Tema: “Dirigentes
y autoridades asesinados”
Segunda Sesión,
22 de mayo de 2002,
3 p.m. a 6:30 p.m.
CASO 15. Ricardo
Bohórquez Hernández
Vamos a presentar los dos últimos casos, los cuales
serán explicados brevemente y para ello cito en primer
lugar al señor Ricardo Bohórquez Hernández
para que preste su testimonio.
Por favor de pie. Señor Ricardo Bohórquez Hernández
formula usted promesa solemne de que su declaración
la hará con honestidad y buena fe y que por tanto expresará sólo
la verdad en relación a los hechos que vaya a narrar.
Sí.
Muchas gracias. Pueden tomar asiento.
Señor Ricardo Bohórquez Hernández, muy
buenas noches y muchas gracias por su disposición para
dar el testimonio que va a brindar no sólo a la comisión
de la verdad sino al público presente y a través
de los medios de comunicación social, a todo el país.
Es usted un sobreviviente de la violencia del senderismo y
por esa misma razón su testimonio es para la comisión
de la verdad de la más extraordinaria importancia.
Señor presidente de la Comisión de la Verdad
y Reconciliación, señor doctor Enrique Bernales,
señores comisionados, público presente tengan
ustedes muy buenas noches. En primer lugar…mi nombre
es Ricardo Guillermo Bohórquez Hernández, tengo
cincuentiocho (58) años, soy licenciado en educación,
especializado en lingüística y literatura.
Efectivamente
soy uno de los sobrevi…uno de los sobrevivientes
de la violencia subversiva y terrorista que ha padecido nuestra
provincia, la provincia de Huancayo, particularmente entre
1984 y 1990. Es importante hacer una breve referencia, una
descripción a como…a la manera como se desenvolvían
los habitantes y los ciudadanos de nuestra provincia hasta
el año de 1984.
La población desarrollaba normalmente sus actividades
agrícolas, pecuaria, mineras, comerciales hasta que
el fenómeno de la subversión y del terrorismo,
tanto de Sendero Luminoso como del Movimiento Revolucionario
Túpac Amaru parece desplazarse de la provincia de Huamanga
y el departamento de Ayacucho hacia la Provincia de Huancayo
y el departamento de Junín. Es necesario mencionar por
ejemplo que los crímenes selectivos, porque en nuestra
opinión la mayoría de ellos fueron selectivos
contra autoridades, contra funcionarios públicos, se
inician un veinticuatro (24) de Julio con la muerte de don
Saúl Muñoz Menacho, un distinguido alcalde de
Izquierda Unida y de cuyo…de cuyo municipio yo fui regidor.
Continúan estos crímenes selectivos que ensangrentaron
esta parte del territorio nacional con el asesinato de un distinguido
dirigente del partido aprista, don Abel Bonnet García,
que se desempeñaba como funcionario y como administrador
general de la universidad, y precisamente él es víctima
de un atentado mortal que le quita la vida en las inmediaciones
de su universidad, del local central de la Universidad Nacional
del Centro, y el ocho (8) de noviem…el ocho (8) de noviembre
de 1986 será otra militante del partido aprista, candidata
en mi lista, distinguida deportista, había integrado
la selección nacional de vóley, me estoy refiriendo
a la señora Angélica Quintana Salvador, ya elegida
prácticamente regidora porque iba en el número
siete (7) de la lista, pero nosotros consideramos de que el
año…un año realmente fatídico para
nuestra provincia fue el año de 1987. Primero será en
el mes de Marzo, el doctor Félix Ortega Arce, distinguido
médico, conocido popularmente como chaleco; había
sido alcalde, había sido diputado, y cuando lo mataron
el veintinueve (29) de Marzo era…presidente de
la Corporación Departamental de Desarrollo y estas muertes
van a continuar; será después, serán estudiantes
universitarios quienes serían asesinados en el campus
de la Universidad Nacional del Centro, dirigentes del partido
aprista, de la juventud, en todo caso de la Alianza Revolucionaria
Estudiantil, jóvenes promesas para el país como
Alcides Velásquez Castellares y Héctor Pérez
Moreno. Y estas muertes continuarán, estas muertes selectivas;
habrán ingenieros, médicos
- Muchas gracias, puede
tomar asiento.
