Cuarta Sesión,
22 de junio de 2002,
3 p.m. a 7 p.m.
CASO 26. Javier
Roca Obregón, Félix Anzualdo
Vicuña,
Martha Paéz de Malpartida
y Reynalda Andagua Gonzáles
La Comisión invita al señor Javier Roca Obregón,
al señor Félix Anzualdo Vicuña, a la señora
Martha Paéz de Malpartida y a la señora Reynalda
Andagua Gonzáles, se aproximen para brindar su testimonio.
Se les ruega ponerse de pie. Señor Félix Anzualdo,
señor Javier Roca, señora Reynalda Andagua, señora
Martha Páez, ustedes van a brindar su testimonio ante
la Comisión de la Verdad y Reconciliación y también
lo van a hacer frente al país. Prometen solemnemente
hacer su declaración con honestidad y buena fe y decir
solo la verdad sobre los hechos que nos van a relatar.
Sí.
Muchas gracias, pueden tomar asiento.
Buenas tardes, en nombre
de la Comisión de la Verdad
y Reconciliación, agradecemos que hayan aceptado dar
este testimonio en público, lo que ustedes nos van a
contar son, tres casos de tres estudiantes y que fue de alguna
manera, fueron de alguna manera casos representativos de lo
que le pasó a muchos otros estudiantes. Por eso para
nosotros era muy importante el testimonio de ustedes para que
recordemos lo que le pasó también, a los universitarios
aquí en Lima. Adelante por favor.
Ante todo, buenas
tardes Comisión de la Verdad y público
en general. Yo soy mamá de Martín Roca Casas,
estudiante de la Universidad del Callao. El estaba cursando
sexto ciclo de economía.
Mi caso empieza desde el diecisiete
de agosto que ellos hacen una marcha sobre el sticker de medio
pasaje. Ahí percatan
dos individuos que están filmando la marcha. Ahí se
acercan sus amigos de mi hijo, le dicen: usted identificase, ¿de
qué prensa?, ¿de qué periódico
es? No quiso identificarse. Ahí es lo que le quitan
el video cassette y lo destrozan. Pero ¿qué pasa?,
como él era dirigente del Centro Federado de Prensa
Propaganda, esa misma noche a las once y cuarto de la noche,
aparecen en mi casa, tocan la puerta. Primero tocaron, yo digo
mi esposo, le digo: ¿quién será?, si los
chicos ya llegaron del trabajo. Otro segunda tocada. En eso
ya baja mi esposo, la tercera tocada es como romperse la puerta.
Baja mi esposo, abre la ventanita, le dice: abres la puerta
o rompo la puerta. Armado ya con metralleta. En eso mi esposo,
como uno no teme nada, abrió la puerta, entraron, de
frente encañonaron a mi hijo. Y en eso yo le digo: ¿qué pasa
con mi familia?, a mí háganme lo que quieren,
mátanme lo que quieren, pero con mi familia no se mete.
Ahí ya me dijo: cállate mujer de mierda, regresa
con los demás tus hijos. Cuando me dijo, regresé y
para voltear ya estaba en la escalera, los tres mis hijos en
calzoncillos. Yo con la bata.
Ahí me separaron, tres horas, ni voz, ni voto. Nosotros
no podíamos que decir. A mi esposo, cerca al baño,
en calzoncillo. A mi hijo lo separaron al comedor y seguían
torturando ahí a mi hijo. Por eso mi hijo dijo: tú tienes
tu madre, tienes tus hijos, ¿por qué no dices
la verdad?, que yo no te he quitado. Seguían torturando
a mi hijo. Uno de ellos nomás se identificó,
como capitán Gil.
Y ahí dijo mi esposo, ¡baja su frazada, me lo
voy llevar!. Yo le dije: usted no va llevar a mi hijo, a mí mátame,
lo que tú quieras, pero tú no vas llevar a mi
hijo. Ellos subían, bajaban del primer piso, segundo
piso. Volteaban, rebuscaban lo que querían. Han llevado
lo que han querido ellos. Como no encontraron nada en la casa,
dijo: al día siguiente voy regresar, dos de la tarde.
Regresaron dos de la tarde, no llegó esa hora, llegó dos
y media diciendo: se me malogró el carro. Regálame
agua, mi mano está sucia. Cuando dijo: le dimos agua.
Hicimos pasar, le dije: ¿usted se va identificar?, ¿por
qué esa manera de allanamiento la casa?, ¿por
qué ese manera de intervención?, justo mi sobrino
que es Policía Nacional, estaba en la casa. El dijo:
yo soy policía, identifícate. El no quiso identificarse.
En eso ya, nosotros como no quería identificarse a mi
sobrino, cuando dijo. El quería escaparse y afuera ya
esperaba en moto otro. En eso nosotros lo retenimos.
