hospital cuando me revisaron mi familia.
Después de este hecho yo me desperté porque sentía
que estaba vivo, me hice el muerto. Sentí que estaba
vivo y al, al levantarme vi que todos estaban agonizando. El
niño a mi costado estaba muerto. El niño que
nada tenía que, estaba colaborando con, en esta actividad.
Es ahí cuando siento indignación y grito ¿no?,
les insulto pero no había nadie, ya.
Aterrorizado yo
entro hacia adentro, porque había una
especie de callejón, y vi a la gente que estaba muy
asustada. Yo quería refugiarme en ellos pero, me di
cuenta que era inútil porque la gente estaba muy asustada,
lo que hice es lavarme la cara y salir al hospital. Pensaba
que bueno, me había salvado de esa matanza. Fui al Hospital
Dos de Mayo, ahí mi familia ya fue a verme ¿no?,
y pasé un mes internado. Me tuvieron que sacar los proyectiles.
Pero también había indiferencia en el hospital.
Indiferencia del jefe del departamento. No nos veía
con buenas intenciones, con buena voluntad. Porque en un momento
nos trata de terroristas, que ¿por qué tenemos
la puerta cerrada si podíamos coordinar algo y atentar
contra sus vidas? Eso lo que yo pude darme cuenta, entonces.
Pero tampoco, puedo dejar de todos ellos porque había
médicos que los atendía con el doctor Vela, el
doctor Mendívil, que sí se preocuparon de nosotros.
Después regresé a mi casa, porque ahí estuvimos...los
tres sobrevivientes, la señora, la señora Natividad,
Tomás y yo. Y nos, la amenaza ha sido constante en esos
días porque llegaban uniformados de noche, pensábamos
que en cualquier momento nos iban a desaparecer o a secuestrar.
Después de un mes salgo a mi casa, ya con mi familia
pero, no quería salir a la calle porque mis hijos.....mis
hijos me lo pedían ¡papá no salgas!, te
puede pasar algo, quédate acá nomás. Pero,
las persecuciones seguían porque varias veces me han
llevado a la DINCOTE. Después del golpe del cinco de
mayo del noventidós, es dónde ya me llevan definitivamente.
Paso un mes aquí en la carceleta, me pasan a una delta,
me torturan psicológicamente, me amenazan de que me
van a poner treinta años y que ahí me voy a morir,
el jefe de la Delta Cinco. Por ese tiempo.
Por las noches,
la tortura psicológica es fuerte porque
hay policías borrachos, que llegan y me amenazan. Me
dicen esta noche vas a tener que hablar. Antes que mueras porque
vas a morir, desgraciado. Hijo de esto, hijo de otro.
Bueno,
de ahí me trasladan a Castro Castro. En Castro
Castro, estoy trece meses. El hostigamiento es igual porque
estoy en dos frentes ahí, la policía y los presos
políticos. A pesar de que el Fuero Militar me absuelve
a los tres meses. A los trece meses, recién vengo a
salir. Llego a mi casa, encuentro a mi familia muy mal, a mi
señora muy delicada y yo también bastante deprimido.
Mis hijos ya me....ya no querían estudiar, habían
salido del colegio, porque sufrían la marginación
de sus compañeros y de todo persona que no veía
bien por el simple hecho de haber estado en este, en este hecho.
A sí que, ese es el grave daño que han hecho
a mi familia. Tengo mis hijos que truncaron sus aspiraciones.
Yo pasé mucho tiempo alejado de los amigos, la familia
porque tenían miedo visitarme, aislado. Hasta que ya
vino el nuevo gobierno de Transición, las cosas cambiaron,
ya no me perseguían y ahora sí puedo decir que
mi vida es más tranquila. Estoy convencido de que no
me van a chantajear, porque cada vez que iban a mi casa era
para sacarme y asustar a mi familia con armas y pedirme. Me
llevaban a la comisaría, en el camino me pedían
dinero, y así lo pasaban.
Quiero, por eso pido que la
Comisión de la Verdad,
que ahora tiene facultades para investigar, se investigue,
se ubique a esos criminales y a nombre de los huérfanos,
de las viudas, y de todos los familiares que sufrimos en este
hecho, pedimos justicia, pedimos que se ubique a los criminales
del grupo Colina, porque no es posible que ese señor,
que es criminal Martín Rivas, asesino, esté burlándose.
Sabemos por noticias periodísticas que fue ubicado
en un pueblo de Cascas, pero ¿por qué digo?,
nos preguntamos ¿por qué es que no pueden detenerlo?, ¿por
qué no pueden ponerlo a disposición de la justicia?, ¿cuál
es la razón?, ¿qué poder todavía
tiene este señor? Por eso a nombre de todos los presos,
de todos los familiares que fuimos afectados, pedimos que se
haga justicia. Gracias. ]
Gracias señor Alfonso Rodas,
y testimonio de lo que sucedió en Barrios Altos, especialmente
su testimonio nos muestra cómo todavía hay una
efecto psicológico
del daño que se les hizo. La importancia de la justicia
es un caso que está en el proceso judicial, se está desarrollando.
Sin embargo podemos ver con claridad que todavía en
el país necesitamos iniciar ese proceso de reconciliación
y poder de alguna manera empezar a curar lo que ha sido esa
secuela psicológica por el gran sufrimiento injusto,
inexplicable que ustedes recibieron. Muchísimas gracias
por su testimonio.
Gracias, también.
Vamos a tener un breve receso, quince
minutos y luego reiniciaremos la sesión. Gracias.
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