- Dr. Ortega, solamente para reiterar lo que
decimos a todas las personas que han tenido la gentileza y
el valor de decidir
venir a dar un testimonio que es el agradecimiento a nombre
de todos los miembros de la Comisión y decirle que también
es para nosotros un motivo de satisfacción cerrar con
usted esta….esta ronda de entrevistas que han tenido
que ver con familiares de autoridades asesinadas porque, eehh,
su padre fue una figura señera, eh, de la democracia
en Huancayo. Muchísimas gracias y lo escuchamos.
- Señor presidente de la Comisión de la Verdad,
señores comisionados….
- Lo van a regular seguramente,
lo deben estar regulando….
- Señores comisionados…
- Espérese un ratito….espérese
un instante
- Un segundo, a ver prueba……¿Ahí está bien?
-
Muy bien, señores comisionados, quiero agradecer
la oportunidad que se me brinda el día de hoy, de estar
presente aquí, delante de ustedes, para poder expresar
el testimonio que me compete en relación a mi señor
padre, el doctor Félix Ortega Arce. Yo me llamo Félix
Ortega Álvarez, soy cirujano de profesión, profesor
universitario, tengo estudios de postgrado en los Estados Unidos
en transplante de órganos. Soy el hijo tercero de quien
fuera alcalde de Huancayo, presidente de la Corde Junín
y parlamentario aprista por Junín. Somos cuatros hermanos,
y quisiera antes de contar los hechos lamentables, lo que significan éstos
para Huancayo, para el Perú, para la familia, para los
apristas, quisiera mencionar algo de la vida de Félix
Ortega Arce, porque no se puede comprender el mensaje que quiero
dejar el día de hoy a todos ustedes si no somos capaces
de comprender a la persona, al médico, al político,
al ser humano.
Félix Ortega Arce fue un Mollano, no Huancaíno.
Molle es un pueblo que queda, aproximadamente, a 40 kilómetros
de Huancayo. Mi padre era una persona de cuna bastante humilde,
huérfano a los tres años de edad. Se crió en
Huancayo porque mi abuela lo trajo aquí, a esta ciudad,
en busca de un futuro mejor para la familia. En ese entonces
Huancayo, una ciudad bastante pobre, todavía una aldea,
no tenía comodidades para la gente y menos aún
para la gente modesta como Félix Ortega. Mi padre, sin
embargo, a pesar de los problemas, de las vicisitudes de la
vida, fue un estudiante ejemplar desde un, desde niño.
El ocupó en Santa Isabel, en ese colegio nacional tan
grande de Huancayo, y tan bueno también, los primeros
puestos en la primaria, en la secundaria. Fue brigadier de
su colegio e ingresó a San Marcos con premio a la excelencia
para ser médico en 1945. El se gradúa de médico
el año de 1957, ayudado por su hermano Teodoro, quien
no se casó para que Félix Ortega pudiera acabar
su carrera de médico. Cuando llegó a Huancayo,
hace aproximadamente 40 años, Félix Ortega por
esa capacidad humana, por esa capacidad como cirujano, como
profesional, fue rápidamente siendo querido por la población.
Muchos seguramente, de los presentes aquí en esta sala,
la gente que tiene algunos años debe recordar que allá por
1958, 60, 62, en la Calle Real, a pocas cuadras de este local,
en las tardes habían dos colas. Una cola para el cine
Real y otra cola, más grande tal vez, para atenderse
con el doctor Félix Ortega. Mucha de esa gente era,
sin embargo, la gente más pobre de Huancayo. Siempre
he escuchado hablar de médicos como los médicos
del pueblo, pero yo les digo con toda franqueza, que si alguien
en este país, en esta región, en esta ciudad
merece tener ese título….fue Félix Ortega
Arce. Yo no creo que exista una familia en Huancayo que no
haya tenido un miembro que haya sido su paciente. Yo no creo
que haya rincón en este Valle del Mantaro tan lejano,
al que Félix Ortega no haya llegado para atender un
paciente, muchas veces sin cobrar. Es por eso que se llamaba
el médico del pueblo. Pero quisiera hacer un paréntesis
y dejar a un lado la actividad profesional, humana de Félix
Ortega para verlo como padre, para verlo como ejemplo.
Yo les
comento a ustedes, señores, que si algo tengo
que recordar de mi padre es la capacidad de trabajo que tenía.