En eso
mi esposo se va a la comisaría de Carmen de
la Legua a pedir ayuda. Cuando hizo llegar, dos policías
el carro al momento que pusimos al que echaba la culpa a mi
hijo del video cassette, él amenaza de muerte delante
de todo mi familia. Diciendo, ¡espérate nomás,
te vamos matarte!. Cuando llega a la comisaría de Carmen
de la Legua, el comandante le dice: ¡identifícate!,
ahí recién él se identifica como Servicio
de Inteligencia de la Marina. Hasta ahí nosotros no
sabíamos ¿quién es lo que estaba echando
la culpa a mi hijo?
Ahí, pocos minutos, cinco minutos, llamó a su
comandante, su comandante llega, le dice. Contra tu hijo no
hay nada. Esto que no se haga ninguna acta. El no quiso que
se asiente el acta ahí. Y así, nosotros como
somos gente humilde, gente trabajo creímos en su palabra
del comandante, pensó que estaba hablando bien. Pero,
de ahí empezó, al día siguiente todos
los días, vigilancia de mi casa, con radios transmisores,
con lentes oscuros.
Ya viendo eso mi hijo pidió garantía a la Prefectura
del Callao. Mandó su solicitud al Rectorado de la Universidad
haciendo saber el allanamiento de la casa. La amenaza de muerte.
Pero todo eso, fue en vano, no le hicieron caso. De esa fecha
yo tengo una pequeña negocio que es venta de comida,
yo trabajo duro y pareja ahí. Mis clientes lo que llegaban,
le seguían, mi familia que venía, le seguían.
Total, eso temorizado varios mis clientes se fueron. Me abandonaron,
unos cuantos me dieron valor, me dijo: tú sigue luchando
hija. No te dominas, tienes además tus hijos, ¿qué va
a pasar si algo te pasa a ti?, si tú no te pones ferte.
Y así, yo seguía luchando. Hasta el cinco de
octubre mi hijo, salió de la casa a las cinco de la
tarde, tomó su lonche, me abrazó fuerte y me
dijo: mamita, ya vengo. Yo guardé su comida. Como yo
trabajo duro, tanto me abría quedado dormido que yo
no sentí lo que él no ha llegado. Al día
siguiente bajo, abajo, mis puertas veo sin llave, le dije ¿qué ha
pasado?, ¿por qué se han olvidado los chicos?
Entro a la cocina, veo su comida que está ahí.
Me voy corriendo a mi esposo, le digo. Martín no ha
llegado. Mi esposo me dice: ya se lo comieron ya.
Agueytamos
por la ventana, estaba llenecito de carros militares de la
Marina, del DINCOTE, todo en la avenida jirón
Pacífico, que llega avenida Argentina. Pero ¿qué pasa?,
ellos voltearon media cuadra a mi casa y lentamente voltearon
por ahí mismo, vuelta para ir a jirón Pacífico.
Seguramente, que ahí ya tuvieron a mi hijo. Como hacer
despedirlo lo pasaron por ahí.
Por eso yo señores Comisión de la Verdad, a
este señor gobierno Alejandro, que un poquito que ponga
en su corazón, nosotros con Fujimori, con Montesinos,
no podíamos ni abrir la boca. Con este gobierno yo quisiera
que algo haga pa nosotros, señor Ministro de Justicia,
escúchanos por favor. Nosotros pedimos justicia, que
haiga sanción pa los criminales, para esos culpables.
Todos los vecinos me marginaron a mí, me dieron espalda,
me dijeron ese es terruco, por eso su hijo lo han desaparecido.
Algunos me dieron valor, algunos me dieron fuerza para yo seguir
luchando. Eso es todo señor, no puedo más avanzar.
Todo lo dicho por mi señora es previo secuestro. Desde
la fecha del cinco de octubre que lo secuestran, primeramente
tuve que rebuscar todos los hospitales, centros de salud, morgues,
puestos policiales. Al no hallar en ningún lado, tuve
que ir a la Prefectura, al DINCOTE, a averiguar. Porque me
decían de repente esta por acusado por terrorismo. Pero,
ningún día de lo que fui, no estaba en la relación,
nadie me dijo que sí se encontraba. Por lo tanto, me
fui obligado de ir a denunciar a la, al Fiscal Especial, donde
el señor Clodomiro Chávez, que Dios, que en paz
descanse.
Después da hacer las investigaciones difirió el
caso al fiscal de turno del Callao y el señor cumpliendo
su obligación, su trabajo, muy bien lo hizo. Hizo comparecer
a todos los implicados, tomó la manifestación
y remitió al Tercer Juzgado en lo Penal, pidiendo orden
de detención para los implicados. Pero, lamentablemente
después sufrió represalias. Viendo eso el juez
en lo penal, ya a regañadientes, por exigencia, cumplió las
diligencias y en una oportunidad de frente me dijo: ¿qué quieres
que haga contra el máximo Servicio de Inteligencia?
