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Segunda Sesión, 8 de agosto de 2002

Caso 12. Testimonio del señor Eudocio Jamanca Canta
y la señora Mileiva Bazán Rodríguez

Salomón Lerner:
Invitamos al señor Eudocio Jamanca Canta y a la señora Mileiva Bazán Rodríguez, se aproximen para brindar su testimonio. Los señores testimoniantes van a relatarnos como Antonio Bazán pariente junto con catorce personas según ellos fueron detenidos y asesinados en los caserío de Bambú por efectivos del ejército. Entre las víctimas se encontraban cuatro niños, los cuerpos fueron encontrados con evidentes signos de tortura. Ruego a los señores testigos que se pongan de pie y también a los asistentes.
Señor Eudocio Jamanca Canta, señora Mileiva Bazán Rodríguez, ustedes ahora van a brindar su testimonio ante la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Lo van a hacer también a través nuestro ante el país. Prometen solemnemente hacer esta declaración con honestidad, con buena fe y decirnos sólo la verdad sobre los hechos que van a narrarnos.

Sí, juro.

Muchas gracias, tomen asiento.

Humberto Lay:
Señora Mileiva Bazán, señor Eudocio Jamanca, la comisión les da su cordial bienvenida, nosotros estamos convencidos que ustedes vienen a contarnos su experiencia sobre los lamentables hechos que experimentaron. Pensamos también que vienen libre y voluntariamente a dar su testimonio con la confianza del caso y la seguridad de que los vamos a escuchar narren la historia que quieren contarnos.

Mileiva Bazán:
Señores comisionados, público en general tengan muy buenas tardes. Nosotros éramos una familia muy unida, mi papá se dedicaba a la agricultura, lo poco que dejaba la chacra solventaba su hogar. En la ciudad de Aucayacu habían muchas matanzas, abusos, violaciones por parte del ejército.
Mi papá, frecuentaba la chacra, como él no tenía, no estaba ni con Sendero, ni con el ejército, él era neutral. En la ciudad de Aucayacu hubo muchos muertos, desaparecidos, como casos de torturas que muchos de ellos nunca han sido denunciados.
Un nueve de marzo de mil novecientos noventidos, mi papá Antonio Bazán y mi hermanito Antonio Bazán Rodríguez y mi primo Jeremías López y su amiguito Mirtha Jamanca, salieron a las seis de la mañana el día lunes para la chacra, con catorce personas en total, de los cuales diez adultos y cuatro niños. En el transcurso del camino que se iban para la chacra, en el caserío de Bambú, un morador del caserío lo llamó y mi papá atracó. En esto que esta salvo aquí, sale el ejército, con los comandos especiales.
Y al día siguiente, diez de marzo baja el bote lleno de sangre, nosotros los familiares nos imaginamos lo peor. Que ya regresaban sin vida. Entonces, nosotros fuimos a pedir garantías al ejército para poder irnos a la chacra y no nos dieron garantías. Dijeron que eran terroristas pero eso era falso. Entonces, el día miércoles como mi papá era una persona muy conocida por los pobladores se juntaron en cinco botes y salieron y eso les va a explicar mejor el señor Jamanca.