Si algo tengo que recordar de él es el optimismo que
siempre expresaba en su carácter. El tenía una
personalidad subyugante, era una persona alegre, recta, decisiones
firmes las hacía siempre pero también era cariñoso.
Siempre nos decía a los hijos que más importante
que el cargo público era la realización profesional
de la persona y personal. Y me decía: “Oye hijo,
nunca se vive de la política. La política es
simplemente una forma de servir al pueblo, pero no para servirse
de él. Ustedes tienen que estudiar, tienen que ser algo
en la vida para poder ser profesionales y poder valer por lo
que son y por lo que tienen, porque eso es intangible.” Félix
Ortega Arce era un padre que, a pesar de su trabajo tan intenso,
se daba tiempo para estar con los hijos y dedicarnos su tiempo
para ayudarnos a estudiar y hacer las cosas de la casa.
El año de 1966, el popular Chaleco, a quien llamábamos
así porque para su campaña a la Alcaldía
utilizó ese chaleco, ese traje típico y viril
del pueblo de Huancayo, fue un alcalde electo con una votación
altísima y fue un alcalde que tabajó al lado
de Ramiro Prialé, ese gran Huancaíno, ese insigne
hombre autor de la ley 14700, autor de esa ley que permitió que
Huancayo tenga las mejores obras que hoy día ustedes
pueden ver cuando paseen por la ciudad. Ramiro Prialé y
Félix Ortega y muchos apristas más, fueron autores
de la construcción del palacio municipal, de la oficina
de correos, del estadio de Huancayo, de la margen derecha de
la Iglesia de la Inmaculada y otras obras tantas. Esa labor
fructífera la hizo con el único afán de
ver crecer a la ciudad que le ayudó a ser médico
y ser un gran profesional. Cuando Félix Ortega dejó la
Alcaldía en 1966, 69 perdón, yo recuerdo que
era niño pero lo vi en los hombros de la gente cargando
un par de alforjas, un par de alforjas vacías que expresaban
de que él llegó a la Alcaldía sin nada
y se fue de la Alcaldía sin nada. Él, en 1972,
fundó la Clínica Ortega y hizo la institución
posiblemente al hospital privado más grande de la región
que hasta hoy persiste. El año 80 mi padre fue electo
diputado por el departamento de Junín en las filas del
APRA y en el 85 fue electo presidente de la corporación
de desarrollo nominado por el presidente Alan García.
Yo quisiera mencionar que la labor de parlamentario la hizo
también con mucho trabajo. Quisiera mencionar que la
labor de la corporación de desarrollo lo hizo al margen
de que tenía un trabajo empresarial bastante importante
y lo hizo por el partido aprista, por los ideales, por el pueblo
de Huancayo.
Félix Ortega Arce falleció en una circunstancia
bastante triste, en una circunstancia en la que el gobierno
del partido aprista todavía estaba en el apogeo. Él
no vio los problemas serios que vinieron después. Él
falleció un domingo 29 de marzo de 1987, después
de tomar desayuno en un restaurant del centro de la ciudad,
aproximadamente a las siete y treinta de la mañana. Él
salía del local, subía al automóvil y
fue abordado por ambos flancos, por el flanco derecho e izquierdo.
Recibió seis balazos, algunos en el abdomen, algunos
en el cuello, uno en el rostro y falleció en el camino
a la clínica, cuando era ayudado por un taxista.
Nosotros
estábamos en Lima, éramos estudiantes
casi todos excepto mi hermana que está a mi diestra
y naturalmente un choque como éstos causa muchísimo
dolor. Perder a una persona tan querida, tan amada es como
si a uno le quitaran parte de la vida. Pero, yo quiero decirles
a ustedes de que al margen del dolor profundo que la familia
ha sentido por esa muerte, también tuvimos la convicción
de que las cosas no se acababan allí. Nosotros supimos
y sabemos que tenemos que seguir adelante porque precisamente
el ejemplo que nos dejó en su actuar diario fue que
una persona jamás debe hundirse. Yo a mi padre, como
les dije, jamás lo vi hundido y por lo tanto los hijos
no podíamos estar hundidos. Nosotros, la familia Ortega
se unió más con la muerte de Chaleco. Decidimos
continuar su obra, decidimos continuar estudiando, decidimos
continuar superándonos personalmente y profesionalmente
para poderle darle algo más a nuestra población
siempre necesitada. Es por eso que lo que él dejó,
la clínica, esa institución tan grande que hasta
ahora persiste ha ido creciendo intensamente. Hoy en día
esa clínica que él dejó da atención
humana oportuna y eficiente a mucha gente, a mucha gente necesitada
tal como él lo quiso. ¿ Por qué estoy aquí, con este testimonio?