Y pasó a la Corte Superior, la orden de comparecencia,
orden de detención lo cambiaron por orden de comparecencia.
Y muchos de ellos ni siquiera comparecieron. Del Corte Suprema,
tuve que apelar cuando fallaron a favor de los militares, a
la Corte Suprema de Lima. También lo confirmaron lo
mismo. Y hice las denuncias a organismos internacionales. Menos
mal, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
sacó una resolución, entendió tal y conforme
como lo habíamos denunciado, porque ellos con sus representantes
hicieron las respectivas investigaciones.
Y a continuación, tuve que acudir también, con
la ayuda, todo eso, esos trámites lo hice gracias a
la ayuda de Aprodeh, que fue el único institución
que todo el tiempo me dio moral, me dio en la medida de sus
posibilidades, la ayuda más por los demás siempre
vi la indiferencia, la incomprensión y así, aquí estamos
para, diciendo la verdad y está plasmado en los documentos
seguidos en el proceso y pido pues al actual gobierno que haga
lo posible para que éste caso tan cruel no quede impune.
Porque las secuelas de este tipo de crueldad, crimen si nombre
es demasiado para una persona.
Porque todo lo que arrasa, todo,
prácticamente nos
deja semi muerto porque en lo económico, en lo moral,
en todo sentido, totalmente destruido. Entonces, el gobierno
debe hacer lo posible en todo estos casos de graves violaciones
de derechos humanos, de lesa humanidad. Tratar de llegar, de
auxiliar oportunamente, antes que esa persona se muere. O antes
que llega a un extremo de que nadie lo puede remediar. Ese
es la invocación que hago al actual gobierno. Y en cuanto
a ustedes señores de la Comisión de la Verdad,
yo pienso que será excelente la labor de ustedes en
la medida de que traigan en cada uno de los casos, nuevos aportes
para el Poder Judicial.
En la medida que las sugerencias que
ustedes puedan hacer al gobierno central, sea ejecutado por
el gobierno. Y agradezco
también a la nuevamente, a la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, a Aprodeh, Comisión Interamericana
de Derechos Humanos como organismo internacional, quienes se
preocuparon por nosotros. Y Aprodeh como organismo que está en
Perú, también estuvo al lado de nosotros, más
el gobierno hasta ahora en ningún sentido no se ha hecho
presente ante el dolor y la tragedia que vivimos. No sólo
yo, sino miles detrás de miles. Prácticamente
la mitad del país está profundamente sangrante,
herido y que la única forma de poder curar es eso, con
la sinceridad, llegando y tratando de ayudar y con la justicia
promovido por el gobierno. Que podamos alcanzar y la sanción
por los culpables.
En ese momento, recién podemos decir que si hay hombres
valientes, no dudo son cobardes ni son malos, hay otros que
están luchando por el bien y hemos alcanzado y podemos
morir en paz. De lo contrario, moriremos renegando con el odio
y la impotencia. Muchas gracias.
Hay otro caso de secuestro
que está íntimamente
ligado al secuestro de mi hijo, a raíz de lo que secuestran
a mi hijo, yo voy a la universidad a pedir colaboración,
ayuda. Y la mayoría demostró su indiferencia
como el rector, que jamás contestó ningún
documento a mi hijo y nunca hizo nada. Pero, algunos alumnos
si se solidarizaron conmigo y tal es así que uno de
ellos con Keneth Anzualdo, que es hijo del señor que
está acá, me acompañó a Aprodeh
para dar su manifestación. Para decir lo que sabía.
Que era el último haberlo visto a mi hijo con vida.
Y entonces, también él estaba dispuesto a ir
a la Fiscalía a decir lo que sabía. Pero, lamentablemente
antes que vaya a declarar el dieciseis de diciembre, también
lo secuestraron a él. Y entonces, le cedo la palabra
a su papá de Keneth Anzualdo.
Buenas noches, con todos,
señor presidente de la Comisión
de la Verdad y Reconciliación y los acompañantes.
El quién habla es Félix Anzualdo Vicuña,
natural de la provincia de Bolognesi, departamento de Ancash.
Soy padre de Keneth Ney Anzualdo Castro, desaparecido el dieciseis
de diciembre de mil novecientos noventitrés.
Cuando
realizaba sus estudios, Ciencias Económicas,
en la facultad, en la Universidad Técnica del Callao.
El fue un estudiante dedicado a sus estudios, un colaborador
de la casa. Pero, el ocho de octubre de mil novecientos noventiuno,
fue detenido por DINCOTE, donde permaneció quince días
bajo exhaustivas investigaciones. Concluyeron las investigaciones,
salió libre, no se les encontró ningún
antecedente vinculado a la subversión.