Eudocio Jamanca:
Señores de la comisión disculpe, tal vez un poco, yo no soy [..], yo quiero contarles la historia que pasó. Muchas veces, muchas veces así fuera los cadáveres hallados en ese sitio. Y uno de ellos es mi hijo, que es pequeño. Si alguien quiere tomar de grabarlo, es muy triste la historia que me pasó en ese mes durante mi vida, que he tenido sin su lugar. Como semos una familia pobre, a mis hijos siempre les he tenido trabajando en diferentes sitios, que se ganaban el pan del día y fue un día fatal, que aquel día perdí mi hijo, por las manos del ejército. Cayeron presos como ella dice, en el bote ese que llevaban, cayeron presos y fueron asesinados vilmente. No sólo ellos.
Cuando nosotros obvio personalmente me dirigí al lugar de los hechos a recoger los restos que habían quedado. Entonces, nos dimos la sorpresa señor de encontrar tantos muertos y yo y mi hija y más amigos hemos ido a buscar. Entonces comenzamos a buscar , yo por otro lado y mi hija por otro lado. Y nos dimos con la sorpresa que mi hija la encuentro al otro lado, yo me iba así contando los muertos, yo conté dieciocho muertos. Más de lo que había llevado el bote.
Y saqué mi hijo entonces, con una, hemos entrado como si estaríamos robando o estaríamos, ya que vienen a matarnos. Yo agarré mi hijo, envolví con una manta que tenía y cargando me le saqué del bote. Quería bajarme pero ahí me animaron los restos que estaban ahí los amigos, que teníamos que sacar el resto de los cadáveres. Ahí comenzamos a buscar señor, el resto.
Parece mentira que no se le puede creer, le han echado gasolina, le han incendiado el cuerpo de su papá de ella, de su hermano, de su primo. De mi hijo no ha sido quemado. Sólo matado, pero de ellos si les ha encontrado así. Le hemos sacado, le hemos traído y cuando llegamos al puerto, al pueblo habían amigos que comenzaron a filmar, una, un video, vino el ejército se las quitó hasta sus máquinas.
¿ Por qué habían hecho?, no se toma para enterrar, me dijeron que teníamos que poner una denuncia. Me fui al puesto de Guardia Civil, para poner una denuncia para poder enterrar mi difunto, para ir al Concejo a sentar la partida de defunción.
Entonces, me dijeron que si no voy hacer nada contra el gobierno, podrían atenderme, de caso contrario, no. Así fue la historia, es muy grande mi historia, lo que nos ha pasado. Quisiera, contándoles lo que me ha pasado y lo que he tenido mi vida en ese sentido tal vez me faltaría el tiempo y no quiero quitar más, lo único que quiero es que se juzguen a esos autoridades que han estado regida en ese tiempo, a este lado de la fecha del nueve al doce de marzo de mil novecientos noventidos y para aquel tiempo también había una base en Aucayacu, no sé, desconozco quién ha sido el quién ha dirigido ese, esa base.
Pero yo creo que si ustedes como buscan la Comisión de la Verdad, creo que podrían localizarle juzgándole quiénes han estado en ese frente. Señores de la verdad, a consecuencia de eso, yo quisiera decir si estoy obligado, mi señora se quedó enferma, traumada del corazón, que hasta ahora sufre. No podemos como recuperarnos de la pérdida que su hijo ha tenido. Algunas veces sale, otros dicen que recordar es vivir el momento, es lo que me está pasando a mí. Entonces, señores discúlpame que he derramado mis lágrimas ante ustedes, tal vez ante el mundo que me pueda ver.
Ese es todo y quiero señor que las violencias cesen en este lugar de Aucayacu, nuestra patria. Y para lo cual pediría que haiga alguna cosa mejor que son nuestro presidente, este señor pa que haiga un centro de trabajo, una rehabilitación señor mejor, para que no haiga estas violencias. Porque de acá vas a encontrar viviremos siempre dirá hoy, ya no hay violencia de terrorismo sino que hay violencia de rateros, asaltantes en el camino, no nos dejan, no nos dejan trabajar tranquilos. Tenemos un poco centavo, tal vez vamos a comprar algo, ya no tenemos para volver, ya que nos quitan señor. Tal vez con este denuncia que hago, tal vez me pueden marcar los que me van a ver o los que me están viendo señor. Es el único que les pido, no quiero quitarles más tiempo y discúlpeme señor. Gracias.

¿Algo tienes que aumentar?

Mileiva Bazán:
A consecuencia de las muertes de nuestros seres queridos mi mamá le afectó físicamente y psicológicamente, sufre mucho, no puede recuperarse de la pérdida de mi papá, mi hermano. Yo pido a la Comisión de la Verdad que se investigue el caso para que no vuelva a ocurrir.
Y clamo justicia, gracias.

Humberto Lay:
Don Eudocio, doña Mileiva, hemos escuchado con mucha atención su relato, en cada caso se trata de situaciones muy dolorosas, desgarradores cuadros son los que ustedes han tenido que soportar a raíz de esta increíble situación que lamentablemente se dio en el pasado. Estamos tomando nota de sus preocupaciones, de sus anhelos, a pesar de todo este dolor que han vivido. La Comisión de la Verdad, se solidariza con vuestro dolor, ojalá el camino que nos toca todavía recorrer en este proceso de la investigación, nos permita encontrar a los responsables de todos estos hechos.
Les agradecemos muchos por su presencia.

Mileiva Bazán:
Gracias.


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