Estoy aquí porque yo creo que una imagen como la de
Félix Ortega no puede quedar poco a poco yendo al olvido.
Yo creo que es importante que nosotros aquí en Huancayo,
en esta región tan hermosa, sepamos rescatar los valores
humanos, políticos y profesionales del Chaleco Félix
Ortega. Yo creo que algunos mensajes que se han dejado a Huancayo,
a sus pacientes que fueron sus grandes protegidos, a su familia
pero también a la juventud. Huancayo perdió un
líder bastante importante. Yo no recuerdio, señores
miembros de la Comisión de la Verdad un entierro, un
cortejo fúnebre más apoteósico que el
de Félix Ortega Arce. La calle Real se llenó aproximadamente
de cuatro cuadras de gente del pueblo y la gente más
modesta que quiso acompañarlo. Y esto es importante
decirlo, en el féretro que estaba en la clínica,
que estaba en el partido, que estaba en la Corde Junín
y todas las noches la gente que más lo acompañó hasta
el final fue la gente de pollera, la gente más pobre,
esa gente que con su gemir hizo escuchar al alma de Félix
Ortega en el cielo el gemir de todo un pueblo. ¿ Qué más tenemos que decir al pueblo
de Huancayo que el día de hoy está presente con
todos ustedes? Tenemos que decir que la gente de Huancayo,
los jóvenes de Huancayo no tienen porque buscar ejemplos
fuera de esta ciudad para poder ser grandes y tener un horizonte
señero. Si nosotros queremos buscar a una persona leal
a una causa política, miremos a Félix Ortega
Arce. Él fue una persona leal con su partido y nunca
se cambió de camiseta. Miren ustedes, jóvenes
de Huancayo, jóvenes del Perú lo que tenemos
en este momento. Miren ustedes, algunos congresistas que se
cambian de camiseta todos los días para tratar de ver
como pueden seguir surgiendo personalmente a costa de arrastrarse.
Miren ustedes como tenemos algunos miembros del gobierno que
antes tenían ideologías del fusil y hoy en día
se visten de terno pero están dándonos, queriendo
darnos lecciones de liberalismo político. Miren ustedes
algún tipo de prensa, jóvenes de Huancayo, que
se vendió al poder de Fujimori. Eso jamás lo
hubiera permitido Félix Ortega. Si ustedes quieren ver
el ejemplo de un profesional brillante, miren al Chaleco de
Huancayo; si ustedes quieren ver el ejemplo de una persona
que ha sido buen padre, miren al Chaleco Félix Ortega
también.
Señores miembros de la Comisión, mi intervención
no va a ser demasiado larga, va a ser concreta pero quisiera
que sea meditada y escuchada por todos ustedes. Hay dos cosas
que quisiera pedir a la Comisión, la primera es una
reiteración del pedido que hizo la viuda de Hernán
Licerá Fierro. Todos los muertos por la violencia en
el Perú en esa década nefasta de 1980 tienen
los mismos derechos. Yo no estoy de acuerdo en que solamente
a los familiares de la Cantuta, a los familiares de Barrios
Altos se les indemnice. Y no lo digo por mi familia, porque
nosotros hemos sido enseñados por mi padre a no pedir
nada a nadie, porque nosotros hemos podido salir solos, sin
ayuda de nadie. Pero hay mucha gente que ha quedado desamparada,
hay mucha gente que no ha tenido que comer y el ejemplo que
ustedes han visto el día de hoy es simplemente una pequeña
muestra de todo lo grande del daño que ha habido en
Huancayo. Huancayo, a diferencia de Ayacucho, de Cusco, de
otros lugares, ha tenido una característica especial.