Desde esa fecha
hizo su vida normal, ordenada, viajó a
distintas partes en el interior del país. Como ejemplo,
puedo poner al departamento de Amazonas, porque visitaba a
sus familiares porque de allí es la mamá. Yo
soy de Ancash, de igual manera tenemos nuestra casa ahí,
también ha ido a vivir. Ha viajado a Cusco y a Puno,
cuando se realizaba el congreso de estudiantes de las Ciencias
Económicas. Y ha participado. Una vida normal, tranquilo.
Hasta que la fecha fatídica, le llegó el dieciseis
de diciembre. Pero esto ocurre, netamente . Ese día
salió de mi casa, con dirección a la universidad,
en la universidad permaneció hasta las ocho cuarenticinco,
es decir la hora de salida de mi casa fue a las cuatro de la
tarde. A las ocho cuarenticinco, acompañado de varios
colegas que vieron salir, vinieron hacia la avenida Santa Rosa,
en compañía de Milagros Olivera Sualpa, Jimy
Torres, Luz Suárez Huallpa, quiénes lo vieron
subir al ómnibus de la línea 19B de placa IU-3738,
conducido por el chofer Agustín Cristóbal Alvarado
Santos.
Al realizar las investigaciones, cuando no llegó a
la casa. Hemos investigado personalmente. Entonces, nos vimos
precisar ¿de onde?, ¿quiénes le acompañaron
en la universidad? Y ellos nos manifestaron que tal hora salió.
En vista de eso nos hemos visto obligados a esperar la llegada
de los ómnibus durante todo un día. En eso hemos
encontrado dos casos que hubieron, uno en la avenida Méjico
y otro en la avenida Santa Rosa. El de Méjico, subieron,
lo detuvieron al ómnibus y subieron los policías
para pedir documentos.
Pero, en cambio el de Santa Rosa fue
interceptado. Es así que
el chofer nos manifestó claramente de que, efectivamente
al frente de la universidad, subió un estudiante, después
de un paradero subió un par de parejas de enamorados.
Ellos vinieron entonces, la intercepción se produce
en la avenida Santa Rosa, para voltear a la avenida La Paz.
Se inter pone un automóvil, color celeste, bajan tres
individuos identificándose que son policías pero
de vestido civil y tipo militar. Suben al ómnibus, bajan
los tres pasajeros que había y a uno de ellos lo hacen
subir al automóvil. Y parten rumbo desconocido.
En vista
que esa noche no ha llegado a la casa, nos hemos puesto en
zozobra porque él era tan responsable, si
iba con sus amigos, siempre nos llamaba telefónicamente.
Decía : bueno papá, me voy quedar, estoy en la
casa de fulano de tal, mañana temprano voy a estar porque
es un poquito, altas horas de la noche, me puede pasar cualquiera
cosa. Magnífico, le autorizaba y hacía, así.
Y nosotros hemos pensado que hasta el día siguiente,
me imagino que ha sido así. Pero ya, ya porque él
estaba a las siete o seis de la mañana por más
tardar. Como no ha llegado hasta las diez, once, doce. Ya nos
hemos puesto en zozobra, ¿qué ha pasado? Hemos
comenzado a investigar. A buscar, en lo que hemos puesto primero
por investigar. Hemos ido a la universidad, ahí donde
nos manifestaron, nos hemos ido a la partida del ómnibus
y nos informaron ahí.
Claro, está demostrado que ese día lo detectaron
a mi hijo, lo han cuestrado. Más el conductor manifestó,
claramente se daba cuenta de que él se dio cuenta que
un automóvil celeste le seguía. Entonces, él
dijo no, tal vez me van a asaltar, algo me va a producir. Y
se dio claramente, también nos repitió, nos dijo:
subieron un par de enamorados y un estudiante. Al escuchar
ese comentario, esa manifestante, lo que nos ha dicho el señor
Cristóbal, nos hemos puesto íntegramente a buscar,
hemos visitado a todas las dependencias policiales, tarde y
mañana.
Hemos ido a los hospitales, no hemos descuidado,
hemos visitado a la morgue, pensando que en algún accidente ha sufrido,
o pueden haberle matado. Hemos ido a todos los hospitales,
hemos ido a la morgue, hemos comenzado visitar todos, todo
una semana de cinco o seis días nos ha durado eso. En
esas circunstancias alguien me dijo que efectivamente hay detenidos
en la Prefectura del Callao. Entonces, con la misma me he conducido
a la Prefectura del Callao.
En la Prefectura del Callao, encontré a un comandante
que me atendió, ¿qué desea usted señor?,
yo vengo por este asunto. Llevé una fotografía,
le dije fulano de tal, se que hay detenidos por acá,
comandante haga el favor de informar suplicándolo. Entonces, él
inmediatamente llamó a un policía. Anda investiga
al señor, el señor está solicitando este
y acompaña hasta la puerta. El policía regresó que
no encuentro nada. Entonces, el comandante me dice: ¿qué tiempo
hace que no llega a su casa? Le dije: casi son seis días
que estamos buscando y no sabemos nada.
Entonces el comandante
me sugerió él, porque
yo no sabía más, señorita. Nunca he ocupado
la justicia. Me dijo: usted tiene que hacer la denuncia ante
la Fiscalía correspondiente del Callao, porque ese es
un delito. Pueden haberle matado, lo han secuestrado o pasa
cualquier cosa. Inmediatamente usted constituyese, presenta
la denuncia. Pero para estas cositas hay me dijo: hay una asociación
Pro Derechos Humanos, que colabora, asesora y orienta. Te puede
orientar él mejor que yo ¿Dónde queda
doctor?, por favor le dije. Ese queda en distrito de Jesús
María, en la avenida o jirón Pachacutec.
Es así, que esa misma tarde me he aproximado a la oficina
de Aprodeh. El primer contacto que tuve ahí fue con
el periodista Rubén Trujillo Mejía. Cuando le
expliqué él me dijo, pero sí este señor
ha estado aquí, días antes acompañando
al padre de martín Roca, recién supe que el señora
había sido su padre, de martín Roca. En vista
de eso, nos hemos puesto de acuerdo aquí. Entonces,
supo que es exacta la conclusión del secuestro se produjo
con el auto celeste.
Sabedor de eso, nosotros hemos ya hecho
las investigaciones, hemos solicitado por todas partes queriendo
solucionar o mejor
yo buscar. En esas circunstancias, nos hemos visto contactados
por un señor que se llama Sebastián Miranda Díaz,
quién nos ha, nos manifestó de que es posible
conseguir ¿no?, ¿cómo ha quedado su hijo?,
y ¿dónde lo puede encontrar?, porque las personas
que lo han secuestrado deben explicarle, si lo han matado,
que lo han matado, si lo han...o si lo han detenido. Pero,
por ese asunto ya le expliqué a él también,
que todo una semana nos hemos pasado buscando.
Entonces, él me ofreció vamos a investigarlo,
yo le ofrezco. Y así por estilo hemos buscado otras
personas en forma particular quiénes han colaborado,
quiénes desinteresadamente. Es así que he presentado
mi solicitud a, pidiendo Habeas Corpus he presentado al cuerpo
de paz. He presentado al congreso y a todas la instituciones
habidas y por haber. En esas circunstancias el señor
Sebastián me dice, vamos a investigar, deme un tiempo
prudencial, porque he rescatado de varios con la intervención
del padre o del monseñor Vargas Alzamora. Magnífico.
Después de varios días de investigación él
regresa y me dice: es posible que se va conseguir pero necesitábamos
según el informe que me han dicho, se necesita de una
cantidad económica y la intervención de una persona
de alto nivel. Con esas manifestaciones, nos hemos puesto a
pensar, a meditar, ¿quiénes pueden ser de alto
nivel para que pueda conversar con el señor Presidente
de la República que es el jefe supremo de las Fuerzas
Armadas y Fuerzas Policiales. El señor me ha acompañado
en todas partes.
Es así, hemos visto por conveniente presentar dos personas,
el padre Huber Lancier, que es representante del Presidente
de la República en los casos, excesos o en las investigaciones
que se han producido. Eso me informó él. En ese
transcurso de tiempo, hemos presentado la carta al monseñor
Vargas Alzamora, explicándole, suplicándole su
intervención porque sabíamos o sabía que
estaba detenido en los cuarteles de la Marina.
En esas circunstancias
presenté nuestra carta al monseñor
después de varios días, hemos ido para ver el
resultado pero el monseñor Vargas Alzamora, lo derivó al
monseñor Ricardo Durán, porque el asalto o los
secuestros se produjo en el Callao. Que lo vea él. Pero
el señor o el padre Ricardo Durán lo derivó a
su secretaria y no conseguimos, nada. Fuimos a reclamar, fui
personalmente, me dijo: yo soy una secretaria ad honor, ¿qué puedo
hacer señor si yo no sé nada de estas cosas?
Ese primer fracaso que tuvimos, perdimos la fe.