Acá ha habido un asesinato absolutamente selectivo contra
los dirigentes, sobretodo del partido aprista. Quiero que sepan
ustedes que el partido aprista ha perdido más de treinta
dirigentes en esa década, nos han diezmado. Quiero que
sepan ustedes que Huancayo ha tenido un baño de sangre
lamentable y terrible porque una cosa es que yo les cuente
y otra cosa es que ustedes vivan todos los días, a las
seis de la tarde, el correr de las balas en la calle Real porque
eso fue Huancayo hace quince años. Lo segundo, yo quisiera
pedirles a todos ustedes que en virtud a su experiencia, a
su conocimiento porque son gente ilustre y culta, que en virtud
a ello ustedes actúen y en eso confío. Actúen
con imparcialidad, con justicia, con conocimiento y con sabiduría.
No se olviden ustedes señores comisionados y que si
hay algún partido en este país que ha sufrido
en carne propia el aniquilamiento, ha sido el partido aprista.
Y no desde ahora, lo fue en 1932 cuando en Chan Chán
cayeron 3000 ó 6000 mártires. El partido aprista
ha sido perseguido por la derecha más extrema del Perú pero
también por la izquierda más irracional. El partido
aprista ha sido perseguido por Sendero pero también
por el MRTA. Pero, sin embargo, hemos pasado dictadura tras
dictadura, vivimos a Leguía, vivimos a Sánchez
Cerro, vivimos a Odría, a Velasco, a Fujimori pero también
vivimos la insanía del comunismo obcecado. Eso quisiera
pedirles a ustedes, no nos olvidemos, por último, que
el Apra como doctrina es un partido que sigue vigente en el
Perú. Hoy en día somos y en este momento paso
a hablar ya no como hijo de Félix Ortega sino como dirigente
aprista de Junín, como subsecretario departamental,
de que el partido aprista en todo caso seguirá trabajando
por los más necesitados. Porque cuando aprista caiga
seguirán dos apristas saliendo al frente. Porque nosotros
los apristas somos valientes, porque nosotros los apristas
somos consecuentes con nuestra doctrina, porque nosotros los
apristas seguiremos trabajando por el Perú por más
violencia que haya habido. Pero también los apristas,
(voces de la multitud….) pero también los apristas……
- Señores, se ruega silencio para que el testimoniante
concluya, se ruega silencio por favor………..Por
favor, un último ruego a los señores asistentes.
-
Estamos por terminar. Estaba terminando mi alocución,
señores miembros de la Comisión de la Verdad,
diciéndoles también por último que el
partido aprista sabe perdonar, que el partido aprista es un
partido que busca la paz, pero que la paz tiene que buscarse
con la justicia porque sin justicia y paz no va haber progreso.
Perdón y paz, perdón y paz es lo que pide el
partido aprista. Muchas gracias.
(Aplausos del público)
- Silencio, por favor.
- Bien, eehh, quisiera reiterar a nombre
de la Comisión
el pedido por favor a los asistentes que para mantener las
mismas reglas de juego que tienen estas audiencias en todos
los lugares se abstengan de, eehhh, digamos hacer manifestaciones
dentro del, del salón. Eeehh, bueno, eehhh, doctor Ortega,
muchísimas gracias por, por su testimonio, muchísimas
gracias también por su franqueza. Justamente creo que
la comisión tiene la tarea delicada de escuchar a todos,
de respetar la libertad de todos y de tratar de encontrar también,
no es cierto, aquellos puntos que a partir de la violencia
terrible que nos toca investigar puedan ayudar a los peruanos
a unirnos. Ese es el sentido de nuestro trabajo. Eeehh, quisiera,
aaahh, decirle a usted y decir a su familia, eehh, y decir
a todos los presentes que creo que ha sido muy importante que
el día de hoy a la par que hemos oído testimonios
tan tremendos, tan dolorosos de violencia, hayamos encontrado
tanta dignidad, tanta honestidad, tanta fuerza, tanto coraje
en muchas de las personas que han venido. Que hayan venido
oficiales de la policía, que han dicho con una enorme
generosidad que creen, como lo acaba de decir el doctor Ortega,
en que todos los muertos tienen, todos los familiares tienen
los mismos derechos, en que no se quiere venganza. Creo que
de esa manera esperamos que la, el trabajo de la Comisión
de la Verdad permita que vayan saliendo así como tienen
que salir las cosas obscuras que desgraciadamente hemos protagonizado
los peruanos, que salgan tantas cosas valiosas que son el gran
capital humano, el gran capital moral que tiene este país.
Les agradecemos a ustedes nuevamente, a la familia Ortega,
al doctor Ortega y les agradecemos a todos el acompañamiento
en este día de trabajo que continuará mañana.
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