En esas circunstancias
nos reanimamos. Vuelta nos dirigimos ante el padre Huber Lancier,
que era el representante del Presidente
de la República. Hemos solicitado una entrevista personal
antes de pedirle una carta nos hemos dirigido, nos ha recibido
muy amable, hemos conversado, hemos dialogado. Ahí es
lo que dijo el padre Huber Lancier ¿Cómo tú puedes
afirmar que esta detenido en los cuarteles de la Marina?, he
hablado personalmente con el Fiscal Suplente y él me
lo ha dicho que lo ha visto. Y me lo ha manifestado que se
necesita un personal que intervenga alto nivel para que pueda
conversar con el señor Presidente de la República
y se puede conseguir.
Magnífico, al escuchar esa palabra el padre Lancier
me accedió, que va hacer un trabajo de investigación.
Es posible que vamos hacer, hoy si vamos a hacer. Entonces,
le dijimos: padre para que tenga mayor valor, le presentaremos
una carta. A mí no me dijo, eso no vale para nada. Tienen
que dirigirse al Presidente de la República, pidiendo
así como están explicando y con todos esos casos.
Y es así que nosotros hemos presentado una carta al
señor Presidente de la República para que intervenga.
Para que de su mejor dicho, personalmente, para que ingresara
a la Marina de Guerra.
Pero, vuelta de tres días regresamos y el padre Huber
me dijo entonces, sí la carta ya me había venido
con una nota porque yo soy su delegado. Hoy sí voy a
ingresar, voy a saber efectivamente si está ahí o
no. Deme un tiempo prudencial. Magnifico. Un tiempo prudencial,
pedimos, ¿qué tiempo más o menos padre?,
ya pues unos diez, doce días deme. Voy a programar bonito
para ingresar.
Dentro de eso, ha viajado, se ha presentado,
ha conversado con los del Servicio de Inteligencia, pero todos
se cerraron,
no sabemos nada de esta cosa y no se puede ingresar usted,
padre. El resultado, igualito. Entonces, con las manifestaciones,
con lo que se le ha investigado, no tenemos ninguna evidencia
que dice pues, esta es tal cosa como en el caso del señor
Martín Roca.
Mi hijo es secuestrado netamente por haber
cometido el error de acompañarlo a él, porque en todo ha sido normal
su vida. Nunca ha tenido más problema que de esa vez
tuvo. Y lo secuestran porque él ha aceptado mejor dicho
para ir a la Tercera Fiscalía a presentar su testimonio
en las circunstancias, en los últimos días que
lo vio a Martín Roca en vivo. Y lo secuestran, el secuestro
se produce dos días antes, antes que vaya a la Fiscalía.
Entonces, está comprobado pues señores que la
intervención es del Servicio de Inteligencia.
No hay
más otra evidencia que tenemos nosotros. Esas
son las cosas verídicas, dónde de la fecha que
salió de mi casa al no retornar. La verdad mi familia
ha quedado arruinado por completamente, porque la, es muy grande
la añoranza, la impotencia, la desesperación.
Las fechas de Navidad, el Día de la Madre, el Día
del Padre, hemos perdido. Más grande es la ausencia,
más grande es la desdicha, el sentimiento crece día
a día, como sino pudiéramos hacer nada, el martirio
es constante si esta vivo o si está muerto. Si está vivo
no sabemos ¿qué ha pasado?, y si está muerto,
se llora, se consuela, sabe que está bien. Pero no saber
nada, lo peor, es perder la fe, la esperanza de encontrar la
justicia. No hay otro cosa que podemos seguir. La única
interrogante que nos queda es ¿qué debo hacer
para encontrar justicia?, la respuesta creo lo tendrán
pues aquellos que nos administran la justicia.
Pedía al personal que investiga, que vea, que se haga
una investigación exhaustiva justa, ¿qué es
lo que pasó?, ¿qué es lo que sucedió?
Esta bien a la persona que cometió error, que se le
juzga, sí se le comprueba, aunque sea que se le fusila
pero no como cualquier animal, como cualquier cosa, le secuestra
y se desaparece. Por eso señores yo pienso, esta roncha
de látigo que se levanta, no se borrará y la
llaga sembrada en el corazón de cada uno de estas personas
que hemos sufrido, no creo que cicatrice así nomás.
Muchas gracias.
Señores miembros de la Comisión de la Verdad,
respetable público, me llamo Juana Martha Paéz
Warthon de Malpartida, soy profesora de historia, egresada
de la Universidad Católica. Junto a mi esposo formamos
un hogar cristiano, donde educamos a mis tres hijos, maravillosos
hijos. Desde pequeños les inculcamos el respeto por
la vida, valores e ideales, el respeto por los derechos humanos,
el amor por la justicia, el amor por los necesitados. Nuestra
vida transcurrió tranquila, pero en mil novecientos
ochentitrés, la primera tragedia golpeó mi vida.
Durante un paseo que la YMCA, de la que éramos socios
realizó se ahogó mi pequeño Manolito de
seis años, nunca logramos justicia. Con ayuda psicológica
pudimos salir adelante. Pero, en mil novecientos ochentinueve,
la vida nos depararía la más grande tragedia
de mi vida, el brutal asesinato de mi amado hijo José Abel
Malpartida Paéz, de veinte años, estudiante universitario.
Este es el motivo por el que quiero presentar mi testimonio
ante ustedes señores miembros de la Comisión
de la Verdad.
Mi hijo, era un estudiante extraordinario, era
un muchacho alegre, amoroso, tenía sensibilidad social. Al concluir
sus estudios secundarios se preparó en la academia Trener
y posteriormente ingresó a la Universidad Católica, él
quería estudiar ingeniería industrial. En mil
novecientos ochentinueve, mi hijo decidió cambiar de
programa. Empezó a estudiar inglés en la Católica
y postuló a la Universidad de San Marcos, al programa
de geología, se preparó durante varios meses
y en el mes de junio, ingresó en el puesto número
once. Realmente obtuvo un puntaje muy alto, en ese programa
de San Marcos.
Mi hijo y yo salíamos juntos por las mañanas,
yo le dejaba en la Universidad Católica y yo continuaba
mi trabajo, que era en el Colegio La Unión. Y en las
noches trabajaba yo en el Colegio Micaela Bastidas, mi hijo
me recogía todas las noches a las nueve y treinta. Pero
el día veintiseis de julio del ochentinueve, mi hijo
no llegó a recogerme. Yo me fui preocupada a mi casa
y cuando llegué tampoco se encontraba. Empecé a
llamar a mis familiares y amigos, pero nadie sabía nada.
Al día siguiente, temprano salimos mi esposo y yo,
a los hospitales y dependencias policiales, pero no se encontraba
en ningún lugar. El día veintiocho de julio,
mi hijo Jaime, bajó por el diario La República.
Y como no regresaba mi esposo y yo fuimos a buscarle. Y le
encontramos con el diario La República en las manos.
Con la mirada perdida. Yo me acerqué y vi la más
terrible foto que jamás pude imaginar. La cabeza cercenada
de mi hijo, nos dirigimos a la morgue, mi esposo y yo. No nos
dejaron entrar y nos trataron con mucha prepotencia. Pero yo
a la fuerza logré entrar a la morgue. Había muchísimos
cadáveres diseminados en el suelo y diferentes sitios.
Habían niños quemados. Era un espectáculo
dantesco.
Y en eso, miré el piso y estaba tirada la cabeza de
mi hijo. Corrí y la tomé entre mis manos y la
besé...y empecé a llorar. La mujer que estaba
en la morgue, me empezó a gritar y dijo que me sacaran.
Y un empleado me sacó. Mi esposo me ayudó a salir
y perdí el conocimiento. Todo ello, me parecía
la más espantosa pesadilla. Me parecía tan irreal
lo que estaba viviendo. Era realmente increíble. Lo
que vi en la morgue aquel veintiseis, veintiocho de julio,
perdón de mil novecientos ochentinueve, quedará para
siempre en mi memoria.
En las investigaciones posteriores,
supimos que mi hijo y otro alumno de la Universidad Católica, habían
sido detenidos, secuestrados y asesinados. Se les amarró con
soguillas a la altura del tórax, estando con vida, se
les colocó cargas de un explosivo llamado "C cuatro" o "gelicnita",
de exclusivo uso militar. Los restos de mi hijo y de Alberto
Alvarez, quedaron esparcidos en un radio de trescientos metros.
Tanta azaña, brutalidad y sadismo, sólo podía
ser producto de los agentes del Grupo Rodrigo Franco.
Los diarios
publicaron muchos artículos sobre el caso,
en algunos se sostenía que mi hijo había sido
detenido en una casa en San Martín de Porres. Otros
diarios, sostenían que lo habían detenido en
la avenida Industrial, del mismo distrito. Pero hasta el día
de hoy, yo no sé la verdad. Hasta el día de hoy
yo no sé las circunstancias en que mi hijo fue detenido.
Yo no sé, ¿por qué apareció su
cuerpo dinamitado en San Bartolo?, en el kilómetro cincuentiuno
de la Panamericana Sur. Hay tantas preguntas sin respuesta.
Hay muchas contradicciones en este caso, irregularidades, encubrimientos
y verdades a medias.
Mi esposo y yo, hicimos una campaña para saber la verdad
con ayuda de Aprodeh, y de algunos periodistas, puesto que
mi marido también es periodista. Pero, en el mes de
agosto recibí una amenaza telefónica, en la que
se me decía que si continuaba con las investigaciones
correría la misma suerte que mi hijo. Yo le conté esto
a un amigo que en aquel entonces era senador. Y él me
dijo: Martha, tienes que dejar el país, porque esta
gente no se anda con miramientos. Y realmente, la próxima
víctima serás tú. Así es como tuve
que salir rumbo a Suecia, país en el que radico desde
hace doce años. Y que me acogió inmediatamente.
Los primeros años fueron muy duros, lejos de mi patria,
lejos de mi familia, lejos de mi entorno, sin mi idioma, sin
profesión. A consecuencia de todo ello, caemos en una
fuerte depresión y recibimos tratamiento psiquiátrico.
Actualmente, seguimos nosotros consumiendo anti depresivos.
Pero, el único hijo que me queda con vida, mi hijo Jaime,
no ha podido resistir tanto sufrimiento, ha quedado muy dañado
y actualmente recibe tratamiento psiquiátrico.
Yo trabajo
en este momento como profesora en Suecia y soy voluntaria de
la Cruz Roja. Estando en Suecia me enteré que
con fecha veintinueve de enero de mil novecientos noventa el
entonces Ministro del Interior, Mantilla, envió un dossier
al doctor Javier Diez Canseco, quién solicitaba información
acerca del hallazgo del cadáver de mi hijo en San Bartolo
y en uno de los partes de dicho dossier, se reconoce que mi
hijo no se le hizo el examen de medicina forense, ni balística,
ni toxicológico, ni biológico, ni la prueba de
parafina y tampoco se entregó el protocolo de necropsia.
En ese mismo dossier, hay otro parte de la División
de Identificación Policial, que informó que mi
hijo no registraba antecedentes policiales. En la foja de información
número doce trenticinco de la Dirsec, acerca de las
referencias político sociales de mi hijo, el resultado
fue negativo. Mantilla envió datos sobre la causa de
la muerte de mi hijo, pero no envió ninguna información
sobre los hechos y circunstancias en que fue detenido y asesinado.
El veintiseis de febrero de mil novecientos noventiuno, el
Fiscal Provincial de Lima, César Girado Zegarra, dispone
archivar definitivamente el caso de mi hijo. Basándose
en burdas presunciones. Sosteniendo que mi hijo y Alberto Alvarez,
murieron cuando manipulaban un artefacto explosivo.
Pero qué irónico, realmente ¿Cómo
pudo mi hijo y Alvarez haber manipulado un artefacto explosivo
cuando ellos fueron amarrados del tórax con unas sogas?,
y para asesinarlos, se utilizó "gelicnita" o "C
cuatro". Tanta falsedad, es grotesca realmente. Y sin
embargo, se sobreselló el caso. Señores miembros
de la Comisión de la Verdad, tengo fe en la justicia.
Y durante estos doce años que viví prácticamente
en el destierro, estuve aferrada a la idea y a la esperanza
de que en algún momento las cosas iban a cambiar en
el Perú.
Yo siempre tuve la esperanza de que se instalaría la
Comisión de la Verdad. Día a día, minuto
a minuto, esperé ello. Ha llegado el momento y solicito
a ustedes que se investigue y esclarezca el caso de mi adorado
hijo José Abel Malpartida Paéz, asesinado en
la flor de la vida, siendo víctima de la violencia demente
del Comando Rodrigo Franco. Que respondan por este crimen,
el ex ministro Mantilla y Alan García Pérez.
Quise dejar mi testimonio, como madre y como ciudadana, siento
que es mi deber moral el contar lo que le tocó vivir
a mi familia y a mí. Ojalá que en el futuro,
no vuelva a repetirse la sistemática violación
de los Derechos Humanos en el Perú, que no quede impune
el crimen perpetrado contra mi hijo, que los asesinos respondan
ante la justicia, puesto para que haya perdón, tiene
que haber primero un mea culpa. No puede haber reconciliación
sin justicia, ni paz sin justicia. Por ello deposito mi confianza
plena en ustedes y creo que no nos defraudarán. Muchas
gracias
Es muy difícil tratar de encontrar
palabras de consuelo...sin embargo, creo que todavía
en el país tenemos
una gran oportunidad histórica de poder realmente
conocer la verdad de todo lo que sucedió y encontrar
la justicia. Haremos todo lo posible y sólo recordar
a los peruanos que casi el cincuenta por ciento de las víctimas
de estos veinte años de violencia política
que vivimos, son jóvenes, han sido jóvenes.
Nosotros vamos a tener una, seguramente una audiencia especial
para tratar lo que fue, lo que le pasó a los jóvenes
y lo que le pasó a los jóvenes universitarios.
Nos parece importante recordar y que fue la política
en ese momento y ¿qué pasó con la política
en el país?, que llegó a matarnos entre nosotros.
Les agradezco muchísimo sus testimonios y que son de
un gran valor para nosotros y de un gran valor para todos los
que hemos escuchado y expresarle nuestros sentimientos y acompañarlos
en ese dolor que nos han expresado. Gracias.
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